Puede ser un espejismo que el próximo año México vaya a tener siete gobernadoras. La resolución controvertida, confusa (en sus primeros momentos) e incompleta del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) no es garantía del ascenso femenil, porque no existe la obligación de que los partidos las hagan candidatas en los mismos estados.
Se dejó al libre albedrío de los partidos determinar en qué estado les parece conveniente. Tampoco es un hecho que las vayan a postular donde la organización política tenga más presencia. Ni siquiera el hecho de que haya más mujeres en el padrón podría darles la certeza de que van a ganar.
No es en automático, las mujeres no solo votan por mujeres. La paridad está sujeta al voto libre de quienes tienen derecho a ejercerlo. Para electores y electoras, cuentan más los valores capacidad, trayectoria y simpatía.
Los huecos que todavía hay en la ley para hacer válida la paridad, se debe a que los legisladores no han hecho su trabajo. Hay hilos sueltos, faltan precisiones. El tema divide opiniones. El Senado se atrevió a impugnar la resolución del Instituto Nacional Electoral (INE) que hacía obligatoria las siete candidaturas, con el argumento de que tomaba atribuciones que no le correspondían, legislativas.
La sala superior del tribunal electoral hizo la misma observación, pero al final, titubeante, procedió de manera similar. Una vez que se ha conocido la resolución final de los magistrados, no hay marcha atrás, porque en materia electoral, por ley, la última palabra la tiene el TEPJF.
Por su falta de claridad y precisión, los magistrados sembraron dudas, crearon confusión, diversas interpretaciones hacia afuera. Comprensible que medios difundieran versiones encontradas. Unos daban por hecho las siete candidaturas y otros decían que se habían caído. Sobrevivieron las siete en medio del enredo.
Lo que llama la atención es que entre las mujeres de los distintos partidos no sea evidente el consenso sobre el tema. Si así fuera, hace tiempo que habría más mujeres gobernadoras en los estados, por paridad.
Hasta ahora, falta darle énfasis a la paridad en los documentos básicos de los partidos, por congruencia. Hay quienes se oponen porque insisten en que las nominaciones se deben de hacer por capacidades, no en función de si es hombre o es mujer. Existe el riesgo de ser discriminatorio, para un lado u otro. Temen que el día de mañana los homosexuales también reclamen su cuota.
Es poco probable que en el 2021 México tenga siete gobernadoras más. Si los partidos tuvieran que postularlas en los mismos estados, entonces habría certeza. Sin importar el partido, triunfaría una mujer.
Faltaría observar la reacción de la sociedad, que se ha vuelto muy sensible para castigar o premiar partidos. Ha comprobado el valor del voto y lo defiende. Sabe de su influencia y trascendencia.
El seis de junio del próximo año se verá si la sociedad acepta o no que le impongan gobernadora o gobernador por paridad de género.
¿Siete gobernadoras en el 2021?
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