La historia que te cuento tiene que ver con manifestaciones inesperadas de dos personajes. Quizás explicables en un mundo donde los valores se han alterado. Expresiones que no deberían ocurrir, provocadas por comportamientos, escenarios y ambientes que rompen la estabilidad social y el concepto de justicia.

Son hechos que parecieran no tener trascendencia, que no van más allá del tache, consecuencia de convulsiones que afectan a la colectividad, de acciones emprendidas para darle calidad de vida a la colectividad, pero que no alcanzan el objetivo.

Del primer personaje no te voy a dar su nombre, porque el mensaje fue privado y para sus amigos a través de Facebook. Se trata de un pintor, dedicado toda su vida al arte. Acto secuela de crisis económica.

“Estaré regalando dibujos originales firmados a quienes nos donen una botella de vino para la exposición”.

No se trata de menospreciar al vino, sino subrayar la oferta propuesta para canjearlo por una obra de arte. Vino por arte. Es que el artista no cuenta con “cash”, como diría un ex presidente mexicano, para pagar la bebida que se ofrecería como cortesía, una vez inaugurada la exposición pictórica. Tampoco, evidente, tiene una tarjeta de plástico para adquirirlo a crédito.

El artista obligado a degradarse para entregar sus dibujos originales, firmados, por vino. Esto no puede ser normal. La confirmación de que le falta promoción y apoyo a la cultura. Testimonio de que el artista, anónimo por las razones que ya te explique, tiene apuros económicos, víctima de la crisis.

¿Será su culpa o de aquellos que siguen sin encontrar la fórmula que haga justo el reparto de la riqueza, en México y en el mundo? El artista empeñado en vivir de su arte. Ojalá el día de mañana no tenga que ofrecer lo mismo por una torta o una comida.

El otro episodio seguro ya lo conoces, porque la propia protagonista lo hizo público, Guadalupe Loaeza. Lo difundió en su tuiter. Cuando vi el video, no lo podía creer, sobre todo por el prestigio de la escritora, refinada, cuidadosa, culta, delicada, mujer, bella, valiente, sensible.

Por un  momento pensé en retuitearlo. Pronto desistí. Era apología de la violencia lo que para la escritora, supongo, creía divertido y justo en ese momento, darle de puñaladas a la piñata del presidente de la nación más poderosa. Por fortuna, Guadalupe Loeaza reaccionó y rectificó. Se disculpó.

Se había dejado llevar por un ambiente de intolerancia, espontánea reacción ante la voz complaciente de Donald Trump hacia prácticas racistas. Sin embargo, se había equivocado la escritora. Aunque sus puñaladas fueran contra una piñata, tenían tinte desagradable.

Dos episodios, uno, impacto de la crisis económica; el otro, producto de animadversión e impotencia que permea en la sociedad al ver excesos en conductas públicas.

Apenas botones de muestra que carcomen virtudes, valores humanos. Incidentes de la vida cotidiana, resultado de los desvaríos que sufre el mundo.

El tamaño del iceberg o del trozo de hielo desprendido de la Antártida en el hemisferio sur es cuatro veces la superficie de la Ciudad de México. ¿Te imaginas? ¡Cuatro veces la CDMX!. El trozo de hielo mide 5 mil 940 kilómetros cuadrados. Pesa un billón de toneladas.

Manifestación de la naturaleza que hasta ahora solo es observado por expertos. Para la mayoría en el mundo, no pasa de nota curiosa. Lejos de zonas habitadas y las aguas en las que flota no son ruta de buques, por lo que sería muy remoto un choque parecido al que sufrió el Titánic.

El témpano avanza hacia donde lo lleve la corriente. No es la primera vez que ocurre un desprendimiento de esa magnitud. En el 2000 sucedió algo parecido, más pequeña la longitud del iceberg. El proceso para derretirse es lento, dura años. Nada que haga sonar las alarmas. Tampoco va a subir el nivel del mar. Según especialistas, es algo parecido a cuando echas a tu vaso varios cubos de hielo. Una vez derretidos, no se desparrama el líquido. Al menos es una valoración que te puede dejar tranquilo.

¿Pero por qué el desprendimiento del iceberg del 12 de julio pasado? ¿Qué lo provoca? Los científicos no lo saben con certeza. Hay quienes sospechan que tiene parte de culpa el cambio climático, el calentamiento global. Es probable. Para cada acción humana, hay una consecuencia o reacción de la naturaleza, por mucho que se diga que no pasa nada cuando supones que el perjuicio es mínimo. El hecho es que la temperatura en el mundo ha subido dos grados centígrados.

