Nunca es tarde para empezar a corregir y revertir la desacreditada imagen que la sociedad tiene de la política y los políticos.

Es cierto que no se puede ni se debe generalizar, porque no a todos les queda el mismo saco pero sin duda los escándalos de unos repercuten en los demás. Hay excepciones.

Ocupan los últimos lugares en encuestas que miden su grado de aceptación en la sociedad. Y la verdad, no habría necesidad de hacer encuestas para conocer la opinión que se tiene de ellos. En los diferentes estratos, en cualquier plática, se les reprueba.

Es indiscutible que su desempeño no ha conducido a un mejor nivel de vida para las mayorías. Hay desencanto, decepción. Podrán alegar, argumentar que existen avances, progresos y plataforma para llegar a escenarios justos; lo cierto, lo palpable es que persiste el deterioro social, pérdida del poder adquisitivo, sueldos bajos y cada vez más pobres.

Pronto tomarán posesión en México 500 diputados federales, nueve gobernadores y cientos de alcaldes y legisladores locales. Las elecciones han quedado atrás, para algunos sigue la lucha en tribunales. Una vez aclaradas las dudas e impugnaciones, continuará el proceso de renovación de cuadros.

Sería ideal que los nuevos, los que llegan por primera vez y los que ya tienen experiencia en el servicio público, se esmeren en resarcir esa mala imagen. La forma ideal para conseguirlo es que sus acciones repercutan en el bienestar de millones de mexicanos.

Repiten y repiten que ese es su objetivo, entonces, nada más háganlo, llévenlo a la práctica, a los hechos.

No deben resignarse a cargar con esa imagen o seguir un camino equivocado, por creer que lo único que importa es ganar y ganar dinero del erario. Seguro que ni para los políticos debe ser cómodo vivir en un clima de inseguridad, impunidad, corrupción e irritación.

Por eso, no más “moches”, fiestas en reuniones previas al periodo ordinario de sesiones, falta de transparencia, uso sin control de cajas chicas, endeudamiento desmedido, conflictos de interés y abuso de poder. Nada de solapar o convivir con la delincuencia.

El saldo hasta ahora es negativo, es tiempo de revertir el resultado, poner el ejemplo para que nadie se comporte igual o peor con el pretexto de que los arriba se caracterizan por no respetar la ley.

Admito que el texto puede sonar utópico, pero como está la situación y el desencanto de la sociedad, es lo menos que se puede pedir.

Hay candidatos que han pagado sus encuestas y creen que como las supuestas preferencias los favorecen, lo único que les queda por hacer es esperar el día de la elección.

Se sienten ganadores, con el triunfo en la bolsa, convencidos de que los porcentajes a estas alturas del proceso electoral, ya son irreversibles.

Ellos y ellas, candidatos y candidatas que han financiado sus encuestas con recursos públicos son felices al preguntarle a su espejito electoral quién va a ganar el próximo domingo en México.

Su espejito les advierte que todavía falta el voto ciudadano pero ellos y ellas solo escuchan que van a ser los ganadores.

El cuento de los candidatos en su mundo imaginario, que no quieren darse cuenta ni aceptar que un sector importante de la sociedad, por no decir que toda, se ha hartado de sus anuncios y promesas incumplidas.

Como quieren creer que su espejito les ha dicho que van a ser los ganadores, ya no se junta ni debaten con los demás competidores, se cuidan de no entrar a ningún escenario de riesgo o foro que los exponga a la crítica y exhiba sus defectos, sus incongruencias.

Se encierran en su armadura del ego porque ya se han visto sentados en la silla del gobernador, en la del alcalde, jefe delegacional o en la curul del diputado federal o local.

A diferencia de la madrastra de Blanca Nieves que no desoye lo que le dice su espejito y se enfurece al conocer la verdad de que existe otra más bella, los candidatos y candidatas prefieren tragarse el resultado de sus encuestadoras e ignorar a su espejito que les recuerda que no está dicha la última palabra porque falta el voto del 7 de junio.

Desde las elecciones federales del 2012 se evidenció el manipuleo de encuestas, como parte de una estrategia para tratar de convencer a la opinión pública de que se va arriba en las preferencias o de que se ha alcanzado al que iba con amplia ventaja en los números mágicos, el empate técnico.

