Valga la analogía y sea dicha con todo respeto para trabajadores de la Comisión Federal de Electricidad que recorren el país construyendo infraestructura para dar servicio de Internet.
Como hormiguitas que van de un punto a otro en equipo, que pasan desapercibidas, sin llamar la atención ni molestar a nadie, que no pararan hasta conseguir el beneficio colectivo.
Así par de electricistas, conscientes de lo que hacen, de lo que significará para la población una vez que concluya la obra. No nada más se dedican a tender la red, a colocar cables, como se les ha ordenado. Tienen claro el alcance de lo que hacen, del servicio de Internet, las redes sociales, la modernidad en la comunicación, la apertura a nuevas tecnologías.
Tarea que avanza sin hacer ruido y que pareciera no es noticia, porque no es negativa, Lo negativo, lo amarillista es lo que interesa a los que viven preocupados por tener el mejor rating mediático. Si no es malo entonces no vende en los espacios informativos.
Tampoco la empresa del Estado parece preocuparse por cacarear el huevo y quizás haga bien, porque todavía falta infraestructura para asegurar que el servicio de Internet llegue a todas las ciudades y rincones del país.
Los trabajadores no solo cargan cables y la herramienta que se requiere para el tendido, las escaleras para subirse a los postes, para hacer las conexiones en medio de la maraña de hebras de plástico creada por empresas privadas que se dedican al negocio del Internet. Especie de queso Oaxaca, tan enredado, que solo personal especializado identifica que cable es suyo. Desorden del cableado en cada esquina, por todas partes.
Para nada suenan a merolicos, que repiten lo que alguien les dijo que pregonen por donde vayan y cuando sean interrogados por curiosos o por personas que desean saber lo que hacen.
Seguro que la descripción que hacemos se queda corta sobre la dimensión de lo que realmente ocurre. Alguien diría que corrimos con suerte y que nos topamos con personal calificado de la CFE.
Por un momento supusimos que después de la pregunta ¿qué hacen?, vendría el desaire o la expresión cortante de que no es su trabajo dar información, porque para esto hay otros encargados.
Su actitud, amigable. Con la misma naturalidad y sinceridad que hablaban de su trabajo, igual para referirse a sus condiciones remunerativas. Para nada se quejaron de que ya no tienen las extraordinarias prestaciones que durante muchos años fueron motivo de enviada de otros trabajadores.
Nuevas generaciones que entienden y conocen la realidad de su país. Para ellos, no hay duda de que lo que hacen contribuirá a beneficiar a millones de mexicanos.
Estos empleados de los que hablamos estaban en la Ciudad de México, ocupados en el tendido de cables.
Según ellos, la empresa productiva del Estado primero llevará el Internet al Metro. ¿Se imaginan el beneficio para los millones de viajeros del transporte colectivo en la CDMX? Después, a terminar de enlazar al territorio nacional.
Y lo mejor es que el servicio de Internet o los paquetes para conectarse a la red, están seguros, tendrán costo menor a cotizaciones privadas.
El par trabajadores dio por descontado que las empresas que han hecho jugoso negocio con estos servicios van a pegar el grito en el cielo cuando esté lista la nueva infraestructura de su competencia.

