¿Barbería para mujeres?

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En mi caso, por lampiño, estoy muy lejos de ser un potencial cliente de alguna barbería. Ni antes ni ahora. Cuando era niño entraba a una peluquería para corte de cabello. En la espera, veía a quienes eran prácticamente acostados en el reclinable sillón, con una toalla sobre sus ojos. El peluquero sacaba filo a su navaja en lo que parecía un cinturón de cuero, en el costado izquierdo del asiento. En la mayoría de los casos quitaba toda la barba, no recuerdo a nadie que le hicieran un delineado o estilo especial.

Hoy es moda traer barba. ¿Tienes? ¿Te gusta un corte particular o prefieres la cara “limpia”? ¿Te rasuras por tu cuenta con rastrillo o rasuradora eléctrica? ¿Vas o vuelves a ir a la barbería? Hay barberías hasta con spa en la Ciudad de México. No solo te arreglan la barba, también te hacen manicure, pedicure, corte de cabello, masaje y boleada de zapatos. Por la barba pueden cobrar de 200 a 300 pesos, el bigote tiene otro precio, menor. El corte de cabello igual o más. Depende del lugar al que vayas, aunque no hay mucha diferencia en los montos.

Antiguamente, en las peluquerías, cuando era infante, los clientes eran varones. Para las damas estaban los salones de belleza. Se transformaron en estéticas y ya no había distinción de géneros. Hombres y mujeres en el mismo lugar para embellecerse. Los primeros aprendieron a cuidarse las uñas de los pies y manos, dejarlas en manos del experto o experta.

El surgimiento de las barberías, por el nombre, pareciera que solo tienen servicio para caballeros. El nombre de barbería no es una invitación para mujeres. Ninguna tiene barba. La barba no es lo suyo. Quizás por eso no he visto que alguna entre a estos lugares.

Sin embargo, si alguna solicita que le corten el cabello, le hagan manicure o pedicure, no creo que le nieguen el servicio. Así como los varones empezaron a entrar a los salones de belleza y luego a las estéticas, las mujeres también se acostumbrarán a entrar a una barbería, donde les pueden arreglar el cabello. Doy por hecho que el barbero sabe cortar cabello a hombres y mujeres. Debe de contar con los servicios que puede ofrecer una estética.

Las barberías revivieron los viejos sillones de las peluquerías y el tubular o tubo azul, rojo y blanco, pintado en espiral, en algunos casos giratorio, colocado afuera del establecimiento.

El retro en el arreglo personal, otra vez la barba de leñador, profesional, sombreada, holandesa, forma de hacha o cola de pato. La Van Dyke, hipster, prisma, Mutton Chops, Verdi, collar. Al gusto del cliente.

Por supuesto, es más económico usar el rastrillo o la rasuradora eléctrica para quitarse toda la barba y el bigote, pero las modas mandan, nada más que implican un gasto extra.

Gracias a Dios yo soy lampiño.

Arturo Zárate Vite

 

 

Es licenciado en periodismo, egresado de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, con mención honorífica. Se ha desempeñado en diversos medios, entre ellos, La Opinión (Poza Rica, Veracruz) Radio Mil, Canal 13, El Nacional, La Afición y el Universal. Más de dos décadas de experiencia, especializado en la información y análisis político. Ejerce el periodismo desde los 16 años de edad.

Premio Nacional de Transparencia otorgado por la Secretaría de la Función Pública, IFE, Consejo de la Comunicación, Consejo Ciudadano por la Transparencia e Instituto Mexicano de la Radio. Su recurso para la protección de los derechos políticos electorales del ciudadano logra tesis relevante en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con el fin de conocer los sueldos de los dirigentes nacionales de los partidos.

Además, ha sido asesor de la Dirección General del Canal Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Coordinador General de Comunicación y Proyectos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Es autor del libro ¿Por qué se enredó la elección de 2006, editado por Miguel Ángel Porrúa.

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