Vamos a suponer que las empresas encuestadoras actuaron de buena fe e hicieron la consulta con rigor metodológico, que el desatino de hace tres años obedeció a que los encuestados ya no están dispuestos a decir la verdad ante quienes les hacen las preguntas.

En cualquier caso, más les vale a los candidatos y candidatas que atiendan a su espejito y no celebren una decisión que todavía tiene el ciudadano.

Hasta el cansancio se ha dicho que las encuestas solo retratan un momento, un lapso. Con esa consideración tienen que ser vistas y asimiladas.

Si no les gusta lo que su espejito les recuerda, pueden romperlo o tirarlo a la basura, el voto libre y secreto se encargará de volverlos a la realidad.

El nombre de Christian Damián Von Roerich de la Isla no es de un personaje de novela sino de alguien que aspira a gobernar la delegación Benito Juárez de la ciudad de México.

Vía twitter le pregunté por su declaración patrimonial y de inmediato respondió que su información estaba en su portal o página de Internet. La verdad, me llené de optimismo por su atención, pues contrasta con la actitud de su compañero Jorge Romero quien como delgado no contestó a los vecinos a través de las redes sociales.

Sin embargo, Christian Damián se equivocó. Resultó falso que la información estuviera donde había indicado. Pronto corrigió y aclaró que se podía consultar en el sitio llamado #3de3. Incluso proporcionó la dirección: https://candidatotransparente.mx/#/perfil/jefatura_delegacional/von_roehrich_de_la_isla_christian.

Hasta ahí todo iba bien. Entiendo que nadie es perfecto y es comprensible que se confunda con los espacios en redes.

El detalle es que su declaración patrimonial está incompleta, porque te dice que sus muebles valen 340 mil pesos, pero nada sobre su casa. Y es solo un ejemplo. Le hice ver esta situación pero ya no respondió por twitter.

Después me enteré que vive en la colonia Nápoles de esa delegación. Confirmé que en esta colonia tiene su domicilio oficial, por lo menos es el que reportó al Instituto Nacional Electoral (INE). Por supuesto que nada de malo tiene vivir en la Nápoles, al contrario.

Lo que no se explica ni tampoco lo ha querido aclarar es porqué nunca se le ha visto participar en alguna reunión de vecinos de la Nápoles. Ni siquiera fijó opinión cuando se decidió la instalación de parquímetros, ni a favor ni en contra. Tampoco dijo nada cuando los dueños del Polyforum Siqueiros pretendieron quitarlo y construir un centro comercial. Mucho menos se ha referido a las violaciones de uso de suelo y el desmedido crecimiento inmobiliario.

Y eso no es todo. El pasado miércoles 20 de mayo la sala regional Distrito Federal del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación emitió una resolución donde el actor es precisamente el panista Christian Damián Von Roerich de la Isla. El tribunal resolvió en su contra.

Christian Damián, según la resolución SDF-JE-57/2015, tendrá que ser investigado por actos anticipados de campaña y por uso de recursos públicos para su promoción personal.

Lo que hizo el ahora candidato a jefe delegacional no fue defender su inocencia sino objetar el inicio de un procedimiento especial sancionador con el argumento de que la queja había sido presentada de manera extemporánea.

Ese fue su principal argumento, queja extemporánea. El Tribunal Electoral del Distrito Federal consideró que era válido iniciar el procedimiento sancionador. Christian Damián no quedó conforme, entonces acudió a la sala regional Distrito Federal del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). Los magistrados sostuvieron que debe ser investigado.

Ahora, la Comisión de Asociaciones Políticas del Instituto Electoral de Distrito Federal deberá desahogar la investigación. En caso de ser encontrado culpable, los artículos 377 y 379 del código electoral de la ciudad de México señalan con toda claridad que no se tiene derecho al registro como candidato cuando se cometen actos anticipados de campaña.

Si es o no culpable, ya lo determinará la autoridad. Lo que es indiscutible es que ha realizado actos que no hablan nada bien de quien pretende jurar cumplir la ley y servir a la sociedad.

Lo que hoy te voy a contar es una historia que revela lo que llevó a que por única vez se entregara el Premio Nacional de Transparencia en México, otorgado por la Secretaría de la Función Pública, Instituto Federal Electoral (ahora INE), Consejo de la Comunicación, Consejo Ciudadano por la Transparencia e Instituto Mexicano de la Radio, en el 2005.

