A sus 94 años de edad, Ifigenia Martínez, la diputada más longeva en toda la historia del poder legislativo, empoderada por una trayectoria profesional que no tiene igual, bella e inteligente desde su juventud, con una lucidez admirable, escribió la página de la historia mexicana que quizás nunca imaginó, entregarle la banda presidencial a una mujer, a la doctora Claudia Sheinbaum.
Estampa de la política nacional imborrable, el momento en que la maestra Ifigenia, ilusionada con el acto desde que le avisaron que ella entregaría la banda presidencial, hizo su mayor esfuerzo físico para levantarse de su asiento como presidenta de la sesión de Congreso General y con la sencillez que le caracteriza, admitir: ¡híjole! apenas si me puedo parar”.
Con la ayuda de la asistente militar y el auxilio de la Doctora Claudia Sheinbaum, presidenta de México, y el expresidente Andrés Manuel López Obrador, la diputada cumplió con el ritual de la transmisión del poder, recibir la banda del mandatario saliente y entregársela a la mandataria entrante.
El ritual había sido cumplido, como quería, con una emoción inocultable en su rostro, sobreponiéndose al deterioro físico que ocasiona del paso del tiempo y del que nadie está exento.
Ifigenia estaba feliz. Haber llegado en silla de ruedas y con un tanque de oxígeno al Palacio Legislativo de San Lázaro, estuvo lejos de ser un impedimento para ponerle broche de oro a su respetable carrera política.
1 de octubre de 2024, histórico en la política nacional, con imágenes que tendrán vida eterna y para ser consultadas cuando se quiera saber que pasó el día que llegó la primera mujer a la presidencia de la República.
A pesar de los encontronazos previos entre los tres poderes de la unión, por las diferencias sobre la reforma judicial, ahí estuvieron en el salón plenario los representantes de cada uno.
No faltó nadie de los ministros y ministras de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). La mayoría de ellos no están convencidos de la elección popular de juzgadores y han criticado la reforma. Hay jueces y magistrados que han promovido suspensiones o amparos para tratar de frenarla, lo que ha generado cierta incertidumbre.
Las diferencias no fueron obstáculo para que la Doctora Claudia Sheinbaum, presidenta de México, al llegar al recinto, a la zona de presídium, se acercara a saludar a la ministra presidenta Norma Piña, quien ya estaba en su silla. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, en su mensaje reafirmó la posición de su gobierno con respecto a la reforma, por si alguien tiene dudas.
Piña sólo una vez aplaudiría el discurso de la Doctora, cuando se refirió a la evolución de la mujer en nuestro país.
Otro personaje de este día memorable fue el ex presidente Andrés Manuel López Obrador. Aclamado como pocos, sobre todo por sus seguidores y aliados, en el final de su gobierno.
No saludó a la ministra presidenta. La cortesía y afectos de López Obrador fueron para el senador Gerardo Fernández Noroña, presidente de la mesa directiva del Senado, y la diputada Ifigenia. Acentuó su emotividad al ver llegar y saludar a Claudia Sheinbaum, la nueva presidenta.
Hubo romería de diputados y senadores para saludar y tomarse la selfi con López Obrador, escena que contrastaría con la que vivía la ministra Piña, parecía desairada sóla en su asiento, sin que nadie se le acercara. La oposición, sobre todos los panistas, se dio cuenta y pronto hicieron fila para saludarla.
La Doctora Claudia Sheinbaum, con serenidad y seguridad, rindió su protesta como presidenta de México.
Su mensaje exhibió los cimientos del segundo piso de la Cuarta Transformación.