Un mexicano en Harvard

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Francisco Javier Careaga Franco, mexicano de 29 años de edad, egresado de la Universidad Panamericana, ahora está en la Universidad de Harvard y ahí se abre la posibilidad de llegar a codearse con hijos de ricos o de personajes poderosos en el mundo.javier-entrevista

Sabe que puede relacionarse o hacerse amigo de un potencial gobernante, de cualquier continente. Hasta su compañero de habitación entraría en esa ruleta de la fortuna universitaria.

En broma y en serio, entre sus condiscípulos, se saludan con un “cómo está usted presidente”, por lo que pueda suceder el día de mañana. Él se imagina el momento en que tome su teléfono y le llame a un amigo que esté en la silla presidencial. Probabilidad.

Situación normal, explicable por el nivel académico. Todo el que está en esa institución de Cambridge, Massachusetts, tiene algo que lo distingue y hace diferente, no estrictamente por su dinero.biblioteca

Javier es un irreverente de la educación tradicional, contestatario, no se traga sin masticar lo que diga un maestro y su actitud ha causado enojo y recelo en más de un mentor o profesor en México. Se ha atrevido a decirles “usted no me aporta nada” o “lo que dice usted no es cierto”.

En Harvard la polémica es lo del día. Se estudia y se cuestiona. La discusión es una forma de aprender. Rebatir es el método preferido, con argumentos. La comprensión es obligada. Memorizar no es la mejor alternativa. El estudio exige tiempo completo.

La plática con Javier en dos tiempos, en el acto conmemorativo del consulado15 de septiembre organizado por el consulado de México en Boston en el Hall Room del State House de Massachusetts y en la facultad de leyes de Harvard, donde estudia la maestría en derecho, que concluye en mayo del año próximo.

Es delgado, con frente amplia, cabello corto, al ras de su generador de ideas. Su estructura oral es interminable. Le apasiona el derecho ligado a las nuevas herramientas de la comunicación. También la antropología social, conocer el comportamiento de las sociedades e instituciones. Prepara estudios sobre lo que se debe hacer en materia de derechos humanos, en particular en el terreno digital.

Tiene dos hermanos, igual o más inteligentes, según sus palabras. Su mayor peso se concentra en el intelecto. No le desagrada que se le diga que tiene perfil para presidir Microsoft.

Su padre siempre le ha dicho que es un error de cálculo suponer que va a vivir de una herencia. Le ha dejado en claro que cada uno crea su propia vida, y si después de que te han dado las principal-2herramientas de la educación, no puedes salir adelante, “es cosa tuya”.

Para estudiar en Harvard, Javier Careaga Franco recibe financiamiento  de seis instituciones, entre bancos y organismos públicos. Está endeudado. No le asusta. Bromea y dice que en esas condiciones no se va a casar, porque primero deberá pagar los créditos.

90 mil dólares el costo de sus estudios por un año, en pesos el monto crece con el deslizamiento cotidiano de la moneda y se aproxima a los dos millones.

No se ve angustiado por el tema monetario, lo que lo ocupa es el estudio. No hay tiempo para otra cosa. Acudir a una reunión social le provoca puertaremordimiento, porque “hay mucho que leer”.

Preparar una clase le significa leer un mínimo de 200 páginas en inglés, idioma que domina al cien por ciento, lo aprendió en Londres. También habla francés. Es tal el nivel de enseñanza en la universidad estadounidense que para las evaluaciones, el estudiante puede tener el libro abierto a su lado y no encontrar las respuestas.

Entre sus maestros está el director jurídico del FBI. No vaciló en decirle en su cara que el plan nacional de seguridad está incompleto. En el análisis del documento de acceso público, estuvo en desacuerdo a que se pase por alto o se ignore que el problema de las drogas involucra a los países consumidores, no solo a los proveedores.

Para la fiesta patria mexicana se vistió de traje; para el recorrido por la salonuniversidad, de mezclilla y una camiseta azul con  la famosa marca del caballito. Entramos a la facultad de leyes de Harvard por una puerta lateral, porque existe la leyenda de que si pasas por la principal, no logras graduarte. Cierto o falso, prefiere ser precavido y usa el acceso alternativo.

