Al gobernador de Tabasco Arturo Núñez Jiménez lo conozco desde que era director general del Instituto Federal Electoral en 1993. Después lo traté como diputado federal, más tarde como subsecretario de Gobernación y luego senador. Como gobernador, solo dos o tres veces hemos coincidido en reuniones o conferencias en la Ciudad de México. Político trabajador e inteligente, operador natural, conoce las entrañas del poder, del PRI y del PRD.
Dialogador, tranquilo y con la capacidad para saber defenderse, no es dejado, tampoco bronco. Conciliador, respetuoso de las instituciones. Hasta ahora, no le he escuchado ni he leído declaración suya en la que despotrique contra el presidente de la República, Enrique Peña Nieto.
Ha logrado el sueño del político, gobernar su estado natal. No lo consiguió como priísta sino como perredista.
37 años militó en el PRI, 11 años lleva en el PRD. En su carrera política ha ocupado cargos en los tres niveles de gobierno, municipal, estatal y federal. Es un político-político, paisano de Andrés Manuel López Obrador. Por supuesto que se conocen perfectamente.
Los dos con el colmillo retorcido, con raíces prístas. Andrés Manuel estuvo en el PRI 18 años, dirigió a los priístas de Tabasco en 1983. En 1988 se cambia de camiseta e ingresa al PRD. Fue dirigente nacional del Partido de la Revolución Democrática y jefe de gobierno en la Ciudad de México. Deja al PRD después de perder la segunda elección presidencial y crea su propio partido, Morena, que en el 2014 obtiene su registro.
Arturo y Andrés Manuel han convivido como priístas y perredistas. Ahora son adversarios. En las elecciones presidenciales de 2006 y 2012, Andrés Manuel obtuvo miles de votos de sus paisanos. El sur ha sido uno de sus bastiones. Se ignora si lo seguirá siendo en el 2018, por la sencilla razón de que el gobernador no está de su lado. Arturo tiene la experiencia y el conocimiento para restarle seguidores en Tabasco a López Obrador, porque bien dice el dicho que para que la cuña apriete, tiene que ser del mismo palo. Los dos nacieron en Tabasco y se formaron en el PRI.
La ventaja de Arturo es que está en el ejercicio del poder y sabe como ejercerlo. No pierdan de vista que su antecesor todavía paga la entrega de malas cuentas a los tabasqueños.
Andrés tiene la simpatía del paisanaje y seguro muchos volverán a darle su voto, pero todo indica que por debajo de las estimaciones optimistas de su equipo y las cifras de las dos pasadas elecciones presidenciales.
Hace más de un quinquenio que el morenista dejó de ser aliado y compañero de Arturo Núñez.
El voto de Núñez en Tabasco
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