Francisco Javier Aparicio Castillo, Doctor en Economía, profesor e investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) es el candidato a consejero del Instituto Nacional Electoral (INE) que obtuvo la más alta calificación en el examen escrito realizado por el comité de evaluación de la Cámara de Diputados.
El Doctor logró la calificación de 95.5 y es uno de los 60 aspirantes que compiten por cuatro lugares en el Consejo General del IFE.
De los 60, solo él y cuatro más tuvieron calificación superior al nueve.
Le siguió el ex legislador Uuc-Kib Espadas Ancona con 93.3; el ex consejero electoral de Oaxaca Gustavo Miguel Meixueiro Najera, 90.6; la ex consejera de la CDMX Diana Talavera Flores, también 90.6, y la licenciada en Derecho egresada por el ITAM, candidata a doctora por la Universidad Complutense de Madrid, Carla Astrid Humphrey Jordan 90.5.
La calificación no es definitiva para que se les incluya en alguna de las cuatro quintetas, porque todavía faltan las entrevistas que realizará el comité evaluador a partir del jueves.
Después se procederá a integrar las quintetas y corresponderá al pleno de la Cámara de Diputados, en periodo extraordinario, elegir a cuatro consejeros para el INE. Al menos dos tendrán que ser mujeres, según las reglas del proceso.

Por méritos propios, por su capacidad y experiencia, las mujeres podrían quedarse con los cuatro lugares que están vacantes en el Consejero General del Instituto Nacional Electoral (INE).

Las reglas solo les garantizan dos lugares, pero también pueden obtener los otros dos, sobre todo a partir de que los varones favoritos, por su amplia trayectoria en el servicio público, quedaron eliminados en el examen sobre conocimientos en materia electoral.

La Cámara de Diputados tiene pendiente la elección de estos consejeros.

Seguro que el impasse involuntario provocado por el Coronavirus ha servido para que legisladores valoren el perfil de 30 hombres y 30 mujeres, que están en la antesala para ser considerados en alguna de las cuatro quintetas.

Todavía falta la comparecencia de cada uno ante el comité evaluador, para después pasar a la integración de las quintetas y de ahí al pleno para que los diputados, con el voto de las dos terceras partes de los asistentes, digan la última palabra.

Por el perfil, los 60 cumplen con las cualidades para formar parte del Consejo General del Instituto.

Entre las 30 mujeres, hay personajes que despuntan por sus medallas académicas y laborales. Seguramente sus nombres llegarán al pleno de los diputados. Son conocidas, tienen experiencia y méritos, larga carrera en el medio electoral. Una de ellas es Carla Humphrey, desde asesora hasta llegar a presidir el instituto en la Ciudad de México. Ha intentado convertirse en consejera del INE en varias ocasiones. En la anterior, obtuvo la más alta calificación en el examen escrito.

También sobresale el nombre de María del Carmen Carrión, con la experiencia de magistrada y ser parte de la sala regional especializada. Es la única con el nivel de magistrada. Miriam Guadalupe Hinojosa Dieck es la presidenta de la Asociación Mexicana de Consejeras Estatales. Elvia Leticia Amezcua es doctora en estudios sociales y trabaja en el organismo electoral federal desde que era IFE.

Hay dos periodistas: Heriberta Ferrer Arias y Ana Lilia Pérez Mendoza. Norma Irene de la Cruz Magaña, especializada en la observación electoral nacional e internacional. Alma Eunice Rendón Cárdenas, ex secretaria Ejecutiva Adjunta del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Marisela Reyes Reyes, presidenta del instituto electoral de Guerrero. Gabriela Williams, maestra en administración pública por el ITAM y consejera electoral en la Ciudad de México. María Eugenia Valdés Vega, investigadora de la Universidad Metropolitana. Y Ana Elisa Banderas Miranda, académica de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.

El diputado Porfirio Muñoz Ledo, convertido en conciencia de Morena, quiere que sean cuatro mujeres. Su compañero Sergio Gutiérrez Luna admite en principio que pueden ser más de dos.