Se preocupan por los toros y nadie dice nada en defensa de los toreros que se juegan la vida en el ruedo.
El maltrato animal no es exclusivo de los toros. En estricto rigor, con apego a la definición que existe en el diccionario de la Real Academia Española, sería víctima no solo el toro de lidia, sino los animales en general que pierden la vida para consumo humano o por otras razones.
¿Qué no han visto como se retuercen o brincan los peces cuando son sacados del mar y depositados sobre la cubierta de la embarcación o cuando su boca es enganchada por un anzuelo?
Hasta una mosca, insecto o cucaracha serían víctimas de mal trato cuando se les quita la vida. Igual las aves, los pollos, las gallinas, las vacas, los corderos, los borregos, los cerdos, los patos, los gansos, osos, cocodrilos, tortugas, visones, etcétera.
Toda agresión contra cualquier animal es maltrato.
Miren la definición que da el diccionario de la Real Academia Española al término “maltratar”:
1.Tratar con crueldad, dureza y desconsideración a una persona o a un animal, o no darle los cuidados que necesita.
2. Tratar algo en forma brusca, descuidada o desconsiderada. Maltratar un coche, un libro, un pantalón.
En consecuencia, matar animales, de la especie que sean, va más allá del maltrato.
No se trata de poner en entredicho la lucha de las sociedades protectoras de animales en el mundo.
Lo que no se vale es el manejo político que en ocasiones partidos o grupos le dan a esta bandera.
En el caso de las corridas de toros, salta a la vista el interés político, la ambición de quienes buscan su cancelación como un trofeo para tratar de ganar seguidores y votos ante las próximas elecciones.
Les importa un comino si la cancelación de esta actividad deja sin trabajo a miles de personas.
Tampoco les preocupa el riesgo que corren los toreros en el ruedo y que a más de uno le ha costado la vida.
En nuestro país es indiscutible que la tauromaquia está enraizada. Los aficionados entienden que no es un deporte, sino un arte, admirado por artistas, escritores, pintores, escultores, cantantes, académicos, intelectuales, científicos y población en general.
No es matar por matar al toro, hay todo un ritual, una costumbre que nació en España en el siglo XII.
Los toros son bien alimentados y entrenados para las faenas en la plaza, con una fortaleza capaz de deshacerse del torero. No es un animal que entre al ruedo indefenso.
Si su bravura lo encumbra por la forma de embestir y seguir la muleta del torero, es indultado y destinado a la procreación.
Volvemos al diccionario de la Real Academia para ver el significado que le da a la “tauromaquia”:
1.Arte de lidiar toros.
2.Obra o libro que trata de la tauromaquia.
¿Y qué es lidiar un toro?
1.-Burlar al toro esquivando sus acometidas según las reglas de la tauromaquia hasta darle muerte.
Hubo lleno en la reapertura de la Plaza de Toros México, 50 mil personas con boleto pagado. Ningún acarreado. Gente de todas las clases económicas. Boletos desde 60 pesos. Aficionados que acudieron a la cita a sabiendas de los obstáculos jurídicos, legislativos y protestas (un centenar aproximadamente) de quienes dicen estar en contra del maltrato de animales.
50 mil personas que no van a renunciar a su afición y que no van a dudar en votar en contra de quien contribuya a poner fin a las corridas de toros.

Ricardo Monreal no es personaje omnipresente porque este atributo de “estar presente a la vez en todas partes solo lo tiene Dios” (diccionario de la Real Academia Española), pero no hay duda de que su equipo sigue intacto en el Senado.
Dejó la presidencia de la Junta de Coordinación Política para competir por la candidatura de Morena, sin desprenderse del control político de la mayoría parlamentaria.
Se fue con licencia indefinida, por lo que podría regresar al Senado, si quisiera. Todo está prácticamente como lo dejó. A nadie corrieron, ni hubo sobresaltos, tampoco pleitos. Todos en santa paz, cada uno en sus respectivas posiciones, dentro del organigrama.
La licencia la solicitó porque lo estableció su partido como requisito para competir por la candidatura presidencial, aunque en términos de ley no era necesario. Además, en los lineamientos que estableció el Instituto Nacional Electoral (INE) sobre los procesos internos partidistas, no se fijó como obligación para quienes se desempeñan como legisladores y quieren participar en la elección presidencial del próximo año.
De cualquier manera, Monreal no tiene planes de retornar a la actividad senatorial, está en el juego de la candidatura presidencial. Las posibilidades de conseguirla son mínimas. Tendría que ocurrir un milagro para remontar en las encuestas a Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard.
Su segunda opción es convertirse en candidato a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México. En 2018 buscó la nominación y no se la concedieron. Ahora se la han ofrecido, nada más que también hay otros y otras aspirantes.
Deberá de esmerarse si finalmente decide ir por la candidatura para el gobierno de la Ciudad de México.
Nadie le niega que es político hábil, negociador, partidario de los acuerdos y con amplia experiencia. Conserva su influencia y control en el Senado, de esto no hay duda. Hizo los amarres correctos. Quienes presiden la mesa directiva del Senado y la Junta de Coordinación Política son sus aliados. Alejandro Armenta sueña con la candidatura para Puebla y Eduardo Ramírez Aguilar suspira por el gobierno de Chiapas.
A Eduardo, como presidente de la junta, se le avecina tormenta legislativa, por el tema del nombramiento de dos magistrados o magistradas de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).
A él le tocará negociar con los demás grupos para alcanzar la mayoría calificada que se requiere para aprobarlos o aprobarlas. El voto de las dos terceras partes asistentes a la sesión plenaria.
Por ley corresponde a dicha Sala Superior del tribunal declarar “presidente electo” a quien resulte ganador o ganadora en 2024 y para hacerlo es indispensable que haya al menos seis magistrados en su sesión.
El trámite es ineludible para que México tenga presidente.
La sala la integran siete magistrados. En octubre próximo concluyen dos su periodo y se va a quedar con cinco. Le faltara uno para que pueda cumplir con lo que le mandata la ley. Por eso la importancia de lo que haga el Senado para aprobar los sustitutos, mínimo uno.
A prueba la capacidad negociadora de Eduardo Ramírez, quien siempre tendría a la mano el consejo de Ricardo Monreal.