En cualquier parte del planeta, lo que contamina, daña. Altera el medio ambiente. Si avientas una colilla de cigarro a la calle por la ventanilla de tu carro, dirás que no hacen ningún daño. He visto a fumadores que lo hacen, como si fuera lo normal. ¿Y si un millón de personas hacen lo mismo que tu? Cortar o talar un árbol en las ciudades, dirás que se vale. ¿Y si miles de personas hacen lo mismo que tu? Asar carne con carbón o leña, supondrás que es cosa menor y que al menos tu lo haces una o dos veces al año. ¿Qué sucede si miles de familias, por no decir millones, lo hacen una o dos veces año? Entonces ya no es peccata minuta.

Derrochar el agua, tirar la basura en la calle, tala indiscriminada, quitarle terreno al mar, cerrar cauces naturales para hacer edificios o carreteras, dejar que vehículos contaminen en detrimento de la calidad del aire, exceso de ruido, fábricas sin controles anticontaminantes, empresas que tiran sus residuos peligrosos en ríos, sobrepoblación en determinadas zonas, crecimiento urbano desordenado, excremento de las mascotas en la vía pública, tiene un costo y no sólo económico.

Tarde o temprano la naturaleza va a cobrar facturas y los humanos van a tener que pagarlas, así que no hay que ver solo como un hecho curioso el desprendimiento del iceberg en la Antártida, que sirva para reflexionar y tomar consciencia.

En la Antártida se desprendió un pedazo de hielo; en la Ciudad de México y en otras ciudades, está desprendida de mucha gente la consciencia para preservar la naturaleza.

Por fortuna, la consciencia no se derrite y puede recuperarse.

La novedad de la historia que hoy te cuento es que quienes la platican, lo hacen como si hubiera sucedido ayer. Su autor y protagonista, quizás sin saberlo, ha conseguido que de boca en boca su tema haya permeado mucho más que a través del video con escasa producción que tiene en YouTube. Él mismo ha narrado en grupos humanitarios y religiosos lo que le sucedió en agosto 1990, cuando fue secuestrado por una cuarteta de encapuchados.

En este mes de mayo se cumplen 16 años de que logró escapar de sus captores, encerrado en una casa de Puebla.

Se trata del arquitecto Bosco Gutiérrez Cortina, integrante de numerosa familia de empresarios, dedicados a la construcción y otros negocios. La idea no es tocar la herida e incomodar al arquitecto, porque sin duda estos asuntos marcan para toda la vida. Tampoco se pretende analizar el patrimonio familiar ni los vínculos que pudiera tener con personajes de la política.

En punto es otro, en el contexto de la inseguridad que prevalece en el país y la forma en que reacciona la sociedad ante un episodio de esta naturaleza. Una vez que logró salir de su cautiverio y recuperarse, ha participado en conferencias para detallar su historia.

Quienes lo han escuchado, de manera directa, han grabado el relato en su memoria y cuantas veces tienen oportunidad, en reuniones familiares o de amigos, sacan el tema y lo recuerdan como si acabaran de escuchárselo al arquitecto Bosco Gutiérrez Cortina.

Lo que más los ha conmovido es la fe y la fortaleza religiosa, la confianza en Dios del protagonista que nunca abandonó la oración y que llegó a conseguir que los secuestradores, el 24 de diciembre, se sentaran para escucharle hablar del significado de la Navidad.

Cuando suponía que su fin había llegado porque la condición de que el pago millonario se hiciera en Brasil era imposible, el gobierno de este país no autorizó la transacción con fundamento en su ley que no permite arreglos con delincuentes, pudo escaparse en los días siguientes.

Bosco había hecho una ganzúa con el resorte de un camastro, pero también ya le habían advertido los secuestradores que no volvería a ver a su familia ante cualquier intento de huir.

Uno de los secuestradores se bañaba, el otro dormía con metralleta sobre las piernas y el tercero que vigilaba afuera, no estaba. Decidió intentarlo, abrir la primera puerta con su ganzúa y de ahí hasta la calle. El primer taxi al que se subió, no lo quiso llevar, por su aspecto, sucio y barbudo. El segundo se animó con el ofrecimiento de pago doble por el viaje de Puebla a la Ciudad de México; sin embargo, al llegar a la caseta de peaje, el chofer estuvo a punto de arrepentirse, con el pretexto de que el auto se le había descompuesto. Cambió de opinión cuando Bosco sugirió rezar. Arrancó de nuevo el automóvil. Así hasta la casa de sus padres en la Ciudad de México. El taxista se hizo su amigo.

Para el arquitecto Bosco Gutiérrez Cortina fue un milagro en mayo, hace 16 años.

Cualquiera pudiera decir que ha decaído el ánimo de migrantes para viajar a los Estados Unidos, indocumentados, sin papeles que les autoricen internarse en suelo ajeno.

Lógico suponer que el anuncio del muro y la aplicación de medidas antimigratorias, provocan por lo menos temor, miedo adicional a lo que significa quedarse en el camino por un accidente, pelearse con el “coyote” (el que trafica con humanos) o ser detenido y deportado.

