Para la segunda etapa del actual gobierno, con miras a la sucesión en el 2018, hay tres cabezas de grupo de poder político real, con estructura e influencia en la competencia por la candidatura presidencial del PRI.
El primero, en orden alfabético por su apellido, tiene su centro de operaciones en Insurgentes Norte, el segundo en Bucareli (centro) y el tercero en Constituyentes (poniente).
Manlio Fabio Beltrones Rivera acaricia la idea de ser nominado desde el proceso anterior, cuando titubeó en participar y arrancó con retraso su campaña, muy atrás de Enrique Peña Nieto.
Es el político con más experiencia, con más trayectoria, más identificado con la militancia y que explica su arribo a la dirigencia de su partido. Tiene de su lado a la mayoría de los gobernadores.
Alumno (subsecretario) de don Fernando Gutiérrez Barrios (RIP), con el que trabajó y aprendió en la Secretaría de Gobernación. Diputado, senador y gobernador de Sonora. Amigo de Luis Donaldo Colosio y relacionado con el ex presidente Carlos Salinas.
Cuenta con aliados dentro y fuera de su partido. Es alto su grado de aceptación en los medios de comunicación. Tiene colaboradores leales en los poderes ejecutivo, legislativo y judicial. La frase “colmillo retorcido” lo describe, no hay otro igual en la política nacional.
Por algo, el mismo Andrés Manuel López Obrador ha dejado correr la versión de que le teme al sonorense, sobre todo por ser un personaje informado, con expedientes confidenciales.
Está en una posición ideal para buscar la candidatura presidencial, siempre y cuando pueda esquivar el fuego amigo o las patadas por arriba y debajo de la mesa, una vez que se aproxime el tiempo de la nominación.
Miguel Ángel Osorio Chong representa el grupo Hidalgo. Está en la secretaría que, por lo menos en el papel, tiene la mayor fuerza política. Empezó con la aureola de supersecretario. No la ha perdido del todo. Se ha mantenido a pesar de la fuga de Joaquín Guzmán Loera. Supo eludir el escándalo del subsecretario ecologista Arturo Escobar.
Ha sido diputado y gobernador de Hidalgo, encargado de la seguridad (Ayotzinapa, Tlatlaya) y la política nacional. Su principal éxito público fue la negociación con los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional. También contribuyó a restarle activismo al movimiento disidente de la coordinadora magisterial. En derechos humanos, los hechos contradicen su discurso.
Sus aspiraciones repuntarían y volvería a la cabeza de la competencia interna solo si Guzmán Loera “El Chapo” fuera recapturado.
De cualquier manera, es innegable que es un personaje influyente, con vínculos óptimos en Los Pinos.
Luis Videgaray Caso es el que tiene más grados académicos de la trilogía. Doctor en economía, con especialidad en finanzas públicas, por Massachusetts Institute of Technology. El más cercano de los tres a Enrique Peña Nieto. Forman parte de su equipo Aurelio Nuño y Antonio Meade, secretarios de Educación Pública y Desarrollo Social.
Su poder e inteligencia son reconocidos por propios y extraños. Dejó testimonio de su influencia en la elección de Norma Piña y Javier Laynez como nuevos ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Alumno de Pedro Aspe Armella, quien fuera secretario de Hacienda en el gobierno de Carlos Salinas.
¿Si es cierto que es muy inteligente, entonces por qué no saca al país de la crisis?, es la pregunta y crítica que le hacen.
También hay un sector que no ha dejado de reprocharle la forma en que adquirió su casa de Manilalco.
Estos son los tres aspirantes con poder real para competir en el PRI por la candidatura presidencial.
Trilogía del poder político
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