Tiempo de rectificar

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Nunca es tarde para empezar a corregir y revertir la desacreditada imagen que la sociedad tiene de la política y los políticos.

Es cierto que no se puede ni se debe generalizar, porque no a todos les queda el mismo saco pero sin duda los escándalos de unos repercuten en los demás. Hay excepciones.

Ocupan los últimos lugares en encuestas que miden su grado de aceptación en la sociedad. Y la verdad, no habría necesidad de hacer encuestas para conocer la opinión que se tiene de ellos. En los diferentes estratos, en cualquier plática, se les reprueba.

Es indiscutible que su desempeño no ha conducido a un mejor nivel de vida para las mayorías. Hay desencanto, decepción. Podrán alegar, argumentar que existen avances, progresos y plataforma para llegar a escenarios justos; lo cierto, lo palpable es que persiste el deterioro social, pérdida del poder adquisitivo, sueldos bajos y cada vez más pobres.

Pronto tomarán posesión en México 500 diputados federales, nueve gobernadores y cientos de alcaldes y legisladores locales. Las elecciones han quedado atrás, para algunos sigue la lucha en tribunales. Una vez aclaradas las dudas e impugnaciones, continuará el proceso de renovación de cuadros.

Sería ideal que los nuevos, los que llegan por primera vez y los que ya tienen experiencia en el servicio público, se esmeren en resarcir esa mala imagen. La forma ideal para conseguirlo es que sus acciones repercutan en el bienestar de millones de mexicanos.

Repiten y repiten que ese es su objetivo, entonces, nada más háganlo, llévenlo a la práctica, a los hechos.

No deben resignarse a cargar con esa imagen o seguir un camino equivocado, por creer que lo único que importa es ganar y ganar dinero del erario. Seguro que ni para los políticos debe ser cómodo vivir en un clima de inseguridad, impunidad, corrupción e irritación.

Por eso, no más “moches”, fiestas en reuniones previas al periodo ordinario de sesiones, falta de transparencia, uso sin control de cajas chicas, endeudamiento desmedido, conflictos de interés y abuso de poder. Nada de solapar o convivir con la delincuencia.

El saldo hasta ahora es negativo, es tiempo de revertir el resultado, poner el ejemplo para que nadie se comporte igual o peor con el pretexto de que los arriba se caracterizan por no respetar la ley.

Admito que el texto puede sonar utópico, pero como está la situación y el desencanto de la sociedad, es lo menos que se puede pedir.

Arturo Zárate Vite

 

 

Es licenciado en periodismo, egresado de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, con mención honorífica. Se ha desempeñado en diversos medios, entre ellos, La Opinión (Poza Rica, Veracruz) Radio Mil, Canal 13, El Nacional, La Afición y el Universal. Más de dos décadas de experiencia, especializado en la información y análisis político. Ejerce el periodismo desde los 16 años de edad.

Premio Nacional de Transparencia otorgado por la Secretaría de la Función Pública, IFE, Consejo de la Comunicación, Consejo Ciudadano por la Transparencia e Instituto Mexicano de la Radio. Su recurso para la protección de los derechos políticos electorales del ciudadano logra tesis relevante en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con el fin de conocer los sueldos de los dirigentes nacionales de los partidos.

Además, ha sido asesor de la Dirección General del Canal Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Coordinador General de Comunicación y Proyectos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Es autor del libro ¿Por qué se enredó la elección de 2006, editado por Miguel Ángel Porrúa.

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