Gerardo Fernández Noroña sufrió falta de recursos y de seguidores cuando empezó a protestar en las calles de la Ciudad de México. Prácticamente para los medios pasaban desapercibidas sus acciones. No lograba convocar gente ni para sus manifestaciones ni para sus conferencias de prensa.
A veces se le veía actuar solo, como cuando se aventaba al paso del presidente de la República Ernesto Zedillo, se tiraba al suelo, sin que nadie más hiciera lo mismo. Por su complexión y altura, tenía cierta complejidad moverlo, aunque no para el personal del Estado Mayor Presidencial. Dos elementos del mismo tamaño lo cargaban y lo colocaban en otro punto. Me tocó ver la escena una vez en Zócalo. En en otra ocasión en la Secretaría de Gobernación.
En la Segob, en la puerta de la calle de Abraham González, llegó con cinco o seis compañeros. Empezó a preguntar por los demás. Alguno le comentó que no tenían dinero para desplazarse. De cualquier manera, la protesta se realizó. Una hora después cuatro personas lo cargaban en la explanada de la secretaría, supuse que hacia una de las salidas.
Su estilo era tirarse al suelo y por eso no faltó que alguien lo bautizara como “el señor de los suelos”.
Una vez que se convirtió en diputado y formó parte de la bancada del PRD, dejó de tirarse al suelo. Tenía fuero y podía decir lo que quisiera en tribuna. Es polemista y en ocasiones hasta con su propia gente. Habilidoso para zafarse de enredos.
Ahora como diputado del PT ha tenido que aguantar reclamos en la vía pública. En las redes sociales no vacila en responder cualquier descalificación y es pertinaz crítico de las acciones de la derecha.
Si alguien supo contenerlo fue su compañero diputado, por Morena, Porfirio Muñoz Ledo, desde la presidencia de la mesa directiva de la cámara. La experiencia y sabiduría política de Muñoz Ledo lo apaciguó en el salón plenario. Nunca más volvió a darle lata. Se tomaron un café e hicieron las paces. Noroña enfocó sus baterías hacia otro punto.
Gerardo Fernández Noroña ha llegado a considerar la posibilidad de ser candidato a la presidencia de la República, sin encontrar eco suficiente a sus aspiraciones y mucho menos apoyo de algún partido.
Sorprendió en la reciente selección de consejeros electorales, porque en contraposición con el académico John Ackerman que había criticado la trayectoria de Carla Humphrey, Noroña defendió a quien ya forma parte del Consejo General del INE.
En esta era de la pandemia y en vísperas de que se abra un nuevo periodo ordinario de sesiones del poder legislativo, pretende ser presidente de la mesa directiva de los diputados, aunque para ello tendría que pisotear la voluntad de la sociedad que nunca hizo al PT tercera fuerza política en la cámara.
Noroña, el "Señor de los Suelos"
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