Me consta de primera mano el episodio porque me tocó recibir ese premio, consistente en un diploma y una flor. Recuerdo que después de recibirlo, un amigo preguntó de inmediato por el monto económico. Le dije que cero pesos, cero centavos, nada metálico.

Bromeó:

-Con razón es premio de transparencia, es transparente, no se le ve ningún billete, ninguna moneda.

Era lo que menos me importaba, para mi lo significativo estaba en haberlo ganado y recibido de cinco instituciones, en reconocimiento a mi trabajo periodístico en materia de transparencia.

Se consiguió por el hecho de haber logrado transparentar el sueldo de los dirigentes de los partidos políticos nacionales.

No fue sencillo, me ocupó más de un año. Quería saber lo que percibían porque el dinero con que se les pagaba salía de los partidos y los partidos eran financiados, hasta la fecha, con recursos públicos.

Eché mano de la ley federal de trasparencia, me topé con varias negativas y hasta con la respuesta de que esa información no se tenía o no estaba disponible.

Llevé el caso hasta la sala superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

Hubo directivos de mi propio medio de comunicación que dudaban de que fuera a obtener la información. Incluso no faltó quien pretendiera desalentarme con el argumento de que haría el ridículo y que por lo mismo dejaría en ridículo a la empresa. La verdad, nunca pensé en desistir.

Seguí hasta que el TEPJF resolvió que el entonces Instituto Federal Electoral tenía que entregarme la información, la que tuviera. Se emitió lo que se llama “tesis relevante” de dicho tribunal.

Una historia, que por su trascendencia, porque obligaba a los partidos a transparentarse, se incluyó en un informe de la Relatoría para la Libertad de Expresión de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Por su magnitud, por su importancia, por todo lo que representaba, por el esfuerzo realizado, fue lo que propuse al jurado calificador del Premio Nacional de Transparencia.

En el proceso de evaluación de ese jurado, no faltó quien pretendiera manipular el resultado, favorecer a determinada persona, que buscó ganar con el apoyo de relaciones e influencias.

Lo supe porque aun cuando no participó el Instituto Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI), estaba al día de lo que se hacía y deliberaba el jurado. Un funcionario de la institución me llamó para decirme que mi trabajo era el mejor, pero

que había gente que presionaba para que el premio se le diera a otro. No me dio detalles de quien era ese otro ni de quienes presionaban.

Solo le comenté que era injusto, el colmo, que un premio de transparencia, se decidiera en lo oscurito, por intereses, por favoritismo.

Al final, gané, se impuso la justicia, la imparcialidad y la transparencia.

Desafortunadamente, las instituciones rompieron relaciones para ese propósito y nunca más volvieron a reunirse para otorgar el premio, solo tuvo una edición.

La planta que me dieron y que rebauticé como “transparencia” (tiene otro nombre), no ha dejado de florecer cada año, cada primavera.

De las 32 entidades con que cuenta México, sólo en 21 hay aspirantes a candidatos independientes a diputados federales. En total sólo son 56 aspirantes (www.ine.mx) que todavía no alcanzan la categoría de candidatos independientes, porque falta ver si cumplieron con todos los requisitos.

O sea, esa cifra raquítica de 56 aspirantes se puede reducir de manera sustancial, porque seguramente la mayoría de ellos se atoraría o frustraría en la obtención de firmas o apoyos de ciudadanos con credencial de elector, del distrito donde se quiere competir.

Hay participación de este tipo en apenas el 15 % de los 300 distritos que tiene el mapa electoral del país.

¿Y alguno de ellos es popular o conocido? ¿Sabes quién es? ¿Lo identificas? ¿Has visto alguna vez su cara? ¿Conoces su nombre?

Son preguntas que doy por hecho tienen una respuesta negativa. Supongo que por lo menos en su respectivo distrito son identificados por familiares, amigos y simpatizantes.

La mayoría están en el anonimato, leo y releo la lista de los 56 y el único personaje popular es Jesús Clouthier Carrillo, hijo del famoso ya extinto “Maquío” quien antes de morir en un accidente de carretera, fue candidato a la presidencia de la República por el PAN.

Jesús fue diputado por ese mismo partido pero hace varios años que se quitó la camiseta azul. Es a la vista el que tiene más posibilidades de alcanzar la etiqueta oficial de candidato independiente, aprobado por el INE, e incluso de ganar las elecciones en el distrito V de Sinaloa.