La embestida del nuevo gobierno sería como una inyección de oxígeno para todas las autoridades responsables de evitar la filtración ilegal, actuar con mayor energía y eficacia en ese propósito.

Diría que desde la toma de posesión de Donald Trump, el migrante lo piensa dos veces antes de emprender el recorrido hacia el norte, la disyuntiva entre quedarse en casa en paz o retar al peligro y jugársela por el sueño americano, con la carga extra que ahora tiene la aventura.

Me ha dejado sin habla el entusiasmo de un michoacano porque dos de sus nietos ya cruzaron la frontera. Orgulloso, satisfecho de que han conseguido vencer obstáculos para quedarse en los Estados Unidos con algunos vecinos y amigos del pueblo, en tanto encuentran trabajo. No le van a quitar a nadie su empleo, simplemente harán lo que muchos no quieren hacer en el campo, en la jardinería, plomería, servicio doméstico, en la cocina o como meseros en restaurantes de comida rápida.

El abuelo está dedicado a la venta de agua de coco en la vía pública, en la parte trasera de una camioneta que estaciona todos los días en el mismo sitio, desde hace más de 15 años. Lo que gana le ha permitido darle alimentación y educación básica a sus hijos.

Los nietos lo ayudaron varias temporadas vacacionales en la venta. “Aquí los tuve, muy pequeñitos, ahora están más altos que yo. Allá van a ganar dinero y regresarán cuando tengan suficiente para construir una casa”.

-¿Y por qué no se quedaron aquí, a trabajar, como usted?

-No, lo de aquí no alcanza.

Con la cabeza levantada, erguido, con 70 años de edad, 1.75 m. de estatura, la mirada puesta en un punto incierto, quizás en su mente la imagen de los nietos con los bolsillos llenos de dólares, suspira profundo. Ojos iluminados y una marcada sonrisa en su rostro.

Evidentemente está orgulloso, seguro de que sus nietos vencerán cualquier adversidad. En el camino de una vida mejor. Ilusionados, a pesar de las complicaciones. Sin duda, para ellos es más importante luchar por mejorar su vida e ingreso, conseguir un patrimonio y superar las limitaciones de quien solo se dedica a vender agua de coco en la vía pública.

La ambición por el sueño americano está por encima de temores y medidas antimigrantes.

Imaginé al poeta chiapaneco Jaime Sabines con un tarro de pulque en mano, dándole gusto al paladar, curado de nance, fruta cosechada en su estado; los lentes sobre la mesa y el cigarro en el cenicero. Supuse que había sido consumidor de la bebida, pero pronto su biógrafa Pilar Jiménez Trejo aclaró que sus aficiones etílicas eran otras.

Me vino a la cabeza la idea porque esta vez Pilar presentó “Sabines, apuntes biográficos” en la Pulquería Insurgentes de la Ciudad de México. Tampoco ella es aficionada al néctar. Para la ocasión optó por el producto de cebada. Igual sus invitados.

Carlos Martínez Rentería, promotor cultural de este lugar, no desperdició la oportunidad para hablar de su admirado poeta, del dolor que le causó al enterarse de su muerte, en marzo de 1999.

El impacto lo hizo buscar el consuelo en el alcohol. Después de una ración tequilera, decidió ir a la funeraria. Personal del Estado Mayor Presidencial lo conminó a retirarse. Intervino Julio, hijo del poeta. Por el aprecio al periodista y también escritor, lo identificó como parte de la familia. Así pudo Carlos permanecer en el concurrido velorio.

La nota de la noche en la Pulquería, la dio Pilar. Enteró a los presentes que hay obra inédita del maestro Sabines y que puede salir a la luz. Saldría con el título “Los poemas rescatados”.

Escritos que Sabines archivó, quizás porque no alcanzaron su visto bueno para publicarlos. Los dejó en libretas que utilizaban en su casa para llevar el control de la venta de telas, negocio familiar.

La decisión de que aparezcan “Los poemas rescatados” corresponde a sus hijos. Existe la duda porque Jaime no especificó lo que se debería hacer con dicho acervo, una vez que partiera. ¿Quería o no que se publicaran? Es la pregunta. Seguro que la sociedad respondería unánimemente por la afirmativa. La última palabra la tienen los herederos.

Pilar es optimista.

Especializada en la vida y obra de Sabines, recordó un momento dramático, triste. Lloró. Le permitieron entrar a verlo cuando estaba enfermo. Apenas observó su ingreso a la habitación, la recibió con el comentario de que le regalaría el libro que estaba sobre el buró. “Te lo voy a dedicar”. Tomó una pluma para escribir en la primera página. La miró y preguntó: “¿Cómo te llamas?”. A Pilar le rodaron las lágrimas. El poeta estaba tan minado por su enfermedad, que no recordaba el nombre de quien había convivido con él en los últimos diez años por la elaboración del texto biográfico.