Una vez que empieza a desgranarse la lista original de quienes aspiran a ocupar los cuatro lugares que a partir de abril quedarán vacantes en el Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE), se aclaran nombres y perfiles de los más capaces, por sus conocimientos en la materia, por su experiencia y el reconocimiento que se han ganado por su trayectoria.
El procedimiento de elección permitió la inscripción de 390 competidores, aunque muchos de ellos sin la preparación para pasar el examen escrito sobre el dominio de las leyes electorales.
De acuerdo con la convocatoria, al menos dos de los cuatro lugares serán para mujeres.
Porfirio Muñoz Ledo se atrevió a proponer que sean cuatro mujeres, pero no parece ir por ahí la decisión de la mayoría de los diputados. Además, por el mismo criterio de equidad, dos tienen que ser varones y dos mujeres.
Como ha sucedido en la historia del IFE y ahora INE, es innegable la influencia de los partidos a la hora de la selección. En la actualidad, Morena, por ser mayoría en la Cámara de Diputados, lleva mano en el proceso electivo.
El hecho de que se haga sentir el peso de los partidos, de ninguna manera quiere decir que los consejeros van a ser parciales en sus actos. Su deber es cumplir con lo que señala la ley, nada más. Hay ejemplos de consejeros y consejeras que se han distinguido por su imparcialidad.
Las trayectorias de quienes compiten por llegar al INE están a la vista. Se sabe de antemano quienes son los más capaces, quienes tienen más experiencia en el terreno electoral.
Por eso, no se trata de adivinar nombres, sino simplemente revisar perfiles de quienes están inscritos, aspirantes que se anotaron porque saben de sus posibilidades para lograr un lugar.
La última palabra la tendrán los diputados, a los que corresponde votar cuatro quintetas.
En este contexto, te puedo dar nombres de cinco que van a estar en la recta final, con una carrera electoral sólida:
Sin duda, a Carla Humphrey le sobran los méritos para formar parte del Consejo General del INE. Especialista en materia electoral. Ha sido presidenta del instituto electoral en la Ciudad de México.
La otra mujer puede ser Ana Maribel Salcido Jashimoto, abogada y egresada de la Universidad de Sonora, presidenta del organismo local electoral del mismo estado. Conocedora del nuevo sistema de justicia penal.
Por los varones, Jorge Alcocer Villanueva es otro personaje con largo historial, con el antecedente de haber dirigido al Partido Comunista. También trabajó con el priísta Francisco Labastida y estuvo en el equipo de transición del presidente Felipe Calderón. Se venía desempeñando como coordinador de asesores de la Secretaría de Gobernación. Salvo que alguna cuente pendiente lo vete, los indicios son de que se convertirá en consejero.
Saúl Mandujano Rubio es maestro en Derecho Electoral. Ha sido magistrado numerario y supernumerario en el Tribunal Electoral del Estado de México. Consejero mexiquense.
La verdad, en la lista de aspirantes hay gente muy valiosa, experimentada. No se puede dejar de mencionar a Miriam Hinojosa Dieck, presidenta de la Asociación Mexicana de Consejeras Estatales Electorales, Juan Manuel Crisanto, Patricio Ballados, Maday Merino, Carmen Domínguez y Heriberta Ferrer Arias, entre otros.
Quienes ya no aparecieron en la lista después del examen escrito fueron Héctor Marcos Díaz Santana, ex titular de la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales, así como Fernando Castro Trenti, ex legislador y diplomático.

