-¿A qué te dedicas? –preguntó uno de los reporteros.

-Soy agricultor.

-¿Qué siembras?

-Maíz y frijol.

Era el año de 1993 y la primera vez que Joaquín “El Chapo” Guzmán había sido detenido.

Como ahora, la noticia corrió velozmente por las redacciones de los medios de comunicación.

Entonces quien esto escribe era reportero de Imevisión (canal 13); por la premura de la información y por estar a la mano, recibí la instrucción de trasladarme con un camarógrafo al penal de Almoloya, ahora del Altiplano.

La verdad, especializado en información política, escaso conocimiento tenía del historial del delincuente. Sabía que era muy peligroso y que por ello lo habían trasladado al penal de máxima seguridad en el estado de México.

Más de veinte reporteros llegaron al lugar y todos, sin excepción, pasaron las medidas de seguridad, que incluyeron quitarse la ropa, uno por uno, revisión minuciosa. Después, a caminar por los pasillos, no se abría una puerta si la de atrás no había sido cerrada desde un centro de control con vidrios blindados y cámaras de video. Entramos a un pequeño patio y ya estaban en el centro, vestidos con ropa del reclusorio, color caqui, “El Chapo” y su novia.

Los reporteros, fotógrafos y camarógrafos formaban una “L”, sin quitarle la mirada al capo.

Acostumbrado a las conferencias de prensa en el mundo político, esperaba que alguien empezara a dar la palabra.

No tenía planeado preguntar, sabía poco de los antecedentes del delincuente.

Los demás compañeros eran de la fuente de policía y con dominio de lo que había que hacer en estos casos.

Empezaron a soltar preguntas.

Se veía tranquilo el detenido, sin perturbarse ante el interrogatorio, con respuestas propias de quien se dedica al campo, no a sembrar droga sino alimentos básicos, granos.

La novia con los labios apretados, sin proferir palabra.

Había que hablar fuerte para que se escuchara la pregunta.

-¿A qué te dedicas?

-Soy agricultor – contestó con un tono de frialdad y seguridad.

La mirada de El Chapo” sin fijarla en nadie.

Cinco preguntas directas con respuestas cortas y se acabó la conferencia de prensa.

La nota, como se dice en el medio periodístico, era la detención de Joaquín Guzmán.

Camino hacia el canal del Ajusco, pensé que de ese sitio, después de ver las medidas de seguridad, ni una mosca es posible que se escape.

“El Chapo” fue trasladado al penal de Puente Grande en Jalisco, con medidas de seguridad similares al de Almoloya o Altiplano, el 22 de noviembre de 1995.

El 19 de enero de 2001, en el gobierno del panista Vicente Fox,  “se escapó” de Puente Grande, supuestamente en un carro de ropa sucia, al que se subió en la zona de lavandería, después de pasar lista. Una historia fantasiosa y de película.

Hoy está de nuevo en Almoloya y fue reaprehendido en un gobierno encabezado por un priísta.

El texto del ministro José Ramón Cossío Díaz estaba escrito de los dos lados de las hojas que llevó para participar en la presentación del libro “Reformar sin Mayorías” de  María Amparo Casar e Ignacio Marván.

Las hojas no descansaban sobre la mesa, las levantaba con sus dos manos para leerlas.

Flanqueado por testigos de lujo como la propia María Amparo y el doctor Sergio López Ayllón, director general del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE). Ambos lo observaban de cerca, constataban que el ministro escribió de los dos lados de cada una de las hojas.

En un momento Cossío pareció perder la línea, buscó en las dos caras de la hoja y pronto encontró donde se había quedado, siguió su intervención.

La última hoja sólo la leyó de un lado, porque ahí terminaba su reflexión sobre el libro de los académicos, sin embargo, se veía que esa hoja ya había sido utilizada en la parte de atrás y para no confundirse estaba marcada con una raya roja.

Por supuesto, hablar de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, tema del libro de Amparo e Ignacio, tiene la mayor relevancia, pero también de una acción que revela cultura ecológica y austeridad de un jurista como el ministro Cossío Díaz.