De ninguna manera digo que tiene en la bolsa el triunfo, porque le esperaría el tramo más espinoso, la competencia con los candidatos de los partidos, que por supuesto tienen mucho más ventajas, por la disposición de recursos y estructura partidista, con  representación en las casillas.

Pronto veremos, en la primera semana de abril, cuando informe el INE, cuántos de esos 56 van a la competencia del 7 de junio.

Les recuerdo que tenían un plazo de 60 días para realizar actos con el fin de recabar las firmas de su distrito, el 2 % de la lista nominal. Aunque depende del número de enlistados que haya en cada distrito, para dar una idea les diría que tenían que haber recabado alrededor de cinco mil firmas, con su respectiva copia de credencial de elector que corresponda a esa jurisdicción.

Además, no olvidar que deberán probar que por lo menos tienen el 1 % del listado nominal distrital en la mitad de las secciones. Suena técnico pero cada distrito se divide en secciones.

En otro tiempo les anticipé que ser candidato independiente era prácticamente una misión imposible, cumplir con 82 artículos de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales.

A estas alturas pienso lo mismo y el que nada más haya 56 aspirantes, confirma la dificultad.

La entidad que más aspirantes a candidatos independientes a diputados federales tiene es Veracruz con nueve, le sigue Sinaloa con ocho y con siete cada uno Baja California y Puebla.

¿Sabes cuántos aspirantes tiene el Distrito Federal? Dos.  ¿Y el estado de México? Uno. La mayoría con uno.

En Sonora, Baja California Sur, Yucatán, Colima, Guerrero, Durango, Tabasco, Campeche, Querétaro, Guanajuato y Coahuila no hay ningún aspirante.

Artistas y deportistas, que son mucho más populares y con más posibilidades de sumar simpatizantes, han preferido la nominación de un partido al sueño de una candidatura independiente.

Les voy a contar la etapa de Virgilio Andrade en el entonces Instituto Federal Electoral (IFE), ahora Instituto Nacional Electoral (INE). Fui testigo de su actuación. Me consta lo que hizo y no hizo como consejero electoral. Por razones profesionales, entonces tenía la cobertura de dicho organismo para El Universal, fueron frecuentes los encuentros, pláticas y entrevistas con el actual secretario de la Función Pública.

Desde entonces no era ningún secreto que había  estado cerca del PRI, fue en 1994 representante suplente ante el Consejo General del instituto electoral, por lo que a muchos les parecía lógico que en su desempeño se convirtiera en un defensor de las posiciones priístas.

Debo decir que a pesar de esas ligas, todo el tiempo se comportó como un consejero institucional, al servicio del organismo y en cumplimiento de la ley. No recuerdo que alguien de la oposición, durante su ejercicio, lo haya acusado de haber actuado a favor del PRI.

Virgilio, en lo individual, tuvo una conducta imparcial, fue el consejero que más dominio demostró de la ley en la materia. Era de los más participativos en las sesiones del Consejo. Iba a todas y muchas veces no por gusto, sino por su capacidad jurídica. Su compañeros preferían que él expusiera y argumentara en las discusiones públicas.

Coordinado en sus planteamientos, aunque en ocasiones resultaba reiterativo y excesivo al punto de enredar sus intervenciones y hacerlas menos comprensibles, quizás por saber demasiado de los asuntos que abordaba, por no cerrar su discurso una vez lograda la concreción.

Me tocó verlo en su oficina valorar y revalorar los textos, consultar con sus compañeros, con expertos, estudiar la legislación. Meticuloso.

Sin embargo, por ese explicable afán de proponerlo como polemista para casi todas las batallas  legales y por la disposición de Virgilio para colaborar, llegó un momento en que dio vida a lo que llamó la “teoría de la fugacidad”. Resulta que el ex presidente español José María Aznar metió sus narices en un acto proselitista de Acción Nacional. En un viaje que tuvo una estancia de horas en México, pareció haber venido solo con el claro propósito de apoyar a los panistas, identificado como militante de la derecha en España.

Violó la ley, no había duda y ameritaba una sanción. No se la aplicaron porque el infractor estuvo muy poco tiempo en México y cuando actuó el IFE, Aznar ya estaba comiendo tapas en Madrid. De ahí el recurso de Virgilio, su argumento de la “fugacidad”. Se les fugó el entrometido, cuando pensaron en reprenderlo, ya no estaba en nuestro país y no hubo castigo para el español. Ese fue el pecado mayor que tuvo Virgilio Andrade en lo individual, como consejero.