Carla Astrid Humphrey es una de las 385 personas que se inscribieron
para competir por un lugar en el Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE). Están en juego cuatro lugares. En la Cámara de Diputados se decidió que al menos lleguen dos mujeres.
Una de ellas puede ser Carla Humphrey. Tiene trayectoria y méritos para ser tomada en cuenta.
Ya intentó una vez convertirse en consejera electoral del INE. No lo consiguió a pesar de haber obtenido la mejor calificación en el proceso de selección, aunque ella misma sabe y comprobó que no es suficiente con ser la más capaz; se requieren apoyos adicionales, apuntalamientos de personajes y que nadie te vete.
En esa primera ocasión, Carla fue víctima de violencia política. No se puede explicar de otra manera que la hayan eliminado a pesar de la experiencia electoral y el dominio de las leyes electorales. Hasta donde se sabe, un influyente legislador la vetó y no precisamente por razones profesionales.
Carla ha vuelto a reafirmar su interés por ser consejera y, para que nadie dude, le dio las gracias públicamente a la “ombudswoman” Rosario Piedra quien la había propuesto para formar parte del grupo que revisará perfiles.
Ella es abogada por el ITAM y candidata a doctora por la Universidad Complutense de Madrid. De 2006 a 2013 fue consejera electoral del Instituto Electoral de la Ciudad de México. Ha trabajado con los consejeros Alonso Lujambio y Arturo Sánchez. También con Maricarmen Alanis, quien fuera magistrada. En la actualidad labora en la Unidad de Inteligencia Financiera con Santiago Nieto.
Su perfil es de primera y, quien la vetó en la anterior ocasión, ya dejó de ser legislador.

Lorenzo Córdova Vianello, consejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), escribió un artículo para la revista del Centro de Estudios Constitucionales (número nueve) de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), en el que defiende la democracia y la preservación de tribunales constitucionales.
En su texto de 20 páginas, titulado “El desencanto con la democracia y la importancia de los tribunales constitucionales”, no cita a ningún país en particular, tampoco señala a la Corte mexicana, pero no hay duda de que México está en la lista de los que ostentan ese sistema.
También es un hecho que la SCJN tendría el papel de tribunal constitucional, como responsable de hacer valer, interpretar y ejercer la llamada ley suprema: la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Para Lorenzo Córdoba la mejor forma de gobierno que ha ideado la humanidad es la democracia y expone lo que se debe hacer para evitar cualquier regresión. Habla de reforzar la garantía y protección de los derechos y libertades, defender la división de poderes y especialmente, resguardar la autonomía de los tribunales constitucionales.
Subraya la importancia y trascendencia del cumplimiento de la Constitución, para que de verdad funcione como una ley superior y no quede a merced de lo que le plazca al legislativo.
Córdoba es cuidadoso, enfoca su artículo a las democracias y a los tribunales constitucionales en general. Hace referencias académicas de teóricos políticos como Bobero y Bobbio y recuerda la sentencia del estadounidense juez Marshall sobre el control de la constitucionalidad.
Considera vital la tarea de los tribunales constitucionales de resguardar la supremacía y vigencia del orden constitucional, porque significa la defensa de la democracia y del Estado Constitucional de derecho.
Sin bien admite el desencanto con las democracias en el mundo que hasta ahora no han dado calidad de vida ni satisfacción a los gobernados, no encuentra otra mejor forma de gobierno que la democracia.
Y deja en claro el papel que le corresponde a los tribunales constitucionales para preservar dicho sistema, tribunales constitucionales que se deben caracterizar por su autonomía.
Por eso, la relevancia de que Lorenzo Córdova Vianello haya aceptado escribir el artículo para la revista de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, disponible en la página digital de la propia revista, justo en tiempos en que el máximo tribunal revisa la controversia constitucional entre Cámara de Diputados y el INE, sobre el presupuesto federal y las percepciones de los consejeros.

