Se fue sin conocer el tamaño monumental de su capacidad de convocatoria. Popularidad y atracción como pocas veces se ha visto. Consenso ganado con trabajo, perseverancia, sacrificio y genialidad. Una mayoría indiscutible a su favor. Se fue pero no se fue, porque su música, sus canciones, sus composiciones, prevalecerán para siempre. Una leyenda.
Obviamente Juan Gabriel no puede volver del más allá para competir por la presidencia de la República en el 2018. Y si volviera, hay que dar por hecho que seguiría en la música, para lo que nació, aunque también hay que dar por hecho que mantendría su simpatía con el PRI, guste o no a muchos. Nunca dio una explicación de su preferencia política.
Cito a “Juanga para presidente” porque una gente con popularidad y consenso, semejantes, es lo que necesita México, para rehacer lo que sea necesario y resistir presiones. No digo que sepa cantar, componer, bailar y contonearse, sino que tenga la aceptación de la mayoría de los mexicanos, absoluta.
Un personaje con fortaleza intelectual, humana; íntegra y coherente, sin lastres de ningún tipo, que atraiga a millones de votantes, capaz de tomar decisiones acertadas, no apresuradas e improvisadas.
¿Dónde está el Juanga de la política?
Hasta ahora, ninguno de los mencionados tiene ese perfil, ninguno de los que se anuncian en los medios electrónicos con diferentes siglas partidistas.
Las encuestas dan nombres de supuestos punteros que suspiran por ocupar la silla presidencial, nada más que las encuestas desde hace varios procesos electorales se han alejado de la realidad y el verdadero sentir de la población en México. Hay medios que prefieren no darse por enterados por razones económicas y a los políticos les gusta el juego y hasta el autoengaño, todo para complacer el ego y la ambición desmedida por el poder.
Cualquiera sabe que los partidos, han agotado su credibilidad y sus presuntos presidenciables arrastran la fama de que los gobiernos no han conseguido darle calidad de vida a los mexicanos. Nadie se salva. Muchas promesas incumplidas.
Entre los independientes que han levantado la mano para competir, ninguno ha logrado despuntar. Más de lo mismo, algunos con antecedentes de clara dependencia institucional.
Esa es la verdad, en este momento la sociedad no tiene candidato, sigue en espera de que surja el “Juanga de la política”, ajeno y vacunado contra vicios que se han vuelto insoportables.
Y de no surgir el “juanga de la política”, la votación del proceso electoral del 2018 se va a fragmentar, la ventaja de quien resulte ganador puede llegar a ser tan reducida como la de 2006.
Más vale buscar a ese Juanga presidencial, México lo requiere.
Juanga para presidente
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