Ahorros en campañas electorales

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Por la pandemia, para los partidos políticos va a ser complicado gastarse hasta el último peso y centavo del financiamiento público en materia de campañas. Los tiempos y condiciones son distintos, las medidas sanitarias obligan a reducir actos masivos y servicios, como contratación de sillas, equipo de sonido, lonas y propaganda personalizada.
En la nueva realidad, ningún candidato de los más de 20 mil puestos en disputa en el país, podrá utilizar el dinero como se hacía en procesos anteriores a la aparición del Covid-19.
De acuerdo con lo publicado en el Diario Oficial de la Federación el pasado 3 de diciembre de 2020, la bolsa global de los partidos para gastos de campaña asciende a un billón 575 millones, 285 mil 638 pesos. Será interesante al final de la competencia ver quién gastó todo lo recibido y en qué servicios o acciones de propaganda.
En cifras redondas, Morena podrá disponer de 490 millones de pesos. El PAN, 269 millones. El PRI, 254 millones. PRD, 124 millones. PVEM, 118 millones. Movimiento Ciudadano, 114 millones. PT, 108 millones. Y los partidos de reciente creación, PES, RSP y FSM, cada uno, 31 millones.
Para política no hay dinero que alcance y menos en tiempos de campaña. Los candidatos siempre se han quejado en ese sentido. Culpan a sus partidos de escamotearles el recurso, aunque cada vez es más difícil por el control que ejerce el Instituto Nacional Electoral (INE) sobre el dinero público.
En esta ocasión, nadie podrá alegar el pago de múltiples actos masivos, alquiler de foros, desayunos, comidas, uso excesivo de luz y agua en oficinas, renta de casas de campaña, adquisición o renta de vehículos y edificios, transporte aéreo y autobuses.
Todo obligadamente limitado, porque primero está la salud de militantes y simpatizantes. A estas alturas, después de ver lo mortífero que ha sido el virus en el mundo y en México, donde rompió por mucho las cifras estimadas por las autoridades, nadie de los organizadores de eventos o candidatos va a querer exponer a sus potenciales votantes.
Sería irresponsable llevar a cabo mítines en los la gente esté codo con codo y sin cubrebocas. Por la salud de la población, indispensable que prevalezca la sana distancia.
Los partidos y candidatos tendrán que apoyarse sobre todo en sus creativos, en sus diseñadores de estrategias, para hacer llegar el mensaje a los electores, sin ponerlos en riesgo.
Disponen, gratis, porque así lo establece la ley electoral, de millones de spots en radio y televisión.
El INE tendrá que estar prevenido ante cualquier eventualidad, tomar medidas para proteger a funcionarios de casilla y votantes.
Se espera que para el 6 de junio la mayoría de la gente ya esté vacunada y Covid-19 bajo control, pero no perder de vista que el virus no tiene palabra y sí en cambio capacidad de mutar.
Por las circunstancias expuestas, los partidos deberán de terminar el proceso electoral con obligados ahorros, salvo que hagan magia para gastarse hasta el último centavo del financiamiento público en las campañas.

Arturo Zárate Vite

 

 

Es licenciado en periodismo, egresado de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, con mención honorífica. Se ha desempeñado en diversos medios, entre ellos, La Opinión (Poza Rica, Veracruz) Radio Mil, Canal 13, El Nacional, La Afición y el Universal. Más de dos décadas de experiencia, especializado en la información y análisis político. Ejerce el periodismo desde los 16 años de edad.

Premio Nacional de Transparencia otorgado por la Secretaría de la Función Pública, IFE, Consejo de la Comunicación, Consejo Ciudadano por la Transparencia e Instituto Mexicano de la Radio. Su recurso para la protección de los derechos políticos electorales del ciudadano logra tesis relevante en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con el fin de conocer los sueldos de los dirigentes nacionales de los partidos.

Además, ha sido asesor de la Dirección General del Canal Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Coordinador General de Comunicación y Proyectos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Es autor del libro ¿Por qué se enredó la elección de 2006, editado por Miguel Ángel Porrúa.

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