A propósito de su nuevo libro “La Democracia está aprueba”, el consejero electoral Ciro Murayama ha dicho que la democracia está en riesgo.
Hoy menos que nunca está en riesgo lo que la sociedad ha conseguido en una lucha que ha durado décadas. Pareciera que no la cuida, pero la cuida. La hizo suya y sabe para qué sirve.
Lo que sucede con el nuevo gobierno es que está agitando las aguas como no se había visto antes, el nivel ha aumentado; hay quienes están inquietos por no saber con certeza hacia donde va y temen ahogarse con el oleaje.
El voto de 30 millones que recibió Andrés Manuel López Obrador no fue para que simulara el cambio, que definitivamente no es nada sencillo y mucho menos fácil frente a inercias ancestrales.
Nadie es perfecto, puede haber desaciertos y seguramente los hay como también hay aciertos y sacudidas como la renuncia del ministro Eduardo Medina Mora.
Decir que el presidente ya controla el poder legislativo y que ahora va por el poder judicial, es tener una mira muy corta.
Con su gobierno, es evidente que López Obrador no quiere que todo cambie para que todo siga igual.
¿Qué no era queja que la democracia se quedaba en las elecciones, en el ejercicio del voto? ¿Qué no era una exigencia que la democracia se tradujera en beneficios para la sociedad?
Es el objetivo, el compromiso de la Cuarta Transformación (4T), mejorar el nivel de vida de las mayorías.
Más le vale que lo consiga, porque de lo contrario, en las próximas elecciones federales, en las llamadas intermedias, cuando se lleve a cabo la renovación de la Cámara de Diputados, puede perder mucho de lo ganado, sobre todo las condiciones para operar su cambio.
Por eso está equivocado el consejero Ciro Murayama, la democracia no está en riesgo, porque la sociedad no va a permitir que se la arrebaten. Le ha costado sangre, sudor y lágrimas.
Si la 4T llegara a fallar, no cumpliera con lo ofrecido desde la campaña de su candidato presidencial, la sociedad buscaría otra opción, por la vía del voto, como lo hace desde el 2000.
En 1994 el comandante de los zapatistas en Chiapas creyó que podía levantar a todo el país en armas para hacer su “cambio”. Pronto descubrió que era imposible. La sociedad no aceptó esa vía.
La sociedad ya tiene bien aprendido el valor de la democracia, la hizo suya y no va a dejar que nadie, se la quite, se llame como se llame.

El proceso de la urna electrónica sería gradual, no puede esperarse que en las próximas elecciones intermedias o en las presidenciales de 2024, todos los mexicanos inscritos en el padrón voten de esa manera.
Sin embargo, el Instituto Nacional Electoral (INE) debería empezar a dar pasos en ese sentido, es lo práctico y moderno. A la larga representaría significativo ahorro, dejaría de gastarse dinero en boletas, actas de escrutinio y cómputo y papelería en general relacionada con las elecciones.
Hasta ahora, no sabemos que tenga planes con ese propósito. Y menos, por lo que se ha visto, en una etapa de austeridad rigurosa, de la que no se va a salvar el principal organismo electoral.
Tampoco sabemos que el organismo central se preocupe por ayudar con sus expertos a perfeccionar la urna electrónica.
Los diputados y senadores también deberían hacer su parte y considerar en las leyes la opción de la urna electrónica, estudiar las ventajas y ahorros, conocer los candados y grado de confiabilidad de la que ya existe, en particular la que utiliza el Instituto Electoral de Coahuila (IEC).
¿Cuánto cuesta la urna electrónica?
De acuerdo con Gabriela de León Farías, presidenta del IEC, de 25 a 30 mil pesos, cada urna.
En cuentas rápidas del periodista, si se tuvieran que comprar urnas para 156 mil
casillas que se instalan en el país, a 30 mil pesos cada una, se requeriría un cheque de 4 mil 680 millones de pesos (números redondos).
Mucho dinero.
No hay prepuesto que alcance, pero tampoco es conveniente por estrategia adquirir ese volumen de jalón, porque la sociedad debe familiarizarse con su uso poco a poco.
Hasta ahora solo el Instituto Electoral de Coahuila utiliza la urna electrónica en sus procesos, parcialmente. La urna la hace el instituto o sus especialistas. Son pioneros en México. Como periodista dedicado a los temas electorales, cada vez que escucho que se habla de la urna, los caminos llevan a Coahuila. La inteligencia no solo se manifiesta en la Ciudad de México.
Pareciera cara la urna. No lo es, porque el cálculo del IEC es que en 10 ó 12 años podría recuperarse la inversión. No se requiere comprar la urna electrónica cada año, las que tienen en Coahuila ya cumplieron una década y funcionan al cien por ciento. La presidenta del instituto, Gabriela de León Farías, estima que tienen una vida de 12 a 15 años.
¿Pueden ser hackeadas?
No, porque no están conectadas a Internet, ni tampoco tienen entrada para accesorios como USB y nada que se le parezca. Los resultados se conocerían mucho más rápido.
Lo que hace falta es que el INE empiece a caminar en esa dirección y que los legisladores ajusten las normas para validar e impulsar su uso, por austeridad y a la larga reducir el costo de la democracia.

