Para el 10 de mayo, las madres tienen garantizado que la familia va a estar en casa, al menos. No podrán salir a comer ni a ningún otro sitio, salvo que quieran exponer su salud. Los hijos estarán cerca, en la sana distancia, sin abrazos ni besos, todo el día y la noche, como ha sido desde que empezó la emergencia.
A diferencia de otros años, por el Coronavirus no hay preparativos para el acostumbrado festival en escuelas ni en instituciones públicas ni privadas, ni en plazas ni parques.
Tampoco niños y niñas ocupados en elaborar con ayuda de profesores una artesanía de regalo. Anulados planes para llevarla a comer u organizarle velada musical, las mañanitas con trio, mariachi o los amigos y amigas que van de casa en casa para halagar a su respectiva progenitora. Integrantes de familia, si quieren, en su hogar, podrán bailar y cantar.
La venta de flores no es una actividad esencial, pero quizás haya más de un atrevido que abra su expendio con la esperanza de que lleguen habituales compradores en busca del ramo o flor favorita de la madre. No dejaría de ser una acción de riesgo para las partes. Quienes acostumbran ir al panteón, tendrían que esperar mejores tiempos.
También están cerrados restaurantes, aunque más de uno ofrece servicio a domicilio, que será alternativa de quienes puedan pagar la comida. Otra opción, con menos recursos económicos, hijos e hijas, meterse a la cocina y preparar algo sencillo. Es un día en que la madre quiere trato de reina, no hacer nada.
El festejo maternal exigirá creatividad para que no pase desairado o disminuido ni alcance escenario virtual. Hay que dar por hecho que algo extraordinario ocurrirá, porque madre solo hay una y es venerada mucho más que cualquier padre en el mundo.
Creatividad sobra en la sociedad, la hemos visto en especial en estos días con los internautas; sus imágenes, videos o “memes”, divertidos unos, ácidos y agresivos otros. Creativos. También gente que se asoma por la ventana o por el balcón para cantar o aplaudir al personal médico.
Las calles de la ciudad no se atestarán de autos y mucho menos a la hora de la comida o de la cena. Dejará de ser el día rompe récords por el excesivo tiempo utilizado para llegar al restaurante o a la casa designada para el festejo. Así se ponía el tránsito o tráfico.
La oportunidad es para los que han venido recorriendo calles con su música: el trompetista, el tamborilero, el organillero y el marimbero. Por unas cuantas monedas, dispuestos a tocarle o cantarle a la madre. El tiempo, dependerá del monto de la propina.
El Día de la Madre, el Coronavirus amenaza con imponer condiciones al festejo.
Coronavirus y Día de la Madre
Typography
- Font Size
- Default
- Reading Mode