Hay quienes describen el futuro de México con pesimismo, deteriorado en lo político, social, económico, cultural. Sin embargo, quiero llamar tu atención hacia un hecho contrastante.

Si hay mexicanos capaces de convertir en transnacionales sus empresas y aparecer en la lista de más ricos en el mundo; estudiantes y profesionales con altas calificaciones académicas a nivel internacional, con premios y medallas; connacionales reconocidos por su creatividad en la ciencia y tecnología, es incomprensible que no haya mexicanos con inteligencia que hagan de México una nación de éxito, con mejor distribución de riqueza y calidad de vida.

¿Por qué se puede hacer una empresa con alto rendimiento y no se puede hacer un país con ese mismo resultado?

Hace más de veinte años vi la cerveza Corona en el continente Europeo, cuando era totalmente mexicana. El pan de caja del osito Bimbo tiene planes hasta para entrar al continente africano. Los chiles la Costeña tienen venta en más de 50 países. La leche Lala compite en el continente americano. Cementos Mexicanos (Cemex) es de las cementeras más sobresalientes en el mundo. Mexichem es el principal productor de tubos de plástico en América Latina. La empresa de telecomunicaciones América Móvil también es la número uno en latinoamericana. Alfa, el grupo industrial con sede en Monterrey, con especialidad en químicos y petroquímicos, alimentos procesados, telecomunicaciones y el sector energético, realiza operaciones en 17 países. Gruma, la productora de harina, está en cuatro continentes. La regiomontana embotelladora Femsa-Coca Cola, representa el 14 % de la producción mundial de la refresquera. El grupo Kaltex, relevante exportador de textiles a los Estados Unidos. El grupo Carso, un abanico de inversiones en América en los ramos industrial, comercial, consumo y telecomunicaciones. Grupo empresarial Ángeles, con presencia en medios y hospitales. Grupo Bal, con desarrollo minero y asegurador. Y la tequilera José Cuervo, calidad de exportación.

¿Por qué la grandeza es solo de empresas en lo individual y no de México en su conjunto?

¿Y si los dueños de estas empresas se convierten en cerebros y administradores del país?

Al menos que sus ideas y consejos sean tomadas en cuenta para hacer a México una empresa de éxito, con mucho menos pobreza y más bienestar para la mayoría de la población.

Son mexicanos y seguro estarían dispuestos a participar, contribuir a lograr el México anhelado.

Ellos ya han demostrado de lo que son capaces; con inteligencia y trabajo, con perseverancia y estrategia, con eficiencia en la administración y planificación. No han dejado de crecer.

Carlos Slim, María Asunción Aramburazabala, Tricio, Bailleres, Garza Sada, Zambrano, Servitje, Eva Gonda, Beckmann, González Moreno, Arango, Salinas Pliego, Bours, Del Valle, Achar, Espinosa Abdala, Bringas, Azcárraga, Vigil, Losada, Hank, Roberto Hernández, Bruce, Chedraui, Peñaloza, Harp Helú, Moisés Kalach Mizrahi, Chico Pardo, Olegario Vázquez Raña. La lista de nombres y apellidos es más larga. México tiene gente valiosa y exitosa. Falta hacer a México exitoso, con justicia.

Seguro que ninguno de los asistentes a la reunión de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) observó con detalle el mural del maestro Ariosto Otero en el salón Virreyes del Antiguo Palacio del Ayuntamiento, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

Ni gobernadores, ni funcionarios ni reporteros se percataron el 26 de junio pasado de todos los personajes que estaban en el político mural y mucho menos de una imagen parecida a Javier Duarte.

Nadie se ocupó de identificar a cada personaje, las actitudes y gestos en un contexto que recoge la consecuencias de quien no ha sabido cumplir con los mandatos de ley, que plasma pasajes dolorosos como la pobreza misma, las víctimas de una guerra indeseada, servidores públicos incumplidos y el episodio reciente de los estudiantes de Ayotzinapa. Cada figura no es un ente aislado, hay un mensaje, hay un significado, tiene un sentido. Así es la obra de Ariosto.

Cualquier parecido con alguien es pura coincidencia, ha dicho el maestro Otero, para que cada quien saque sus conclusiones. No hace falta que diga nombres. Puede deducirse de quienes se trata. Y no solo es la simple imagen de la persona, tiene una lectura política, social y crítica. Si hay alguien que se parece a Felipe Calderón, no es para ensalzarlo. Tampoco en el caso de quien tiene parecido con Josefina Vázquez Mota, René Bejarano o Norberto Rivera. Existe el mensaje del muralista pero que cada quien puede leer o interpretar a su manera. Hay injusticia y exigencia de justicia.