Patricia Oseguera viajó desde la fronteriza Nuevo Laredo a la Ciudad de México para presentar su libro “Hija del Padre Madre”, en el que relata su experiencia de vida que la llevó comunicarse con el “Ser Supremo”.
En el piso 21 de la Torre Latinoamericana explicó que el título de su texto obedece a que ese ser supremo, que también identificó como Dios, representa tanto al hombre como a la mujer.
La propia Patricia Oseguera elaboró la portada del libro, dibujó el momento en que hizo contacto con la divinidad.
Dio detalles, recordó que ese encuentro sucedió cuando dedicaba tiempo a la reflexión, vio una ventana de luz resplandeciente, la traspasó y quedó envuelta en sensaciones de paz, felicidad y amor; sentimientos que ahora tiene la misión de transmitir al mundo.FOTO 2 PATRICIA OSEGUERA
En la contraportada del libro, la editorial “uno4cinco” describe a Patricia como una mujer repleta de dudas, un lugar lleno de amor, con una encomienda monumental.
“Nadie puede entenderla y pocos se atreven a creerle. Dios padre (madre) le ha dado la misión de escribir un libro sobre su palabra, amor y poder, a una mujer que no se considera una buena creyente, que se ha equivocado y pecado, como cualquier ser humano, pero que tiene una fiera determinación y un corazón de oro”.
Durante la presentación del libro, la autora también leyó algunos párrafos sobre su compromiso con el creador:
“Haré lo que me pides y trataré de hacerlo lo mejor que pueda, por ese amor infinito que viene de ti hacia mi y hacia mis semejantes. Quiero seguir sintiendo todo ese amor que me da fortaleza y que me da esta seguridad de seguir viviendo. Lo haré, aunque eso signifique que me voy a ver expuesta a que me juzguen, a que me critiquen, a que piensen que estoy loca, que miento, que solo estoy tratando de llamar la atención. Pero tu sabes bien, mi creador, tu sabes que lo voy a cumplir y será por amor a ti”.
En respuesta a las preguntas del público asistente y a su editor Isaac Jarquín, Patricia Oseguera platicó del milagro que le ha permitido caminar, porque médicamente tenía diagnóstico de parálisis, del cuello hasta los pies.
Fue la primera presentación de “Hija del Padre Madre” y decidió hacerla en la Ciudad de México, porque en Nuevo Laredo, donde vive, consideró que no iban a dejar de calificarla de “loca”.
Llevará su mensaje a otras ciudades de nuestro país y el mundo antes de presentar el libro en la ciudad fronteriza.
Patricia e psicóloga, técnica en radiología y escultora.
En la presentación del libro estuvo acompañada de su hermana periodista Minerva Oseguera.

