Beijing.- Era niño la primera vez que vi una foto de China, de sus calles, cientos de ciclistas vestidos en color caqui. Difícil circular en esa maraña de unidades de dos ruedas, sin luces para indicar si va a dar vuelta a la izquierda o a la derecha, tampoco para avisar que va a detenerse. Me quedé con esa imagen por mucho tiempo.
Nunca imaginé que tendría la oportunidad de estar aquí, como periodista, ver directamente la realidad. Visita producto del convenio que tiene firmado el Club Primera Plana, que es la organización de periodistas más antigua de México, y la Asociación de Periodistas de China, a la que están afiliados un millón de colegas chinos.
Claro que como estudiante había conocido la historia de este país y, después como profesional, enterado de sus avances a través de medios de comunicación. Es ahora una potencia, con la mira puesta para ocupar el primer lugar en la economía mundial, al tu por tu con los grandes.
Desde el aire, en al avión, vi su gigantesco aeropuerto. Pasar migración, sencillo, siempre y cuando tengas en orden tus documentos. Tienen hasta traductor electrónico que da indicaciones en español.
Y entramos a la China moderna de Xi Jinping, su presidente.
Están en todo, no desatienden nada. Se respira crecimiento. Tienen prisa por crecer y crecer.
La industria automotriz hace investigaciones para que los vehículos puedan circular sin conductor; prioridad la fabricación del transporte eléctrico. China fabrica los trolebuses que han empezado a circular en México.
En la construcción, para el lado que se mire, se levantan edificios hasta de 60 pisos, uno tras otro.
Las calles de esta capital, de más de 20 millones de habitantes, están limpias, sin basura ni chicles pegados al suelo. Tampoco me he encontrado a pedigüeños ni malandros. En ningún momento he sentido temor de perder la cartera o de que me la vayan a quitar.
Veo a la gente tranquila, como que sabe que si le va bien a su país, todos ganan. Están ocupados con su desarrollo, en su trabajo, para garantizar una vida digna, de calidad.
No hay que perder de vista que es una nación de más de mil trescientos millones de habitantes. Es el tamaño del reto que tiene el gobierno de Jinping. Los resultados son los que hablan.
La delegación de periodistas mexicanos ha visitado ya varios sitios que reflejan lo que es China.
Esa foto que vi de niño, de cientos, miles de ciclistas, el congestionamiento del transporte de dos ruedas, es historia, es pasado. Hay ciclistas y también quienes manejan motonetas eléctricas, seguramente muchos más, pero ahora transitan en orden, en sus carriles exclusivos; comparten calles con automóviles, camiones y trolebuses. Autos de diferentes marcas, nuevos o de reciente modelo; la modernidad en pleno.
El centro de exposiciones Zhongguancun, el primer parque de alta tecnología en China, exhibe el avance de la nación asiática, nuevos materiales de construcción, ligeros y resistentes, ecológicos; drones, sensores de largo alcance para Internet, robots y filtros de agua.
Me quedé sin habla cuando vi su imagen y proyección de la tercera dimensión, sin necesidad de apagar luces como se hace en cines; una innovación para usar en la enseñanza, en la educación, para hacerle la vida escolar más divertida a los niños y niñas.
Los adelantos de la tecnología China.
Apenas es el comienzo del recorrido que haremos por el país.
No podía faltar la visita a una comunidad campesina, donde han vencido a la pobreza. Es una de las fórmulas aplicadas para este propósito. He escuchado más de una voz decir que el objetivo es ponerle punto final a la pobreza el año que viene.
La comunidad vive de un invernadero, que combina agricultura y acuacultura; el excremento de los peces es utilizado como fertilizante. Hay variedad de hortalizas. A un lado los estanques de peces, con aspiradores tubulares que llevan las heces marinas hacia las plantas.
Para dar idea de la ganancia que logran estos chinos, su poder adquisitivo les alcanza hasta para comprarse un auto nuevo, lo que explica el congestionamiento que encontramos al llegar a la zona rural.
La comunidad tiene hasta un pequeño hotel, con todos los servicios, rústico, pero cómodo y estético.
Es el avance de la China moderna, tan rápido como su veloz tren bala.
La China Moderna de Xi Jinping
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