En el Palacio Postal de la Ciudad de México hay un tesoro enterrado, con monedas de oro.
Antes de indicar exactamente donde está, para que vayas a localizarlo, hay que decir que el inmueble ubicado en la esquina de Eje Central Lázaro Cárdenas y la calle de Tacuba, en el Centro Histórico, deja con la boca abierta a cualquiera. Más si puedes mirarlo no solo por fuera, sino también por dentro y recorrer sus cuatro niveles, subir a sus elevadores.
¿Y sabes cuánto cuesta hacer un recorrido completo?
Es gratis.
Nada más tienes que ir el último miércoles de cada mes, a las seis de la tarde, formarte con oportunidad, con anticipación, para poder ingresar y recibir información del guía.
Majestuoso por su eclecticismo arquitectónico, una mezcla de diversos estilos, domina el español plateresco.
Lo inauguró Porfirio Díaz, a principios del siglo XIX.
El diseño fue del arquitecto italiano Adamo Boari. El constructor el ingeniero queretano Gonzalo Garita.
Del Palacio Postal se pueden escribir infinidad de páginas.
Suponía, equivocadamente, que estaba en decadencia y en riesgo de extinción el servicio postal, pero no, goza de cabal salud. Es cierto que cada vez son menos los que escriben cartas. Práctica que se ha ido perdiendo ante la rapidez del Internet para comunicarse.
Sin embargo, se ha multiplicado el servicio de paquetería, porque el paquete, lo que compras, es imposible que te lo manden por la carretera electrónica. Alguien tiene que llevarlo a tu casa.
Además, el servicio postal mexicano, distribuye publicaciones de todo tipo.
En promedio, más de un millón y medio de servicios postales al día.
¿Y dónde está el tesoro?piedra palacio postal
Seguramente mucha gente ha pasado al lado del tesoro sin saber que ahí está enterrado.
Hay una marca visible en el sitio, una fecha: 14 de septiembre de 1902. La fecha se puede ver en la entrada que tiene el Palacio Postal del lado de la calle de Tacuba, en la piedra que toca el piso.
Fue la primera piedra que se colocó en 1902 para empezar a construir el Palacio Postal.
Ahí está enterrada una caja de metal.
Era costumbre de la época enterrar en edificios emblemáticos lo que hoy podría llamarse “cápsula del tiempo”.
Se enterró con el propósito de sacarla y abrirla en cien años.
Imposible hacerlo porque el Palacio Postal fue declarado en 1987 monumento artístico de México, antes de llegar a los cien años en el 2002.
Por lo tanto, la piedra ya no se puede mover y mucho menos sacar la caja.
¿Qué contiene?
El acta o permiso de construcción, fotografías que reproducen el proyecto del edificio, periódicos de la época, monedas de oro de 20 pesos y centavos de cobre.
Es el tesoro enterrado del Palacio Postal.

Hay un ambiente crispado en la sociedad mexicana, en la política nacional, en la actividad cotidiana. Permea desde arriba hasta abajo, demasiados insultos y acusaciones, descalificaciones.
Así como millones de mexicanos se hartaron de gobiernos incumplidos y llevaron al poder a una nueva fuerza política, también puede suceder que se cansen de tanta violencia, desconfianza y mentiras.
Dan mal ejemplo los políticos, se han especializado en el toma y daca, no se dan descanso.
Quienes tienen el poder tratan de cobrarse cuentas pendientes con la bandera de limpiar la administración pública y acabar con la corrupción; investigan para recabar pruebas.
Los que perdieron ese poder por incumplimiento, ineficiencia y enriquecimiento, resisten persecución y cuestionan cuando pueden. Hay quienes prefieren agazaparse, no asomar la cabeza para que no se las vayan a cortar, aunque no dejan de lanzar piedras.
El país tiene demasiadas heridas. En vez de ocuparse en cicatrizar las que ya existen, aumentan su número, aparentemente sin importar el daño que se le hace a México y a sus habitantes.
Nadie quiere vivir en el pleito, provoca demasiados riesgos. Ambiente enrarecido. Se generan resentimientos que con mucha dificultad pueden superarse. Es el camino equivocado, al precipicio.
En esas condiciones, van en caída libre las dos partes, parecen no percatarse.
Cada lado cree que va a deshacerse del otro, sin advertir que van a la destrucción total, de ambos.
Es la lucha entre los que tienen el poder y los que lo añoran. Solo ven por sus intereses, la gente no están en sus prioridades. Pregonan preocuparse por la sociedad y la lastiman, la dañan.
La sociedad, al ver que los de arriba se desentienden de la estricta aplicación de la ley, impartición de justicia y no garantizan la seguridad, replica conductas incorrectas, como si fuera válido hacer lo que le pegue la gana, al fin que prevalece la impunidad.
Triste y peligroso panorama. Hay incertidumbre. La confianza está disminuida. Cada quien quiere salirse con la suya, de la marera que sea. Cada uno con su verdad y sus propios datos.
Por eso recordamos el episodio histórico de “El abrazo de Acatempan”, en 1821, el abrazo, la reconciliación entre Agustín de Iturbide, jefe del ejército del virreinato, y Vicente Guerrero al frente de las fuerzas que luchaban por la independencia. Llegaron a la conclusión de que México era primero.
Hoy hace falta un “abrazo de Acatempan”.