 Desde hace varios años la senadora Xóchitl Gálvez Ruiz tiene puesta la mirada en el camino que conduce a la candidatura de la oposición para competir por la jefatura de gobierno de la Ciudad de México.
Todo lo que ha venido haciendo, en ese sentido. Lo ha dicho y repetido en diversas ocasiones.
Más a su favor los resultados de encuestas que la colocan entre los primeros lugares, sin estar en campaña y sin pagarlas, con solo hacer su trabajo como senadora de oposición, dentro de la bancada del PAN.
Sin embargo, ya le abrieron otro camino, los “amigos”, que ella para nada había considerado.
Incluso, cuando en una rueda de prensa alguien se lo sugirió, respondió de inmediato que para la presidencia no estaba preparada, que primero sería jefa de gobierno en la CDMX. Después, con experiencia de gobierno, buscaría la candidatura para llegar a Palacio Nacional.
Los “amigos” le han dicho que sería una excelente candidata a la presidencia, por su perfil, por ser entrona, por su simpatía natural, por ser auténtica, por su experiencia y capacidad.
También la han puesto a reflexionar con la advertencia de que podría quedarse como “el perro de las dos tortas”, sin ninguna de las opciones, porque en el partido azul hay otros planes y otros aspirantes para la ciudad.
Además, no tiene credencial de militante y la dirigencia nacional preferiría a quienes poseen carné azul.
La realidad es que en la Ciudad de México hay demasiados intereses, negocios y compromisos en los que no encaja el historial de Xóchitl. Ha sido y es severa con quienes no respetan el uso del suelo. Intransigente con los que pecan de corrupción y partidaria de la aplicación de la ley.
Podrían decir que la realidad es la misma a nivel nacional, con el pequeño de detalle de que Xóchitl tiene muchas más posibilidades de convertirse en jefa de gobierno que en presidenta de México.
Valga la analogía, es como si a la velocista Ana Gabriela Guevara, exitosa en la pista para los 300, 400 y hasta 800 metros, le hubieran sugerido, con el argumento de que era excelente para correr, que le entrara al maratón de 50 kilómetros. Hubiera sido un fracaso deportivo.
Lo mismo con Fernando Valenzuela, que en sus mejores tiempos le hubieran dicho que eres tan bueno como pitcher en el beisbol que ahora te vas a dedicar solo a ser el bateador designado, porque lo tuyo y especialidad es botar la pelota fuera del parque.
O que a Rubén “El Púas” Olivares, campeón mundial en peso gallo, le hubieran dicho algo parecido. Éntrale a la pelea con los pesos completos, porque eres muy rápido y pegas muy duro.
Es lo que pasa con la senadora Xóchitl Gálvez, es quizá la mejor para competir en la Ciudad de México, nada más que sus “amigos” la quieren ver en pos de la candidatura presidencial.
Al final la decisión la tomará la senadora. Deberá de ampliar la reflexión y hasta considerar otras alternativas para alcanzar su objetivo. Podría ser candidata independiente en la CDMX o analizar la viabilidad de que sea nominada por Movimiento Ciudadano.
Y si no se dan las condiciones para tomar la alternativa que ella quiere y no la que le pretenden imponer, todavía le quedaría buscar transitar por el camino que la lleve a reelegirse en el Senado.
Ella tiene la última palabra.

El Palacio de los Condes de San Mateo Valparaíso tiene historia para apantallar a cualquier turista.
Durante la etapa en la que funcionó como institución bancaria, Emiliano Zapata lo visitó para pedir un préstamo.
El terreno donde está construido el palacio fue regalado por Hernán Cortés en el siglo XVI a su compañero Alonso Nortes, no como premio por haber sido un gran guerrero durante la conquista sino por haber cuidado las embarcaciones de su comandante.
Alonso no mostró mucho interés por el terreno y pronto lo vendió, en solo 19 pesos.
Es el lugar donde se construiría el Palacio de los Condes de San Mateo Valparaíso.placa del palacio de los condes de san mateo de valparíso foto
Palacio con suerte porque con el paso del tiempo cayó en manos de una institución financiera que aun cuando ahora está en venta, no ha descuidado el mantenimiento de ninguna de las propiedades que forman parte de su acervo cultural.
El Palacio de los Condes de San Mateo Valparaíso, ubicado en la esquina de Isabel la Católica y Venustiano Carranza del Centro Histórico de la Ciudad de México, está en restauración. Están arreglando su fachada y los trabajos concluirían a mediados de 2023.
De cualquier manera, sigue abierto de miércoles a domingo y su entrada es gratuita.
El Palacio de los Condes de San Mateo Valparaíso fue construido de 1769 a 1772.
En su fachada está la placa que precisa los años y el nombre de su constructor Francisco Guerrero Torres.
Está hecho de cantera, estilo barroco.
Los Condes de San Mateo Valparaíso fueron muy prolíficos, tuvieron quince hijos.
En 1882 el palacio fue adquirido por el Banco Nacional Mexicano en 135 mil pesos.
De acuerdo con el historiador Esteban Lucio Ruiz, el Caudillo del Sur Emiliano Zapata solicitó al banco un préstamo de tres millones de pesos en papel e hizo el trámite del crédito cumpliendo con todos los requisitos; dejó en garantía cien mil pesos en oro.
Emiliano Zapata fue deudor cumplido e hizo honor a su fama de que era gente de palabra.
En el plazo convenido sus lugartenientes acudieron al banco a pagar el préstamo y se llevaron el oro dejado en garantía.
El Palacio de los Condes de San Mateo Valparaíso fue declarado monumento artístico hace noventa años.
Cuenta con valiosa colección pictórica, obra de pintores y muralistas como Remedios Varo, Leonora Carrington, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco y Rufino Tamayo.
También tiene áreas que llama de emprendedores e innovación, dedicadas sobre todo a los jóvenes, para motivarlos a la reflexión y ver a la empresa como promotora de la transformación social.
En el patio principal del palacio hay grandes arcos que van de muro a muro y se cruzan unos con otros.
Sobresale su doble escalera de caracol que, en la época virreinal, una era utilizada por los empleados y otra por los dueños del palacio para dirigirse a sus habitaciones.
Parte de la historia del Palacio de los Condes de San Mateo Valparaíso.

