Cuando un equipo que está en la segunda división de futbol, asciende a primera, es obligado que se refuerce con figuras que tengan experiencia en el máximo nivel mexicano o en el extranjero.
Mantenerse con el mismo equipo, solo con los jugadores que tuvieron una destacada actuación para llegar a la liga mayor, tiene sus riesgos. Es aventurado suponer que todos ellos van a dar el estirón y van a estar a la altura de la nueva competencia. Algunos lo conseguirán, otros se quedarán en la medianía; en esas condiciones se estará en desventaja ante rivales que tienen años de jugar en el principal circuito, con más colmillo y maña.
Peor si con el mismo equipo se hacen planes para conquistar el campeonato de la primera división, porque en el corto o mediano plazo se va a estrellar, perderá con los grandes. Si tiene suerte y le favorece el calendario de juegos, enfrentaría en las jornadas iniciales a quienes se caracterizan por ocupar lugares de la media tabla de posiciones para abajo. A estos los puede sorprender, empatarles o hasta ganarles, aunque sea por la mínima diferencia.
Hasta ahora, en el futbol mexicano lo usual es que el equipo que asciende, busque refuerzos, que no serían las estrellas del momento porque tampoco tendría el dinero para contratarlas, pero sí con el empuje para hacer un papel decoroso en la primera temporada.
Xolos de Tijuana es un caso reciente. A cinco años de su fundación en la segunda división y a 18 meses de haber llegado a la primera, logró su primer campeonato de liga. Hubo planeación, un buen entrenador, los refuerzos necesarios y un empresario con dinero.
Les cuento esta historia del salto de la segunda a la primera, porque en la política también se dan esos ascensos. Es precisamente lo que sucedió con el equipo mexiquense. Estaba en la segunda (en el gobierno estatal) y llegó a la primera (gobierno federal).
Nada más que el equipo no se reforzó y prácticamente empezó a jugar con el mismo cuadro que le funcionó en el estado de México. No todos han estado a la altura e hicieron falta los refuerzos. Faltó gente de más experiencia y capacidad política. El resultado hasta ahora no ha sido el esperado. Todavía se está a tiempo de apuntalar posiciones. Podría ser un error traerlos de la cantera mexiquense cuando el país necesita jugadores hechos, experimentados.
Pareciera esta analogía fuera de lugar, pero no. Ya todos saben que Cuauhtémoc Blanco fue registrado como precandidato para la alcaldía de Cuernavaca. Ha sido y es una estrella del balompié. Es popular, lo quiere la gente. Sin embargo, su sabiduría y experiencia deportiva no es suficiente para triunfar en la política, también necesita de un buen equipo, refuerzos, políticos de carrera.
Si el cree que con su fama y simpatía bastan para ganar las elecciones, puede llevarse una sorpresa.
En estos tiempos, ni en la política ni el futbol funciona la improvisación para tener éxito, se requiere equilibrio en el equipo, la combinación de la experiencia con el dominio de la teoría.
Refuerzos del fut y la política
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