Hasta ahora las encuestas no favorecen al presidente de los Estados Unidos Donald Trump en su aspiración de conservar el poder el próximo mes de noviembre, cada vez más cerca.
Lo mismo sucedía en el anterior proceso, aunque entonces en las cifras y en un importante sector de los estadounidenses, era evidente que estaba en condiciones de ser digno rival y hasta de ganar, como sucedió.
Hoy la situación es muy diferente, enfrenta un problema de salud con el que no contaba, con la pandemia que su administración no ha podido controlar y mucho menos vencer. Siguen los contagios y fallecidos, hasta el 22 de agosto, 179 mil 200 muertos.
Si en 60 días no se revierte esa trágica tendencia, el panorama electoral para Trump sería adverso, con mucha gente inconforme y decidida a darle la espalda, emitir el voto en contra.
Le cobrarían que haya minimizado el problema en un principio y la negativa inicial a usar cubre bocas; sobre todo, que la estrategia de salud no haya funcionado para atajar la pandemia.
Solo podría salvarlo y recuperar terreno en la recta final de la competencia si surge la vacuna en contra del Covid-19, si se aplica el antídoto a toda la población norteamericana antes de noviembre. De lo contrario, deberá tener listas las maletas para dejar la Casa Blanca.
La vacuna puede salvar de la muerte a miles de norteamericanos y a Donald Trump de la derrota electoral.
El tiempo corre en su contra, lo sabe. Debe de estar ansioso de que los científicos de su país terminen las pruebas y anuncien que la vacuna está lista. Su gobierno ya debe tener la estrategia para la pronta aplicación. No se ha dicho, pero la vacuna podría ser gratuita, como en otros países.
Sería el escenario ideal para quien va en busca de la reelección, aparecer como héroe o salvador justo días antes de los comicios. Escenario que en este momento nadie se lo puede garantizar.
Además, aun así, no podría dar por hecho su triunfo, porque faltaría el juicio de la sociedad sobre su gobierno, la calificación sobre si llega a las elecciones con más puntos positivos o negativos, si cumplió promesas de campaña, si le dio mejor estatus al pueblo en general, mejoró la economía, más empleos, calidad de vida, incremento en ingresos familiares, menos pobres, o decepcionó con sus planes y ocurrencias, con sus reacomodos y despidos de colaboradores.
No es el único que podría sufrir la caída electoral por la pandemia, en México también le puede pasar lo mismo al partido dominante, en las elecciones que se realizarán el próximo año.

En los setentas en México la orden de la madre no se discutía, se cumplía al pie de la letra y una de las muchas cosas que ordenaba era que sus hijos ingirieran el aceite de ricino al menos una vez a año, el purgante obligado de esa época. Por más gestos que los niños y niñas hicieran, tenía que tomarse.
Santo remedio para limpiar el estómago y los intestinos, desataba una diarrea que duraba más de un día. A veces condescendía y permitía chupar una naranja francia salvoconductodespués del aceite, pero nada más. Quienes vivieron la experiencia, todavía guardan en su olfato y paladar el olor y sabor del aceite. Hay que admitir que era solución eficaz, dejaba a la madre tranquila y a los menores con la autorización implícita de comer lo que se antojara en la calle.
A grandes males, grandes remedios. Por eso, en el mundo de hoy, cuando en Francia estalló la pandemia, autoridades francesas procedieron al obligado confinamiento de la sociedad. Nadie en la calle solo porque se me da la gana, sin un propósito específico y necesario.
Hay de aquel que desobedeciera por sus pistolas el decreto. El costo: multa de 150 euros. Aproximadamente tres mil 900 pesos. Por las noticias, no recuerdo alguna diera cuenta de que alguien se rebelara a ese orden o que saliera a la calle sin salvoconducto y sin tapabocas. Para hacerlo cumplir, la policía y la milicia estaban por todos lados. También periodistas para relatar en sus medios lo que sucediera e inhibir cualquier abuso.
Un mexicano que andaba de viaje por Europa, en marzo, tenía como última escala París. Sabía de antemano de las restricciones y que debería ir de inmediato a la embajada, para que lo auxiliara a obtener el salvoconducto, para el momento de trasladarse del hotel al aeropuerto.
En el trayecto a la embajada mexicana, dos veces fue interceptado por personal de seguridad. Por policías y militares. Los segundos más rígidos y exigentes. Razonables luego de escuchar al susodicho, lo dejaban seguir hacia su destino. Algunos periodistas se acercaron para preguntarle cómo había sido tratado.
No tuvo dificultad en la embajada para conseguir el formato que llenó para especificar el motivo del desplazamiento en la vía pública.
El turista mexicano no se topó en la calle con aglomeraciones, fue testigo del cumplido confinamiento. Les funcionó a los franceses para doblar la curva de la pandemia. Ya están en su nueva “normalidad”. Y que conste que los franceses no dudarían en defender sus derechos al libre tránsito, la libertad y la democracia, que siguen intactos.
México, ante la pandemia, muy lejos de esa madre que en los setentas no permitía debatir la ingesta del aceite de ricino y muy lejos de la medida drástica de la autoridad francesa.