Cruz Azul es uno de los equipos grandes del futbol mexicano, al menos de nombre y fama. También por los recursos de que dispone para hacer contrataciones de jugadores y entrenadores, nacionales y extranjeros.
Sin embargo, a pesar de la historia que lo llevó a ser considerado uno de los grandes, está convertido en un equipo que da vergüenza, con jugadores que no sudan la camiseta.
El término “cruzazulear” se lo ha ganado a pulso. De seguir así, la Real Academia Española podría considerar incluir el término en su diccionario, para definir a quienes nunca logran su objetivo o que siempre se quedan cerca del triunfo o pierden en el último minuto, en los últimos momentos del juego.
No ha podido vencer ni a uno de los equipos que más derrotas ha sumado en el mundo de manera consecutiva, el Veracruz, que solo con dinero ha podido mantenerse en la principal liga del futbol. Es más, el Cruz Azul estuvo a punto de perder con los “Tiburones rojos”.
México, como país, también con vastos recursos naturales que ya quisieran potencias como Japón, Francia o Alemania, hasta ahora no ha podido llevar a la mayoría de sus habitantes a una mejor vida.
Ha pasado por expresiones optimistas de gobiernos que lo invitaban a prepararse para administrar la abundancia o para estar a la altura de las naciones de primer mundo.
Ha “cruzazuleado”.
El equipo de futbol Cruz Azul ha cambiado entrenadores y contratado nuevos jugadores, sin alcanzar el éxito. El único que sigue siendo el mismo es el dueño.
México, ha elegido presidentes que no han cumplido sus promesas, cambiado de partidos en el poder. Ojalá que a la cuarta, ya no fue a la tercera, sea la vencida.

Al nuevo dirigente del Partido Revolucionario Institucional, Alejandro Moreno Cárdenas, “Alito”, lo conocí cuando era senador por Campeche, pero ya sabía de sus historias juveniles que se tejían en su estado natal. Ya se hablaba de su impetuosidad, de sus ansias de escalar posiciones en la política nacional, de su gusto por los vehículos deportivos y la comodidad.
“Alito” deriva de su nombre de pila y así le gustó a sus paisanos llamarlo, quizás porque lo veían muy jovencito cuando quería codearse con los grandes de la política nacional, sentirse grande.
En su etapa como senador, no le recuerdo ninguna intervención en tribuna que haya conmovido a sus compañeros o que haya sido motivo para ocupar un espacio destacado en medios de comunicación.
Presumía de sus amistades, de su cercanía con la familia Slim, sobre todo.
En el Senado procuraba estar cerca del líder de su grupo Manlio Fabio Beltrones, del que seguro aprendió el arte de la negociación, la habilidad para hacer contactos y sumar, aunque después me dio la impresión que se distanció del sonorense. No vi a Manlio cerca del gobernador de Campeche ni de la campaña de “Alito” para dirigir su partido.
Su compañero de batalla en la política, el chiapaneco Manuel Velasco Coello. Los dos convivieron en el Senado. Iban en el mismo vehículo cuando fueron asaltados y les quitaron sus relojes en las Lomas de Chapultepec. Ambos se convirtieron en gobernadores e imaginaron que alguno de ellos podría llegar a competir por la presidencia de la República.
No, la candidatura presidencial no se les hizo. Velasco volvió al Senado, su segunda vez, y suspira por entrar al gabinete de Andrés Manuel López Obrador. Le achacan que tuvo que ver con el despliegue publicitario en revista de sociales sobre la boda de César Yáñez. Trata de encontrar el camino a las alturas de la Cuarta Transformación (4T).
Alejandro Moreno Cárdenas optó por disputar la presidencia priísta y su impetuosidad le permitió lograrla, nada más que su partido está en el peor momento. No tiene el perfil del salvador, tiene cuentas pendientes con sus propios compañeros. En su ambición, no le ha importado hacer a un lado o ignorar a quienes lo han ayudado a subir la escalera.
Es campechano, cordial, amigable. Tendrá que aprender a que no se puede conseguir todo y menos al precio que sea. Le cuestionan su identificación con el gobierno. En estos tiempos, no le queda de otra, tiene que adaptarse a la nueva realidad política, jugar con el marcador, sin ser suicida y sin perder de vista que su misión es rescatar al priísmo.