Prácticamente el jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, dejó en absoluta libertad al maestro Ariosto en la elaboración del mural. Lo único que pidió es que se incluyeran a Benito Juárez y Miguel Hidalgo y Costilla. Son las figuras centrales en la obra, intocables. Próceres venerados.

Todavía no se inaugura de manera oficial, sin embargo, Mancera decidió que el pasado 26 de junio se realizará en el salón Virreyes el encuentro de gobernadores, para presumir la obra denominada “El Despertar de México”. Incluso de un día para otro se invitó al autor para que fuera a explicarla.

Transcurrieron más de 10 días para que alguien se diera cuenta de la existencia de un personaje parecido al ex gobernador de Veracruz, amarrado a un poste llamado “corrupción”. Fue en un acto de reconocimiento al maestro Ariosto, en la sede de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, en el que se exhibió el mural en una pantalla, seccionado, lo que permitió el hallazgo. El descubrimiento llegó a oídos de reporteros de El Universal y el periódico lo difundió.

Ahora hay que preguntar:

¿Una vez enterados del contenido del mural, aceptarán gobernadores volver a reunirse en ese sitio?

¿Pedirá alguien se borren imágenes o que se posponga indefinidamente la inauguración del mural?

¿Cuándo podrá ser visto por el público?

La historia que te voy a contar debería ser común, lo cotidiano. Es todo lo contrario, lo raro, la excepción. El valor de la honestidad, perdido en muchas partes del mundo, en la política, sobre todo.

Una muestra del impacto que tiene el ejemplo en la formación.

Es la historia de un frutero, vende jugos y vasos con fruta variada, bañada con limón y salsas.

De niño, por error involuntario, dio el cambio de un billete de 200 pesos cuando solo le habían pagado con uno de 50.

Inmediatamente el comprador hizo la aclaración y devolución.

De cualquier manera su padre enfureció, con la mirada quería fulminarlo. Lo reprendió en voz alta, sin insultos. El regaño duro para quien estaba a punto de entregar parte de las ganancias del día. Desapareció el rostro feliz del menor. Entristeció con el desatino. Evidente su nerviosismo. Ruborizado y apenado. “¡Fíjate! ¡Ten cuidado! ¡Que no sabes contar!”, expresiones del padre hacia el hijo, con el semblante descompuesto y la cabeza agachada.

La escena ocurrió hace 11 años, el niño quizás tenía apenas 10 años.

Hoy ya rebasó la mayoría de edad y en ocasiones está solo, al frente del negocio frutero, en una de las esquinas de la colonia Nápoles de la Ciudad de México.

En otras, lo acompaña su padre y el hermano mayor, mucho más alto, 15 centímetros de diferencia.

Atento, desenvuelto y correcto.

Tiene memoria, es agradecido y confía en la gente. A veces no tiene cambio y pide que le paguen más tarde u otro día. Así debe ocurrir porque el criterio lo aplica con regularidad

El precio del medio litro de jugo lo vende a 20 pesos, pero al cliente que hace 10 años tuvo la honestidad de regresarle el exceso en el cambio, a 15 pesos, cinco pesos menos.

“Ya vale 20”, trató en algún momento de imponerse su padre, aunque sin insistir ni alzar la voz, con tono apagado. El muchacho solo cobró 15 pesos, a pesar de la molestia de su jefe.

El otra ocasión, le despachó el hijo mayor. Esa vez el cliente pidió un litro de jugo.

-¿Cuánto es?- preguntó.

-¿Cuánto le cobran?

-Por el mediano 15 pesos.

El hijo mayor no sabía qué hacer, si cobrar 30 ó 40 pesos. De reojo miraba a su hermano y a su papá que estaban cerca.

Con voz de mando intervino el hijo menor:

-15 pesos porque vive en nuestra colonia –justificación que encontró para el cobro diferenciado.

El padre no dijo ni una palabra.

Seguro que su hijo, ahora un jovencito, aprendió la lección de honestidad hace 10 años y es agradecido.

A México y al mundo, a las sociedades, a la política, le hacen falta ejemplos de honestidad.

 

Es evidente que Cuauhtémoc Blanco no es un político de carrera, nunca antes había ocupado un cargo público. Orgulloso americanista, autor de la “Cuauhtemiña” en el futbol mexicano. Ídolo indiscutible. Con estilo singular para celebrar sus goles, la pose del indígena del mismo nombre que tira una lanza.

Lo suyo no es poner la otra mejilla. No se olvida el día que le soltó un golpe al cronista deportivo David Faitelson. Futbolista estrella, característico por sus rabietas en el campo de juego y ante decisiones arbitrales que le han parecido injustas.

Solo una vez he tenido la oportunidad  de verlo en persona. Encuentro casual. Coincidimos en el mismo restaurante de Polanco en la Ciudad de México en enero de 2003.

