Su varita mágica ha perdido poder. Ya no tiene el mismo efecto como cuando la utilizaba desde la residencia oficial de los Pinos para atender necesidades sociales o impulsar campañas. Todo mundo la miraba encantadora, sencilla, discreta, amigable, inteligente. Con cualidades hasta para colocarla en la antesala de una candidatura presidencial. Halagada y admirada por los grupos de poder, el político, económico y social.
La historia de Margarita Zavala, la esposa de Felipe Calderón, la que ocupó cargos directivos en su partido y fue legisladora, antes de convertirse en la primera dama de México.
Recuerdo cuando llegó a la asamblea legislativa del Distrito Federal. Pasó desapercibida casi para todos. Felipe todavía no era declarado presidente electo por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Si llevaba seguridad o escolta, era muy discreta.
Al recinto de Donceles entró sola, como cualquier otro visitante. Seria, con zapato bajo y ropa holgada. Esbozó una sonrisa al saludar a este periodista. Le hice ver que quizás era la última vez que caminaba sin cerco de seguridad y con franco acceso para platicar.
-Una vez que vivas en Los Pinos, todo va a ser diferente, no volveremos a conversar como en esta ocasión –comenté.
Ella descartó ese escenario. Nos despedimos y siguió su camino dentro del recinto legislativo. Iba al encuentro de compañeras de su partido. Avanzó como llegó, sin que nadie la identificara.
Después, durante su estancia en la residencia presidencial, dos o tres veces la volví a saludar, con la fugacidad que obliga el protocolo y la agenda de una primera dama. Era ya parte del escenario previsto, el de la varita mágica, el del poder y la política, el de tomar decisiones propias de la pareja del mandatario y participar en reuniones de los círculos de influencia.
Con esa aire e impulso que da el actuar como primera dama, cuando sobran los amigos y amigas ocasionales, los aplaudidores, que a veces se llega a creer que se conservan al dejar Los Pinos, Margarita se atrevió a grabar un video y difundirlo por YouTube, en apoyo de Ernesto Cordero.
Sin embargo, su varita mágica no surtió efecto, comprobó que ha perdido la fuerza que da el ejercicio del poder.
Margarita ahora es únicamente la esposa de un ex presidente. Ya no es la misma que encontré en el recinto de Donceles pero tampoco la primera dama que vivió seis años en Los Pinos.
La varita mágica de Margarita
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