Joe Biden, ni como candidato ni como presidente electo de los Estados Unidos, ha insultado o descalificado a México y a los mexicanos. Prudente, moderado. Igual que sus antecesores, tiene como primera prioridad a su país. Sabe el tamaño de la tarea que tiene por delante.
Demasiadas complejidades internas, sobre todo la pandemia y la división entre estadounidenses. La situación no está para abrir nuevos frentes o descomponer relaciones bilaterales. Trabajaría por acuerdos en defensa de la ecología y los derechos humanos.
Y desde ya empezó a ocuparse de lo fundamental, armar equipo y preparar acciones para llevarlas a cabo en el momento en que rinda protesta, a partir de que tome posesión como nuevo presidente, en enero.
No va a descuidar intereses de su país ni dará giros de 180 grados. No es fácil unir a una nación. Primero deberá de fortalecer su gobierno hacia adentro. Como lo ha dicho, gobernar para azules y rojos, porque será el presidente de los Estados Unidos, no de los demócratas o republicanos.
Su mensaje ha sido conciliador, así que va a procurar ese camino, con los suyos y con sus vecinos. Avanzar con orden, como corresponde a la potencia que representa.
Estará enfocado en lo fundamental, sin descuidar lo secundario. Evitará las provocaciones. Es su estilo. En su etapa cono candidato ganador, ha cuidado las palabras, sin insultar a nadie. Mensajes medidos, ajustados a la realidad, a lo que la sociedad también observa. No tienen cabida escenarios inventados ni soluciones mágicas.
Dentro de este contexto, impensable que vaya a romper lazos o largas amistades con sus vecinos. Tampoco se avizora que vaya a colocar como prioridad el levantamiento del muro entre México y los Estados Unidos y mucho menos dirá que el muro lo van a pagar los mexicanos.
El tema migratorio no se ve que pretenda atenderlo con paliativos o con vallas policiales, porque el número de migrantes es cada vez mayor. Deberá de ir al fondo del problema, a lo que hace a los viajeros arriesgar su vida por buscar el sueño americano.
Se ven venir ajustes en sus relaciones comerciales, pero no al extremo de empobrecer o aplastar a desiguales, porque entonces no tendría con quien hacer el intercambio comercial.
No lo veo chantajeando: hacen lo que digo o les subo aranceles o les cierro la frontera a sus productos.
Queda claro que Estados Unidos es la potencia. Sin embargo, definitivamente, Joe Biden no es Donald Trump.
Por eso Biden es favorable a México.
Biden es favorable para México
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