En el monumento a John Harvard, fundador de la universidad, hay fila para tocarle el zapato izquierdo, que por lo mismo luce lustroso. Otra leyenda, puedes pedir un deseo y te lo cumple. No hay pruebas de que suceda. Lo que es un hecho es que los traviesos acostumbran a bañar ese zapato con orín. Javier no lo toca. Yo, hago lo mismo que los turistas, principalpalparlo.

Como si tuviera muchos años de vivir en Harvard, actuó de guía para el periodista, para recorrer los salones de clases, las bibliotecas, el edificio Memorial que recuerda a los combatientes de la Guerra Civil o de Secesión, así como a los muertos de la primera y segunda guerra mundial, el campus de los estudiantes de leyes. Lo único que no quiso hacer con su invitado fue la inspección del dormitorio, para no invadir la privacidad de su compañero de habitación. También hubo tiempo para ir a la Escuela de Gobierno John F. Kennedy, en el final de la entrevista. Sentados, cerca de una ventana, los rayos solares se internaban y partían en diagonal la imagen de Javier, seguro de sus respuestas, nervioso al tomarle fotos.

Como es de suponer, una inteligencia como la de Javier Careaga está enterada de lo que sucede dentro y fuera de la escuela, de los acontecimientos en México y en los Estados Unidos, de las competencias políticas.tocar-zapato

En la Universidad Panamericana fue presidente de la única sociedad de alumnos de la Facultad de Derecho. En Harvard participa en una de la más de 50 sociedades de alumnos de la escuela de leyes, para organizar eventos culturales y actividades sociales, con fines académicos.

Los universitarios, organizados y unidos, consiguieron que eliminaran el escudo de armas de la facultad porque alguien descubrió que pertenecía a una familia que fue esclavista. Hubo protestas y plantones con ese propósito. Javier llegó a Harvard después de dicho suceso.

En el caso de México, para las elecciones del 2018, ve remoto que el PRI pueda mantener el poder, porque no consiguió renovarse como lo ofreció y sigue con viejas prácticas. Descarta el éxito de Andrés Manuel López Obrador “porque es bueno para criticar, malo para proponer; contradictorio, por su pregonada preocupación por los pobres y construir un segundo piso para los automovilistas (cuando era jefe de gobierno del extinto Distrito Federal) que representaban el 12 % de la población con mejor estatus económico en la ciudad”.

Tampoco le da posibilidades al PRD, “no tiene líderes y Mancera carece de perfil para gobernar el país y no es carismático”.

Del PAN comenta que dependerá del candidato. Considera a Margarita Zavala como la más viable, pero no porque sea la mejor, sino por ser la menos peor de los aspirantes a la presidencia.

“Otra vez, en 2018, votar por el menos peor”.

Eso sí, advierte, si en México gana López Obrador y en Estados Unidos, Donald Trump, “me voy para Nueva Zelanda”.

Sonríe.

Arturo Zárate Vite

 

 

Es licenciado en periodismo, egresado de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, con mención honorífica. Se ha desempeñado en diversos medios, entre ellos, La Opinión (Poza Rica, Veracruz) Radio Mil, Canal 13, El Nacional, La Afición y el Universal. Más de dos décadas de experiencia, especializado en la información y análisis político. Ejerce el periodismo desde los 16 años de edad.

Premio Nacional de Transparencia otorgado por la Secretaría de la Función Pública, IFE, Consejo de la Comunicación, Consejo Ciudadano por la Transparencia e Instituto Mexicano de la Radio. Su recurso para la protección de los derechos políticos electorales del ciudadano logra tesis relevante en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con el fin de conocer los sueldos de los dirigentes nacionales de los partidos.

Además, ha sido asesor de la Dirección General del Canal Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Coordinador General de Comunicación y Proyectos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Es autor del libro ¿Por qué se enredó la elección de 2006, editado por Miguel Ángel Porrúa.

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