Sería demasiado pretencioso suponer que el viaje de un presidente mexicano a los Estados Unidos puede determinar la competencia política entre los partidos Demócrata y Republicano.
También el hecho de la visita de un candidato norteamericano a México, como lo hizo en su anterior campaña Donald Trump.
¿A poco creen que Trump ganó por visitar la Ciudad de México unas horas y reunirse con Enrique Peña Nieto?
Nada de eso, la elección presidencial en los Estados Unidos la resuelven sus habitantes y el mecanismo singular que tienen para contabilizar el resultado, por el número de votos que le atribuyen a cada estado, una vez que ha sido ganado por cualquiera de los competidores mediante el sufragio directo.
Ni ahora, ni en la pasada contienda ni nunca, ninguna visita de ese tipo, ha marcado diferencia electoral.
Tampoco ha representado ventaja o ganancia para México en su relación con el gobierno vecino. De ser así, Trump no estaría empeñado en terminar el muro en la frontera norte ni hubiera presionado para que la Guardia Nacional atajara el paso de migrantes en la frontera sur.
Así que el viaje del presidente Andrés Manuel López Obrador a Washington no le va a garantizar a Donald Trump la reelección y mucho menos el voto de la comunidad latina.
Las voces que alertan sobre consecuencias del viaje, que le ven tinte electoral a la visita, suenan exageradas. No hay motivo para preocuparse. Si Trump se reelige el próximo noviembre o si lo desplaza el demócrata Joe Biden, en la relación bilateral lo primero serán los intereses de los Estados Unidos. Esto no va a cambiar y menos por una visita, en el momento que sea.
Si Donald Trump se va o se queda, depende del balance total que tenga la sociedad norteamericana del gobierno. Hasta ahora las encuestas no lo favorecen. Hay desencanto. Los desaciertos tienen costos y se pagan con voto en contra el día de las elecciones.
Es el primer viaje programado del presidente López Obrador al extranjero, al país que inevitablemente hay que ir, sobre todo cuando la sugerencia o invitación viene de ese lado. Desairarlo, significaría correr riesgos innecesarios. Más vale llevar la fiesta en paz con el poderoso vecino.
Estados Unidos y su gobierno tienen intereses y responden a esos intereses. Es una potencia, México no. Esta diferencia no se puede ni debe perder de vista. Las condiciones las imponen del otro lado, porque allá está el tiburón; acá el pez chico, que tiene que ser muy hábil para que no se lo coman, con una actitud digna y respetuosa.