A estas alturas no se puede ni debe empezar de cero en materia electoral. Sería un error monumental eliminar de tajo áreas de la estructura, sin previo diagnóstico o análisis sobre su funcionamiento. Hay que rescatar lo que sea útil, perfeccionarlo, no echar todo a la basura.
Tampoco es válido defender a ultranza el aparato electoral, como si no tuviera defectos y errores. En esto se equivoca Lorenzo Córdova, consejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), que intenta que no se toque a su institución ni a los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLES). Es incorrecto que quiera que se pasen por alto duplicidades o excesos en el gasto, porque los hay, lo sabe. Entonces, es preferible que se esmere en concertar con el poder legislativo. Alimentar posiciones encontradas, en nada favorecería a la democracia mexicana.
El primer paso para llevar adelante la reforma electoral lo ha dado el partido en el poder, Morena (Movimiento de Regeneración Nacional), en la Cámara de Diputados. Es decisión tomada, por eso la realización de foros para escuchar distintas voces y armar las iniciativas que en su momento los diputados aprobarían. La reforma se cocinaría en el próximo periodo ordinario de sesiones del Congreso, que arranca en el mes de septiembre. Entraría en vigor en enero del próximo año.Sergo Gutiérrez Luna
La estrategia legislativa morenista la encabeza el diputado Sergio Gutiérrez Luna, quien sabe de lo que habla. No es gente improvisada. Lo conozco desde hace más de dos décadas, desde entonces está metido en temas electorales.
Como abogado, prestaba el servicio de sustanciar recursos que distintos partidos presentarían en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Pasaba desapercibido, no estaba en la primera línea, pero su trabajo, por supuesto, era de la mayor importancia.
Ha sido coordinador de asesores en el Senado, subdirector en la unidad de asuntos jurídicos del Instituto Electoral de la Ciudad de México, asesor en materia de adquisiciones del Servicio de Administración Tributaria, representante de Morena ante los instituto electorales de Baja California y Estado de México. Cuenta con maestría en derecho constitucional.
Y para llegar a la cámara, hizo mancuerna con Horacio Duarte Olivares, una de las figuras centrales de Morena en cuestiones electorales. Sin duda, Sergio no pudo haber tenido mejor maestro.
Así que, la reforma electoral va en serio. En otra entrega o texto próximo entraré en detalles sobre duplicidades y excesos. Por ahora, hay que destacar que la coordinación de los trabajos legislativos en materia electoral está en manos de un experto y es ganancia para el país, aunque también está obligado a reconocer y aceptar los aciertos que tiene la actual estructura electoral.