Sin desperdiciar papel.

Hay que recordar que el 85 % de los papeles que utilizamos proviene de bosques que no se vuelven a regenerar, que mueren y desaparecen.

Además, según estadísticas de organismos defensores de la naturaleza, en los últimos cincuenta años se ha perdido en el mundo una superficie de bosques equivalente a China y la India juntas.

Un árbol produce poco más de 300 hojas blancas de papel, por lo que no faltara quien considere que es una acción menor la del ministro, pero si cada uno de nosotros la hiciera, los bosques estarían más que agradecidos. Son los que ayudan a mantener el equilibrio ecológico y la biodiversidad.

Bien por la cultura ecológica del ministro Cossío que, en este caso, también representa ahorro de pesos públicos.

En los más de 20 años que he ejercido el periodismo, nunca imaginé enfrentar una situación como en la que me ocupo para acreditar mi inocencia en las instancias legales. Más de 40 pruebas he ofrecido, entre ellas diversos testimonios, peritajes y la declaración de mujeres y hombres, una docena de testigos, a fin de que flote la verdad y evitar se cometa una injusticia.

Hago público mi reconocimiento y la confianza que tengo en el poder judicial, en su imparcialidad para desahogar el proceso y hacer valer mi derecho de presunción de inocencia.

Este episodio que para mi ha sido una pesadilla sólo lo puedo entender como consecuencia de una inercia de administraciones anteriores que no cuidaron la pulcritud en el ejercicio de la impartición de justicia y que lamentablemente me llevaron a permanecer cinco días en diciembre pasado en un penal de máxima seguridad, a ser víctima de tortura como se puede observar en las fotografías que acompañan este escrito y sufrir incomunicación.

Fui torturado, brutalmente agredido por personal de seguridad del Centro Federal de Readaptación Social Número 1 “Altiplano”. El Juez Cuarto de Distrito en Materia de Procesos Penales  Federales en el Estado de México, con sede en Toluca, certificó la existencia de golpes y de inmediato dio vista al Ministerio Público para que se investigara el caso.

Cada vez que me golpeaban los agresores, recordaban y me reprochaban que hubiera trabajado en derechos humanos, en la CNDH, en donde mi familia presentó una queja.

Además, hay constancia de que fui puesto a disposición de un juez un día después de ser detenido.

La injusticia que se está cometiendo en mi contra también ha llegado al extremo de pretender cancelar mi derecho al trabajo y proveer a mi familia del sustento que nos permita alcanzar la realización humana.

Se que la voz de la autoridad es la que cuenta en estos procesos judiciales, por lo que lamento que haya quienes se hagan eco de opiniones mediáticas que no corresponden a las instancias legales, que atentan contra la presunción de inocencia e incurren en la difamación.

Está a la vista que el país ha entrado a una etapa de renovación y es lo que me hace, respetuosamente, llamar la atención del licenciado Enrique Peña Nieto, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos; del ministro Jesús Silva Meza, Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; del senador Ernesto Cordero Arroyo, Presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República; del diputado Francisco Arroyo Vieyra, Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados; del licenciado Miguel Ángel Osorio Chong, Secretario de Gobernación; del licenciado Jesús Murillo Karam, Procurador General de la República, de los medios de comunicación y organismos defensores de los derechos humanos, con la certeza de que la  mentira y la invención de presuntos delitos son inadmisibles en un Estado que pregona y busca la justicia en todos los sentidos.

La defensa, con pruebas, la seguiré haciendo, como lo he dicho, en las instancias correspondientes en las que tengo plena confianza.

Mi reconocimiento a los amigos que creen en mi porque saben de mi vida y trayectoria profesional, apegadas a Derecho.

A mi esposa y a mis hijos les digo que los amo.

Respetuosamente,

Arturo Zárate Vite

Periodista

Hasta ahora son 52 mujeres las que han recibido reconocimiento por su desempeño profesional dentro y fuera de nuestro país.

Año con año se ha venido eligiendo a quien se ha distinguido por su actividad en los ámbitos de la cultura, la ciencia, el arte y la política.