Libro que ya no conoció el poeta.

La periodista Lola Corrales, quien estuvo en esta presentación, comentó que el chiapaneco, para rubricar las fiestas, recitaba Los Amorosos.

Carlos, el promotor cultural, también concluyó de esa manera el evento nocturno. Leyó obra de Jaime Sabines.

Lento, amargo animal

 que soy, que he sido,

amargo desde el nudo de polvo y agua y viento

que en la primera generación del hombre pedía a Dios.

Amargo como esos minerales amargos

que en la noches de exacta soledad

-maldita y arruinada soledad

sin uno mismo-

trepan a la garganta

y, costras de silencio,

asfixian, matan, resucitan.

Amargo como esa voz amarga

prenatal, presubstancial, que dijo

nuestra palabra, que anduvo nuestro camino,

que murió nuestra muerte,

y que en todo momento descubrimos.

Amargo desde dentro,

desde lo que no soy,

-mi piel como mi lengua-

desde el primer viviente,

anuncio y profecía.

Lento desde hace siglos

remoto –nada hay detrás-,

lejano, lejos, desconocido.

Lento, amargo animal

que soy, que he sido.

El famoso “gasolinazo” ha provocado toda clase de reacciones, a favor y en contra. Historias variadas en las redes sociales, convocatorias a marchas, protestas, bloqueos, insultos, formas de comprar, amenazas y hasta revelaciones que supuestamente ponen en riesgo a sus propios autores, por exhibir operativos relacionados con la corrupción en la comercialización del combustible. La verdad, nada nuevo, nada que no se haya dicho en otro momento, en otra alza al precio de las gasolinas. El malestar es generalizado, porque a nadie le gusta pagar más, sobre todo cuando siempre se ha pregonado que el petróleo es nuestro.daniel-servitje

Al margen de las voces en contra o a favor del ajuste, sorprende gratamente leer en el diario español el País, con fecha del último día del 2016, el impreso que se distribuye en México, el crecimiento de la empresa Bimbo en el mundo, ahora, a punto de entrar al mercado africano.

Es descrita como una empresa mexicana exitosa, con presencia en tres continentes, con ventas superiores a los 11 mil millones de euros. La panificadora más gran del mundo.

Recuerdo alguna vez haber visto a quien ahora está al frente de la compañía, a Daniel Servitje. Fue en uno de los eventos que organiza año con año el empresario-político Miguel Alemán.

Hace poco más de 10 años. En ese entonces, Daniel todavía no estaba en la dirección de su grupo, pero perfilaba para ocupar el cargo, una vez que su padre le cediera la responsabilidad.

La reunión de empresarios se llevó a cabo en Veracruz, cuando la inseguridad todavía no era para alarmarse, aunque de cualquier manera, hacía obligada la protección de personajes de la iniciativa privada o de la política. Daniel Servitje estaba en la lista de expositores.pan

Daniel cargaba su propio portafolio y caminaba por los pasillos del centro de convenciones en espera de su turno. No vi que lo hiciera con escolta o guardaespaldas. Ni siquiera con un asistente. Solo, como otros empresarios. Su vestimenta informal, no parecía traer la ropa de moda ni la más cara. Su aspecto sencillo, figura espigada. Por un momento lo vi detenerse en la cafetería del lugar, para revisar sus papeles, su texto. Llegó la hora y dictó su conferencia, un auditorio de por lo menos 150 personas, entre financieros y periodistas.

Ya en ese tiempo corría la versión de que su padre, Don Lorenzo, había preparado a su hijo para asumir el control de la empresa, que la fórmula había sido hacerlo trabajar en todas las áreas, desde panadero, empaquetador, administrador y hasta distribuidor. Para que conociera como nadie su negocio.

No pasó mucho tiempo para que Daniel se hiciera cargo de la dirección y su padre se dedicara por completo a la filantropía.

Vi cuando salió del centro de convenciones de Veracruz. Caminó la explanada como había llegado, solo. Subió a su camioneta. Arrancó como lo haría cualquier mortal normal, a velocidad moderada, sin acelerar el motor. Nadie le abrió paso ni tampoco era seguido por el llamado auto-escolta.

Lo que te cuento, es la imagen que tengo de Daniel, al frente de una empresa que ha sabido sortear los gasolinazos y que trabaja para que su pan Bimbo ingrese al continente africano.

El mundo espera con cierta ansiedad el mensaje de Donald Trump del próximo 20 de enero.donald-trump

No solo México sino muchos otros países, potencias como Rusia, China, Alemania, Japón, Gran Bretaña. Europa entera, Asia, América Latina, África, Oriente Medio. Nadie se va a perder ese discurso, es el representante del imperio de las estrellas. Personaje con características singulares, que como candidato mostró un estilo distinto al político tradicional.