Los resultados del IFE, anteriormente, ahora INE, tienen que ser valorados antes de emprender cualquier nuevo cambio en la organización de los procesos. Hasta ahora, es indiscutible que el instituto ha contribuido a la democracia y a la alternancia en México.
Con todo y que a veces los perdedores se quejan de la autoridad electoral, el hecho es que el voto se ha hecho valer. De otra manera, el que era partido dominante, absoluto, el de la dictadura perfecta, como diría el escritor peruano y Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, seguiría en el poder. Ha quedado reducido a tal tamaño que parece estar en riesgo de extinción; su futuro depende de sus propios dirigentes y lo que la sociedad determine.
Esa alternancia ha sido voluntad de los electores que han podido comprobar que el país tiene instituciones para que el voto cuente y se respete. No es un cheque en blanco para el que gana. Quien en estos nuevos tiempos llega al poder, no llega para siempre, su permanencia depende del desempeño, la actuación como gobernante, de los beneficios que aporte a la población.
Hay que reconocer el trabajo de los organismos electorales, a nivel nacional y en los 32 estados. Es evidente que las condiciones estás dadas para que la alternancia se de a nivel nacional y estatal.
La queja reiterada de que los gobernadores hacen y deshacen en sus estados en materia electoral se ha ido diluyendo ante los hechos. Falta, todavía hay resistencias y tentaciones para tratar de influir; se ha visto no solamente en los estados, también en la competencia por la presidencia de la República.
Hay que observar que el INE y lo que llaman Organismos Públicos Locales Electorales (OPLES) funcionan como una mancuerna. El INE puede intervenir y hasta organizar un proceso local, en caso de ser necesario. Además, tiene la atribución de nombrar y remover a los consejeros locales. En la práctica se complementan. Cuando la autoridad central ha hecho valer la facultad de atraer la organización de la elección local, ha constatado que requiere en cierta medida de la experiencia y operación de los lugareños.
Por eso, cuando se habla de que los OPLES pueden llegar a su fin y de que lo más conveniente es que el INE haga todo, antes de dar cualquier paso, primero valorarlos. Quedarse con lo que funciona y deshacerse de lo que todavía estorba a la democracia.
Cortar de tajo a los organismos locales, puede ser riesgoso y hasta contraproducente. Sería desestimar lo avanzado a nivel local y creer que nada más el INE puede garantizar la imparcialidad.
Lo bueno, hay que perfeccionarlo, no tirarlo.

Es uno de los pueblos mágicos que más me ha impresionado. Nunca lo había imaginado y mucho menos sabía de su existencia, hasta que surgió la idea de algunos amigos de visitar el lugar, justo en el marco del proceso electoral del estado de México para renovar la gubernartura.

Municipio mexiquense llamado El Oro, con una veta dorada que en su momento llegó  a competir con minas africanas de este metal, hace más de 200 años. El pueblo era mundialmente famoso. Llegaron extranjeros de diversas partes del mundo. En la lista de exploradores y aventureros, hay una persona de origen sirio, que seguramente en ese entonces, ninguno de los lugareños sabía con certeza en qué parte del mundo se encontraba su país.

Pueblo ordenado, limpio, gente amable, cordial, construcciones etilo europeo, maravillas del Art Nouveau y neoclásico, una iglesia que tiene su altar con acabados en oro. El palacio municipal es una belleza del estilo francés. El Teatro Juárez es otra obra de la bonanza minera.

No vi mantas ni pintas, nada de propaganda de ninguno de los partidos que están en campaña para las elecciones del domingo 4 de junio. Tampoco observé actos políticos ni escuché pláticas relacionadas con el tema.

Turismo nacional y extranjero, gente interesada en ahondar en la historia de este pueblo mágico, auténticamente pueblo mágico, que incluye recorridos por las antiguas minas.

Hoy te cuento esta historia para hacer una analogía del próximo proceso electoral. El pueblo se llama El Oro y le hace honor a su nombre. El metal dorado estaba a la vista hace más de 200 años, prácticamente en la superficie, cuando empezaron a extraerlo. Todavía existe la versión de que hay vetas abajo del pueblo, pero que se requeriría la más alta tecnología y una gran inversión para sacarlo. Nada sencillo. Como antaño, hay empresas inglesas que se han dado sus vueltas para estudiar una vez más el terreno. Cualquier intento de reactivar la explotación se ve muy complicada pero sobre todo costosa.

Ya se ha dicho más de una vez que la elección de gobernador del estado de México equivale a la disputa por la Joya de la Corona, por el número de ciudadanos empadronados y el impacto que tendría para la competencia por la presidencia de la República en el 2018.