Rosario Castellanos, Dolores del Río, María Elena Medina Mora, Fela Fábregas, Julieta Fierro Gossman, Ana María Cetto, Marinela Servitje, Olga Sánchez Cordero y Yoloxóchitl Bustamante, entre otras, han sido premiadas por el Patronato Nacional de la Mujer del Año.

Ahora correspondió a la magistrada María del Carmen Alanis Figueroa, la primera mujer en ocupar la presidencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

Es egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México y tiene una maestría del London School of Economics.

Fundadora del Grupo de Trabajo de Jurisprudencia Electoral de América.

Su carrera como servidora pública se ha significado en las instituciones electorales y en el poder judicial.

Disciplinada, estudiosa, persistente y plural. La estridencia no es lo suyo. Se concreta a la aplicación de la ley.

El ascenso profesional  la puede llevar en los próximos años a convertirse en integrante de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Por lo pronto, ya tiene otro premio que recibió en un acto que encabezó el presidente Enrique Peña Nieto.

El  doctor Emilio Rabasa Gamboa era el protagonista de la película académica. Se había convocado a ministros y magistrados para que fueran testigos de la develación de una placa con su nombre.

Se le concedió el uso de la palabra. Agradeció las muestras de afecto y el reconocimiento que le hacía el Tecnológico de Monterrey campus ciudad de México.

A su lado estaba el ministro Guillermo Ortiz Mayagoitia, quien está a punto de terminar su periodo en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el último día del mes de noviembre.

Sus palabras dieron un giro de 360 grados. Elogió la trayectoria del ministro y consiguió que los asistentes aplaudieran de pie. El jurista conmovido por el momento inesperado, complacido. Su semblante duro se transformó. Lo iluminó una sonrisa. Estaba contento.

Rabasa compartió el pastel de los reflectores y recordó que fue el propio Ortiz Mayagoitia quien hace seis años inauguró la Sala de Prácticas Judiciales, que el primero fundó para la enseñanza de los juicios orales y en beneficio de los estudiantes de Derecho.

Se develó una placa con el nombre de Emilio Rabasa Gamboa, porque tuvo el tino de crear esa sala, la primera en una institución de educación superior en nuestro país.

Testificaron el acto los ministros Guillermo Ortiz Mayagoitia y Margarita Luna Ramos. La magistrada María del Carmen Alanis, así como los académicos Mario Álvarez Ledesma y Arnoldo Ruiz García.

Los juicios orales en materia penal son diferentes al sistema norteamericano porque en México el juez determina la inocencia o culpabilidad del procesado, no un jurado de ciudadanos, explicó Rabasa.

Ahí mismo el homenajeado presentó su libro La reforma penal de los juicios orales.

Lo que quiere Rabasa es que cada vez haya un mayor conocimiento de estos juicios, que por mandato constitucional tendrán que aplicarse en todo el país, tarde o temprano. Lo que falta es la legislación secundaria. Hasta ahora los únicos que ya terminaron de adaptar sus leyes son Estado de México, Morelos y Chihuahua.

Arturo Zárate Vite

 

 

Es licenciado en periodismo, egresado de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, con mención honorífica. Se ha desempeñado en diversos medios, entre ellos, La Opinión (Poza Rica, Veracruz) Radio Mil, Canal 13, El Nacional, La Afición y el Universal. Más de dos décadas de experiencia, especializado en la información y análisis político. Ejerce el periodismo desde los 16 años de edad.

Premio Nacional de Transparencia otorgado por la Secretaría de la Función Pública, IFE, Consejo de la Comunicación, Consejo Ciudadano por la Transparencia e Instituto Mexicano de la Radio. Su recurso para la protección de los derechos políticos electorales del ciudadano logra tesis relevante en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con el fin de conocer los sueldos de los dirigentes nacionales de los partidos.

Además, ha sido asesor de la Dirección General del Canal Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Coordinador General de Comunicación y Proyectos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Es autor del libro ¿Por qué se enredó la elección de 2006, editado por Miguel Ángel Porrúa.

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