Cuando llegué con mi familia a “Los Arcos” ya estaba ahí, sentado, con un “pescado zarandeado” sobre la mesa.

Eran tiempos de gloria futbolera para el americanista. Carismático, ocurrente.

A su lado estaba la conductora de televisión Galilea Montijo, quien entonces era su pareja o novia.

Mi hijo menor consiguió el autógrafo de los dos. Ambos sonrientes y cordiales. Accesibles. Bien comidos y contentos. Divertidos. Estaban con otros personas que no identifiqué.

Años después, con la fama de futbolista y miles de seguidores, Cuauhtémoc logró convertirse en presidente municipal de Cuernavaca. Sorprendió a muchos. Convenció a una sociedad que anhelaba un alcalde diferente.

Hasta ahora ha resultado más hábil que los políticos del estado de Morelos. A pesar de que los tres poderes (Ejecutivo, legislativo y judicial) han intentado derribarlo o quitarle la presidencia municipal, ya cumplió un año en el ejercicio del poder y sigue indoblegable.

Ni el mismo gobernador Graco Ramírez que tiene el colmillo retorcido, con larga experiencia y aspiraciones presidenciales, ha podido vencerlo.

¿Por qué? ¿Cuál es el secreto? ¿Qué lo ha hecho invencible?

Ha demostrado que no es un pendejo, sino un tipo listo y audaz, con un instinto de supervivencia muy desarrollado para salvar las adversidades de la política.

Lo han victimizado y así es visto por la sociedad de Cuernavaca. Ha resistido hasta la andanada de notas negativas en el programa de televisión de la periodista Denise Maerker. Le funciona el argumento de que no lo dejan trabajar, por la diversidad de acciones legales que han emprendido en su contra. Tiene complicado llevar a cabo grandes obras en beneficio del municipio que gobierna.

De cualquier manera, en esa batalla desigual, por su destreza conocida, si sus contrarios pecan de soberbia, insisten en tirarlo con “una plancha” (como se dice en el futbol) y descuidan la defensa, puede hacerles la “Cuauhtemiña”, burlarlos y colarse hasta la gubernatura.

Con el ambiente desfavorable, por las denuncias contra el gobierno del que ha sido parte, por la falta de recursos en las arcas públicas, la inseguridad en prácticamente todo el estado y la derrota de su partido en las elecciones, Flavino Ríos Alvarado aceptó ser gobernador de Veracruz por 49 días. Por supuesto que no es el único en México con una efímera estancia en un cargo de ese nivel, lo que a veces asombra es la disposición de convertirse en capitán del barco, a pesar de saber que la nave se hunde de manera irremediable.flavino

Significa caminar sobre el filo de la navaja, en la cuerda floja, con el riesgo de caer al precipicio por la inercia del desastre que está a la vista o de ahogarse, en esta historia veracruzana, al no recibir a tiempo el salvavidas o de plano que ese flotador sea pinchado o resulte inservible por defecto de fábrica.

Es indispensable ser un equilibrista de primera, tener más vidas que un gato o amigos con el poder necesario para ayudar a resistir la tormenta y sobrevivir, justo antes de que se sumerja la embarcación.

De cualquier manera, en esas condiciones, el poder debe tener un embrujo del que ningún político puede sustraerse, por esa osadía a correr riesgos de tal magnitud, que ponen en riesgo tranquilidad y progreso.

Flavino Ríos Alvarado no es la excepción, nada más que a diferencia de otros, porque lo conozco, se que es de los que van a la segura, prevenidos, cautos, discretos, de los que cargan dos o tres salvavidas, por si les falla el primero. Muy lejos de protagonizar el papel de un suicida o kamikaze.

Doy por hecho que Flavino celebrará sus 66 años de vida el próximo 22 de diciembre en su casa, con su familia. Habrá dejado atrás la tormenta y a la distancia observará lo que hace el panismo para sacar el barco del fondo del mar.

Lo conozco desde lo que fue una de sus primeras responsabilidades públicas, en la ciudad de México. Trabajó en el Senado de la República, cuando los legisladores de esta cámara solo eran 64 y Miguel González Avelar (QEPD) se desempeñaba como líder de la mayoría priísta. Su jefe inmediato era Héctor Lie, coordinador de comunicación.

Lie es en la actualidad el responsable de la comunicación del grupo parlamentario del PRI en el Senado.

Recuerdo que los reporteros que cubrían la fuente senatorial, como Fidel Samaniego (QEPD), Pablo Hiriart, Aurelio Ramos, Francisco Arroyo, entre otros, tenían una relación cordial con Héctor. Bromeaban con el hecho de que el jefe de prensa consintiera que sus colaboradores le llamaran doctor y solo fuera odontólogo de profesión.

