"Benditas redes" sociales

Sociedad
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Andrés Manuel López Obrador bautizó a las redes sociales como “benditas redes”, porque fue la forma que encontró para comunicarse con la sociedad, sin necesidad ni obligación de recurrir a medios tradicionales como única opción. El camino para difundir sus acciones, declaraciones y hasta replicar o desmentir a la radio, televisión y prensa escrita, cuando caían en imprecisiones o en falsedades.
Difusión a bajo costo, sin gastar miles y miles de millones, como lo han hecho otros personajes de la política al firmar convenios o contratar onerosas campañas en los medios acostumbrados.
Además, tendrán que admitirlo los mismos dueños de los medios y contratantes, en ningún caso el resultado ha sido el deseado. No hay gobernante que haya mejorado su imagen, a pesar de ese gasto. Por supuesto, los dueños de los medios no tienen culpa, sino la actuación del autor del mensaje.
En contraste, Andrés no tuvo que destinar mucho dinero para conseguir su objetivo, la presidencia de la República. Por eso, por experiencia propia, el anuncio de que va a reducir en 50 % el presupuesto para publicidad y propaganda. Usará lo indispensable, al menos en medios privados. Utilizará de manera preferente, como lo ha hecho hasta ahora, las “benditas redes”.
Debe quedar claro que el éxito no está basado solo en difundir acciones y declaraciones en redes sociales. Los hechos, las acciones de gobierno, tienen que beneficiar a la sociedad, ser reales, no simulaciones ni inventos ni mentiras. Cualquier desviación de recursos o desatino, repercutirá en la credibilidad y en su momento en votos electorales.
Es difícil llegar al poder, pero mucho más mantenerse. Sería un error perder el piso como lo perdieron quienes ahora forman parte de la chiquillería política, en todos los niveles de gobierno.
Las redes sociales, por muy “benditas”, en ningún caso serían cómplices. No se puede ganar o conservar buena imagen con falsedades. Sería un error pretender ocultar fallas o minimizarlas. La clave del éxito de Andrés Manuel para que lo conozcan, no han sido las redes, sino su congruencia. Lo que ha repetido siempre, que lo pueden acusar de todo, menos de ladrón o corrupto.
Ahora el reto es mayor, porque se trata de gobernar un país de más de 120 millones de habitantes. No es lo mismo ser oposición que gobierno. Criticar es más cómodo que cargar con la responsabilidad de emprender acciones para reducir la pobreza y darle a los mexicanos, calidad de vida.
La redes sociales ayudan a la difusión. Lo que no pueden hacer es solapar a quienes pretendieran matizar u ocultar la verdad.

Arturo Zárate Vite

 

 

Es licenciado en periodismo, egresado de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, con mención honorífica. Se ha desempeñado en diversos medios, entre ellos, La Opinión (Poza Rica, Veracruz) Radio Mil, Canal 13, El Nacional, La Afición y el Universal. Más de dos décadas de experiencia, especializado en la información y análisis político. Ejerce el periodismo desde los 16 años de edad.

Premio Nacional de Transparencia otorgado por la Secretaría de la Función Pública, IFE, Consejo de la Comunicación, Consejo Ciudadano por la Transparencia e Instituto Mexicano de la Radio. Su recurso para la protección de los derechos políticos electorales del ciudadano logra tesis relevante en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con el fin de conocer los sueldos de los dirigentes nacionales de los partidos.

Además, ha sido asesor de la Dirección General del Canal Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Coordinador General de Comunicación y Proyectos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Es autor del libro ¿Por qué se enredó la elección de 2006, editado por Miguel Ángel Porrúa.

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