De nuevo la libertad de expresión está en la mesa del análisis jurídico, en el terreno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
El ministro Arturo Zaldívar, en los casos que le ha tocado revisar, se ha significado por defender la libertad de expresión.
Así sucedió cuando la primera sala de la Corte revisó y resolvió el amparo directo 28/2010, en el que un columnista de revista había sido demandado por un periódico al que señaló de estar vinculado con el narco.
Por mayoría se consideró que en este caso tendría que prevalecer el debate abierto sobre temas de interés público.
Además, se estimó que la libertad de expresión protegía no solo la sustancia de la información y las ideas, sino también la forma o tono en que se expresaban.
Ganó la libertad de expresión y se liberó de cualquier culpa al columnista.
El pasado fin de semana se presentó el número nueve de la Revista del Centro de Estudios Constitucionales, en la que escriben varios expertos, entre ellos el ministro Zaldívar.
De su documentado texto hay que entresacar lo que escribe sobre libertad de expresión:
“La libertad de expresión es una piedra angular de toda sociedad democrática. En esa línea la Corte ha desarrollado una abundante doctrina, cuya finalidad ha sido clarificar los supuestos en los que una persona debe responder civil o penalmente por la difusión de sus expresiones. De manera particular, la doctrina constitucional ha protegido la actuación de los periodistas, cuya función resulta trascendental en un Estado constitucional. Por lo demás, su doctrina ha enfatizado que los funcionaros públicos deben tolerar mayores niveles de intromisión en sus derechos debido al carácter de sus funciones”.
Queda claro que el presidente de la Corte, Arturo Zaldívar, es abierto defensor de la libertad de expresión.
La Corte y la libertad de expresión
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