El medallón de Sor Juana Inés de la Cruz está en el Palacio Legislativo de San Lázaro, en la casa de los diputados. Los legisladores no son los dueños del pectoral, pero un grupo de ellos, en 1995, encabezados por Humberto Roque Villanueva, consiguió que fuera depositado en su museo llamado Sentimientos de la Nación. Ahí está como una de las piezas principales del museo.medallón 1
¿Por qué el medallón atribuido a la emblemática monja del siglo XVII, admirada por hombres y mujeres por su sabiduría, lo tienen los diputados?
Descubierto en 1978 en lo que fue el convento de San Jerónimo, por diversos motivos, que solo podrían explicarse en su época, fue a dar a manos de Margarita López Portillo, hermana de José López Portillo, quien fuera presidente de México de 1976 a 1982. Había ganado las elecciones sin competencia alguna, entonces no había oposición.
Margarita conservó varios años el medallón. Era público su fascinación por todo lo relacionado con Sor Juana. Tuve la oportunidad de entrevistarla en su casa de las Lomas de Chapultepec, en la Ciudad de México, para el periódico El Universal. Me mostró con mucho orgullo el medallón, en un estuche algodonado.
Pieza ovalada hecha de carey, antigüedad de más de 300 años, deteriorada por el paso del tiempo, con la imagen desaparecida. Se supone que era la imagen religiosa de la Asunción.
maru rojas en fórmula arturo zarateCon el argumento de que es patrimonio de la nación, los diputados lograron que la misma Margarita entregara al museo del Palacio Legislativo el medallón de Sor Juana Inés de la Cruz.
Ahí está desde 1995, al lado del famoso tintero (símbolo del poder legislativo que hace leyes), campanilla (la primera usada para llamar la atención en sesiones) y facsímiles de las Constituciones de 1824, 1836, 1857 y 1917, así como otros documentos relacionados con la historia de nuestro país.
Del medallón de Sor Juana, ya te he platicado en otras ocasiones. Esta vez lo hago porque he iniciado con este tema una sección en el programa de noticias dominical de Maru Rojas, en Radio Fórmula, a la que agradezco la oportunidad e invitación. Maru ha bautizado el segmento “Historias de Palacio”, con la idea de hablar de los distintos palacios con que cuenta la Ciudad de México. No olvidar que la ahora CDMX es llamada la ciudad de los palacios. El Palacio de Bellas Artes, el Palacio Nacional, el Palacio Postal, el Palacio de Justicia, y otros.
Empecé con el legislativo y su medallón de Sor Juana, porque hace algunas semanas se llevó a cabo un conversatorio de poetas en la sala de conferencias del museo Sentimientos de la Nación. A la hora de la sesión fotográfica, la poeta Aura María Vidales solicitó que las fotos se las tomaran al lado de la vitrina que contiene el medallón de Sor Juana. Es el encanto de lo que concierne a la sabia monja nacida en Nepantla, estado de México.
Además, el medallón está bajo estudio, porque ya le llegó la hora del mantenimiento y en el diagnóstico trabajan especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Es indiscutible que Sor Juana tiene muchos seguidores, en diferentes países. El medallón se puede ver en el Palacio Legislativo. El acceso al museo, que abre de lunes a viernes con horario de las 10:00 a las 18:00 horas, es gratuito.