El palacio más suntuoso del siglo XIII, con abundantes adornos y utensilios domésticos hechos de plata.
Todo era de plata. Comían en vajillas de plata, había plata en las recamaras y hasta en los servicios sanitarios.
Ningún otro palacio virreinal tenía tantos objetos de plata de fino acabado.
Se trata de El Palacio del Conde de Regla, propiedad de uno de los personajes más ricos y poderosos de la época. Magnate minero, fundador de lo que ahora conocemos como el Monte de Piedad.
Pedro Romero de Terreros, de origen español, quien se casó con María Antonia Micaela Josefa Trebuesto y Dávalos, así se llamaba su esposa.
En 1768, el Rey Carlos III le otorgó el título de Conde de Regla a Romero de Terreros.PALACIO CONDE DE REGLA FOTO PLACA 2
El mismo Romero de Terrenos escogió el nombre, era muy religioso y devoto de la Virgen de Regla, en España.
Por eso el Conde de Regla.
En agradecimiento por el título nobiliario, le regaló al rey un barco de guerra y lo bautizó con el nombre de “El Conde de Regla”.
El Palacio se construyó en la calle República de El Salvador número 59 en el Centro Histórico de la Ciudad de México.
A diferencia de los palacios que había en la Nueva España, el palacio del Conde de Regla solo fue construido con una salida o acceso a la calle; alto portón de madera, decorado con chapetones metálicos.
Fachada barroca de tezontle y cantera labrada; ventanas de la planta baja tan altas como el portón.
En la planta baja había caballerizas, cocheras y bodegas en las que se guardaban barras de plata.
En el nivel superior o segundo piso, las habitaciones utilizadas para la familia y sus invitados.
El Palacio del Conde de Regla contaba con una capilla y en uno de sus muros estaba el cuadro de la virgen de Dolores.
En los techos había vigas de madera y en las ventanas cortinas de seda. Las paredes de las recámaras estaban tapizadas con papel decorado de China. Predominaban las figuras religiosas en las habitaciones.
El Conde de Regla todavía ordenó la construcción de un tercer piso en el palacio, para la recreación: salas de juego y salas de música.
Mientras vivió el Conde de Regla, su palacio tuvo la mejor época de esplendor. A partir de su muerte, empieza la decadencia.
El palacio del Conde de Regla entró en crisis. Escaseó el dinero para darle mantenimiento.
Con tal de conseguir recursos, a principios del siglo pasado decidieron adaptarlo como vecindad y abrir locales comerciales.

Lo destruyeron parcialmente.
Para evitar su destrucción total fue declarado monumento histórico.
En 2016 hubo planes para restaurarlo y cuidarlo. Nunca llegaron los recursos.
Es la historia del Palacio del Conde de Regla, un palacio descuidado, cerrado y no hay señales de que pronto vaya a ser restaurado.

El Palacio de Cobián fue construido en la época del porfiriato. Tiene el nombre del empresario español Feliciano Cobián, rico industrial del algodón en la comarca lagunera.
Ahí también tenía su casa hasta que su esposa lo convenció de cambiarse a vivir en la capital del país, junto a quienes representaban la aristocracia.
Para estar en sintonía con lo que sería la clase alta de la sociedad de principios del siglo pasado y complacer a su esposa acostumbrada al lujo, mandó a construir un palacio afueras de la Ciudad de México, que entonces apenas llegaba a los 800 mil habitantes.
El Palacio de Cobián, construido en 1904 en un terreno de dos mil metros cuadrados, contaba con amplios salones, caballeriza, extensos jardines, fachada principal de cantera y pasadizos que solo eran utilizados por personal de servicio doméstico, para que el contacto con la familia fuera mínimo.
Don Feliciano Cobián compró en Europa vidrios grabados con sus iniciales para las ventanas.
Sus negocios empezaron a perder liquidez. Dejó de pagar el predial de su palacio y por el tamaño de la deuda, el gobierno lo expropia y a partir de 1911 lo convierte en sede de la Secretaría de Gobernación.
En el sexenio de José López Portillo se compran casas colindantes con el palacio; construyen varios edificios porque la secretaría requería espacio para empleados.
Por el Palacio de Cobián han pasado más de 60 secretarios de Gobernación. Seis de ellos han llegado a la Presidencia de la República. Emilio Portes Gil, Lázaro Cárdenas, Miguel Alemán Valdés, Adolfo Ruiz Cortines, Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez.
Muchos otros se quedaron con las ganas de ocupar la silla presidencial. Simpatizantes de Mario Moya Palencia ya tenían listas las mantas de apoyo para quien suponían se convertiría en candidato. Se quedó vestido y alborotado porque su partido nominó al secretario de Hacienda.
Otro que se quedó con las ganas de ser candidato presidencial fue Manuel Bartlett.
Francisco Labastida Ochoa perdió la elección en el 2000.
Según historiadores, en el Palacio de Cobián, Fernando Gutiérrez Barrios fue uno de secretarios de Gobernación más poderosos e informados sobre lo que hacía y no hacía la clase política.
Existe la anécdota que Gutiérrez Barrios preguntó a Luis Donaldo Colosio ¿por qué compraste equipo para detectar micrófonos ocultos?
Colosio que suponía que nadie se había enterado de su adquisición, se quedó sorprendido y respondió que lo hizo porque descubrió que era espiado.