Por primera vez en la historia de México, su presidente hará un viaje internacional en vuelo comercial.
Escribirá nueva página la visita que hará el presidente Andrés Manuel López Obrador a Washington, para encontrarse con su homólogo Donald Trump, en gira programada para el miércoles y jueves de la próxima semana.
Además, no será un viaje directo, de México a la capital norteamericana, porque ninguna línea lo hace en esta temporada, por la pandemia. Ni Delta, ni United, ni American. Tampoco Aeroméxico. La escala es obligada. En vuelo directo se haría un tiempo aproximado de cuatro horas. Con escala, el viaje puede durar de siete a ocho horas, depende de la ciudad a la que llegue en primer lugar y le sirva de conexión para seguir a su destino.
Por ser jefe de Estado, al arribar a la terminal aérea, es muy probable que reciba trato preferencial en aduanas y migración. No tendría que formarse como sucede con el común de los pasajeros. Sucedería lo mismo con sus colaboradores cercanos. No se sabe en el caso de los periodistas que le acompañen.
En definitiva, todo el trayecto, desde que salga del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), hará recomendable realizar una crónica periodística, porque no tiene precedente el viaje internacional en línea comercial de un presidente mexicano.
De acuerdo con las tarifas de las líneas citadas, dependiendo la que elija, el boleto redondo tendría un costo de 800 a mil dólares.
Tanto en las líneas estadounidenses como en la mexicana, es obligado el uso de cubrebocas.
Para nadie es un secreto que el presidente López Obrador, desde el primer momento que asumió el poder, renunció a viajar en el TP01 Boeing 787-800, que utilizaba Enrique Peña Nieto y que ahora se encuentra guardado en una terminal de los Estados Unidos.

París es una ciudad amada por muchos, de las más visitadas del mundo, fascinante, perfumada, platos y vinos gourmet, que exige recorrerla de punta a punta, por su belleza, por su historia, pero qué tal cuando hay emergencia, cuando el llamado Coronavirus la ha puesto en jaque y encerrado a todos sus nacionales y extranjeros en sus casas.
El episodio que te voy a platicar fue real, contado de primera mano, por los protagonistas, dos mexicanos. Sirva de experiencia para quienes son aficionados al turismo, daño colateral del Conavid-19 que a nadie se le desea. Drama, angustia, miedo e impotencia.
Imagina, medianoche, llegas cansado a la capital de Francia después de viajar por tren, a la última escala que prácticamente solo incluiste en el itinerario para de ahí hacer el regreso a México.
Cuando la pareja de mexicanos, hombre y mujer, organizó su viaje, con meses de anticipación, ni la menor idea de la situación que se iban a encontrar en la ciudad baldi 2francesa.
Boletos de avión, tren y reservaciones de hotel, confirmadas. No habían descuidado ningún detalle. Enterados de lo que pasaba en Francia, volvieron a llamar a la agencia de viajes Price Travel para asegurarse que no tendrían problema alguno para su hospedaje.
Llegaron con sus maletas al Hotel Baldi (tres estrellas) y empezó la angustia. Estaba cerrado, puertas y ventanas, luces apagas. Y en la calle, en la noche, solo ellos. Volteaban para todos lados y no veían a nadie. Los inundó el nerviosismo. La grabadora telefónica de la agencia de viajes repetía que por la alta demanda y la situación imperante, tardarían en contestar. Podrían pasar horas y con el riesgo de agotar la pila del celular.
¿Qué hacer?
Corrían peligro de ser asaltados o detenidos por la policía por no respetar el confinamiento decretado por el gobierno del presidente Emmanuel Macron. Pensaban lo peor.
Momento estresante.
Apareció un ángel nigeriano (así lo describieron los protagonistas). Una persona madura de esa nación africana que con cautela se acercó para preguntarles qué les pasaba.
Les precisó que era administrador del Hotel Eiffel Villa Garibaldi. Los ayudó y les garantizó una habitación a buen precio.
Recuperaron la tranquilidad.
Por fin consiguieron comunicarse a la agencia Price Travel. La agencia se lavó las manos, le echó la culpa al Hotel Baldi: “es que nunca nos avisó que cerraría”.
¿Y el pago anticipado de la reservación?
La agencia Price Travel ofreció devolverlo en 15 ó 20 días.
¿Y la indemnización o reparación del daño?
-¿Por qué? la culpa la tiene el Hotel Baldi, respondió la agencia.
El final feliz porque la pareja regresó a México, se hizo la prueba médica y
el resultado fue no estaba contaminada por el Conavid-19.

