A estas alturas no se puede ni debe empezar de cero en materia electoral. Sería un error monumental eliminar de tajo áreas de la estructura, sin previo diagnóstico o análisis sobre su funcionamiento. Hay que rescatar lo que sea útil, perfeccionarlo, no echar todo a la basura.
Tampoco es válido defender a ultranza el aparato electoral, como si no tuviera defectos y errores. En esto se equivoca Lorenzo Córdova, consejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), que intenta que no se toque a su institución ni a los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLES). Es incorrecto que quiera que se pasen por alto duplicidades o excesos en el gasto, porque los hay, lo sabe. Entonces, es preferible que se esmere en concertar con el poder legislativo. Alimentar posiciones encontradas, en nada favorecería a la democracia mexicana.
El primer paso para llevar adelante la reforma electoral lo ha dado el partido en el poder, Morena (Movimiento de Regeneración Nacional), en la Cámara de Diputados. Es decisión tomada, por eso la realización de foros para escuchar distintas voces y armar las iniciativas que en su momento los diputados aprobarían. La reforma se cocinaría en el próximo periodo ordinario de sesiones del Congreso, que arranca en el mes de septiembre. Entraría en vigor en enero del próximo año.
La estrategia legislativa morenista la encabeza el diputado Sergio Gutiérrez Luna, quien sabe de lo que habla. No es gente improvisada. Lo conozco desde hace más de dos décadas, desde entonces está metido en temas electorales.
Como abogado, prestaba el servicio de sustanciar recursos que distintos partidos presentarían en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Pasaba desapercibido, no estaba en la primera línea, pero su trabajo, por supuesto, era de la mayor importancia.
Ha sido coordinador de asesores en el Senado, subdirector en la unidad de asuntos jurídicos del Instituto Electoral de la Ciudad de México, asesor en materia de adquisiciones del Servicio de Administración Tributaria, representante de Morena ante los instituto electorales de Baja California y Estado de México. Cuenta con maestría en derecho constitucional.
Y para llegar a la cámara, hizo mancuerna con Horacio Duarte Olivares, una de las figuras centrales de Morena en cuestiones electorales. Sin duda, Sergio no pudo haber tenido mejor maestro.
Así que, la reforma electoral va en serio. En otra entrega o texto próximo entraré en detalles sobre duplicidades y excesos. Por ahora, hay que destacar que la coordinación de los trabajos legislativos en materia electoral está en manos de un experto y es ganancia para el país, aunque también está obligado a reconocer y aceptar los aciertos que tiene la actual estructura electoral.
Reforma electoral quirúrgica
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