En una de esas tertulias estuvo Flavino y en ningún momento se sumó o rió con la broma.

Su personalidad seria, discreta y respetuosa. Logró hacerse Notario Público pero su pasión siempre ha sido la política veracruzana, la que hoy lo tiene en el ojo del huracán, afortunadamente para él, anclado a tierra firme.

En medio de la tempestad consiguió su sueño de ser gobernador, y salvo que ocurra una hecatombe, a partir de diciembre, tendrá tiempo para dedicarse a su notaría.

A Manlio Fabio Beltrones le dolió, nunca antes, nadie le había ganado un debate y menos en televisión.

Lo hizo Ricardo Anaya en lo que era el canal de las estrellas, el mismo día de las elecciones de este año, cuando el PAN sorprendió al triunfar en 7 de las 12 gubernaturas que se disputaron.ricardo-pan

Anaya llegó preparado al debate, Beltrones se confió en su experiencia, en su larga carrera política, reconocido como el personaje que más domina las materias de gobierno y Estado.

Ricardo tiene 37 años, Manlio 64. Más de dos décadas de diferencia, 27 años más, para ser precisos.

Seguro que el sonorense esperará que la vida le de una segunda oportunidad de volver a encontrarse con el joven queretano en un debate, porque para entonces, si sucede, irá por la revancha.

Por lo pronto, el triunfador de la faena política, el político del momento, se llama Ricardo Anaya Cortés.

Es inteligente, lo ha demostrado en los cargos que se ha desempeñado, como legislador local, como diputado federal, como líder estatal de su partido, ahora como dirigente nacional. Por su edad, impetuoso. Quizá tendrá que moderar y controlar excesos.m-zavala

Sabe que tiene la ventaja, el triunfo en siete de 12 gubernaturas en este año y derrotar a Manlio en el citado debate, el mismo día de las elecciones; es un plus que si cuida e incrementa, lo puede llevar a recuperar para Acción Nacional la residencia oficial de Los Pinos.

Hasta ahora ha dicho que su principal responsabilidad es la dirigencia nacional, a la que está dedicada de tiempo completo. En el 2017 tiene el reto de las elecciones del estado de México. Si su partido llegara a ganar la entidad mexiquense, la joya que todavía le queda a los priístas, entonces que empiecen a enfriar las botellas de champán, para abrirlas como lo hizo Fox en el 2000.

Anaya, por donde se le quiera ver, es la principal carta de los panistas para competir en el 2018.

Nada es hasta que es, en la política no hay nada escrito; en su propio partido tiene adversarios, decididos a darle la batalla y ganarle la candidatura. La ambición no tiene límites.rafael

Margarita es una de sus competidoras, con el mérito, el más sobresaliente de su carrera, de haber sido la Primera Dama en el sexenio anterior, la esposa de Felipe Calderón.

Cualquiera que revise su trayectoria, salvo que se quiera engañar, se dará cuenta, que ha sido más el apellido de familia panista lo que la ha llevado al poder legislativo y a la secretaría nacional de promoción política de la mujer en el PAN, que sus propios logros. También la distingue ser egresada de la Escuela Libre de Derecho.

El otro competidor es el gobernador de Puebla Rafael Moreno Valle, con calificaciones académicas apreciables, pero sin las raíces panistas que tienen Ricardo y Margarita.

En ese contexto, los vientos soplan a favor de Ricardo.

“Siendo las 19:00 horas, declaro inaugurado el congreso estatal cetemista”, había dicho el vetusto Fidel Velázquez Sánchez (QEPD), secretario general de la Confederación de Trabajadores de México (CTM). Al mismo tiempo, había clavado su mirada en su reloj, para que nadie tuviera duda de que era la hora correcta.

El acto en Culiacán, Sinaloa, con un horario distinto, con una hora menos que en el centro de la República.

No faltó la voz anónima de un obrero que desde galería se atrevió a corregir a su dirigente nacional.

-“¡Son las seis!”- gritó.

Un relampagueante silencio recorrió el auditorio, ni un murmullo ni nada, todos enmudecieron.

Don Fidel ni se inmutó, con la parsimonia y serenidad que lo caracterizaban, volvió a tomar el micrófono.

Los obreros expectantes, sin perder de vista sus movimientos y con los oídos abiertos para lo que fuera.

Quien había osado hacerle la precisión, cuentan los que estaban a su lado, empezó a ponerse nervioso.

La mayoría contenía su respiración.

Don Fidel volvió a mirar su reloj. Carraspeó su garganta y reafirmó lo dicho con un complemento que nadie esperaba:

“Siendo las 19:00 horas, hora de la CTM, declaro…”

Nadie se rió ni murmuró. Cero murmullos, absoluto respeto al dirigente.

