Urge ordenar el cuarto (Nini 3)
Su cuarto ya se acostumbro al desorden. La ropa sucia en el piso, los libros fuera de su lugar y el closet vomitando uno de sus cajones. José, de 16 años de edad, empieza a perder el juego de su futuro.
Había dado el salto de Nini a estudiante con un vigor que hacía suponer que se convertiría en un modelo a seguir. Dedicado a su escuela, cumplidor con sus tareas, respetuoso, promedio por arriba de 8. Perfilaba para emprender el vuelo. Esporádicas salidas a fiesta.
Todo iba bien. Inesperadamente se desentendió otra vez de sus deberes escolares, volvieron las bajas calificaciones. Una mala señal lo ha sido el desorden en su dormitorio. De nada han valido las advertencias. Los consejos, como siempre lo han dicho las abuelas, entrando por un oído y saliendo por el otro.
Otra vez al borde de retomar la camiseta del Nini. Sólo un milagro, una sacudida divina podrá salvarlo. Se le reconoce su inteligencia, es capaz, listo, pero flojo. Para su desgracia se ha dejado acercar un compañero que parece influenciarlo para retomar el camino equivocado.
A José se le están acabando las cartas. Se aproxima a desperdiciar una tercera oportunidad y puede ser la última.
Es guapo, simpático cuando se lo propone, fuerte. Le gusta el ejercicio. Y como casi ocurre con los jóvenes de su edad, pegado al teléfono, al ipad. Consumidor diario de refresco. Disfruta las pizzas y las ensaladas con lechuga. Pregona que le encanta la música. Toca el piano. El detalle musical en su contra es que no se esmera en cuidar el teclado.
Anda de mal humor, brusco en sus comentarios y respuestas. Gesticulaciones que omiten la educación y cortesía.
José va hacia el despeñadero. Sus padres y maestros han encendido los focos rojos. El reto es rescatarlo.
Urge que vuelva el orden a su cuarto.