Hasta ahora el proceso poselectoral de Aguascalientes parece no llamar la atención, como que a nadie le importa si se anulan o no las elecciones de gobernador del pasado junio. El caso se estudia en la sala superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Hay más que evidencias de que el candidato ganador Martín Orozco Sandoval contó con el apoyo del clero, molesto e inconforme por la iniciativa presidencial que regulariza los matrimonios del mismo sexo.
No es el único punto que juega en contra del panista. También está el hecho de que tiene una orden de aprehensión, desde su etapa como alcalde de la capital hidrocálida, por la compra-venta irregular de unos terrenos. El juicio jurídico se ha mantenido en impasse por el fuero que se cree protege a Martín, por ser senador con licencia.
Independientemente de si tiene o no fuero, lo que evalúan los magistrados de la sala superior es si fue determinante en el resultado la prueba de que los clérigos promovieron el voto en contra del PRI. No es nada sencillo hacer la medición, porque se puede alegar que los electores ejercieron su derecho de emitir el sufragio con absoluta libertad, sin la sombra de la sotana.
Lo que es indiscutible es que la iglesia católica mantiene una fuerte presencia en la mayoría de los estados del país. Aguascalientes no es la excepción. Prevalecen criterios y prácticas conservadoras.
Es cierto que en la Ciudad de México el número de católicos va a la baja y basta con observar que cada vez es menor la asistencia dominical en los templos, no se diga entre semana. Lo admiten los mismos religiosos o jefes del catolicismo.
También esos mismos religiosos saben que en los estados la situación es diferente y prevalece su influencia. Cualquiera que lo dude, que vaya a un templo de la llamada provincia, la devoción es mucho mayor. Por eso puedo decirte que la posición asumida en Aguascalientes sí le restó votos a Lorena Martínez Rodríguez, la hasta ahora candidata derrotada.
A pesar de esta realidad, que podría favorecer al PRI, existe la percepción de que no se quiere entrar al fondo del asunto; supuestamente se consideraría preferible dejar que Orozco Sandoval tome posesión el próximo diciembre y se convierta en el nuevo gobernador de esa entidad.
Hay condiciones para que el tribunal anule la elección y se convoque a un nuevo proceso.
Es probable que eso ocurra. Lo que le preocupa al PRI es que la tiene complicada para ganar en una segunda vuelta. Y si le aplican la misma medicina y vuelve a ser derrotado, la inercia adversa que trae para el 2018, se puede acentuar con un segundo fracaso en Aguascalientes.
Sin embargo, si Lorena y su equipo se aplican y logran convencer a sus directivos de que pueden triunfar en una elección extraordinaria, el éxito tendría un efecto contrario y podría darle oxígeno a las futuras aspiraciones presidenciales del partido en el poder.
Por lo pronto, a esperar la resolución del tribunal electoral.
¿Se cae Aguascalientes?
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