Es historia del Palacio de Cobián, sede de la Secretaría de Gobernación que ahora ha sumado a su patrimonio el mural titulado El Regreso de los Dioses, hecho por el maestro Ariosto Otero.

 

El Palacio del Conde de Buenavista, ubicado en la calle recién bautizada con el nombre de México-Tenochtitlán, antes Puente de Alvarado en la colonia Tabacalera, es ahora sede del Museo Nacional de San Carlos en la Ciudad de México.
La construcción está inspirada en el palacio del rey español Carlos V, con idéntico patio oval, a cielo abierto. El cielo da la impresión de ser su gigantesco domo; es uno de los puntos más distintivos del inmueble. Fue hecho por el valenciano Manuel Tolsá, entre finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX.
Palacio de dos pisos, estilo neoclásico, fachada de cantera gris. Los jardines llegaban hasta la Plaza de la República; aproximadamente 2 mil 500 metros cuadrados de árboles y pasto.
El palacio del Conde de Buenavista nunca fue ocupado por su dueño. Fue hecho para que ahí viviera el Conde de Buenavista.
No lo pudo habitar.
Es el único palacio en el mundo que no ha sido disfrutado por su dueño.
La historia parece de película. Resulta que la millonaria marquesa María Josefa de Pinillos decide adelantar la herencia a sus hijos y, a su hijo menor, en primer lugar, a le compra en España el título nobiliario Conde de Buenavista.
Acorde con la nueva investidura de su hijo, la mamá, la marquesa, también le manda a construir un palacio igual al que tenía el Rey español Carlos V.
La madre del Conde de Buenavista había dispuesto que una vez que alcanzara la mayoría de edad se fuera a vivir al palacio.
No lo pudo hacer, murió de niño; no hay registro de la enfermedad que le quitó la vida. Existe la versión de que fue víctima de una epidemia para la que, en los primeros años del siglo XIX no existía vacuna.
Por eso el palacio nunca pudo ser habitado por el Conde de Buenavista y nadie de la familia quiso ocuparlo.
El palacio, actual Museo Nacional de San Carlos, cambió de dueño y fue habitado por distintos personajes.
Fue sede de la embajada inglesa.
Antonio López de Santa Anna, político y militar, quien fuera once veces presidente de México, amuebló con lujo el palacio, solo para utilizarlo en sus vacaciones de verano.
El emperador Maximiliano decidió darlo como regalo de bodas a la pareja formada por el mariscal francés Francois Achille y Josefa Peña Azcarate, con una cláusula que establecía que cuando desocuparan el palacio, volvería a ser propiedad de la nación.
También fue sede de la Lotería Nacional y de la fábrica de cigarros Tabacalera Mexicana, hasta que el gobierno decidió convertirlo en museo representativo del arte europeo, guía e inspiración para artistas mexicanos en el siglo XIX.

El hoy Museo Nacional de San Carlos cuenta con la colección de arte más importante de América Latina, dos mil 700 pinturas, grabados y dibujos.

Esta vez voy a utilizar este espacio para hacer pública una carta al rector de la Escuela Libre de Derecho y a su Junta Directiva, porque es necesario que se enteren de una historia que riñe con la ética:

México, D.F. a 17 de agosto de 2015

Don Luis M. Díaz Mirón A.

Rector de la Escuela Libre de Derecho.

Presente.