Quedaba claro para todos que eran las 19:00 horas.

Fue la primera vez que vi a un político hacer su propio tiempo, esa era la autoridad que imponía Fidel en su gremio. Testigo del episodio fue Juan Millán, entonces líder estatal cetemista.

Después me tocó ver a los diputados federales hacer lo mismo, se les había agotado el tiempo para aprobar una de las reformas fiscales.

Sin embargo, minutos antes de que las manecillas se juntaran para anunciar un nuevo día, desde la presidencia de la mesa directiva se determinó detener el reloj. Acabaron después de la medianoche,  a las tres de la mañana, pero para los efectos oficiales, finalizaron antes de las cero horas, para que no quedara constancia de que se había violado la ley.

Es el uso del poder, por encima de lo que establezcan las costumbres y normas. Ha sido un ejercicio de quienes están al mando para cuando consideran que la ocasión lo amerita, lo mismo en el ejecutivo, que en el legislativo o judicial. Así ha sido en el  caso de la Constitución.

La que entró en vigor en 1917, la federal, el próximo año celebrará su centenario. En la Ciudad de México, ya se gesta su propia Constitución, hay una ansiedad de sus políticos por tener su ley.

En cualquier caso, lo único que falta es que se cumpla, a cabalidad, por gobernantes y gobernados.

La señora había sido sorprendida con artículos bajo sus ropas, algunas cremas para la cara y un champú. No la vi asustada, sino segura, en un trance negociador con el supervisor de la tienda. El vigilante o policía estaba de testigo. Escuché cuando llamó a una patrulla. La señora devolvió los artículos.

Era una persona entre los 30 y 40 años de edad, tez clara, cabello lacio corto, con suéter azul metálico y pantalón de mezclilla; parecía embarazada por el volumen de su abdomen, pero no, el bulto se debía a lo que se quería llevar de manera gratuita. No lloraba ni gritaba, tampoco alegaba que lo había hecho por hambre. Una crema facial o cualquier otro producto de belleza, están muy lejos de ser alimentos.

Esperaba ver pronto a los patrulleros.

Nada de eso.

Regresó los artículos y se fue.

No alcancé a ver si le dio dinero a su interlocutor o de plano lo hipnotizó con su mirada o lo mareó con su rollo.

El caso es que se fue tranquila.

Robos o intentos de robo en tiendas departamentales y supermercados no son ninguna novedad. El monto anual promedio de lo que se llevan suma 12 mil millones de pesos. Cifra considerable, mucho dinero.

Por eso cada vez hay una mayor especialización de personas o aparatos para detectar y evitar el hurto de mercancías.

Acabo de recibir las novedades de lo que fue la exposición de la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD) en Guadalajara el pasado fin de semana, no solo en materia alimentaria sino también en la protección de nueva tecnología anti-hurto.

Es evidente que se han esmerado en perfeccionar sus equipos de video, alarmas electrónicas, cámara de alta calidad, detección de bolsas de aluminio, bloqueadores de señal y monitoreo.

Muy bien, no es correcto pretender quedarse con lo que no es tuyo. Enhorabuena para los empresarios que se ocupan de esa tarea, que cuidan sus pertenencias y ganancias.

A pesar de ello, no deja de llamar la atención el monto de lo robado, 12 mil millones de pesos anuales, por eso el interés de los dueños de las tiendas por hacerse del mejor equipo de seguridad.

Una acción que valdría la pena trasladarla al ámbito del servicio público.

¿Por qué no poner ese mismo empeño para cuidar el dinero de todos?

Alta tecnología para evitar el desvío de recursos, hacer que suene la alarma cuando empiecen a sustraer ilícitamente el patrimonio, cámaras de video de 360 grados que graben todos los rincones, documentos oficiales sensibles a las huellas, detector de mensajes o conversaciones confabuladoras.

De acuerdo con el Banco de México, en 2015 la corrupción le costó a México  el 9 % del Producto Interno Bruto, es decir, un billón 602 mil 986 millones 130 mil pesos. Por supuesto que muchísimo más que el robo en tiendas departamentales y de autoservicio.

Por eso la urgencia de que los legisladores, diputados y senadores, aprueben el Sistema Anticorrupción.

Para la segunda etapa del actual gobierno, con miras a la sucesión en el 2018, hay tres cabezas de grupo de poder político real, con estructura e influencia en la competencia por la candidatura presidencial del PRI.

El primero, en orden alfabético por su apellido, tiene su centro de operaciones en Insurgentes Norte, el segundo en Bucareli (centro) y el tercero en Constituyentes (poniente).