Como parte del colectivo, como integrante del Consejo, solidario con sus compañeros, encabezados por el consejero presidente Luis Carlos Ugalde, se sumó a la tolerancia del IFE ante las intromisiones electorales del entonces presidente Vicente Fox quien hizo campaña a favor del PAN. Al instituto le faltó vigor para frenar el ímpetu foxista y un llamado conjunto a que no lo hiciera, fue insuficiente.

Hay que reconocer que fue favorable el saldo de Virgilio Andrade como consejero. Se distinguió por el cumplimiento de la ley. Institucional. Nunca se exhibió como pro priísta.

Por lo tanto, ahora que está al frente de la Secretaría de la Función Pública, de por hecho que no hará nada que vaya más allá de lo que establece la ley.

Es la oportunidad para los partidos políticos, la ocasión para lavarse la cara, recuperar parte de la imagen que han perdido por su propia actuación y la de sus gobiernos. Para nadie es un secreto el descrédito que se han ganado entre la sociedad, a tal grado que cada vez que se llega a una elección federal se vuelve más complicado para los ciudadanos elegir al que le darán su voto.

Saben los mismos partidos que debido a su desempeño, hay mucha gente que ve como un derroche el uso de recursos públicos para su funcionamiento. Cierto que juegan un papel en el sistema democrático, que es lo que le ha permitido a México la alternancia y el ascenso al poder por la vía pacífica, sin embargo, han dilapidado su credibilidad.

Por ello, ante el anuncio hecho por Luis Videgaray, secretario de Hacienda, de que se recortará el gasto en 124 mil millones de pesos, el 0.7 del Producto Interno Bruto (PIB), consecuencia de la estrepitosa caída del precio del petróleo y la inestabilidad de economías en el mundo, el momento es oportuno para la reflexión de los partidos políticos.

Además, sin duda, vienen más sobresaltos por la posición que ha asumido el nuevo gobierno de Grecia. Los dueños del dinero, grandes capitales en el mundo y organismos financieros internacionales acostumbrados a imponer sus condiciones para que se sigan enriqueciendo los mismos sin importar que cada vez sea más grande la masa de pobres, se han irritado por los criterios y acciones que han tomado los griegos. Grecia no quiere que el costo de la crisis, la impuesta austeridad, aplique otra vez para los que menos tienen. La filosofía de los griegos de nuestro siglo puede darle un nuevo giro a los valores en el mundo.

También no hay que perder de vista el comportamiento de la sociedad española, que ya se hartó de partidos y gobiernos que no encuentran formas que de verdad mejoren la calidad de vida de los gobernados. Por eso el crecimiento de una nueva organización denominada Podemos, vinculada a ciudadanos ansiosos de una opción distinta.

En México la sociedad tampoco está de plácemes, hay decepción por la acentuada inequidad en el reparto de la riqueza, por la impunidad, la corrupción, inseguridad y crisis.

Y todavía hay partidos que creen o quieren creer que la gente, en tiempo de elecciones, se traga sus spots o propaganda de que el mundo feliz está cada vez más cerca.

De promesas ya se indigestó la sociedad.

Si hay recorte presupuestal, pues que también los partidos hagan su recorte. ¿En qué van a recortar su gasto? Es hora de empezar a recomponer su imagen. Sería ideal que su recorte, el dinero que decidieran no gastar fuera destinado a una obra que beneficiara de manera directa a la sociedad.

¿Qué les parece para un nuevo y moderno hospital infantil en Cuajimalpa?, por poner un ejemplo.

Para este 2015 se entregará a los 10 partidos nacionales 5 mil 355 millones de pesos por concepto de financiamiento público. ¿Por qué no le dan un pellizco a esa bolsa y le devuelven una parte, etiquetada,  a la Secretaría Hacienda, para que lleve a cabo una obra de beneficio social?

Cuando un equipo que está en la segunda división de futbol, asciende a primera, es obligado que se refuerce con figuras que tengan experiencia en el máximo nivel mexicano o en el extranjero.

Mantenerse con el mismo equipo, solo con los jugadores que tuvieron una destacada actuación para llegar a la liga mayor, tiene sus riesgos. Es aventurado suponer que todos ellos van a dar el estirón y van a estar a la altura de la nueva competencia. Algunos lo conseguirán, otros se quedarán en la medianía; en esas condiciones se estará en desventaja ante rivales que tienen años de jugar en el principal circuito, con más colmillo y maña.