Pareciera que más de uno está intranquilo ante lo desconocido, ante la novedad, por las expresiones que tuvo como candidato presidencial del Partido Republicano. Hay dudas sobre si ese discurso será el mismo cuando viva en la Casa Blanca. No puede ser igual porque hay diferencia entre buscar ganar votos con sus connacionales  y buscar equilibrios y hasta ventajas geopolíticas con extranjeros que tienen otros intereses.

En México lo han comparado con Andrés Manuel López Obrador, por lo que llaman populismo, traducido en expresiones que la sociedad quiere escuchar o que parecieran van en sentido opuesto a lo establecido, al sistema que se ha desgastado con el paso de los años y no ha encontrado la forma de renovarse, ser más justo con los que reclaman calidad de vida.

Yo lo veo, guardadas las proporciones, por su formación empresarial e impetuosidad, más parecido a Vicente Fox.

¿Te acuerdas que el señor de las botas vaqueras ofreció acabar con la corrupción, deshacerse de las víboras prietas, tepocatas, alimañas y otros animales ponzoñosos? Nunca cumplió. Por el contrario, agrandó el serpentario. Se fue al pozo la ilusión de quienes supusieron que México sería distinto.

Su demagogia como candidato llegó al extremo de presumir que en 15 minutos resolvería el conflicto de Chiapas. Hasta la fecha persiste la miseria de los indígenas chiapanecos, su sed de justicia, el ejército zapatista, el subcomandante Marcos en retiro y los nuevos jefes.

Ningún gobernante en el mundo cuenta con una varita mágica para imponerle a otras naciones, políticas y planes a gusto del emperador. Estados Unidos nunca pudo hacerlo como quería en Cuba ni eliminó a Fidel Castro, por ejemplo. La realidad, las circunstancias, los intereses, pueden delimitar acciones.

Por supuesto, Trump será el representante del imperio norteamericano, pero no estará solo al tomar decisiones o fijar una posición. Dispondrá de un equipo que le hará ver ventajas y desventajas, riesgos. Además, en los Estados Unidos, como en cualquier otro país, hay grupos económicos y políticos con influencia, que funcionan como contrapeso.

Trump no va a claudicar en sus propósitos de campaña, dalo por hecho. Nada más que se verá obligado a matizarlos, porque desde el 20 de enero, ya no será candidato sino presidente, como mucha más información a la hora de emprender acciones de gobierno.

Era 24 de diciembre de cualquier año, Gobierno era su nombre de pila, joven con apariencia fornida, rostro duro, enfermo. Las crisis en su salud habían dañado su fortaleza. Por la fecha, hacía esfuerzos para ocultar sus debilidades, sonreía, trataba de lucir feliz, encantador.rio-bravo

Tenía 17 años, cursaba la preparatoria, no era un chico modelo sino inquieto y a veces indisciplinado, sus mismos descuidos habían minado su salud; desoía los consejos de sus padres.

Sin embargo, esta vez tenía sobrados motivos para mostrar su mejor cara, había llegado a su casa su amiga de la infancia. Las familias de ambos tenían una gran cercanía, antiguas amistades. Distanciadas por las circunstancias y el tiempo, por los intereses de cada una, por malos entendidos e inesperadas desatenciones, descortesías involuntarias, a pesar de sus reiteradas proclamas de vivir en armonía, en paz y calidad de vida.

El nombre de la amiga era Pueblo, ocurrencia de sus progenitores. No le gustaba. Tenía el propósito de cambiarlo una vez que alcanzara la mayoría de edad. Acababa de cumplir 16 años.

Las familias convinieron en reunirse para la cena de “Nochebuena, con la idea de superar asperezas, vencer desavenencias, sanar “heridas” y dejar atrás los desencuentros. Sumar esfuerzos para armar juntos nuevos proyectos. Aclarar diferencias y recobrar la armonía.

Pueblo y su familia llegaron muy temprano, por la mañana. Faltaban más de 10 horas para la ansiada cena. Pueblo también estaba contenta. Pueblo y Gobierno corrieron para encontrarse, para darse un abrazo.

La casa estaba en la frontera, del lado mexicano, muy cerca del suelo norteamericano. Tenía a la vista el Río Bravo. Por la falta de lluvias su caudal había descendido, mansa la corriente de agua, aunque esto no le quitaba la fama de peligroso y traicionero.

Pueblo y Gobierno decidieron salir a caminar, a respirar el aire matutino y apreciar el cielo de una mañana soleada. En el camino toparon con un viejo compañero de la escuela, Brandon. El más travieso y castigado de la primaria. Las autoridades escolares nunca consiguieron disciplinarlo. Hábil para sonsacar a sus compañeros y hacerlos cómplices de sus acciones.