El financiamiento a los partidos políticos es tema que está de nuevo en el debate y pareciera irreversible la decisión de reducir el monto que se destinaría para el próximo año.
De acuerdo con el anteproyecto del Instituto Nacional Electoral (INE), la cifra estimada para el gasto de los siete partidos ascendería a 5 mil 239 millones mil 651 pesos. Incluye actividades ordinarias, actividades específicas, franquicias postales y franquicias telegráficas.
Ha sido el propio presidente Andrés Manuel López Obrador quien ha sugerido que la bolsa se reduzca 50 por ciento.
Yeidckol Polevnsky, dirigente del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), ha dicho que el descuento puede ser hasta del 75 por ciento.
El monto de la reducción no se debe de hacer al gusto de nadie, porque no vaya a resultar que lo barato salga más caro. Primero, recordar porqué los partidos disponen de dinero público.
Los recursos para el financiamiento tienen como finalidad desalentar la tentación de recurrir a dinero indebido o de origen dudoso. Evitar que cualquier persona o grupo, lícito o ilícito, controle o se adueñe de los partidos. Es la razón de origen.
Sin embargo, también es cierto, que el gasto, hasta ahora, ha sido excesivo, sobre todo al ver los resultados de la política. Lo que se ha pagado con dinero de los impuestos, no corresponde a los beneficios. Las condiciones de vida de la mayoría de los mexicanos no se han visto favorecidas como se quisiera, cada vez hay más pobres en México.
Es decir, lo que han hecho quienes militan en partidos y han llegado al poder, a gobernar el país, los estados y municipios, está muy lejos de tener satisfecha a la sociedad.
Por eso, seguro que si le preguntan a la gente cuánto se le debe dar del erario a los partidos políticos, la respuesta probablemente unánime sería que cero pesos y cero centavos, nada.
Es obligado revisar el tema y hasta considerar terminar con el financiamiento público, encontrar formas para que los partidos se hagan de recursos, sin violar la ley ni entregarse a la delincuencia.
De ser necesario, ajustar los candados legales para que se castigue con la eliminación de candidatos y la pérdida del registro, para siempre, al partido, que se atreva a recibir dinero mal habido o que tenga fines contrarios a la equidad que debe caracterizar la competencia política.
Para empezar, cuidar que lo que se haga, no sea a capricho de nadie.

Curioso, hasta ahora nadie ha utilizado el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) como trampolín para ascender a ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), pero acaba de surgir la propuesta de señalar en la ley la prohibición de aspirar a dicho cargo mientras se desempeñe como magistrado de la institución electoral.
El activo magistrado Felipe de la Mata Pizaña (21 de junio en Aguascalientes, según comunicado del tribunal), tocó el tema en ese sentido.
“Lo digo con claridad, puede haber conflicto de intereses. Me parece que esa prohibición, que debe de estar en la Constitución, debe sopesarse; no debemos poder aspirar durante el tiempo que estemos en el cargo, a ese honroso cargo como ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; si es así, probablemente ganemos una justicia electoral más autónoma e independiente”.
Seguro que el magistrado Felipe de la Mata sabe que nadie ha salido del tribunal directo a la Corte. No hay antecedente. Es cierto que Fernando Franco y Margarita Luna Ramos actuaron como magistrados electorales y llegaron a la SCJN, solo que después de 10 años de ocupar otras posiciones.
Por ejemplo, Franco fue presidente del tribunal electoral de 1990 a 1996. Pasó una década para que en diciembre de 2006 se convirtiera en ministro. Antes laboró como subsecretario de Desarrollo Político de la Secretaría de Gobernación, profesor del ITAM, secretario general de la Cámara de Diputados, subsecretario del Trabajo y profesor de tiempo completo del Tecnológico Autónomo de México.
Caso similar el de Margarita Luna Ramos. En 1994 fue magistrada del Tribunal Federal Electoral (entonces Trife), luego magistrada del Tercer Tribunal Colegiado en materia administrativa y consejera de la Judicatura Federal. Hasta febrero de 2004 ingresa a la Corte.
Por lo tanto, el magistrado Felipe de la Mata no podría argumentar que el TEPJF se ha utilizado como trampolín para llegar a máximo tribunal o que por este motivo en el pasado se ha puesto en duda la independencia y autonomía del organismo. Su propuesta deja entrever que tendría información sobre la aspiración de sus actuales compañeros en el tribunal. Tiene dedicatoria. ¿Qué magistrados aspiran a ser parte de la Corte?
Se desprende de su argumentación que ese tipo de aspiración pudiera influir en la elaboración de resoluciones, de ceder a pretensiones incorrectas a cambio del ascenso.
Aspirar a ministro o ministra, me parece legítimo, incluso siendo magistrado electoral. El magistrado también puede estar en un tribunal colegiado o unitario o en un tribunal administrativo. En cualquier caso tiene derecho a buscar ser integrante de la SCJN. Claro, por ningún motivo, utilizar sus resoluciones para escalar posiciones. El juzgador está obligado a proceder conforme a Derecho, en todos los casos, sin excepciones, sin parcialidades.
Si alguien en el tribunal electoral sabe que un colega pretende canjear aspiración por el sentido que da a su voto o proyectos de resoluciones, que lo diga, porque de otra manera sería cómplice de insana conducta.