En primer lugar debo decirle que siempre he considerado y considero a la Escuela Libre de Derecho como una institución que se distingue por su valores, por su ética profesional. La respeto, se de la disciplina y el rigor de su enseñanza. Tengo amigos egresados de la ELD y están orgullosos de la camiseta. Tienen sobrados motivos para sentirse de esa manera.

Quienes me conocen no tienen la menor duda que soy un periodista investigador y perseverante. Tomó el tiempo que sea necesario para obtener la información. Es lo que he realizado en mi propio caso jurídico. Después de ver una campaña en mi contra derivado de un infundio, supuse que algún político pudiera estar empeñado en hacerme daño. Prácticamente toda mi carrera la he dedicado al periodismo político y seguro que más de uno no quedó conforme con mi trabajo, aunque se dijera la verdad.

Elaboré lista de presuntos y fui descartando. Más de una vez me han dicho que lo sucedido no era casual y que seguramente había una personaje atrás de esa manipulación. A nadie le di detalles de mis sospechas y mucho menos un nombre cuando carecía de pruebas para hacerlo.

Le he rascado por todos lados. He revisado documentos, visitado en varias ocasiones la hemeroteca de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Consultado fuentes confiables que tengo en el ejercicio periodístico. Cotejado actitudes, sucesos, declaraciones. Ejercicio de memoria cotidiano.Teresa Gómez Mont y AZV

Hasta ahora no he podido confirmar el nombre de ningún político prominente atrás de la falaz acusación.

En febrero de 1997 estuve en la casa de la familia Gómez Mont. Había sido invitado por la entonces diputada Teresa Gómez Mont Urueta. Conocí a la mayoría de los hermanos. La mamá de todos ellos, doña María, relató la vida de su esposo y de los hijos. Trabajaba en el diario El Universal y el 9 de febrero de ese año se publicó un reportaje de semblanza, en la página 17 de la primera sección con el título “Controversia y reconocimiento rodean a los Gómez Mont”.

Cuando me enteré quien era el abogado que tenía de adversario, de inmediato amigos dieron por hecho que había alguien importante atrás en mi contra. Un abogado que tiene como segundo apellido Gómez-Mont, su primer apellido es Robles y su nombre Emiliano, era lógico suponer un alto cobro por sus servicios.

Sin embargo, resulta que lo tengo de adversario de manera “gratuita”, en mi caso no le cobra a quienes se han ocupado en desacreditarme. Busca “prestigio” al utilizar mi asunto para salir en los medios y dinero porque cree que al final podrá demandarme por muchos millones de pesos.

De una vez debe saber el litigante que carezco de fortuna.

En el mes de julio pasado tuve una reunión con Teresa Gómez Mont, tía y madrina de boda de Emiliano.

Se quedó sorprendida por los detalles de mi historia. En ese mismo momento intentó localizar a su sobrino, egresado de la Escuela Libre de Derecho (ELD). A la que encontró por teléfono fue a la mamá de él. Por lo que escuché, el diálogo fue ríspido.

Una de las frases de Teresa fue: “¿qué no sabe lo que es la ética profesional?”.

Cualquiera que revise con imparcialidad el expediente sobre mi caso, que vea y lea lo que han declarado una docena de testigos, hombres y mujeres, fotografías, videos, periciales y contradicciones de la parte que acusa, concluirá que existe un atropello en mi contra que no tiene nombre.

Se dará cuenta el contraste que existe entre la primera declaración y las sucesivas de la parte acusadora. Como se trata de supuestos delitos de realización oculta, alguien los cuadró en la instancia ministerial.

A pesar de ello, he acreditado mi inocencia y ahora lucho porque se reconozca.

El ex Rector de la Escuela Libre de Derecho, Ignacio Morales Lechuga, actual maestro de dicha institución, revisó el expediente penal, la sentencia del juez y elaboró un Amicus Curiae que evidencia mi inocencia.

La sentencia en mi contra ya fue revocaba pero el proceso sigue.

El 17 de agosto de 1996 en la página 12 de la primera sección de El Universal se publicó la nota “Acusan de Despojo a F. (Fernando) Gómez Mont”. Lo acusaron de utilizar influencias políticas y económicas a favor de su hermano Felipe “para consumar el despojo de una residencia”. La queja fue presentada en la Suprema Corte de Justicia de la Nación por María Eugenia Landerreche Gómez Morín, esposa de Felipe Gómez Mont.

Según la ex diputada Teresa Gómez Mont, en la actualidad la principal relación en la política de su sobrino se llama Margarita Zavala.