Peor si con el mismo equipo se hacen planes para conquistar el campeonato de la primera división, porque en el corto o mediano plazo se va a estrellar, perderá con los grandes. Si tiene suerte y le favorece el calendario de juegos, enfrentaría en las jornadas iniciales a quienes se caracterizan por ocupar lugares de la media tabla de posiciones para abajo. A estos los puede sorprender, empatarles o hasta ganarles, aunque sea por la mínima diferencia.

Hasta ahora, en el futbol mexicano lo usual es que el equipo que asciende, busque refuerzos, que no serían las estrellas del momento porque tampoco tendría el dinero para contratarlas, pero sí con el empuje para hacer un papel decoroso en la primera temporada.

Xolos de Tijuana es un caso reciente. A cinco años de su fundación en la segunda división y a 18 meses de haber llegado a la primera, logró su primer campeonato de liga. Hubo planeación, un buen entrenador, los refuerzos necesarios y un empresario con dinero.

Les cuento esta historia del salto de la segunda a la primera, porque en la política también se dan esos ascensos. Es precisamente lo que sucedió con el equipo mexiquense. Estaba en la segunda (en el gobierno estatal) y llegó a la primera (gobierno federal).

Nada más que el equipo no se reforzó y prácticamente empezó a jugar con el mismo cuadro que le funcionó en el estado de México. No todos han estado a la altura e hicieron falta los refuerzos. Faltó gente de más experiencia y capacidad política. El resultado hasta ahora no ha sido el esperado. Todavía se está a tiempo de apuntalar posiciones. Podría ser un error traerlos de la cantera mexiquense cuando el país necesita jugadores hechos, experimentados.

Pareciera esta analogía fuera de lugar, pero no. Ya todos saben que Cuauhtémoc Blanco fue registrado como precandidato para la alcaldía de Cuernavaca. Ha sido y es una estrella del balompié. Es popular, lo quiere la gente. Sin embargo, su sabiduría y experiencia deportiva no es suficiente para triunfar en la política, también necesita de un buen equipo, refuerzos, políticos de carrera.

Si el cree que con su fama y simpatía bastan para ganar las elecciones, puede llevarse una sorpresa.

En estos tiempos, ni en la política ni el futbol funciona la improvisación para tener éxito, se requiere equilibrio en el equipo, la combinación de la experiencia con el dominio de la teoría.

En México hay 68 millones 875 mil 997 ciudadanos que no militan en ningún partido político.

Para contarles esta historia cerraré la cifra a 69 millones, gente que está inscrita en el padrón electoral, que determina quien gana y quien pierde en las elecciones. No digo que todos voten pero en ese grupo está la mayoría de los electores.

Son los que inclinan la balanza a favor o en contra de los candidatos, son los que llevaron al país a la alternancia y los que le regresaron al PRI la presidencia de la República. Se convencieron de que el PAN nunca supo gobernar y volvieron a darle la oportunidad a los priístas.

Vienen las elecciones de junio y a nivel federal la disputa es por el control de la Cámara de Diputados, 300 diputados de mayoría y 200 de representación proporcional. Nueve gubernaturas, 993 presidencias municipales, 16 delegaciones y 641 diputaciones locales.

La cifra de los 69 millones de ciudadanos sale de restarle al padrón el número de afiliados que tiene cada partido.

Hasta la fecha el padrón tiene 87 millones 172 mil 586 y los partidos suman 18 millones 296 mil 589 afiliados. Sólo el 20 % de los ciudadanos en nuestros país milita en un partido.

El PRI tiene 7 millones 916 mil 282 militantes, el PRD 5 millones 432 mil 84 (hasta antes de sus escándalos y renuncias), PVEM 947 mil 346, PT 892 mil 756, Movimiento Ciudadano 795 mil 281, Nueva Alianza 639 mil 174, Morena 620 mil, PAN 473 mil 703 (cada vez son menos los interesados en afiliarse al panismo), Encuentro Social 308 mil 997 y Frente Humanista 270 mil 966. (Cifras entregadas por los partidos al Instituto Nacional Electoral).

De  ninguna manera ese 80 % o los 69 millones están fuera de la competencia. Son los que se esperan a conocer candidatos y se dan tiempo para evaluar a los partidos gobernantes.

