Intestino legislativo

Poder legislativo
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Cuando alguno de sus órganos falla, el pleno de la Cámara de Diputados o del Senado, empieza a mostrar mala cara, hace gestos y tiene dificultades para respirar, a la vista de muchos, de quienes asisten al recinto legislativo y de los que observan la transmisión por el Canal del Congreso.
El pleno cameral es el rostro y ahí se refleja cualquier desarmonía o disfunción interna. Lo que no debería suceder si se supone que los legisladores son gente que tiene experiencia política y cuentan con asesores especializados para atender y entender temas técnicos.
Valga la analogía con el cuerpo humano. La junta de coordinación política, donde están los coordinadores que representan a las diferentes bancadas, sería el corazón, parte medular de la operación legislativa. Los comisiones funcionarían como los pulmones.
Si las comisiones no hacen correctamente su trabajo, por supuesto que las consecuencias se van a reflejar en el rostro, en el pleno. Ocurre, en ambas cámaras, sobre todo cuando estrenan legisladores y peor si estos llegaron al Congreso no por sus conocimientos sino por otros intereses.
Porfirio Muñoz Ledo, presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, y Mario Delgado, coordinador de la fracción mayoritaria que representa a Morena, han sufrido protestas de maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). El trabajo en comisiones, en las comisiones de Educación y de Puntos Constitucionales, ha sido defectuoso. No han sabido conciliar la nueva reforma educativa.
Cuando un dictamen sale de comisiones, es de esperarse que ya esté “planchado”, con los acuerdos suficientes para que sin problema sea aprobado en el pleno cameral.
En el Senado Martí Batres, presidente de la Mesa Directiva, y Ricardo Monreal, coordinador de la bancada de Morena, pasaron apuros para que recibiera primera lectura el dictamen sobre la Estrategia Nacional de Seguridad. Y el problema no lo crearon ni Martí ni Ricardo.
Se armó discusión de mas de dos horas en el salón de sesiones porque el dictamen tenía inconsistencias; había sido aprobado en esos términos en la Comisión de Seguridad Pública e igual publicado en la gaceta legislativa. El error no era de Batres ni de Monreal, sino del desaseo de la presidencia de la citada comisión, por desatención o inexperiencia.
Ningún diputado ni senador debe perder de vista que lo mal hecho en comisiones, los hace caer en el ridículo o tragar sapos en el pleno, en perjuicio del trabajo legislativo y la imagen del Congreso.

Arturo Zárate Vite

 

 

Es licenciado en periodismo, egresado de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, con mención honorífica. Se ha desempeñado en diversos medios, entre ellos, La Opinión (Poza Rica, Veracruz) Radio Mil, Canal 13, El Nacional, La Afición y el Universal. Más de dos décadas de experiencia, especializado en la información y análisis político. Ejerce el periodismo desde los 16 años de edad.

Premio Nacional de Transparencia otorgado por la Secretaría de la Función Pública, IFE, Consejo de la Comunicación, Consejo Ciudadano por la Transparencia e Instituto Mexicano de la Radio. Su recurso para la protección de los derechos políticos electorales del ciudadano logra tesis relevante en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con el fin de conocer los sueldos de los dirigentes nacionales de los partidos.

Además, ha sido asesor de la Dirección General del Canal Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Coordinador General de Comunicación y Proyectos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Es autor del libro ¿Por qué se enredó la elección de 2006, editado por Miguel Ángel Porrúa.

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