El ministro Cossío y la ecología
El texto del ministro José Ramón Cossío Díaz estaba escrito de los dos lados de las hojas que llevó para participar en la presentación del libro “Reformar sin Mayorías” de María Amparo Casar e Ignacio Marván.
Las hojas no descansaban sobre la mesa, las levantaba con sus dos manos para leerlas.
Flanqueado por testigos de lujo como la propia María Amparo y el doctor Sergio López Ayllón, director general del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE). Ambos lo observaban de cerca, constataban que el ministro escribió de los dos lados de cada una de las hojas.
En un momento Cossío pareció perder la línea, buscó en las dos caras de la hoja y pronto encontró donde se había quedado, siguió su intervención.
La última hoja sólo la leyó de un lado, porque ahí terminaba su reflexión sobre el libro de los académicos, sin embargo, se veía que esa hoja ya había sido utilizada en la parte de atrás y para no confundirse estaba marcada con una raya roja.
Por supuesto, hablar de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, tema del libro de Amparo e Ignacio, tiene la mayor relevancia, pero también de una acción que revela cultura ecológica y austeridad de un jurista como el ministro Cossío Díaz.
Sin desperdiciar papel.
Hay que recordar que el 85 % de los papeles que utilizamos proviene de bosques que no se vuelven a regenerar, que mueren y desaparecen.
Además, según estadísticas de organismos defensores de la naturaleza, en los últimos cincuenta años se ha perdido en el mundo una superficie de bosques equivalente a China y la India juntas.
Un árbol produce poco más de 300 hojas blancas de papel, por lo que no faltara quien considere que es una acción menor la del ministro, pero si cada uno de nosotros la hiciera, los bosques estarían más que agradecidos. Son los que ayudan a mantener el equilibrio ecológico y la biodiversidad.
Bien por la cultura ecológica del ministro Cossío que, en este caso, también representa ahorro de pesos públicos.