La batalla por el PAN

Poder legislativo
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Un mayor desgaste del PAN está previsto debido a la batalla por la presidencia partidista. Ya hemos visto de lo que son capaces para ganar o mantener el control de la organización azul. No hay medida para lanzar acusaciones y enlodar a sus propios compañeros, sobre todo de quienes están desesperados y creen que puede resurgir el calderonismo. La contraparte no se ha quedado atrás y no vaciló en desplazar de la coordinación de los panistas en el Senado al mismo Ernesto Cordero, quien todavía no supera su enojo.

Aquellos tiempos de Acción Nacional en que sus directivos procuraban que los problemas internos no se volvieran externos, quedaron en el pasado. Todavía hay en sus filas figuras que aplicaban ese criterio. Ahí está Gonzalo Altamirano Dimas en el equipo de Gustavo Madero. Luis H. Alvarez en el bando de Cordero. La misma Cecilia Romero, actual dirigente. Los tres como otros, prácticamente se “cosían” los labios para no denigrarse.

Incluso en la escisión que protagonizaron Bernardo Bátiz, Jesús González Schmal, Pablo Emilio Madero y José González Torres en 1992, no se llegaron  a extremos como los de ahora, con acusaciones directas de corrupción, sin exhibir pruebas ni acudir ante las instancias que corresponden para presentar las denuncias. Salpicadero de lodo entre los propios panistas.

Sin límite alguno; el fuego amigo o la guerra sucia, lo que haya a la mano para darle al adversario.

Hay tal encono que es real el riesgo de hacer pedacitos al PAN y condenarlo a la derrota en las elecciones del 2015 ; los dos competidores van con todo para tratar de sumar el mayor número de votos el próximo 18 de mayo.

El ex presidente Felipe Calderón todavía trae muchas espinas clavadas y vuelve a intentar reponerse con su candidato Ernesto Cordero, sin embargo, el historial de ambos no da para marcar como favorito al senador con licencia.

En las elecciones del 2006 Calderón conquistó la presidencia de la República por un reducido margen y en esa diferencia a su favor contó el apoyo de la profesora Elba Esther Gordillo,  quien fuera dirigente del magisterio nacional. La maestra ya no está disponible.

Siendo titular del poder Ejecutivo federal no logró hacer que su hermana Luisa María Calderón “Cocoa” se convirtiera en gobernadora de Michoacán. Tampoco, como jefe de las fuerzas armadas del país, consiguió pacificar y ordenar su estado natal.

En el 2010 pretendió sin éxito que Roberto Gil llegará al liderazgo de su partido y en febrero del 2012 Ernesto Cordero perdió ante Josefina Vázquez Mota la candidatura presidencial.

Su actuación como gobernante también contribuyó a que el PAN devolviera la presidencia de la República al PRI.

Rosario de fracasos que han confirmado su falta de habilidad política para hacer ganar a los suyos.

Perdió el control del PAN viviendo en la residencia oficial de Los Pinos y ahora lo quiere recuperar desde fuera a través de Cordero y con Max Cortazar coordinando la campaña.

En contraste Gustavo Madero ha conseguido que su grupo sea preponderante dentro de la organización azul.

Cuando se pretendió desplazarlo de la dirección panista por la derrota de Josefina en el 2012, se afianzó con el triunfo de Acción Nacional con Francisco Kiko Vega en el gobierno de Baja California en el 2013.

Baja California fue la primera gubernatura que ganó el PAN en 1989 y desde este año la ha mantenido; por eso la importancia de que Madero la haya conservado y vencido a Fernando Castro Trenti, quien compitió con el respaldo de su jefe político,  ahora diputado Manlio Fabio Beltrones. A Castro se le consoló con la embajada de México en Argentina.

En medio de protestas e inconformidad que no han terminado, Madero logró relevar a Cordero de la coordinación de los panistas en el Senado. En su lugar nombró a Jorge Luis Preciado.

Además, Madero ha sabido posicionarse como negociador y distinguido mediáticamente por su participación en el Pacto por México.

También suma a su favor tener de compañero de fórmula al diputado con licencia Ricardo Anaya, quien tiene una alta aceptación dentro y fuera del partido, después de su actuación como presidente de la Cámara.

Con todo este contexto, a diferencia de anteriores procesos que eran resueltos por una cúpula, por los integrantes del Consejo Nacional, esta vez decidirán los militantes con su voto.

Hay quien ha pagado encuestas y festina de antemano que las preferencias están de su lado. No puede ser de otra manera cuando la empresa que las hace busca halagar al cliente con los resultados. En el proceso del 2012 las encuestadoras hicieron el ridículo con sus cifras.

No son confiables, por lo menos las que tienen que ver con la competencia política.

Lo que cuenta es el voto de los militantes. Hay 218 mil afiliados en el padrón azul.

En su mayoría gente de nivel medio y con una escolaridad que descartaría la compra de votos; conocen a sus candidatos; saben de sus dichos y hechos; de su pasado y presente.

Por eso, que nadie se queje después que le robaron la elección; habrá voto razonado ante personajes como Madero y Cordero que son libro abierto.

Arturo Zárate Vite

 

 

Es licenciado en periodismo, egresado de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, con mención honorífica. Se ha desempeñado en diversos medios, entre ellos, La Opinión (Poza Rica, Veracruz) Radio Mil, Canal 13, El Nacional, La Afición y el Universal. Más de dos décadas de experiencia, especializado en la información y análisis político. Ejerce el periodismo desde los 16 años de edad.

Premio Nacional de Transparencia otorgado por la Secretaría de la Función Pública, IFE, Consejo de la Comunicación, Consejo Ciudadano por la Transparencia e Instituto Mexicano de la Radio. Su recurso para la protección de los derechos políticos electorales del ciudadano logra tesis relevante en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con el fin de conocer los sueldos de los dirigentes nacionales de los partidos.

Además, ha sido asesor de la Dirección General del Canal Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Coordinador General de Comunicación y Proyectos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Es autor del libro ¿Por qué se enredó la elección de 2006, editado por Miguel Ángel Porrúa.

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