Manlio Fabio Beltrones Rivera acaricia la idea de ser nominado desde el proceso anterior, cuando titubeó en participar y arrancó con retraso su campaña, muy atrás de Enrique Peña Nieto.

Es el político con más experiencia, con más trayectoria, más identificado con la militancia y que explica su arribo a la dirigencia de su partido. Tiene de su lado a la mayoría de los gobernadores.

Alumno (subsecretario) de don Fernando Gutiérrez Barrios (RIP), con el que trabajó y aprendió en la Secretaría de Gobernación. Diputado, senador y gobernador de Sonora. Amigo de Luis Donaldo Colosio y relacionado con el ex presidente Carlos Salinas.

Cuenta con aliados dentro y fuera de su partido. Es alto su grado de aceptación en los medios de comunicación. Tiene colaboradores leales en los poderes ejecutivo, legislativo y judicial. La frase “colmillo retorcido” lo describe, no hay otro igual en la política nacional.

Por algo, el mismo Andrés Manuel López Obrador ha dejado correr la versión de que le teme al sonorense, sobre todo por ser un personaje informado, con expedientes confidenciales.

Está en una posición ideal para buscar la candidatura presidencial, siempre y cuando pueda esquivar el fuego amigo o las patadas por arriba y debajo de la mesa, una vez que se aproxime el tiempo de la nominación.

Miguel Ángel Osorio Chong representa el grupo Hidalgo. Está en la secretaría que, por lo menos en el papel, tiene la mayor fuerza política. Empezó con la aureola de supersecretario. No la ha perdido del todo. Se ha mantenido a pesar de la fuga de Joaquín Guzmán Loera. Supo eludir el escándalo del subsecretario ecologista Arturo Escobar.

Ha sido diputado y gobernador de Hidalgo, encargado de la seguridad (Ayotzinapa, Tlatlaya) y la política nacional. Su principal éxito público fue la negociación con los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional. También contribuyó a restarle activismo al movimiento disidente de la coordinadora magisterial. En derechos humanos, los hechos contradicen su discurso.

Sus aspiraciones repuntarían y volvería a la cabeza de la competencia interna solo si Guzmán Loera “El Chapo” fuera recapturado.

De cualquier manera, es innegable que es un personaje influyente, con vínculos óptimos en Los Pinos.

Luis Videgaray Caso es el que tiene más grados académicos de la trilogía. Doctor en economía, con especialidad en finanzas públicas, por Massachusetts Institute of Technology. El más cercano de los tres a Enrique Peña Nieto. Forman parte de su equipo Aurelio Nuño y Antonio Meade, secretarios de Educación Pública y Desarrollo Social.

Su poder e inteligencia son reconocidos por propios y extraños. Dejó testimonio de su influencia en la elección de Norma Piña y Javier Laynez como nuevos ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Alumno de Pedro Aspe Armella, quien fuera secretario de Hacienda en el gobierno de Carlos Salinas.

¿Si es cierto que es muy inteligente, entonces por qué no saca al país de la crisis?, es la pregunta y crítica que le hacen.

También hay un sector que no ha dejado de reprocharle la forma en que adquirió su casa de Manilalco.

Estos son los tres aspirantes con poder real para competir en el PRI por la candidatura presidencial.

Esta vez la historia que te contaré tiene que ver con la elección del nuevo rector en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) sobre la solicitud de cuatro personas para garantizar su derecho a fumar marihuana y la decisión del Senado para que la medalla Belisario Domínguez sea entregada en este 2015 al empresario Alberto Baillères.

Hay en los dos primeros casos un ejercicio de autonomía y en el tercero de mayoría,  que evidencian el funcionamiento de las instituciones aludidas y la actuación de sus integrantes.

En la UNAM el término que más se subrayó y repitió fue el de autonomía. Desde que se abrió el proceso interno. Lo mismo hicieron cada uno de los candidatos y con esa palabra se blindó la junta de gobierno de la universidad nacional. No fue electo el que arrancó como favorito, tampoco le funcionó ser el primero en divulgar sus aspiraciones, ni sus méritos, que los tiene, le alcanzaron para convertir en realidad su sueño como académico. Incluso, en la búsqueda de ese objetivo, no vaciló en renunciar al sueldo de subsecretario de gabinete.

Ni siquiera el que hubiera contado con las simpatías del doctor José Narro le garantizaron el triunfo y mucho menos la versión no confirmada de que tenía la bendición de Los Pinos. Por encima de cualquier supuesta presión o interés externo, se impuso la autonomía. La decisión deja sin argumentos a quien pretenda cuestionar el veredicto y sembrar la sospecha de que responde a factores o cuotas ajenas a la casa de estudios.