Es cierto que China es una potencia y seguramente tiene la capacidad para vencer el temible coronavirus; encontrar la vacuna contra la neumonía viral y devolverle la tranquilidad al mundo.
Sin embargo, la solidaridad nunca sobra, aunque sea uno de los países más poderosos del mundo; es bienvenida, en particular cuando se enfrenta ese mal que ha dejado ya centenares de muertos.
México está más cerca de los Estados Unidos y por lo mismo su relación es mucho mayor en todos los sentidos. Acaban de firmar un acuerdo comercial en el que participa Canadá.
Lo que sucede o molesta a los vecinos del norte, repercute de inmediato del lado mexicano; no por nada se ha organizado una valla humana de la Guardia Nacional para evitar el paso de migrantes en la frontera Sur, ante la advertencia del presidente Donald Trump de que podrían aplicarse nuevos aranceles en el comercio.
Como decía el doctor Agustín Carstens, cuando era responsable de la hacienda nacional y después gobernador del Banco de México, cualquier estornudo de los Estados Unidos, a México le da neumonía.
No es para menos, Estados Unidos es otro de los grandes del mundo y lo tenemos a un lado.
Así que no son de extrañarse las consideraciones que se toman las autoridades mexicanas para cuidar la relación. Es lo más conveniente, para todos. Entendible y aceptable, siempre y cuando no se pierda ni la dignidad ni la razón. Hay que procurar lo justo.
Esa cercanía con los Estados Unidos de ninguna manera debe servir de pretexto para desentenderse de la relación con otra potencias.
Por eso, muy bien el trato y el lugar que le dio Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores, al canciller ruso Serguéi Lavrov, en su reciente visita a nuestro país.
Lo que llama la atención es que dicho nivel de trato no se haya manifestado para que México subrayara su solidaridad con China, en momentos complicados que vive la nación asiática.
Hasta los más grandes agradecen la palmada diplomática en momentos críticos. Es lo que ha faltado del cuidadoso Ebrard, quien ha sabido tocar las puertas indicadas para el traslado a México de los connacionales que se encontraban en China.
El Club Primera Plana, que es la organización de periodistas más antigua de México y que tiene firmado un acuerdo de cooperación con periodistas chinos desde hace 40 años, a través de su presidente José Luis Uribe expresó solidaridad y ofreció el apoyo informativo de socios comunicadores.
Javier Tejado, abogado de Televisa, en su artículo para El Universal, sugirió algo rápido y sencillo, comprar productos chinos.
Oficialmente, desde el gobierno, desde la cancillería, nunca será tarde, hacer sentir la solidaridad que caracteriza al pueblo mexicano cuando alguien sufre una desgracia.

Creyó que los segundos que le quedaban de la luz del semáforo a su favor iban a ser suficientes.

Además, de no ser así, supuso que los vehículos al verlo, se iban a detener y dejarlo cruzar la calle.

Walter Ormeño se equivocó.

Uno de los automóviles lo arrolló. Con su estatura de 1.89 metros (antes era de 1.92 metros; dice como muchos que con la edad va decreciendo) y 90 kilos cayó en el cofre.

Se quebró la pierna derecha.

El accidente ocurrió en Guatemala, en el 2011. Para recuperarse lo único que le falta es recobrar el equilibrio. Le metieron cuatro tornillos en la pierna. Se apoya con un bastón. No le gusta y pronto quiere dejarlo.

