¿Se imaginan que en la próxima carrera del gran premio Formula 1 ganara un automóvil impulsado por el viento? Por hoy es ciencia ficción. Una realidad en el cortometraje de Pablo Tonatiuh Álvarez Reyes. Historia corta creativa, con una gran capacidad de síntesis e imaginación, premiada con el tercer lugar en el Festival Ecofilm 2012.
Narración sensible, sencilla, en sólo cinco minutos te tatúa el cerebro, queda en el "disco duro". El impacto es inmediato. Está patrocinada por empresas privadas e instituciones públicas pero seguro que la inversión es mínima. Dominan la inteligencia y la capacidad de crear.
Pablo Tonatiuh es el director y guionista, joven artista del celuloide mexicano, con una actitud y apariencia intensa, dominador. Su principal recurso es la creatividad. Sin dinero. A más de un colaborador, para participar en sus proyectos, lo que les ofrece es hacer currículo, nombre.
Me tocó ver su cortometraje titulado “Pequeños Grandes Cambios” no en una función de gala, tampoco en una de las salas de las cadenas de cine que controlan el mercado en México. Muy lejos de las luces que ahora iluminan a la tercia de ases Guillermo del Toro, Alfonso Cuarón y Alejandro González Iñárritu. La exhibición fue en ese lugar de Insurgentes especializado en pulque y promotor de la cultura gracias a la batuta de Carlos Martínez.
De cualquier manera, Tonatiuh estaba complacido, motivado sobre todo por difundir su obra, con sello social y ecológico. Aprovechó el pequeño lugar para presentar varios cortos. Hubo dificultades técnicas con el proyector, superables. Él se mantenía tranquilo y sonriente. A pesar del frío, el sitio se llenó. Empezó con la historia de una “cantante”.
“Pequeños Grandes Cambios” es la joya de su obra, una calle y un parque son el escenario de la película. El protagonista un niño dueño de un diminuto “vocho” de plástico, su juguete.
Su Fórmula 1 que lleva a participar en una carrera. En aparente desventaja porque los autos de los otros niños, más altos que él, son de control remoto, electrónicos. Par de niñas colocan la manta con la palabra “Meta” y otra agita la bandera de cuadros para dar la señal de salida.
Al “vocho” su dueño le adaptó una vela y un rehilete, para impulsarlo solo con la ayuda del viento.
Fallan los controles remotos. El que llega en primer lugar es el que utiliza la corriente de aire como energía.
Ese es el final de la carrera.
“Lo que mueve al mundo no son las máquinas sino las ideas”, es la frase de Víctor Hugo que aparece en la pantalla.
Y para cerrar, la imagen de un trabajador en un campo en el que se encuentran los ventiladores que generan la energía eólica, a partir del viento.
Un cortometraje que vale la pena ver y difundir, en pro de las energías limpias y la salud de la sociedad.
Cortometraje premiado
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