Era común en el pasado el comentario de que estudiar periodismo era de lo más fácil para tener una profesión.
Sin embargo, la realidad es distinta, tiene y exige una gran responsabilidad, una actuación ética, capacidad de investigación, imparcialidad, equilibrio informativo, objetividad en lo posible, respeto y servicio social.
Con las redes sociales o nuevas herramientas de comunicación, el calificativo, la parcialidad, la agresión y la mentira se han convertido en lo más común. A la mano de muchos esa difusión.
En aras de preservar la libertad de expresión, se puede escribir el mensaje que se quiera, aunque el difamador, de ser identificado, se expone a enfrentar una demanda que puede poner en riesgo su patrimonio.
Corresponde a los periodistas dar el ejemplo del mejor uso que se le debe dar a los medios.
Debido a descuidos, desatenciones o intereses, han surgido nuevas clasificaciones de periodismo:
Periodismo ficción: el autor construye una versión y se la cree.
Periodismo “buena fe”: el autor publica lo que dice una de las partes porque le parece que esa es la “verdad”.
Periodismo de “intere$”: el autor atiende al que paga.
Hay otro que es muy conocido y persiste a pesar de ser criticado. Se trata del periodismo amarillista, en donde el autor magnifica la nota.
Más vale enderezar el rumbo antes de que el periodismo pierda toda credibilidad en la sociedad.
Riesgos del periodismo en México
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