Una historia de Loret

Sociedad
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En el comienzo de las vacaciones de verano esta vez les voy a contar una historia de Carlos Loret de Mola, de la que fue protagonista, a propósito de que es muy dado a contar sus historias de reportero. Esta es una que él no conoce completa.

Habíamos comido en un restaurante del hotel Camino Real de la colonia Anzures en la ciudad de México con Raúl Plascencia, entonces presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

La escena sucedió en la espera de los autos de cada uno, en la entrada-salida que desemboca a la calle Mariano Escobedo. El invitado era Loret y por lo tanto la cortesía era despedirlo en primer lugar. Pasaron los minutos. El  chofer y auto del conductor del programa Primero Noticias de Televisa no llegaban. Evidente que su asistente no estaba pendiente.

En esa espera continuó la plática cordial.

15 minutos y no aparecía el auto del periodista.

La que pronto se dejó ver fue la camioneta blindada de Plascencia con su respectiva escolta.

Supongo que alguna seña les hizo el espigado Ombudsman porque la camioneta se detuvo en la mera entrada, a 10 metros, en espera de instrucciones de su jefe.

Loret , amigable, sin perder el buen humor a pesar de la ausencia de su chofer, expresó de inmediato:

-Ya llegó tu camioneta, adelante, yo espero.

-No, no es mía- dijo Plascencia.

El guardaespaldas bajó de la unidad, enmudecido, con cara de “¿what?”, sin saber que ocurría y atento a la distancia a cualquier indicación.

Plascencia se puso nervioso.

Nunca entendí el motivo de su mentira ni le pregunté después, quizás no quería dar la imagen de ser un defensor de los derechos humanos que se transportaba en imponente camioneta, de las que se miden por metros, y con su respectivo personal de seguridad.

¿Y ahora?

El coche de Loret no llegaba, los escoltas sin saber qué hacer, a la expectativa, Plascencia más nervioso y su cara más abrillantada por el sudor.

Se le ocurrió decir que iba al baño. Volvió a meterse al hotel.

A los pocos minutos la camioneta blindada se retiró. Lo más probable es que le haya hablado de su celular al chofer para que lo hiciera.

Regresó sonriente.

Y el transporte de Loret sin llegar; tampoco había conseguido contactarlo por teléfono.

La solución fue ofrecer llevarlo en mi auto. Accedió para acabar con la espera.

Por el espejo alcancé a ver a Plascencia hacer una llamada, seguro para que su camioneta blindada ya pasara por él.

A Carlos lo dejé en su casa de Polanco.

Arturo Zárate Vite

 

 

Es licenciado en periodismo, egresado de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, con mención honorífica. Se ha desempeñado en diversos medios, entre ellos, La Opinión (Poza Rica, Veracruz) Radio Mil, Canal 13, El Nacional, La Afición y el Universal. Más de dos décadas de experiencia, especializado en la información y análisis político. Ejerce el periodismo desde los 16 años de edad.

Premio Nacional de Transparencia otorgado por la Secretaría de la Función Pública, IFE, Consejo de la Comunicación, Consejo Ciudadano por la Transparencia e Instituto Mexicano de la Radio. Su recurso para la protección de los derechos políticos electorales del ciudadano logra tesis relevante en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con el fin de conocer los sueldos de los dirigentes nacionales de los partidos.

Además, ha sido asesor de la Dirección General del Canal Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Coordinador General de Comunicación y Proyectos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Es autor del libro ¿Por qué se enredó la elección de 2006, editado por Miguel Ángel Porrúa.

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