Javier vs. Javier

Poder legislativo
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El Kramer vs. Kramer mexicano, una analogía del libro del estadounidense Avery Corman. No es exactamente una pareja de casados que se divorcian y luego se disputan la potestad del hijo. En nuestro caso se trata de Javier Corral Jurado y Javier Lozano Alarcón que militan en el mismo partido y los dos aseguran servir y proteger a la sociedad.

Tienen el mismo nombre de pila, abogados, senadores, articulistas de El Universal, expertos en telecomunicaciones y fundadores de organismos especializados en este tema; ambos acusados de servir a intereses de personajes preponderantes de la comunicación, ellos lo niegan.

Se supone que por traer la camiseta azul, ser del mismo equipo, tendrían que ir de la mano, sobre todo si su objetivo es darle la mejor atención a los gobernados, que serían como sus hijos, haciendo referencia a la historia del escritor norteamericano, que se hizo película.

Por supuesto, como en la novela, el hijo (la sociedad) no sabe exactamente porque se pelean sus “padres”. Y los dos Javier juran que luchan por darle una mejor vida a su dependiente político, por democratizar la función de los medios y garantizar la libertad de expresión.

La manzana de la discordia es la reforma secundaria en telecomunicaciones.

Cada uno, a su manera, echa mano de sus recursos y estrategia para sacar adelante su posición. Tienen un pasado que ha dejado huella, en diferentes tonos y profundidades.

Lozano empezó a crecer bajo la sombra de la administración priísta, en los gobiernos de Carlos Salinas y Ernesto Zedillo. Con el segundo se convirtió en presidente de la Comisión Federal de Telecomunicaciones. Después se cambió de camiseta y Felipe Calderón lo hizo secretario del Trabajo, en donde exhibió aspereza para las relaciones y rudeza  en sus expresiones. Nunca lo admitió pero todavía existe un chino llamado Zhenli Ye Gon quien se quejó de que el político poblano lo presionó con un “copelas o cuello”.

También dejó la marca al participar en los casos de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro y Mexicana de Aviación. Las dos empresas ya no existen. Los electricistas que siguieron al dirigente sindical Martín Esparza lograron una tajada del erario, pensión mensual de alrededor de 30 mil pesos para cada uno. Los trabajadores de Mexicana, con menor suerte, engrosaron las filas del desempleo.

Con ese mismo estilo impositivo, en su calidad de presidente de la Comisión de Comunicaciones y Transportes del Senado, sin cuidar las formas con su propia bancada y partido, pretendió sacar el dictamen de la reforma de telecomunicaciones en el periodo ordinario de sesiones del Congreso de la Unión. Se pospuso el debate para un extraordinario.

Javier Corral, con origen panista en su militancia de partido, carrera legislativa, también ha sido diputado, conoce de medios desde la infancia. Ejerció el periodismo y llegó a ser subdirector de un diario de su estado natal Chihuahua. Como legislador no hay iniciativa suya para mejorar la situación laboral de periodistas, en ingresos y prestaciones.

Ha sabido acercarse y aliarse con perredistas. Compitió sin éxito con las siglas del PAN, PRD y Convergencia por la gubernatura. Desde entonces, por la contratación de publicidad para su campaña, de la que todavía le reclaman el pago, trae diferencias con la empresa Televisa.

En su nueva batalla, formó un frente con el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, Javier Sicilia, Daniel Giménez Cacho, Alfredo Figueroa y Francisco Hernández Juárez. Corral presumió la participación “espontánea” de la sociedad en la cadena humana que se hizo el domingo 26 de abril de Los Pinos a Televisa. Lo que no dijo es que en esa cadena la mayoría de las manos fueron de trabajadores del sindicato de telefonistas y de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), comandados por el veterano líder Hernández Juárez.

Por si algo faltara a esta disputa, Javier Lozano quiere a Ernesto Cordero en la presidencia del PAN y Javier Corral la reelección de Gustavo Madero. Se define el 18 de mayo. Otro elemento más que contará a la hora de que el panismo fije su posición final.

A la vista el pleito es por las leyes secundarias. Las reglas con que funcionarán las actuales y nuevas empresas de la televisión. Ya se hizo el anuncio de que nacerán dos cadenas más de televisión. Como expertos, Lozano y Corral saben lo que esto significa.

En el Kramer contra Kramer mexicano, en los dimes y diretes, por ahora Corral ha demostrado más labia y operación política. El pleito no ha terminado. Lozano rechaza que su proyecto de dictamen pretenda limitar la libertad de expresión. El otro opina lo contrario.

Alguno de los dos ganará y le dirá a la sociedad que también ha ganado, que la libertad de expresión quedó a salvo.

La sociedad, como el hijo en la novela de Corman, con el tiempo se adaptará a las condiciones del vencedor.

Arturo Zárate Vite

 

 

Es licenciado en periodismo, egresado de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, con mención honorífica. Se ha desempeñado en diversos medios, entre ellos, La Opinión (Poza Rica, Veracruz) Radio Mil, Canal 13, El Nacional, La Afición y el Universal. Más de dos décadas de experiencia, especializado en la información y análisis político. Ejerce el periodismo desde los 16 años de edad.

Premio Nacional de Transparencia otorgado por la Secretaría de la Función Pública, IFE, Consejo de la Comunicación, Consejo Ciudadano por la Transparencia e Instituto Mexicano de la Radio. Su recurso para la protección de los derechos políticos electorales del ciudadano logra tesis relevante en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con el fin de conocer los sueldos de los dirigentes nacionales de los partidos.

Además, ha sido asesor de la Dirección General del Canal Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Coordinador General de Comunicación y Proyectos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Es autor del libro ¿Por qué se enredó la elección de 2006, editado por Miguel Ángel Porrúa.

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