El 30 aniversario del Salón Dès Aztecas. Cuando me enteré que el evento conmemorativo sería en la calle 13 de la colonia San Pedro de los Pinos, lo primero que pensé fue en la inseguridad que existe en la zona, aunque para ser francos el problema es en toda la Ciudad de México. Sin embargo, la inquietud acentuada obedecía a que días atrás, en calle aledaña, habían intentado asaltar a un amigo. Con pistola en mano trataron de quitarle su automóvil. En medio del congestionamiento, logró avanzar, escapar de la delincuencia. Estuvo expuesto al balazo. Tiene pavor a pasar de nuevo por ese rumbo. Trauma. Cuando le platiqué del festejo, su reacción inmediata fue: “ni te pares por ahí”.
La verdad, no queda más remedio, por lo menos hasta ahora, que acostumbrarse a vivir o sufrir con la inseguridad.
El festejo cultural programado a las 19:30 horas, justo cuando empiezan a caer las sombras de la noche.
Tomé previsiones. Visité un día antes la calle 13, a pleno sol. Ubiqué el número 58 de esa arteria. Edificio desteñido. Ningún letrero. Nada que diera indicios de que al día siguiente sería escenario de la exposición de arte titulada “pasado, presente y futuro” con motivo de trigésimo aniversario de los salones azteca. Además, la inauguración de dos salones más: “Salón Dès Classes y Salón Dès Artistes”, en beneficio de quienes andan en busca de espacios para mostrar obra. En el portón del estacionamiento observé pequeña ventanilla. Miré hacia adentro. Lugar como para dos o tres autos. Al fondo, la entrada a un departamento. Inidentificable sus características. Por un instante supuse que traía el número equivocado de la calle. Apenas volví a casa, lo verifique. Estaba correcto.
Llegó el día y puntual a la cita. Ambiente distinto. Había ya más de una veintena de personas. Seguían llegando. Era el sitio. Vestido de manteles largos con la obra de más de cincuenta artistas. Pinturas, esculturas, obras pequeñas y de gran formato, performance.
Aldo Flores, pintor y promotor de los salones, se desvivía en narrar la historia de los salones, el esfuerzo colectivo. La participación en el proyecto de Francisco Toledo, Jazzamoart, Philip Bragar (falleció el año pasado), Gustavo Aceves, Octavio Moctezuma, Enrique Cava, Rubén Rosas, Luciano Spanó, Néstor Quiñones, Antonio Gritón, Filogonio García Calixto, Juan San Juan, Claire Becker, Martín Rentería, Barry Wolfryd y Antonio Sainz.
El entusiasmo de los creadores emergentes Alejandro Lavanderos, Yarley Flores, Óscar Delgado, Adriana Martínez Domínguez, Sebastián Bermejo Jiménez y muchos otros. Exposición con vigencia hasta el mes de agosto.
Nuevos espacios para exponer obra. Lo del número 58 de la calle 13 no era todo. Enfrente, del otro lado de la acera, una casona con más pintura y escultura. Figuras como la de un personaje con sotana, descabezado, que puede quitarle el sueño a más de uno. Juego de luces. Aparatos musicales, batería, contrabajo y piano, que parecían tocar solos. Había música grabada de jazz. Tampoco olvido la pequeña escultura del anciano cargando un cocodrilo y la de un canino con cabeza humana. Mucho que ver.
Me olvidé de la inseguridad e imaginé que ese mundo del arte inundaba la Ciudad de México.
El Arte de la Calle 13
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