Convenció a Pueblo y Gobierno de meterse al río. “No sabemos nadar”, le advirtieron. Brandon presumió de sus cualidades acuáticas. Aseguró ser un experto nadador. Para tranquilidad de los inexpertos, buscó un tronco a la orilla del río. Una vez que halló uno de regular tamaño, sugirió que lo tomaran y no lo soltaran. Él lo jalaría para internarse en las aguas.

Los tres iban contentos, sonrientes al recordar las aventuras escolares. A la mitad del río, en donde la profundidad rebasaba los dos metros, Brandon jaló el tronco. Dejó a la deriva a Pueblo y Gobierno. Surgió el pánico en los que no sabían nadar. Gobierno resolvió en segundos que lo primero era salvar a Pueblo, como pudo la empujó por las plantas de los pies hacia la orilla.

Ambos lograron salvarse, consiguieron regresar a suelo mexicano. Brandon cruzó el río. Sentado sobre el tronco, reía a carcajadas. Risa burlona, maldita.

Pueblo y Gobierno lo ignoraron, regresaron a casa. El incidente, el susto, los unió más. Por la noche platicaron la desagradable experiencia a sus padres. Ayudó a resolver sus diferencias. Convinieron en no volverse a distanciar. Seis años después, Pueblo y Gobierno se casaron.

Militar mexicano, estuvo en la guerra de Irak, especialista en combate químico, para hacer frente a batallas con gases venenosos; cantante de ópera, alumno de Plácido Domingo y Donato Di Stefano; estudiante de ingeniería en programación y computación.Jesús Daniel

Jesús Daniel Hernández, residente en los Estados Unidos desde que tenía 13 años edad, apenas en abril del 2015 se hizo ciudadano norteamericano.

Fue a la guerra en el 2003, a Irak, de manera voluntaria y está orgulloso de haberlo hecho, agradecido con un país al que le tiene cariño, por las oportunidades que le ha ofrecido a él y a su familia.

Nació en Ciudad Juárez. Su madre también en esta ciudad fronteriza. Su padre en Durango.

Te cuento esta historia justo cuando está cada vez más cerca la elección presidencial en los Estados Unidos.

Jesús Daniel acudirá a votar por primera vez. Es simpatizante del partido Republicano.2-militar

Su historia es de película, mexicano, combatiente en la guerra de Irak, especialista químico, aspirante a ingeniero en computación. Más de una de sus respuestas me dejó sin habla.

Tiene una actitud que contrasta con la que a veces pintan de quienes regresan de una guerra.

Para nada se ve afectado o alterado por sus vivencias bélicas, en zonas donde la vida se juega a cada segundo, a cada instante.

Animoso, sonriente, sediento de triunfo, ahora con la cabellera larga y no corta como la traía cuando vestía el uniforme militar.

No podía faltar la pregunta sobre su voto el próximo 8 de noviembre.

Declarado republicano, supuse que era obvia su respuesta, me equivoqué.

-¿Por quién votarás?

-Como hemos visto, al menos políticamente las cosas no están bien. Siempre me he considerado

[caption id="attachment_2928" align="alignright" width="212"]Condolezza Rice, ex secretaria de Estado USA Condolezza Rice, ex secretaria de Estado USA[/caption]

republicano y algo conservador, patriota lo soy, pero hay veces que el patriotismo y el humanismo no van de la mano. Yo prefiero elegir al candidato que más refleje el lado humano.

La conversación con Jesús Daniel se realizó en Boston, ciudad a la que acudió para una presentación como tenor.

LA GUERRA

-¿Qué pensaste cuándo te llamaron para ir a la guerra?

-Mi caso fue diferente, mientras muchos de mis colegas recibieron órdenes para ir a Irak, yo me fui de voluntario. Cuando terminé mi especialización como militar químico, llegué a Fort Hood, Texas; a las dos semanas recibimos noticias de que se necesitaban de 25 a 30 soldados para remplazar a quienes habían caído. Recién salido de la academia, me ofrecí como voluntario. Se necesitaban más soldados y yo estaba en la mayor disposición para ir. Además, de qué  sirve un soldado sin tener la experiencia de ser soldado en combate.4-concert

-¿Por qué decidiste ir de manera voluntaria, a sabiendas de que podías perder la vida?

-En el 2003 había necesidad de soldados y gente para la lucha. Como buen mexicano, siempre he sido muy entrón y nada rajado, uno va a donde pueda ayudar, y para mi eso fue una experiencia enorme. La vida es corta, todos lo sabemos. Es mejor vivir una vida corta pero a plenitud, sabiendo que se hizo todo lo posible para ayudar a otros, que vivir una vida larga y sin hacer nada.5-duetopandme

-¿Estuviste a punto de morir en Irak?

