Hace seis años había tensión e incertidumbre. La oposición de “izquierda” amenazaba con no dejar entrar al recinto de San Lázaro a Felipe Calderón.
Bloqueos por casi todos los accesos, menos en esa puerta oculta del salón plenario. Por ahí llegó para colocarse la bandera presidencial y rendir protesta ante senadores y diputados.
Por supuestos que hubo jaloneos, gritos, insultos, pancartas, temores, nervios.
En medio de la maraña incivilizada se le abrió paso y Calderón pudo cumplir con el protocolo constitucional.
Ahora el toca a Enrique Peña Nieto. Esta vez los vientos le favorecen al próximo mandatario. Quizás no sea tersa y amorosa la toma de posesión pero están dadas las condiciones para que prevalezca el respeto, la civilidad.
Por lo pronto los gobernadores y el jefe de gobierno del Distrito Federal que arribaron al poder por la vía del PRD ya anticiparon, al propio mexiquense, que asistirán a la ceremonia.
Marcelo Ebrard dobló las manos y le rindió honores al presidente Calderón en la inauguración de la nueva línea del metro.
El Soy 132 se redujo a 131.
Andrés Manuel anda ocupado en la construcción de su nuevo partido.
Los legisladores perredistas, senadores y diputados, marcaron su raya con los Lopezobradoristas (PT-Movimiento Ciudadano).
Además, la sociedad ya está harta de los escándalos de una izquierda entrenada para embaucar incautos.
Lo que resta es que el nuevo gobierno cumpla lo ofrecido y que la oposición haga mejores méritos para buscar la presidencia en seis años.
2012 ya es historia.
¿Y el 1 de diciembre?
Typography
- Font Size
- Default
- Reading Mode