Muchos recurrieron en el 2000 a lo que se llamó el voto útil con tal de darle el triunfo al PAN, pero pronto se arrepintieron. Otros han optado por anularlo, pero también se han arrepentido porque se han dado cuenta que no han conseguido nada con esa acción.

Ahora se habla del voto de castigo, que aplica para el partido que no le ha cumplido a la sociedad.

¿A quién van a castigar y a quien le van a dar el voto?

Hoy más que nunca esa tarea se ha complicado, porque lo fácil es concluir que el gobierno en turno ha fallado. El problema es que el desempeño de la oposición ha sido igual o peor.

¿Por quién votar?

Es una interrogante que no tiene una respuesta inmediata, reflexionas, haces un análisis, te tomas una hora, varios días, un mes, más tiempo y resulta que no encuentras la respuesta.

Con los escándalos, con las crisis, con el deterioro de la vida, las opciones se han reducido para quienes no militan en ningún partido ni simpatizan con ninguno. Los partidos de oposición han minado su oferta, la izquierda y la derecha, están más ocupados en su pleitos internos. El partido en el poder pasa apuros para conseguir remontar  la inseguridad, garantizar la justicia, vencer la impunidad y apuntalar la economía.

Seguro hay muchos indecisos entre los 69 millones de ciudadanos que no militan en ningún partido. Conocer el perfil de los candidatos les ayudará a decidir a quien le dan su voto.

Esperaba una llamada familiar, la tía que olvidó pagar el recibo de luz de su casa y la eficiencia de la Comisión Federal de Electricidad para cortarle el servicio de inmediato. Cerca de las ocho de la noche del jueves nueve de enero de 2015, ya había llegado al aeropuerto internacional de la ciudad de México procedente de Guadalajara. Sonó el teléfono. De inmediato supuse que era ella, tomé el auricular. Me quedé sin habla, era una voz grabada y masculina, engolada.

Un mensaje electoral en año de elecciones.

No daba crédito, apenas en fecha reciente había tramitado el cambio del número de teléfono de mi domicilio.

Me concreté a escuchar.

De entrada el anuncio de que se trataba de una encuesta patrocinada por Andrés Manuel López Obrador y su partido Morena. Después la pregunta de porqué partido vas a votar. Enseguida las opciones: teclear 1 si es por el PRI, 2 si es por el PAN, 3 si es por el PRD, 4 si es por Morena y 5 si es por otro. Unos segundos para tomar la decisión y luego la despedida con un seco “gracias”.

Debo admitir que me impactó la llamada, no por el tema sino por lo inesperada y el misterio de su origen.

Se agolparon las preguntas en mi cabeza.

La primera que entresaque:

¿Quién les dio mi número de teléfono?

Otras:

¿Cómo le hicieron para localizarlo? ¿Lo descubrieron aleatoriamente? ¿Volvieron a sustraer información de la autoridad electoral? Recordé que al INE no le he dado mi nuevo número.

Entonces, ¿de dónde?

Optimista le comenté a mi joven hijo que conocería el origen de la llamada en el próximo recibo de la empresa de Carlos Slim. En segundos me ubicó en la realidad al decirme que eso no sucedería porque lo más seguro es que fuera un número privado. Recordé que así ha sido en otros casos de los que me he enterado, de vecinos y amigos. Son llamadas que no dejan huella.

Más preguntas:

¿Quién hizo la llamada viola la ley electoral? ¿Puede ser creíble que hayan sido AMLO y su Morena? ¿Sería capaz López Obrador de hacer una encuesta de ese tipo y dar su nombre? ¿Sería un adversario del político tabasqueño con la intención de inculparlo y desacreditarlo? o ¿una empresa encuestadora privada con fines y patrocinios oscuros?

Cero respuestas, otro acto impune, un anticipo de lo que viene, las campañas sucias de las elecciones. Es apenas una pequeña muestra, porque ante tantos escándalos e incongruencias partidistas, da por hecho que en los videos o spots (tan solo siete millones de impactos o repeticiones en los 40 días que dura la precampaña) van a exhibir sus miserias.

La verdad, su exhibición es innecesaria, la sociedad ya los conoce.

Por lo pronto, a manera de protesta y rechazo, les digo que no oprimí ninguna tecla, así que conmigo perdieron el tiempo.