Enrique Luis Graue es el nuevo rector porque así lo resolvieron los miembros de la junta de gobierno, nadie más. Si acertaron o se equivocaron, se verá en el desempeño del médico. De lo que deben estar orgullosos los pumas es de que se trata de un producto de su autonomía.

La resolución de los ministros de la primera sala de la Corte que se pronunciaron a favor del reclamo y derecho de un cuarteto de ciudadanos a decidir si fuma o no marihuana (asegura que no es adicto), también corresponde a un ejercicio autónomo. Las advertencias de voces oficiales y conservadoras no causaron el impacto que esperaban en los juzgadores. Sin embargo, en este caso, el tema tiene dividida a la población, hay aristas que no están pulidas. El asunto es mucho más complejo, aunque exista una corriente que desde hoy pregone que tarde o temprano se va a legalizar la marihuana, todavía persiste la interrogante de si esto va a beneficiar o por el contrario, ahondar la descomposición social.

En el Senado, la mayoría ha determinado que la máxima condecoración que otorga este cuerpo legislativo, la medalla Belisario Domínguez, sea en este 2015 para  Alberto Baillèlres.

Algunos han objetado la decisión porque Don Belisario fue un legislador que se distinguió por defender la libertad de expresión y no le ven cualidades similares al empresario.

Sin embargo, el decreto que en 1953 creó la condecoración señala:  “se crea la Medalla de Honor “Belisario Domínguez del Senado de la República para premiar a los hombres y mujeres mexicanos que se hayan distinguido por su ciencia y su virtud en grado eminente, como servidores de nuestra patria o de la humanidad”.

Baillères no solo es dueño de la tienda Palacio de Hierro, de aseguradoras y empresas mineras, también hay que decir que dio vida a la Fundación Mexicana por la Salud y ha contribuido a darle prestigio a la educación superior a través del Instituto Tecnológico Autónomo de México.

Sobre su comportamiento como patrón, no conozco a nadie de sus empresas que se haya quejado de su condición laboral ni tampoco he leído ni escuchado que en alguna de ellas se hayan organizado los trabajadores para protestar o colocar la bandera rojinegra.

Es un personaje cauteloso y medido en sus declaraciones de prensa, no se ha caracterizado por dar entrevistas. Está de plácemes porque acaba de estrenar la ampliación de su Palacio de Hierro en Polanco de la ciudad de México. En la zona donde según sus palabras, conoció a su primera novia, cuando era niño (página 36 del no. 140 de La Gaceta de El Palacio de Hierro, correspondiente a la primera quincena de noviembre).

Su misma Gaceta lo califica de “visionario” (“que se adelanta a su tiempo o tiene visión de futuro”, es la definición de la Real Academia Española) y le hace una breve entrevista de la que entresaco tres frases:

1.-“…este país es llamado a la grandeza, y lograremos ser un país del primer mundo más pronto que tarde”.

2.- “Tenemos todos los recursos naturales y materiales para lograrlo (ser un país del primer mundo), así como un pueblo maravilloso”.

3.-“…la mejor decisión para lograr un sueño o un proyecto es la paciencia”.

Así que Baillères, por lo que ha hecho y piensa, es más que totalmente palacio.

El respeto humano se ha degradado, ya no se hace diferencia entre el bien y el mal, lo que importa es salirse con la suya; mentir, engañar o burlar la norma con tal de alcanzar sus propósitos. ¿El que no transa, no avanza? La moral y la ética se han vuelto maleables, elásticas, cada quien tiene la suya. La lógica está rebasada por la conducta de las personas, no se actúa con sensatez y mucho menos con sentido común, es de todos los días.

Te voy a contar esta historia motivado por la actitud de un conductor particular que ignoró la luz roja del semáforo. Observé su rostro; muy lejos de apenarse por su falta, derrochaba soberbia, con una expresión que me hizo recordar a la cantante Lucero cuando trató de explicar el uso de fuerza y agresividad de su guardaespaldas que le había mostrado la pistola a los periodistas. “¡Y….Y….!”, exclamaba ante el reproche de los reporteros.

El conductor no dijo nada pero altivo alzó su cara y le vi en su frente una “¡Y…!” imaginaria. Me quedaba claro que si le reclamaba estaría expuesto a una agresión verbal, por lo menos.

-¡Que Dios lo bendiga!- mi mensaje mental.

Ya lo “normal” no es detener el auto ante la luz roja, es mirar de un lado a otro y si no está a la vista una patrulla o agente de tránsito, seguir sin importar los riesgos de un accidente.

Así, muchas y cotidianas imágenes.

