La verdad, “independientes”, ni los de Cataluña. ¿Independientes de qué o de quién? En un mundo globalizado, comunicado, ya no se puede hablar de independencia. En el caso de Cataluña, me parece que sus habitantes lo que han querido es tomar distancia del gobierno de Mariano Rajoy, del que están seguramente decepcionados, pero no creo que su plan sea desconectarse del resto de los habitantes de España, de Europa o del mundo. Lo que tiene a disgusto a las sociedades es el saldo de quienes han llegado al poder. No han conseguido mejorar la calidad de vida. Por lo contrario.
Los catalanes pronto se van a dar cuenta que esa independencia de la que hablan solo está en el papel, no en la vida cotidiana.
En México, los “independientes” dicen ser los que aspiran a cargos de representación popular. Puede ser a diputado, alcalde, senador, jefe de gobierno de la ciudad de México y presidente. De acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española, independiente tiene varios significados. El primero es que “no tiene dependencia, que no depende de otro”. ¿Quién puede declararse independiente bajo esta premisa?. Nadie. Todos, de una u otra forma, dependen de alguien o de algo, para vivir o desarrollar cualquier actividad. El segundo significado es autónomo. ¿Quién realmente es autónomo en estos tiempos? No lo conozco. Ni el más rico del mundo es autónomo, porque para ser el más rico del mundo, ha necesitado y necesita de los demás. Tercera definición, que sostiene sus derechos y opiniones sin admitir intervención ajena. Tampoco existe la persona que esté al margen de su entorno, de sus lecturas y los medios. En el mundo globalizado, no existe el “independiente” auténtico, real.
En todo caso, hay que hablar del aspirante que no tiene ni simpatiza con partido alguno. En México, no perder de vista que hay quienes están interesados en competir en las elecciones del 2018 y tienen un pasado militante, sobre todo los más conocidos y sonados en los medios.
Aclarado que esa independencia es ahora, en mi análisis, solo ficción, pasamos al punto de la recolección de firmas para alcanzar el reconocimiento de candidato por parte del INE.
Esta vez me voy a referir a los que quieren la silla presidencial y el número de firmas que tienen que reunir para obtener el registro. En los términos de la ley, la autoridad electoral les ha pedido a cada uno 866 mil 593 firmas de apoyo de ciudadanos con credencial de elector, que deberán de recolectar en un plazo de 120 días. Para lograrlo tienen que sumar diario 7 mil 222 firmas. Nadie cuenta con la estructura humana para conseguirlo. Incluso, tengo mis dudas si entre todos, entre los 48 inscritos, pueden alcanzar dicha cifra.
En la primera semana, la que más firmas recolectó fue Margarita Zavala, pero muy, muy lejos del promedio diario que se requiere. Sumó 13 mil 33 cuando tenía que haber llegado a 50 mil 554 firmas. Haría bien el INE, en aras de la transparencia, como lo hace con su padrón y listado nominal en su página de internet, informar diario el número de firmas recolectadas, para evitar sorpresas o repuntes sospechosos. Dato relevante para electores.
Para la mayoría de los competidores, por no decir todos, alcanzar las 866 mil 593 firmas es prácticamente imposible, una ilusión, máxime que deben recolectar un porcentaje determinado por la misma ley electoral, en al menos 17 entidades de nuestro país.
Ilusión de candidatos independientes
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