A Rocío Nahle García le tocó bailar con la más fea. De las personas mencionadas en Palacio Nacional con perfil para competir por la candidatura de su partido a la presidencia de la República, es la que tiene el reto más grande, rescatar el sector energético.
Desde el anuncio de José López Portillo en el sentido de que México se tenía que preparar para administrar la abundancia, por el repunte del precio internacional del petróleo, hasta el ofrecimiento en el sexenio de Enrique Peña Nieto de que su reforma energética bajaría precios de hidrocarburos y tarifas de electricidad, el saldo ha sido desalentador.
En ningún caso, ni Pemex ni la CFE, recobraron resplandor. La petrolera empezó a caer en sus números y la electricidad se encareció. La situación de la primera está complicada y medidores internacionales dudan de un próspero futuro. La segunda tiene inquietos a inversores privados por el camino que ha tomado la estrategia del nuevo gobierno.
Para Rocío Nahle es prueba de fuego. Tiene en contra el argumento de que se ha colocado en segundo término a las energías limpias y de que se impulsa una estrategia energética que va contracorriente de lo que hace el mundo para reducir contaminación.
Por anticipado, la estrategia oficial es acusada de retroceso, cuando todavía las acciones están en proceso, como la construcción de la refinería Dos Bocas, el saneamiento de Pemex, incremento de la producción del crudo y el desarrollo del sector eléctrico.
Sorprendió la adquisición de la refinería de Texas. Acabaría con el envenenado comentario de que se le vendía petróleo y lo regresaba a nuestro país transformado en gasolinas, a precio mayor. Se espera que esta acción favorezca el abasto del mercado nacional.
Es evidente que el presidente Andrés Manuel López Obrador tiene toda la confianza en Rocío, no se explicaría de otra manera la enorme responsabilidad de la secretaria de Energía.
Ingeniera petroquímica, egresada de la Universidad de Zacatecas, ha sido diputada (coordinadora de su grupo) y senadora, ligada a organizaciones de ingenieros petroleros (“Constitución 1917”) e integrante del Comité Nacional de Estudios de Energía de América Latina y el Caribe.
Su participación en reunión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) generó dos versiones. La suya de que la posición de México sobre reducción de producción petrolera había sido aplaudida y la de quienes negaron que nuestro país fuera ovacionado por los árabes.
A diferencia de sus competidores y competidoras por la candidatura presidencial, Rocío tiene la desventaja de que su sector ha sido descuidado por muchos años, saqueado por servidores públicos y dirigentes sindicales, acusados de corrupción en perjuicio de Pemex, sobre todo.
El compromiso de la pasada campaña de que las gasolinas costarían menos a los mexicanos, sigue pendiente. Igual en el caso del gas y no se quedan atrás las tarifas eléctricas.
Los tiempos están en contra, porque ya vamos hacia la mitad del sexenio. Se entiende que la reordenación no puede ser rápida. Exige tanto que quizás a Nahle no le quede espacio para pensar en la grande, aunque la enliste el presidente de la República.
Los obstáculos de Rocío para el 2024
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