Admite que fue su culpa, por no respetar las señales de tránsito.

Quien lo atropelló, no huyó. Estacionó su auto y llamó a la ambulancia.

-Monada de muchacho, tenía como 24 años. Me fue a visitar al hospital, preocupado por mi salud –recuerda.Walter Ormeño

También recibió la visita de un abogado. Le propuso demandar al conductor, acusarlo del atropellamiento y exigirle indemnización.

Walter rechazó la oferta, porque “yo fui el causante del accidente”. Para él siempre debe ir por delante la honestidad.

Como portero en el futbol mexicano y el continente americano, se convirtió en una leyenda. Jugó con el América, Atlante, Morelia y Zacatepec. En equipos de Centroamérica y el cono sur. Dirigió al América, al Pachuca, a Los Pumas, al Atlético Español, al Atlante y al Cruz Azul. Su historia deportiva es una enciclopedia. Horas interminables se requerirían para poder repasar su trayectoria. Pero más que le digan que es una leyenda, le gustaría que le dieran trabajo.

Se siente con fuerza para aportar su experiencia a las nuevas generaciones. Está agradecido con el futbol porque le ha dado para vivir. No es millonario. Ha tenido lo necesario para darle educación a sus tres hijos. Los tres con carrera universitaria. Tiene seis nietos, uno de ellos, Santiago Ormeño, juega en la sub-20 del América, es volante zurdo. Anhela que le den el lugar que le corresponde y que no lo vayan a desaprovechar. Otro nieto, Alexander, apenas de 5 años, le ve madera para dedicarse al futbol.

Amigo de uno de los grandes en el mundo. Del histórico e inolvidable Alfredo Di Stéfano, quien falleció el pasado 7 de julio. “Me quedó a deber dos pesos”, por una apuesta que hicieron en un partido. Coincidieron en Argentina y Colombia. Otro de sus amigos, Marcos Ricardo Búsico, del Boca Juniors. Cuando después de muchos años volvieron a encontrarse en Argentina, Ricardo desenterró dos botellas de vino que había conservado para esa ocasión.

Admirado por intelectuales. Sabe que el escritor Enrique Krauze estuvo pendiente de sus actuaciones como arquero. Le avisaron que Krauze lo busca para un autógrafo. A sugerencia de este reportero, aceptó la idea de enviárselo a través del portal Código Zárate Vite.

Tuvo su época de fumador empedernido. 60 cigarros al día.

-¿Qué hizo que dejara de fumar?

Utiliza sus dos manos para ejemplificar y reforzar sus palabras.

-Lo recuerdo como si fuera ayer. Hubo un momento en que en una mano tenía el cigarro y en la otra el silbato. Mi intención era hacer sonar el silbato y lo que me llevé a la boca fue el cigarro. Fue la última vez que fumé.1 De Walter Ormeño para Enrique Krauze

Walter Ormeño, de origen peruano, nacionalizado mexicano, vive en el Distrito Federal, desde 1959 en la colonia Nápoles de la delegación Benito Juárez. Lo he visto caminar por esta zona desde hace más de 20 años. Es un personaje respetado y cordial.

Llegó media hora antes para la entrevista en una cafetería de la calle de Pensilvania en la Nápoles. El reportero puntual, a las 13:00 horas. Se los cuento porque Ormeño fue lo primero que subrayó al encontrarnos.

Vestía pantalón de mezclilla y camisa de color azul de rayas. El estuche de los lentes en la bolsa de la camisa. No tomó nada durante la plática. Su mano izquierda jugó con dos servilletas, doblar y desdoblar. En el dedo anular de su mano derecha, su anillo de casado. En la otra su reloj y anillo dorado. Observador, sin quitar la mirada a su interlocutor. “Por lo que veo usted sabe taquigrafía”.