Por eso la liga El Oro y la Joya de la Corona. El municipio lo vi en paz, estable, con su vida normal, comercial y turística. Seguro que su apuesta es por seguir en ese ambiente, en esas condiciones. El estado en política es un hervidero, con la competencia cerrada entre los principales candidatos. La moneda en el aire. Sin embargo, por lo que miré en El Oro, no hay un ánimo de experimentar, sino de conservar e incrementar lo ganado.

Joaquín es un profesionista que vive de su trabajo, seguidor de noticias, interesado en la política y en la competencia por la presidencia en México. Su empresa transnacional en la que labora ha decidido salir de la Ciudad de México e irse a Querétaro. Él hará lo mismo en las próximas semanas, a un estado gobernado por un partido distinto al de su preferencia. Lo bromeo y le digo que terminará por vestir la camiseta azul, en el supuesto de que la administración satisfaga a la población queretana.

Por lo pronto, nada ni nadie le quita de la cabeza el nombre de Andrés Manuel López Obrador.

De no ser porque conozco su trayectoria académica, diría que es el típico “pejezombi”, que sigue a ciegas al líder de Morena y virtual candidato de este partido en el 2018.

Las incongruencias, errores, el lenguaje populista, el disculpar a sus colaboradores que han pecado de corrupción y hasta las expresiones autoritarias, son defectos que no niega ni ignora.

Te cuento esta historia, porque cada vez que en alguna reunión de amigos coincidimos y se habla de política, su posición es invariable. Cualquier crítica u observación de los demás, la toma por el lado amable. Nunca lo he visto enojarse, ni incomodarse, mucho menos levantarse del asiento y abandonar la reunión. Por el contrario, su actitud es divertida, ríe. Sin apasionarse, comenta y reafirma sus afectos políticos.

Para Joaquín, por lo menos hasta ahora, no hay mejor candidato que el abanderado de Morena. Se le resbala lo que hablen mal de su favorito. Las comparaciones con el gobernante de Venezuela, lo tienen sin cuidado, no lo inquietan

Me sorprende el blindaje que le ha puesto a quien cree debe ser el próximo presidente de México, porque le perdona todo. A veces no ha faltado quien le ha preguntado si le pagan por asumir ese papel. Cuestionamiento que rechaza. Está como hipnotizado por un discurso mágico que ofrece resolver cualquier problema, del tamaño que sea. No es un  “pejezombi”, pero se comporta como si lo fuera.

Joaquín es especialista en contabilidad y finanzas. Le gusta leer, en particular de política. Es amplio su dominio de temas. Platica de la obra de cualquier escritor connotado, de economía, música, cine y deportes. Por supuesto, en política internacional, para nada acepta lo que hace Donald Trump. Es asiduo lector del portal de una revista semanal y de las redes sociales. Son sus principales fuentes de información, lo ha dicho.

 

Conoce y acepta las reglas electorales. Tiene claro que el voto manda. No está en sus planes cortarse las venas, tampoco rasgarse las vestiduras ni cerrar avenidas en caso de que el triunfador sea otro. Quizás por eso en las reuniones de amigos, respeta y es cordial con quienes difieren de su opinión.

Arturo Zárate Vite

 

 

Es licenciado en periodismo, egresado de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, con mención honorífica. Se ha desempeñado en diversos medios, entre ellos, La Opinión (Poza Rica, Veracruz) Radio Mil, Canal 13, El Nacional, La Afición y el Universal. Más de dos décadas de experiencia, especializado en la información y análisis político. Ejerce el periodismo desde los 16 años de edad.

Premio Nacional de Transparencia otorgado por la Secretaría de la Función Pública, IFE, Consejo de la Comunicación, Consejo Ciudadano por la Transparencia e Instituto Mexicano de la Radio. Su recurso para la protección de los derechos políticos electorales del ciudadano logra tesis relevante en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con el fin de conocer los sueldos de los dirigentes nacionales de los partidos.

Además, ha sido asesor de la Dirección General del Canal Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Coordinador General de Comunicación y Proyectos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Es autor del libro ¿Por qué se enredó la elección de 2006, editado por Miguel Ángel Porrúa.

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