El Partido Revolucionario Institucional (PRI) se olvidó de formar cuadros y ahora le sobran dedos de las manos para contar o citar nombres de posibles sucesores de Alejandro Moreno Cárdenas “Alito”.
Por la carga negativa que trae el dirigente a consecuencia de los audios que ha exhibido la gobernadora de Campeche Layda Sansores y por la decadencia del partido al que ya solo le quedan las gubernaturas del estado de México y Coahuila, sus propios compañeros, en particular ex líderes del institucional, le han pedido que deje el cargo.
Ninguno ha mencionado quién o quiénes lo pueden relevar. Tampoco por iniciativa nadie ha levantado la mano para que lo tomen en cuenta de esa manera o participe en el proceso interno de elección que por tiempos y estatutos se realizaría el año entrante.
Moreno Cárdenas concluye su periodo de cuatro años en agosto de 2023. No tiene planeado irse antes, lo ha dicho en todos los tonos. También conserva su aspiración a competir por la presidencia en 2024.
El senador Miguel Ángel Osorio Chong, quien fuera secretario de Gobernación en el sexenio de Enrique Peña Nieto, es otro de los que ha solicitado, sin éxito, la renuncia del chiapaneco. Quiere cambios en la dirigencia e incluso ha considerado la posibilidad de recurrir a tribunales electorales para que se revise y resuelva este caso que tiene al tricolor en caída libre.
Lo que de antemano dejó en claro es que él no estaría interesado en convertirse en el nuevo presidente priísta.
O sea que no hay nadie que quiera entrarle a la rifa de ese “tigre”, al menos nadie lo ha dicho públicamente, mucho menos hay lista de prospectos o aspirantes para relevar a Moreno.
Si “Alito” se fuera antes de concluir su periodo, tendría que nombrarse un interino que convocaría a elección. Quizás aquí no habría mayor problema porque la responsabilidad sería corta. Un ex dirigente o ex gobernador podría hacer la transición.
El punto medular es quién va a tomar las riendas para hacer frente al proceso electoral de 2024, cuando no solo se va a elegir presidente de la República, sino también se renovarán el Senado y la Cámara de Diputados, además de ocho gubernaturas.
Después de distintos sondeos con cuadros del partido, con mucha dificultad aparecieron nombres y los que se repiten algunas veces son: Alejandro Murat, Rubén Moreira y Carolina Viggiano.
Alejandro Murat, 47 años de edad, termina su sexenio en Oaxaca el último día de noviembre. Si bien es hijo del influyente José Murat, está a la vista que tiene su propia carrera y sus amistades. Uno de los gobernadores que más empatía ha tenido con el presidente de la República.
El diputado Rubén Moreira, 59 años de edad, maestro en Gobernanza y Derechos Humanos, ha sido gobernador de Coahuila, ahora coordinador de la bancada parlamentaria de su partido y presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados.
Carolina Viggiano, actual secretaria general del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, es abogada por la Universidad de Hidalgo, maestra en Gobernanza y Comunicación Política por la Universidad de George Washington. Fue enlace con la sociedad civil en la campaña de Peña Nieto. Compitió sin éxito por la gubernatura de Hidalgo.
Hay un cuarto nombre, que tiene ganado el respeto dentro y fuera de su partido, la senadora Beatriz Paredes, nada más que ella ya tuvo su etapa como presidenta del Revolucionario Institucional.
Es evidente que no hay fila para entrarle a la rifa del tigre tricolor.
PRI, la rifa del Tigre
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