Manlio Fabio Beltrones le puso número a su pronóstico y seguro que la cifra de nueve no fue ocurrencia. Quienes lo conocen, saben el cuidado que tiene para sus declaraciones y afirmaciones, lo que no quiere decir que esté exento de cometer errores.
Sin embargo, para anticipar por lo menos nueve triunfos en las elecciones del próximo domingo, primero midió fuerzas y capacidades; diseñó escenarios y evaluó posibilidades. En la batalla por sumar simpatizantes y desacreditar adversarios, su partido falló al integrar pruebas contra candidatos en Tamaulipas, tuvo que admitir que una foto no era de dicho estado sino de Michoacán.
Peor se vio la utilización de una mujer que acusaba de pederastia a Miguel Ángel Yunes Linares en Veracruz. La supuesta víctima salió a desmentirla. Bajeza imperdonable por el daño a inocentes pero explicable en la guerra sucia que acostumbran ahora los partidos, sin límite alguno.
A pesar de esos desatinos, la estrategia del PRI sigue en camino hacia el triunfo pronosticado. La experiencia de su líder, política, electoral, operativa y mediática, hace diferencia.
Ricardo Anaya no se atrevió a dar ninguna cifra porque el PAN está dividido y no tiene a los mejores candidatos. Las mayores posibilidades de éxito están en Puebla, pero no por el mismo partido, sino por el gobernador Rafael Moreno Valle que necesita la victoria con el fin de apuntalar sus aspiraciones para el 2018.
Anaya enfocó sus acciones y empeñó su prestigio con sus candidatos en Tamaulipas y Veracruz. En ambos casos metió las manos al fuego. Ya se broncearon sus extremidades y corre el riesgo de sufrir quemaduras.
Agustín Basave es un expriísta y académico que se convirtió en dirigente nacional a petición de perredistas incapaces de resolver sus problemas internos. Le apostó a las alianzas porque el partido, solo, en estos tiempos, es muy complicado que obtenga resultados favorables. Tampoco sus alianzas con el PAN son garantía, pero al menos lo mantendrán con vida, registro y presupuesto público.
Andrés Manuel López Obrador con Morena tampoco va a ganar ninguna de las 12 gubernaturas en disputa. Su principal adversario es él mismo, con declaraciones que lo pintan como intolerante, al excluir gente que disiente de su proyecto. Una actitud que no es nueva y que le resta simpatizantes hasta en su propia familia.
De cualquier manera, a pesar de él, aumentará su número de seguidores, sobre todo en Veracruz y en la Ciudad de México, en beneficio de sus planes para el 2018.
En la Ciudad de México, con la elección de diputados constituyentes, Morena consolidará su presencia. Más temprano que tarde terminará por desplazar al PRD.
De la cuarteta de dirigentes, Manlio (63 años) y Andrés Manuel (62) tienen un trabajo y traen una inercia para mantener vigentes sus aspiraciones.
Basave (57) deberá tener listas sus maletas por si hay necesidad de regresar a sus labores académicas. Anaya (37) tendrá que cerrar filas con Moreno Valle para no ceder espacio ni dejar la dirigencia a los calderonistas.
Manlio, Anaya, Basave y AMLO
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