-¿Y dónde está el avión?-fue la pregunta para Adriana Martínez Domínguez.
Me había dicho que para expresar su arte se inspira en los aviones, en los aeroplanos.
A la vista y al centro se observaban los glúteos de una mujer bañada en rosas y nubes.
-Aquí está –señalaba una de las esquinas de su obra, donde se aprecia un pequeño “avión” o el tradicional juego de los infantes, cuadriculado marcado del uno al diez, en vertical y con extensiones intermedias que simulan las alas, que niñas y niños utilizan para saltar con un pie y divertirse.
Su rostro colmado de regocijo, orgullosa de su familia, de su esposo Eduardo Cortines, al que conoció cuando ella tenía 13 años y él 15 años de edad. Ya sumaron 40 años de matrimonio y tres hijos.
Pinta desde hace 21 años. Confiesa que la inspiración le viene de su mundo familiar aéreo. Su suegro es dueño de aviones. Su esposo, piloto; lo llama de inmediato para tomarse la fotografía.
Su pintura está en la galería Estación Coyoacán Arte Contemporáneo, en el sur de la ciudad de México. Ella es una de las 44 artistas, todas mujeres, convocadas para lo que denominaron “Catarsis Cosmética”. No solo artistas del caballete, también escultoras, escritoras y fotógrafas.
La historia de Adriana Martínez suena a cuento de hadas o guión de película. Se ve y escucha feliz con su vida.
-Ya no cabe nadie- se decía en la puerta.
-Hace mucho calor aquí- era comentario de quienes estaban adentro.
Cerveza, en vez de vino, era la cortesía, propia para mitigar la alta temperatura provocada por el aglomerado humano.
Había que pedir permiso para poder avanzar y hacer el recorrido en el primer piso de la casona que ocupa la galería.
Algunos preferían quedarse afuera.
Para la pared que se mirara había arte; las autoras estaban ahí, podías toparte con ellas y platicar, conocer su historia, el significado que le dan a su creación, artistas primerizas en una exhibición pública como Dafné Arévalo Flores, quien todavía cursa la carrera de licenciatura en artes visuales, o con más recorrido en galerías mexicanas y de otros países como Claire Becker quien ha expuesto en Canadá, Francia y en los Estados Unidos.
Es irrebatible que cada una tiene un sentimiento que se refleja en su trabajo, se percibe una emoción que el espectador tiene que clasificar y darle su propia interpretación.
La presentación de Dafné Arévalo fue un dibujo de su propio físico, de espaldas, con un costado que parece punteado pero que si uno se acerca descubre que son diminutos orificios hechos con aguja. Cada uno de ellos expresa un dolor o sufrimiento de vida que nada más la artista conoce. “Si la iluminación sobre el dibujo fuera directa
se vería traspasar la luz por las pequeñas aberturas en el papel”, que es el efecto que
le interesa dar, explica.
Claire Becker nació en París pero ya tiene más de 15 años de vivir en México. Es escultora y fotógrafa. Para ella lo mas importante es el alma, el espíritu, no perderse ni enredarse en lo mundano. Metamorfosis de Hermes es el nombre de su figura alada que cuelga del techo en esta exposición, que semeja volar en diversas formas y parece ir soltando las plumas con el movimiento.
Jaime Sabines no podía faltar en este concierto de arte femenino. Ahí estuvo su poesía en voz de Pilar Jiménez Trejo, autora de Jaime Sabines. Apuntes para una biografía.
“…El bendito deseo se estremece igual que un gato en un morral, está en tu sangre esperando la hora como el cazador en el matorral…”, leía la periodista.
Arte femenino en Coyoacán
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