-Fueron tiempos y meses precarios. Fue un peligro para todos. No hay soldado que diga que su vida en algún momento no estuvo en peligro. Cuando uno dispara el arma, el único pensamiento es acabar con el enemigo y cuidar del soldado que está a tu derecha o izquierda. Cuando lastimaban a algunos de nosotros, había represalias hacia el enemigo.

-¿Cuánto tiempo estuviste en Irak y qué fue lo que más te impactó?

-Mi tiempo en Irak fue de cinco meses, cortos, muy intensos. Una de las cosas que me impactó mucho es como uno a veces puede poner las diferencias personales a un lado, poner tu propia vida en manos 6-oeade un soldado con el que no te llevas bien, y ver que a pesar de las diferencias, ese soldado va a cuidar de mi vida, así como yo de la suya. Así de sencillo.

EL CANTANTE

Jesús Daniel Hernández quiere vivir de cantante. Creció con la música de boleros y rancheras.

El canto, la afición de su vida. No lo sabía de niño, con el tiempo se enteró que su familia tiene raíces musicales, dos tíos que cantaban ópera y una abuela soprano profesional.

Lo primero que hizo con su voz fue imitar a Pedro Infante, Jorge Negrete, Plácido Domingo y Luciano Pavarotti.

Cuando regresó de la guerra, consiguió que le dieran pase de primera fila para asistir a un concierto de Plácido Domingo. Acudió vestido de militar y tuvo oportunidad de entrar al camerino del tenor. Nunca imaginó que ahí mismo, entre la camaradería hispana, “por cuestiones de suerte”, cantaría con quien, al escuchar su voz, lo invitaría al curso anual (2008) que imparte en Washington D.C. llamado Domingo-Cafritz, para jóvenes artistas de la ópera.7-con-el-cantante

Su carrera de cantante se la debe al maestro Plácido Domingo, con él aprendió el verdadero arte del canto y desde entonces recorre los Estados Unidos y otras partes del mundo.

No pierde la oportunidad de aprender de los grandes maestros. Tiene muy presente que el Bajo Donato Di Stefano fue quien, con paciencia, durante varios años,  le corrigió las imperfecciones y acomodó la voz.

Sus raíces son cien por ciento mexicanas y las presume. Como ciudadano norteamericano ha sido un cantante que sirvió de soldado a los Estados Unidos, de lo que está muy orgulloso, por el cariño y el amor que le tiene a un país que le ha dado muchas oportunidades, pero no olvida quien es ni de donde viene.

Ahora su meta de cantante es llegar a todos los rincones del mundo, heredar su experiencia, enseñar, compartir su voz y talento, contribuir a mejorar el planeta, es lo que define como éxito.

Es la historia de un soldado de guerra, cantante de ópera y pronto ingeniero en programación y computación.

La cara de asombro, rostros maravillados, ojos agrandados y una sensación en el cuerpo de estar en las nubes. De subir y subir sin sentir el movimiento, con una rapidez de rayo.torre Esa es mi impresión del elevador del edificio One World Trade Center de Nueva York. El edificio más alto de los Estados Unidos, construido en el lugar donde fueron derribadas las torres gemelas el 11 de septiembre de 2011. Impresionante.

Subes y al mismo tiempo ves proyectadas en tercera dimensión las imágenes del exterior; en segundos llegas al piso 102 que es el número marcado dentro del mismo cubo. La verdad, sentí que llegué más rápido al observatorio del inmueble neoyorquino que a los últimos pisos de la Torre Mayor (55), WTC CDMX (50) y Torre de Pemex (51) en la Ciudad de México. Y es el doble de pisos.

Te quedas mudo en esos segundos.

Eso sí, la mente es mucho más rápida que ese elevador, en esos instantes mi cerebro hizo un recorrido por los sucedido en el 2011, por la destrucción, por la tragedia, los aviones estrellados intencionalmente contra las columnas gemelas, el humo, las miles y miles de víctimas; pero también por la etapa del resurgimiento, la recuperación, la fortaleza humana para levantarse, el  trabajar en equipo, cientos y cientos de hombres y mujeres para construir el nuevo rascacielos.torre-3 La capacidad que tiene el humano para volver a construir y mejor. También recordé la hazaña de los japoneses, después de la Segunda Guerra Mundial, se levantaron para convertirse en una potencia en todos los sentidos.

Estados Unidos, por supuesto, como potencia que es, jamás se iba a doblar o a renunciar a levantar otro rascacielos. Hizo otro, más alto y más moderno, con la tecnología más avanzada. Claro que eso no desaparece el dolor de quienes perdieron a un familiar o a un amigo,  pero deja constancia del vigor de la sociedad para volver a levantarse.