Para evitar desatinadas valoraciones, el viernes pasado le envié a quien aspira a competir en las elecciones del 2018, a su correo electrónico, dos preguntas que son:

1.-¿Sabe usted si se ha utilizado su nombre como tráfico de influencia para dañar en un proceso judicial al periodista Arturo Zárate Vite?

2.-¿Conoce usted el expediente penal 103/2012 sobre el caso del periodista Arturo Zárate Vite?

Hasta el momento no he recibido respuesta.

Lo que es un hecho es que un experto cuadró las imputaciones que combato por falsas.

¿Se vale dañar a una familia para hacerse de “dinero” y “fama”?, le pregunté a la ex legisladora Teresa Gómez Mont.

Sólo se mordió los labios.

Estimado Rector de la Escuela Libre de Derecho:

Reitero mi respeto a la institución que usted encabeza y por lo mismo considero que este caso amerita su valoración.

Como diría Teresa Gómez Mont:

¿Qué no sabe Emiliano lo que es ética?

Cordialmente,

Arturo Zárate Vite

El reloj del Palacio Postal fue hecho en Alemania hace 115 años y nunca ha dejado de funcionar. Solo en dos ocasiones le han dado mantenimiento de fondo. Las piezas reemplazadas han sido elaboradas por relojeros mexicanos.
El reloj está en su parte superior, en la torre central, en la pared donde se encuentra la puerta principal.
Tiene dos metros de diámetro; fue diseñado por el arquitecto e ingeniero italiano Adamo Boari, que hizo tanto el Palacio Postal como el Palacio de Bellas artes, dos obras emblemáticas de México.
Costó 5 mil quinientos pesos, hoy su valor es incalculable, es único en el mundo porque fue hecho especialmente para el Palacio Postal que se encuentra en la esquina de Tacuba y Eje Central Lázaro Cárdenas, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.foto 3 palacio postal
Cuando llegó el reloj de Alemania traía números romanos, se tuvo que pedir al fabricante que los cambiara por números arábigos, no porque son los que más usamos sino para que coincidieran con el estilo francés del Palacio Postal.
El reloj tiene tres sonidos diferentes, el primero suena a la media hora, el segundo a los 45 minutos y el tercero a los 60 minutos. Sonidos que por dos o tres décadas, cuando la CDMX tenía menos de un millón de habitantes, se escuchaban en cuatro kilómetros a la redonda.
Son sonidos producidos por el martilleo sobre seis campanas de bronce que están en el techo del palacio postal.
En la actualidad, por el bullicio, el ruido de la calle, miles y miles de personas que caminan por el Centro Histórico; por los miles y miles de automóviles que circulan sobre el Eje Central Lázaro Cárdenas y la calle de Tacuba, no se escuchan en la vía pública ni a un metro de distancia del palacio postal.
Para poder escuchar los sonidos hay que estar en el interior y en el cuarto piso del Palacio Postal.
También es posible escuchar el tic tac del reloj con la oreja pegada al cristal que protege la maquinaria y que está a la vista de los visitantes.
Su maquinaria está formada por engranes y contrapesos, no es un reloj automático, hay que darle cuerda para que funcione.
Hay una manivela con la que cada semana, personal del Palacio Postal le da cuerda y si es necesario lo ajusta para que marque la hora exacta.
La gerente de cultura del Palacio Postal, la maestra Quetzalli Rosas, nos ha confirmado que las visitas guiadas gratuitas se han reanudado en el Palacio Postal, para admirar todo el edificio, que incluye poder observar en detalle la maquinaria de su reloj y escuchar sus sonidos metálicos que lo distinguen desde hace 115 años.

Arturo Zárate Vite

 

 

Es licenciado en periodismo, egresado de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, con mención honorífica. Se ha desempeñado en diversos medios, entre ellos, La Opinión (Poza Rica, Veracruz) Radio Mil, Canal 13, El Nacional, La Afición y el Universal. Más de dos décadas de experiencia, especializado en la información y análisis político. Ejerce el periodismo desde los 16 años de edad.

Premio Nacional de Transparencia otorgado por la Secretaría de la Función Pública, IFE, Consejo de la Comunicación, Consejo Ciudadano por la Transparencia e Instituto Mexicano de la Radio. Su recurso para la protección de los derechos políticos electorales del ciudadano logra tesis relevante en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con el fin de conocer los sueldos de los dirigentes nacionales de los partidos.

Además, ha sido asesor de la Dirección General del Canal Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Coordinador General de Comunicación y Proyectos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Es autor del libro ¿Por qué se enredó la elección de 2006, editado por Miguel Ángel Porrúa.

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