¿Quién moderará el debate?

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Ante un escenario complejo, tenso, intenso y rudo en la batalla por la presidencia de la República en el 2018, los debates anunciados por el Instituto Nacional Electoral (INE) pueden jugar un papel decisivo en el ánimo de los electores, para decidir por quién van a votar.

Dependerá del formato que la autoridad electoral determine para llevarlos a cabo. Ya se habla de que serán mucho más flexibles que los anteriores, acartonados y en ocasiones hasta aburridos. Sería ideal que el debate fuera entre dos, porque cuando es entre tres o entre cuatro o más, se dispersa.

Ocurre que si es entre cuatro, tres se lanzan contra el que consideran favorito, para tratar de reducir sus expectativas. O se da una batalla de dos contra dos. O todos contra todos.

Pareciera que el año siguiente solo habrá tres candidatos compitiendo por la presidencia, debido a las alianzas que preparan los partidos. No veo llegar a ningún independiente, por la dificultad para alcanzar el número de firmas de apoyo exigidos en al menos 17 entidades. Por cierto, haría bien el INE en informar como van los aspirantes presidenciales en los estados, porque es probable que algunos se hayan concentrado en determinados lugares, donde suponen son más conocidos, y  desentendidos de la mayoría.

En el supuesto de que el escenario sea de tres candidatos, o hasta de cuatro, puede ser posible debatir de dos en dos candidatos, hasta que cada uno de ellos haya debatido con los otros tres. Es conveniente por la importancia de que la sociedad o los electores tengan una mejor medición de las capacidades de quienes compiten por la presidencia. México merece el Tête à tête o mano a mano, face to face, para que nadie se escabulla, agazape ni eluda responder cuestionamientos como lo podría hacer en un debate de tres, cuatro o más aspirantes. Vale la pena considerar la opción.

En cuanto a los moderadores, es acierto que vayan más allá de dar la palabra, leer preguntas e informar que el tiempo se ha terminado al orador. Positivo que puedan hacer observaciones, acotaciones cuando el candidato ignore o desatienda la pregunta o incluso diga una mentira.

Por eso la relevancia de la selección de los moderadores. ¿Qué les parece un hombre y una mujer para ir acorde con la equidad de género? Hay compañeros que pueden hacer muy bien este trabajo. Por ejemplo, Guadalupe Juárez con Sergio Sarmiento, respetuosos, agudos e incisivos para preguntar. Carlos Loret de Mola y Ana Francisca Vega, el primero impetuoso; la segunda, joven, inteligente y precisa. Joaquín López Dóriga y Maria Amparo Casar, los dos con muy amplia experiencia; Joaquín experto para hacer preguntas, María con dominio temático. René Franco y Denise Maerker; el primero conductor de programas de espectáculos, culto y conocedor de la política, veloz para identificar lo importante; Denise, titular del noticiero estelar de Televisa, solo tendría que evitar precipitación y no atropellar respuestas. Nicolás Alvarado y Karla Iberia Sánchez; el primero, muy culto y sabe preguntar; la segunda, experta reportera y ahora conductora; Pepe Cárdenas y Paola Rojas; Pepe, no hay duda de su agudeza y capacidad para hacer preguntas; Paola, cuidadosa de su trabajo. También el INE  puede invitar a Leonardo Curzio, Ricardo Rocha, Leo Zuckermann, Ciro Gómez Leyva, Javier Tello, Adriana Pérez Cañedo, Denise Dresser, Javier Alatorre, Jaime Guerrero, Francisco Zea, Óscar Mario Beteta y Carmen Aristegui. La lista de expertos es larga.

En el 2018 debemos ver y escuchar los mejores debates en la historia de México. La clave está en el formato.

Arturo Zárate Vite

 

 

Es licenciado en periodismo, egresado de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, con mención honorífica. Se ha desempeñado en diversos medios, entre ellos, La Opinión (Poza Rica, Veracruz) Radio Mil, Canal 13, El Nacional, La Afición y el Universal. Más de dos décadas de experiencia, especializado en la información y análisis político. Ejerce el periodismo desde los 16 años de edad.

Premio Nacional de Transparencia otorgado por la Secretaría de la Función Pública, IFE, Consejo de la Comunicación, Consejo Ciudadano por la Transparencia e Instituto Mexicano de la Radio. Su recurso para la protección de los derechos políticos electorales del ciudadano logra tesis relevante en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con el fin de conocer los sueldos de los dirigentes nacionales de los partidos.

Además, ha sido asesor de la Dirección General del Canal Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Coordinador General de Comunicación y Proyectos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Es autor del libro ¿Por qué se enredó la elección de 2006, editado por Miguel Ángel Porrúa.

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