Jóvenes y Servicio Militar

Política
Typography

Antes de concluir 2024, en diciembre, en conferencia mañanera, un periodista tocó el tema del Servicio Militar Nacional (SMN), que en muchos países ha dejado de ser obligatorio.
Por la forma planteada en Palacio Nacional lo hizo con el interés de que sea mejorado para reforzar valores patrios, respeto a símbolos nacionales, la solidaridad y el sentido social para ayudar a quienes sufren alguna emergencia o desastre natural.
No es actividad y menos obligada que entusiasme a jóvenes al cumplir 18 años de edad. Ha dejado de importarles, aun a sabiendas de que todavía en algunas instituciones públicas y privadas la llamada Cartilla (documento que prueba haber realizado el SMN) es requisito para ingresar a trabajar.
Durante décadas fue requerida por la Secretaría de Relaciones Exteriores para tramitar pasaporte.
En 2003 Vicente Fox amplió la convocatoria para inscribirse en dicho servicio, estableció que fuera voluntario para mujeres. En el caso de los varones desde su creación ha sido obligatorio. Tiene su origen en los cuarentas del siglo pasado, cuando México intervino en la Segunda Guerra Mundial.
Hasta ahora no hay cifras oficiales de cuántas mujeres participan en el Servicio Militar Nacional. Lo más probable es que sean muy pocas o ninguna, porque si para los hombres ha dejado de ser atractivo, a las mujeres pareciera que tampoco les llama la atención.
Al principio, según quienes participaron, les enseñaban en la parte final del curso a desarmar y utilizar el fusil o máuser, arma que en estos tiempos ya no se emplea en las guerras. Es obsoleto ante el desarrollo que ha tenido la industria militar en el mundo.
Después, solo era “marchar” cada sábado o domingo durante un año, caminar o correr de un lado a otro con gallardía y uniformidad. Seguir puntualmente las indicaciones de instructores militares.
En 1994 y hasta 2005 se determinó que los jóvenes participarían en programas sociales y educativos, en campañas de alfabetización. Por lo visto no tuvo el éxito esperado.
Volvió el entrenamiento básico.
Si bien el Servicio Militar Nacional es obligatorio, hay una ley en la materia, no existe ninguna sanción para quien no lo haga.
De acuerdo con la normatividad, el adiestramiento es coordinado por las fuerzas armadas.
En la mayoría de los países se ha suprimido el servicio militar obligatorio. España lo hizo en 2001, al ver que perdía utilidad ante la profesionalización de sus tropas y porque no faltó el incidente, por mal uso de una de las armas, que le quitó la vida a uno de los conscriptos.
Para Alemania dejó de ser obligatorio en 2011. También en el mismo año en el caso de Francia. Antes, en 2004 en Italia. En América es obligatorio en Brasil, Bolivia, Colombia, Cuba y Paraguay. En Estados Unidos aplica la obligatoriedad en situaciones de emergencia o guerra. En Rusia es obligatorio. Israel y Corea del Norte lo han mantenido obligatorio para hombres y mujeres. En China prácticamente es voluntario.
México es un país pacifista, constitucionalmente no es intervencionista sino partidario de la autodeterminación de los pueblos.
Muy lejos quedó el escenario de 1940 que lo llevó a implantar como obligatorio el servicio militar para jóvenes.
La presidenta Claudia Sheinbaum, comandanta suprema de las Fuerzas Armadas, en la conferencia mañanera, simplemente respondió:
“No es necesario”.

Arturo Zárate Vite

 

 

Es licenciado en periodismo, egresado de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, con mención honorífica. Se ha desempeñado en diversos medios, entre ellos, La Opinión (Poza Rica, Veracruz) Radio Mil, Canal 13, El Nacional, La Afición y el Universal. Más de dos décadas de experiencia, especializado en la información y análisis político. Ejerce el periodismo desde los 16 años de edad.

Premio Nacional de Transparencia otorgado por la Secretaría de la Función Pública, IFE, Consejo de la Comunicación, Consejo Ciudadano por la Transparencia e Instituto Mexicano de la Radio. Su recurso para la protección de los derechos políticos electorales del ciudadano logra tesis relevante en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con el fin de conocer los sueldos de los dirigentes nacionales de los partidos.

Además, ha sido asesor de la Dirección General del Canal Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Coordinador General de Comunicación y Proyectos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Es autor del libro ¿Por qué se enredó la elección de 2006, editado por Miguel Ángel Porrúa.

 ine  scjn  cndh  inai