Pretender impedir la realización del proceso electoral en el estado Guerrero es un error. Se equivocan quienes condicionan las elecciones a la presentación de los normalistas desaparecidos. Seguro que la idea no tiene su origen en los familiares de las víctimas, porque lo que estos quieren es justicia, el retorno de sus hijos en primer lugar o castigo para quienes hayan agredido y asesinado a los jóvenes, si es el caso.
En vez de plantear impedir que se lleve a cabo el proceso, lo que más conviene es que se haga, es la oportunidad para que ese pueblo que sufre el horror de la violencia, el abuso de la delincuencia, la complacencia de autoridades, elija a diputados, alcaldes y gobernador que de verdad se preocupen, resuelvan sus necesidades y contribuyan a saciar su sed de justicia.
Nadie mejor que ese pueblo sufrido para saber quienes son los mejores candidatos, los más calificados y honestos, nadie mejor que ese pueblo para vetar a políticos que hasta ahora se ha esmerado más por atender sus intereses personales que por los de la mayoría.
La lección ha sido dolorosa por no participar en los comicios, por dejar hacer y dejar pasar, se permitió que José Luis Abarca se convirtiera en alcalde de Iguala. Trágica ha sido la consecuencia.
Si el clamor de justicia de Ayotzinapa se ha escuchado en el mundo, se ha logrado movilizar a la comunidad nacional e internacional, entonces, con esa capacidad de convocatoria nada evitaría que el pueblo eligiera autoridades con antecedentes irreprochables.
Es la oportunidad para señalarle a los partidos quienes deben ser los candidatos y votar por aquel que los postule. El voto de castigo para aquellos que insistan en perfiles oscuros o tomen decisiones cupulares, como siempre, para favorecer a grupos y amigos.
Cierto que también la ley electoral señala el camino de las candidaturas independientes para buscar llegar a cargos de representación popular, pero se establecieron tantos requisitos y candados que en los hechos sería una hazaña darles cumplimiento. Explicable esa complejidad porque esas normas fueron elaboradas por legisladores que representan a los partidos y los partidos por lo visto quieren a perpetuidad el monopolio electoral.
Sin embargo, ante hechos de sangre y corrupción que en estos tiempos son inocultables, porque ahora la forma de comunicar se amplió con las redes sociales y dejó de ser exclusiva de los medios tradicionales, los partidos tendrán que rectificar su conducta.
Los próximos candidatos están obligados a tener un expediente transparente para que la sociedad los pueda calificar.
Por todo lo anterior les digo que es más conveniente para los guerrerenses que haya elecciones, es la oportunidad para elegir a los mejores y tener autoridades que hagan valer su derechos.
El voto es lo que decide una elección y sin duda los guerrerenses pueden cambiar la correlación de fuerzas en su estado.
¿Elecciones en Guerrero?
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