Llegas al último piso del One WTC y te codeas con las nubes, las ves avanzar, nada más hace falta que las puedas tocar como si fueran algodones (algún día). Sigues impresionado. Miras la ciudad, sus edificios emblemáticos, sus calles, sus autos que desde esa altura parecen del tamaño de una hormiga y su gente apenas un punto diminuto.

Momento afortunado, porque no solo me tocó ver nubes, también llover, deslizarse las gotas por los ventanales, sin empañarse los cristales. Y después de llover, otra vez la iluminación solar. Y la formación de un arcoíris. Bueno, la belleza natural combinada con  la obra humana.

A través de la historia hay sociedades que han demostrado que se pueden levantar de la nada, que se han unido para darse una vida mejor, calidad de vida. Es cierto, por desgracia, en el mundo existe una gran capacidad de destrucción, pero también de reconstrucción.

¿Y por qué México no?

Nunca es tarde para sumar y hacer resurgir al país, no hay razón para rendirse. Siempre he dicho que lo único que no tiene remedio, al menos en este planeta, es la muerte; lo demás, es alcanzable, con un comportamiento humano y racional, para bien de todos.

El Chavismo es un movimiento político que nació en Venezuela y que en México tiene preocupado a más de uno, en particular al segmento de la población que por muchos años han tenido un estatus económico estable.chavismo

Hay temor de que en el 2018 llegue al poder una corriente con esas características y haga y deshaga a su antojo, por encima de las leyes y sin importarle las instituciones, que hasta ahora han funcionado en un sistema democrático.

Sin duda, al personaje que le ven ese perfil es al virtual candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador. Por más que diga AMLO que no encarcelará  a los que identifica como mafia, lo cierto es que nadie le cree. Y tienen sobradas razones para su incredulidad.

Nadie olvida el cierre del Paseo de la Reforma que protagonizó en el 2006. Por meses, la principal avenida de la ciudad de México. Lo que no sucedería en cualquier otra parte del mundo que se precie de respetar las ley. Hizo lo que quiso y hasta cuando se le pegó la gana. Ninguna de las autoridades, federal o local, se atrevió a molestarlo.

Contra lo que creen sus seguidores, estuvo muy lejos de ser el mejor gobernante de la zona metropolitana. Todavía no se olvida que fue el artífice de la construcción de los segundos pisos, a pesar de que no era la mejor opción para resolver el problema del transporte. Pero no solo eso, la edificación del segundo piso significó beneficiar a los automovilistas y no a los que menos recursos tienen, a los más pobres, que se supone son su prioridad.

Independientemente de ello, es innegable de que tiene posibilidades de ganar la presidencia, no solo por el simple hecho de que su nombre aparecerá en las boletas electorales.

Las condiciones del país, la perdida de credibilidad y confianza, se han acomodado en beneficio de sus aspiraciones. Hay demasiada inconformidad entre la población por la actuación oficial.

No es descartable que la gente, por su enojo, le entregue el voto mayoritario al político tabasqueño.

Por eso la inquietud de quienes tienen mayor presencia en la economía nacional,  desde ahora estudian medidas que puedan garantizar la estabilidad de que gozan, llegue quien llegue a la silla presidencial.

La idea de un frente como sucedió en el 2006, cuando distintas fuerzas políticas y grupos de poder económico se aliaron, funcionó para atajar las aspiraciones de López Obrador.

Ahora existe la percepción de que ese frente, si se vuelve a integrar, podría no ser exitoso, porque la irritación de la población es mayor y se ve decidida a cobrarse en las urnas el deterioro de su nivel de vida.

Esa es la explicación de que se analicen medidas, ante eventual triunfo del candidato morenista, para que en caso de que llegue al poder, lo ejerza acotado, en el marco de la ley y no siga la política del chavismo.

Arturo Zárate Vite

 

 

Es licenciado en periodismo, egresado de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, con mención honorífica. Se ha desempeñado en diversos medios, entre ellos, La Opinión (Poza Rica, Veracruz) Radio Mil, Canal 13, El Nacional, La Afición y el Universal. Más de dos décadas de experiencia, especializado en la información y análisis político. Ejerce el periodismo desde los 16 años de edad.

Premio Nacional de Transparencia otorgado por la Secretaría de la Función Pública, IFE, Consejo de la Comunicación, Consejo Ciudadano por la Transparencia e Instituto Mexicano de la Radio. Su recurso para la protección de los derechos políticos electorales del ciudadano logra tesis relevante en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con el fin de conocer los sueldos de los dirigentes nacionales de los partidos.

Además, ha sido asesor de la Dirección General del Canal Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Coordinador General de Comunicación y Proyectos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Es autor del libro ¿Por qué se enredó la elección de 2006, editado por Miguel Ángel Porrúa.

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