Hay quienes no toleran ni la mención de su nombre, mucho menos sus actividades políticas. Nunca lo han tragado, ni cuando era priísta. Siempre les ha parecido falso y populista. Es un personaje que ya ha sido dos veces candidato a la presidencia de la República y va por la tercera nominación.

¿Y cuál va a ser el camino del tabasqueño para llegar a su tercera competencia en el 2018?

Por lo pronto tiene su propio partido. Se desprendió a tiempo del perredismo, aunque esto no lo exime de errores y complicidades en esa agrupación. Carga con parte de las culpas porque no solo fue candidato de los amarillos sino también su dirigente nacional.

Ha sabido vivir de la política, fue líder del PRI en Tabasco y, a pesar de ser oriundo de este estado, encontró la forma de competir y ganar el gobierno del Distrito Federal.

Tiene un voto duro envidiable, su seguidores le creen todo lo que dice y hace, lo adoran y veneran. Su relación o supuesta amistad con el ex alcalde de Iguala se le resbaló como si fuera agua. Negó cualquier afinidad con José Luis Abarca. Los suyos, los morenos, los militantes de Morena, le aceptaron sin pestañear su versión. Para ellos no ha y más verdad que la del tabasqueño.

Cuando se enfermó del corazón y tuvo que ir con urgencia a uno de los hospitales más costosos de México, tampoco le reprocharon su preferencia por una institución privada. Un hospital al que la mayoría de su partidarios nunca podrá acudir, por lo caro.

¿Se acuerdan cuando era jefe de gobierno en la ciudad de México y presumía transportarse en un modesto Tsuru? El que ahora lo haga en camioneta tampoco molesta a sus simpatizantes. Defienden su derecho a vivir como viven a los que critica en sus discursos.

Por supuesto, Obrador tiene derecho, nada más que ese mismo derecho está muy lejos de ser alcanzado por los que lo siguen. Sin pretender ser irónico, doy por hecho que busca que todos los suyos vivan igual, mejor o que por lo menos tengan satisfechas sus necesidades básicas.

De cualquier manera, a él, los suyos, su grupo, sus militantes, le perdonan y aplauden lo que haga y diga. Eso es voto duro. Ganado con su carisma, con su mesianismo político. La fe y confianza de su gente, resistente a cualquier ácido o imputación de los adversarios.

Supo sacarle provecho a su desafuero como jefe de gobierno capitalino por desatender un mandato judicial y del cierre de Paseo de Reforma en protesta por el resultado de las elecciones en 2006 cada vez se acuerdan menos quienes sufrieron el bloqueo.

A estas alturas es obvio que su camino hacia el proceso electoral de 2018 está trazado por él mismo. Supo construir a su partido y no es disparatado decir que tiene la fuerza para posicionar a Morena en las elecciones del 2015 como la tercera fuerza política del país.

Bueno, aún no compite su nuevo partido electoralmente y ya tiene grupo parlamentario en la Cámara de Diputados, como para entrenar y prepararle el terreno legislativo.

De por bueno que Obrador tiene entre sus planes llegar a esa cámara. ¿Se lo imagina como coordinador del grupo parlamentario de Morena en la próxima legislatura? Trinchera ideal para avanzar en sus aspiraciones, foro propicio para fortalecer su presencia nacional.

Si se convierte en diputado, que se preocupen quienes también tienen la mira en la elección presidencial del 2018.

Arturo Zárate Vite

 

 

Es licenciado en periodismo, egresado de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, con mención honorífica. Se ha desempeñado en diversos medios, entre ellos, La Opinión (Poza Rica, Veracruz) Radio Mil, Canal 13, El Nacional, La Afición y el Universal. Más de dos décadas de experiencia, especializado en la información y análisis político. Ejerce el periodismo desde los 16 años de edad.

Premio Nacional de Transparencia otorgado por la Secretaría de la Función Pública, IFE, Consejo de la Comunicación, Consejo Ciudadano por la Transparencia e Instituto Mexicano de la Radio. Su recurso para la protección de los derechos políticos electorales del ciudadano logra tesis relevante en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con el fin de conocer los sueldos de los dirigentes nacionales de los partidos.

Además, ha sido asesor de la Dirección General del Canal Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Coordinador General de Comunicación y Proyectos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Es autor del libro ¿Por qué se enredó la elección de 2006, editado por Miguel Ángel Porrúa.

 ine  scjn  cndh  inai