El gobernador de Baja California Jaime Bonilla parece que no se ha dado cuenta, pero ampliar su mandato de dos a cinco años, por consigna, puede convertirse en gran tropiezo para su partido y el propio presidente.
Ofende la inteligencia de la sociedad. Se equivoca si cree que su ambición desmedida cuenta con el apoyo mayoritario de los ciudadanos de su estado y del país. Es evidente que se pasó de la raya.
Tampoco se salvan del descrédito los diputados locales y alcaldes que validaron la decisión del gobernante estatal. Legisladores y presidentes municipales que actúan de acuerdo a sus intereses. No les importan los valores democráticos y el respeto a la voluntad popular.
Lo eligieron por dos años y por dos años tiene que gobernar, no por cinco. Es increíble que la misma Yeidckol Polevnsky trate de justificar a su compañero con el argumento de que no puede haber elecciones cada dos años, porque resulta costoso para la sociedad.
Sin embargo, aquí la gente de Baja California fue la que votó y votó para un periodo de dos años.
Yeidckol, con su posición, está empezando a perder la elección de la dirigencia nacional de Morena. El mismo presidente Andrés Manuel López Obrador y Porfirio Muñoz Ledo, convertido en la consciencia de Morena, no están de acuerdo con lo que hizo Bonilla.
Por supuesto que esa validación no fue gratis. ¿Hay quién crea que diputados y alcaldes regalaron su voto? Evidentemente tuvo un precio. ¿Cuál? ¿Cuánto? Grave error. No es tema que borre el tiempo o que se olvide porque medios de comunicación decidan ignorarlo.
La directiva del PAN está resuelta a expulsar a sus diputados. ¿Y el PRI? ¿Y el PRD?
Es una falta de respeto al voto ciudadano.
Corresponderá al poder judicial, que se ha convertido en contrapeso real en los nuevos tiempos políticos, corregir la aberración. Poner por delante la aplicación de la ley. Actuar conforme a derecho, nada más.
Hasta ahora, el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar, no ha dicho nada. Seguro esperará a que alguno de los afectados interponga el recurso que ataque esa ampliación. Hay criterios constitucionales que deben imponerse en este caso.
Ni Jaime Bonilla, ni los diputados locales ni alcaldes de Baja California han calculado con precisión las consecuencias de su atrevimiento. En otros tiempos, cuando no existían el Internet ni las redes sociales, quizás hubiera sido posible ocultarlo. La lejanía de dicho estado del centro del país, sería factor para restarle interés.
Hoy, no. Lo hecho por Bonilla y compañía, no se va a olvidar nunca.
Impacta compromisos y planes del presidente. Es una ampliación que contrasta con las palabras de López Obrador en el sentido de que nada injusto puede prosperar.
Lo que ha hecho el gobernador de Baja California es imperdonable.

