Hartazgo social mexicano

Justicia
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El fastidio social se percibe prácticamente en todos los ámbitos de la sociedad mexicana y la historia que te voy a contar es una muestra de un caso concreto pero que sin duda refleja lo que sucede en el país. La descomposición, el desgaste de los valores, el hartazgo.

“¡Cállense, dejen dormir!”, gritó una señora octogenaria al asomarse por la ventana de su casa, en pijama, con la mirada puesta en la construcción vecina, edificio habitacional de cinco niveles. Las siete de la mañana y en domingo. Seguro que no está permitido. Por lo menos ya no han vuelto a trabajar el séptimo día. La desmañanada ya es costumbre, desde las 5:00 horas cuando empiezan a llegar los trabajadores. Una hora después, puntual, día a día, el silbato del vendedor de café y pan.

Debo aclarar que para nada busca esta historia criticar a los trabajadores de la construcción ni mucho menos al panadero, porque es la forma que tienen para ganarse raquítico sustento. El no respetar la normatividad y el desorden no es responsabilidad de ellos.

Medidas de protección civil en la obra no se ven. No hay nada que resguarde a los peatones que utilizan la banqueta, cuando se puede, porque con frecuencia está ocupada por tabique o arena o por la mesa que utilizan los vendedores de la inmobiliaria. Hay ocasiones en que la mesa y la sombrilla, que protege del sol a sus ocupantes, está en el arroyo, en la calle.

La manta publicitaria que anuncia la venta del inmueble y que atraviesa la calle, ha permanecido. Cada vez que la quita personal de la delegación, porque no está permitida, en el mismo día la vuelven a poner empleados de la empresa. El juego de quitar y poner.

Hay días en que el volumen del radio con música popular alcanza niveles que parecen salir de una fiesta o antro. “¿Dónde estás?”, me preguntó un amigo cuando hablaba con él por teléfono. “Escucho mucho ruido. ¿Tienes fiesta?”, fue su comentario y pregunta. Apenas era mediodía.  La canción “Escándalo” con la Sonora Dinamita. Tuve que salir de la casa a solicitar que le bajaran al volumen.

La patrulla de esas de color azul marino y las siglas SSP veo que visita la construcción periódicamente. Baja el copiloto, entra a la obra, sale a los pocos minutos. Arranca la unidad. Se va como llegó, sin hacer ruido.

Antes, en ese sitio, había una casa de tres niveles en un terreno de aproximadamente 500 metros. La vendieron y fue demolida, para construir ahora el edificio de doce departamentos. Previamente, personal delegacional, en un camión de redilas, llegó para talar dos árboles que estaban en la banqueta.

El ajetreo de la maquinaria pesada afectó barda, plafón de la sala y fracturó cuarto de lavado de casa aledaña. La propietaria se conformó con el ofrecimiento de que serían reparados los daños.

La luminaria pública tiene meses encendida, mañana, tarde y noche.

De todo esto que te cuento, hasta ahora, nadie ha presentado queja alguna ante la autoridad. Supongo que obedece a que el ciudadano sabe de antemano que de poco o nada va a servir. Y que conste, esta historia sucede en una simple obra en la delegación Benito Juárez de la Ciudad de México, administrada por militantes de Acción Nacional.

Muestra de una descomposición lamentable.

Arturo Zárate Vite

 

 

Es licenciado en periodismo, egresado de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, con mención honorífica. Se ha desempeñado en diversos medios, entre ellos, La Opinión (Poza Rica, Veracruz) Radio Mil, Canal 13, El Nacional, La Afición y el Universal. Más de dos décadas de experiencia, especializado en la información y análisis político. Ejerce el periodismo desde los 16 años de edad.

Premio Nacional de Transparencia otorgado por la Secretaría de la Función Pública, IFE, Consejo de la Comunicación, Consejo Ciudadano por la Transparencia e Instituto Mexicano de la Radio. Su recurso para la protección de los derechos políticos electorales del ciudadano logra tesis relevante en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con el fin de conocer los sueldos de los dirigentes nacionales de los partidos.

Además, ha sido asesor de la Dirección General del Canal Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Coordinador General de Comunicación y Proyectos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Es autor del libro ¿Por qué se enredó la elección de 2006, editado por Miguel Ángel Porrúa.

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