El microbusero especialista en competir con sus compañeros a ver quien llega primero a la base y seguro tiene el récord de no acatar las señales de tránsito. Automovilistas que ahora creen que los topes en las calles son para ver quien logra pasarlos más rápido. Automóviles que ya no están equipados con cenicero, sino con entrada para USB, GPS y, el conductor que con “normalidad” tira la ceniza de su cigarro y la colilla en calles, avenidas, ejes viales y segundos pisos. Televisora que impulsa campaña para tener ciudades limpias y ciudadanos que sin rubor depositan su basura en la vía pública.

El reflejo social de hoy. Ciclista que se cree con derecho a circular por la banqueta o en sentido contrario en las calles. El dueño de una mascota que echa en bolsa de plástico el excremento y, en la primera oportunidad, cuando supone que nadie lo ve, la tira en la banqueta. Los que no pueden comer sin el teléfono celular en la mano o en la mesa. El franelero que fija tarifa según la demanda y hasta 200 pesos si te quieres estacionar cerca del palacio legislativo de San Lázaro en días de sesión. El que se sube al transporte público y se abre paso a empujones, en vez de pedir permiso o solicitar por favor que lo dejen entrar o salir. Estacionarse en doble fila, dar vuelta prohibida o ir atrás de la ambulancia.

El periódico que da cuenta de la aclaración de las autoridades de que no hay “crimen organizado” en la ciudad de México. ¿Entonces es el “desorganizado” el que tiene insegura la zona metropolitana?. Dos columnistas que en el mismo diario tienen posiciones encontradas sobre un hecho sangriento en un pueblo de Michoacán. Un ex dirigente de partido que le parece folklórico llamar “pendejo” a su adversario. El máximo tribunal de justicia, con la obligación constitucional de ser expedito en sus actuaciones, decide tomarse una semana más para analizar si determina legal o no el consumo de marihuana, un debate que en el país y en el mundo, suma años. ¿Ya es “normal” que la justicia sea lenta?.

Una revista política que en otros tiempos presumía investigaciones periodísticas, ahora resulta que tiene entre sus fuentes a una revista de espectáculos, que tampoco revela ni precisa sus informantes.

Ya nadie se sorprende ni se espanta del político que dice mentiras o que cuando se equivoca nunca lo acepte. Es otra “normalidad”, otra “moral”, otra “ética”, otra “lógica” para entender la realidad.

Que las gasolineras vendan litros que no son litros, también ya es “normal”. Construir edificios sin respetar uso de suelo, igual, una “normalidad” más. La comisión o “moche” que pagan proveedores y prestadores de servicios, tema ancestral del dominio público. Hablar de “encharcamientos” en vez de inundaciones, “normal”. Calles y banquetas deterioradas, “normal”.

Economía enferma, distribución inequitativa con dinero en las mismas manos y cada vez más pobres. Por la tercera investigación y todavía sin saber qué pasó con 43 estudiantes. Partidos que perdieron su registro y que encuentran la forma de sobrevivir unos días más. La exigencia del nombramiento de ministros perfectos, vírgenes y puros, sin amigos o “cuates”, sobrehumano, cuando la clave es que entiendan el valor de la imparcialidad y que se les paga para cumplir la ley.

Dudar de todo lo que hace el de enfrente y hasta del comportamiento de la naturaleza, como si un huracán se pudiera fabricar en una casa presidencial o en una secretaría de gobierno o Estado. Creer que es acertado y exitoso hacer campaña para la elección del 2018 en una revista elitista. El conductor de televisión que tiene que repetir invitados para que hablen de sus tres películas favoritas (entonces ya serían seis o más) en un país de más de 100 millones de habitantes. Grabaciones telefónicas que supuestamente nadie sabe quien graba.

Demasiadas “normalidades”, que se da por hecho solo cometen otros, la paja en el ojo ajeno; descomposición social que parece irremediable.

¿Y si todos hacen lo correcto? ¿Y si se rescatan la moral y ética?

Arturo Zárate Vite

 

 

Es licenciado en periodismo, egresado de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, con mención honorífica. Se ha desempeñado en diversos medios, entre ellos, La Opinión (Poza Rica, Veracruz) Radio Mil, Canal 13, El Nacional, La Afición y el Universal. Más de dos décadas de experiencia, especializado en la información y análisis político. Ejerce el periodismo desde los 16 años de edad.

Premio Nacional de Transparencia otorgado por la Secretaría de la Función Pública, IFE, Consejo de la Comunicación, Consejo Ciudadano por la Transparencia e Instituto Mexicano de la Radio. Su recurso para la protección de los derechos políticos electorales del ciudadano logra tesis relevante en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con el fin de conocer los sueldos de los dirigentes nacionales de los partidos.

Además, ha sido asesor de la Dirección General del Canal Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Coordinador General de Comunicación y Proyectos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Es autor del libro ¿Por qué se enredó la elección de 2006, editado por Miguel Ángel Porrúa.

 ine  scjn  cndh  inai