Enhorabuena la voluntad de magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) para perfeccionar las leyes que les atañen y mejorar la impartición de justicia.
Su actitud está abierta a revisar lo que se tenga que revisar y actualizar lo que se tenga que actualizar. Incluso, no se opondrían a valorar la existencia de tribunales locales, porque pareciera que están convertidos en ventanilla para recibir quejas que finalmente llegan al terreno federal.
Apoyan la idea de contar con una nueva ley de medios de impugnación que podría llamarse “ley de enjuiciamiento”, como sugiere el magistrado Felipe Barrera Fuentes, presidente de la sala superior del TEPJF, porque la vigente data de 1996, hace más de 20 años. Esta envejecida, con mecanismos muy rezagados ante las nuevas herramientas de comunicación.
Incluso, los magistrados, quieren llegar a los juicios en línea, para que todo el que tenga Internet, pueda seguir los procedimientos y recursos que corresponde desahogar al tribunal.
Bien por ellos. Seguro que los legisladores, diputados y senadores, van a tomar muy en cuenta su disposición y observaciones para mejorar la aplicación de las normas, en beneficio de la democracia.
Sin embargo, tratándose del tribunal electoral federal, hay un punto que no deben perder de vista los magistrados, medular para la impartición de justicia. Tema permanente para su reflexión, para garantizar la imparcialidad e independencia sin el menor asomo de duda: sus resoluciones.
Es público que han emitido resoluciones controvertidas, al extremo de lastimar la imagen de la institución y, por supuesto, el desempeño de los mismos juzgadores. No es la intención volver a poner el dedo en la herida, sino compartir experiencias que pueden ayudar a la elaboración de veredictos impecables, a resistir presiones de las dos partes en conflicto u ofrecimientos de poderosos.
Recuerdo que alguna vez un servidor público de alto nivel tenía en sus manos o sobre su mesa un asunto muy espinoso. Presiones de las dos partes, cada una quería que resolviera a su favor. Presiones de peso, de personajes con poder. Quedar bien con uno, era afectar al otro.
¿Qué hacer?, se preguntaba.
Me pidió como analista una opinión y no dudé en responderle pronto: resolver conforme a Derecho.
Hizo lo correcto, actuó en estricto apego a la ley, desoyó consignas y las dos partes reconocieron y aceptaron el fallo.
En el caso de los magistrados electorales, lo fundamental depende del sentido de sus resoluciones, con imparcialidad e independencia.

Jimena, jovencita de 19 años, encontró una cartera y se la regresó a su dueña.
Hecho positivo, ejemplar, muy lejos de convertirse en viral. Los valores no parecen importar, aun cuando deban caracterizar a cualquier sociedad, para tener mejor convivencia.
En cambio, cuando se trata de un suceso negativo, singular, violento, denigrante o burlón, se convierte en viral en las redes sociales, genera memes y comentarios de todo tipo. Es lo que entretiene, divierte.
Admirable es la cultura japonesa. En el país asiático nadie toca lo que no es suyo. Puedes dejar u olvidar un objeto, libro, bolsa, paraguas en el transporte público y, seguro lo vas a recuperar en el departamento de artículos perdidos o extraviados. Lo normal, allá.
En el caso de México, a pesar de los defectos en educación escolar y familiar, no todo está perdido.
Al ver la descomposición que hay en conductas, en la facilidad para mentir e injuriar a otros, para satisfacer intereses al precio que sea, porque el que no transa no avanza, supones que revertir esa lamentable tendencia es imposible y que estamos condenados a tolerarla, que tenemos que resignarnos a que el escenario social sea cada vez peor, a cuidarnos y desconfiar a todos. Triste, doloroso, lamentable; es lo que sobresale. A los mismos medios de comunicación, tradicionales, lo que interesa sobremanera, es lo negativo, lo frívolo, con la creencia de que garantizan “rating”, más lectores, radioescuchas o televidentes. Historias positivas, salvo excepciones, van al archivo, al bote de basura.
Lo que hacen adultos, sin duda, son lecciones de vida para las nuevas generaciones. Es más fácil seguir lo malo que lo bueno, la máxima para muchos.
Enhorabuena que no es tan simple ni en automático, todavía hay comportamientos que reconfortan, que dan señales de que las sociedades generan y conservan acciones elogiables, admirables y dignas de seguir, imitar.
Así es la historia de Jimena, jovencita de 19 años, empleada de un expendio especializado en café y donas en México.
Sentado, mientras leía un libro y esperaba a mi esposa salir de la tienda de comestibles, oía algo acerca de una cartera encontrada, era la conversación de dos empleados, Jimena y su compañero.
En eso estaba cuando escucho la exclamación sonora de una señora que había llegado al lugar y recibía una cartera, sonriente, agradecida. Revisa su pertenencia, sus tarjetas, su dinero: “¡No falta ni un peso!...¡Me reconcilio con la humanidad, no todo está perdido!”.
Jimena no quería pero finalmente aceptó, gratificación de cien pesos.
Ambas autorizaron que se grabara en video la escena. La señora se retiró feliz. Jimena recibiría felicitaciones de sus compañeros y jefes.
Cuando al día siguiente regresé y le pregunté si la empresa le había dado una compensación, por su acción honesta, por su honradez, por devolver la cartera, respondió:
“¿Por qué?...honestos debemos ser todos”.

