-¿Qué los perredistas no son ateos? –preguntó el Papa Juan Pablo II al cardenal Norberto Rivera.
-Todos son ateos –contestó.
El cardenal había sido el conducto para avisarle al pontífice que el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, jefe de gobierno del Distrito Federal, quería entregarle las llaves de la ciudad.
No daba crédito a la invitación ni sabía con certeza el protocolo a seguir en un acto con gente de izquierda que años atrás había reprobado los viajes del Papa a México.
En su cuarto viaje, en enero de 1999, Cárdenas decidió darle las llaves.
Norberto supuso que sería un acto breve y sugirió que Juan Pablo II se concretara a recibirlas.
La ceremonia organizada por los perredistas, con discurso de Cárdenas.
El Papa agradeció la distinción y justo en ese momento vio que los asistentes empezaron a sacar rosarios y escapularios de sus bolsillos. También mostraron imágenes de la Guadalupana.
Sin dudarlo se dispuso a darles la bendición.
Una vez terminado el acto, ya de regreso a la nunciatura apostólica, el Papa recordó las palabras iniciales del cardenal.
-¿No me habías dicho que eran ateos?
-Bueno, esto es México –respondió Norberto para tratar de explicar el comportamiento de Cárdenas y sus colaboradores.
La anécdota fue relatada por Valentina Alazraki, en la presentación de su libro México siempre fiel en el Club de Industriales.
Nadie mejor que ella para hablar de los cinco viajes de Juan Pablo II a nuestro país.
El nuncio Pierre Christophe Pierre y Joaquín López Dóriga le acompañaron en la presentación.
También asistió su maestro Jacobo Zabludovsky quien cuando Valentina tenía 17 años de edad, le dio el trabajo de ser corresponsal de Televisa en Roma.
Bendición papal para perredistas
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