La “izquierda” huele al viejo PRI. Los dos personajes de la “izquierda mexicana” de más peso político y reconocimiento, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador, tienen esa raíz.
El primero fue gobernador de Michoacán con las siglas del PRI e hijo de un presidente de la República que surgió de las filas revolucionarias; el segundo fue dirigente estatal del PRI en Tabasco. Los dos se han venido ostentando como promotores del progreso y cambio.
Al que conozco bien es al ingeniero y la verdad siempre lo he visto como un político práctico. En1988 muchos lo consideraron triunfador de las elecciones presidenciales pero no se atrevió a defender con lo que fuera necesario la votación a su favor. Optó por la moderación, por la prudencia, no llevar a sus seguidores a una lucha fratricida y suicida.
En 1997 ganó el gobierno del Distrito Federal y desde entonces el PRD ha mantenido la hegemonía en la ciudad de México.
Obrador fue dos veces candidato presidencial por este partido; abandonó las siglas amarillas para crear Morena, obtener su registro oficial en el INE y preparar su tercera candidatura presidencial.
Cárdenas y Obrador lo han dirigido, conocen sus intestinos, a sus grupos o tribus y de lo que son capaces. Quizás por eso el ingeniero puso como condición la unidad a su posibilidad de volver a encabezar a los perredistas. Obrador prefirió abandonar esa nave.
Otra dirigente perredista, Rosario Robles, también decidió marcharse y ahora combate la pobreza desde un gobierno de extracción priísta.
Porfirio Muñoz Ledo encabezó primero al PRI y después al PRD.
Marcelo Ebrard, ex jefe de gobierno en el Distrito Federal, también se formó en PRI; aspiró sin éxito a la presidencia del sol azteca.
Jesús Ortega, Jesús Zambrano y Carlos Navarrete (actual dirigente) quienes ahora tienen el control de su partido a través del grupo denominado los “chuchos”, por el nombre de pila de los dos primeros, no se formaron en el PRI pero han apoyado acuerdos y alianzas, por eso el Pacto por México y la aceptación de la reforma fiscal. En la incorporación a sus filas de Ángel Aguirre Rivero no repararon en sus antecedentes y tampoco les importó que decidiera cambiar de camiseta solo por conseguir una posición política, dejar la tricolor por la amarilla. A las dos partes los identificó sólo ganar la silla estatal, omitieron convicciones y trayectorias.
Además, hay que recordar que Ortega y Navarrete llegaron a militar en el Partido Socialista de los Trabajadores de Rafael Aguilar Talamantes, del que se sospechó servía o era satélite del Revolucionario Institucional.
Zambrano tiene un pasado guerrillero que a punto estuvo de costarle la vida, fue preso político y también fundador del PRD. Se puede decir que surgió de la “extrema izquierda” que con el paso del tiempo se fue moderando.
A los tres los rebasó el caso Guerrero, el escándalo y la desaparición de 43 estudiantes; la protesta nacional e internacional por lo sucedido en Iguala los hizo dar marcha atrás a su pretensión de apuntalar el gobierno de Aguirre. En 72 horas dieron un giro de 180 grados, cedieron al clamor de que con urgencia solicitara licencia el mandatario estatal.
Sin duda, la “izquierda mexicana” tiene aroma priísta.
Izquierda con aroma priísta
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