Hay un punto en el mecanismo de protección a periodistas que hasta ahora ha sido desatendido y puede ser resuelto por expertos, peritos que valoren supuestas imputaciones.
Cuando un compañero es víctima de agresión, regularmente surgen voces que de inmediato tratan de ligarlo a situaciones delictivas, en muchos casos con el evidente propósito de lastimar su imagen para evitar que el daño sufrido sea relacionado con el ejercicio periodístico.
Para empezar, hay que decir que el periodista nunca deja de ser periodista. Se preparó para ello y lo será hasta el último día de su existencia. Por eso, el argumento de que su actividad personal lo llevó a sufrir un ataque y no su trabajo, es débil cuando la descalificación se hace desde el primer momento, sin averiguar a fondo o con más detalle.
Los diputados tienen en la mesa el mecanismo de protección a periodistas y harán bien en no descuidar ningún aspecto. Perfeccionarlo. Encontrar la forma de hacerlo preventivo, de ayudar a crear las condiciones para que ninguno más sea agredido o asesinado.
El colmo es que ese mecanismo, en algunos casos, no ha sido suficiente para proteger a compañeros, porque a pesar de la “protección” y “vigilancia”, les han quitado la vida.
En vez de que un colega ande con su “botón de pánico”, que tiene que activar para que vayan en su ayuda en el momento en que se sienta amenazado o en peligro, lo preferible es que esos riesgos se eliminen a la brevedad, identificarlos y anularlos, para que el periodista pueda vivir tranquilo.
No puede ser justificación decir que le quitaron la vida porque no activó ese botón ni alertó a la escolta. La clave es que la autoridad actúe con eficacia para dar con el origen de la amenaza.
Sobre el punto específico de las desacreditaciones e imputaciones infundadas, la idea en que dentro del mecanismo, haya expertos que puedan hacer la investigación o revisión correspondiente de expedientes, para impedir que injustamente se lastime la imagen del periodista.
Quienes han sido amenazados, no puede ni debe ser posible que el resto de su existencia, vivan con la zozobra de que en cualquier instante el daño puede ser mayor.
Además, la afectación, por lo que se ha visto, no solo es para el periodista, sino también para su familia.
Urge devolverle la “normalidad” al periodista, para que pueda seguir haciendo su trabajo, sin tener que esconderse; emprender una campaña que dignifique la profesión, no que la difame.

Arturo Zárate Vite

 

 

Es licenciado en periodismo, egresado de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, con mención honorífica. Se ha desempeñado en diversos medios, entre ellos, La Opinión (Poza Rica, Veracruz) Radio Mil, Canal 13, El Nacional, La Afición y el Universal. Más de dos décadas de experiencia, especializado en la información y análisis político. Ejerce el periodismo desde los 16 años de edad.

Premio Nacional de Transparencia otorgado por la Secretaría de la Función Pública, IFE, Consejo de la Comunicación, Consejo Ciudadano por la Transparencia e Instituto Mexicano de la Radio. Su recurso para la protección de los derechos políticos electorales del ciudadano logra tesis relevante en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con el fin de conocer los sueldos de los dirigentes nacionales de los partidos.

Además, ha sido asesor de la Dirección General del Canal Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Coordinador General de Comunicación y Proyectos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Es autor del libro ¿Por qué se enredó la elección de 2006, editado por Miguel Ángel Porrúa.

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