Su memoria trajo a la mesa nombres de futbolistas que se han cruzado en su camino. Entre Ochoa y Corona, no duda en afirmar que el primero tiene mejores condiciones como portero.

No olvida el primer mensaje que le escuchó a Emilio Azcárraga Milmo, “El Tigre”, cuando compró al América.

El empresario invitó a directivos y jugadores a comer en un restaurante de la avenida Insurgentes.

Ahí Azcárraga les dijo:

“De futbol no se nada, pero de negocios conozco mucho”.

Walter Ormeño no deja de repetir que está agradecido con el futbol mexicano.

“El futbol me dio suficiente, pude pagarles la educación a mis hijos.

-Y en esta segunda parte de su vida que es lo que más quiere, ama?

-Mi familia.

Sería ideal que todos los mexicanos formaran un gran equipo y que como tal llevaran a su país a escenarios para alcanzar calidad de vida y competir con el mundo comercialmente.
¿Por qué México no podría ser una nación de primer mundo? ¿Por qué México tendría que estar condenado al subdesarrollo, a vivir de lo que le dejan o le dan los grandes?
Hay ejemplos de naciones que se han levantado de las cenizas, de la nada. ¿Por qué México no podría lograrlo? Los argumentos repetidos: los vecinos del norte no lo permitirían y la supuesta cultura de los mexicanos, que no soportan el éxito de uno de los suyos y a cualquier precio lo tiran.
La capacidad existe. ¿Dónde se atora México?. Esos argumentos trillados, gastados, son eso, no corresponden a la verdad ni a la realidad. Hay muchos mexicanos triunfadores, en todos los ámbitos. Hace falta sumar inteligencias y esfuerzos, convocarlas a formar el gran equipo, sin discriminaciones, sin calificativos ni voces divisorias.
Para eso debe servir la unidad de los mexicanos, para eso se les debe convocar, para que México sea grande, respetado por propios y extraños, por las potencias y no potencias. Que sepan que México es un gran equipo. Es la convocatoria que falta, para integrar el equipo.
Nadie se va a negar a contribuir a darle a México estatus de primer mundo. Los mexicanos también podemos conseguirlo. El punto es caminar en ese sentido, en unidad y objetivos precisos.
Unidos se puede hacer frente a cualquier agresión y chantajes que buscan satisfacer intereses ajenos a los mexicanos. La convocatoria a la unidad debe tener ese nivel y ya es tiempo de que se haga, sumar y no dividir, a todos conviene el crecimiento y una mejor economía.
Por eso no es compartible el llamado de Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores; convocatoria para hacerle frente a insultos de voceros del gobierno de Bolivia.
¿Unidad para responder insultos?
¿Entonces dónde están los instrumentos diplomáticos? ¿Dónde están los instrumentos y organismos internacionales?. Hay cauces para poner a cada uno en su lugar. Es lo que procede y la diplomacia es lo que debe distinguir a la cancillería mexicana.
México tiene que cuidar sus principios y recobrar el respeto ganado con su Doctrina Estrada, en contra del intervencionismo.

Henan, China.-Ver la marca de los dedos en troncos de gigantescos árboles, con una profundidad que en algunos casos llega al centímetro, te deja sin habla. Hasta dolor siento en mis manos nada más de imaginar el impacto requerido para dejar esa huella en al corteza. Es una de las cientos de cosas que hacen los monjes o arbol dedospracticantes del Kung Fu, arte marcial de excelencia.
Árboles que flanquean el pasillo que te lleva a internarte en el monasterio de los monjes, en el Templo Shaolin, famoso en el mundo, sobre todo a raíz de la película del mismo nombre y que le dio la vuelta al planeta en los ochentas; libroespectaculares saltos y golpes de los protagonistas, que parecían de fantasía o milagrosos.
Aquí estoy, con un frío por debajo de los cero grados, con una ligera nevada que da el efecto de caspa en la vestimenta.
Historia para contar a propósito de la Navidad y la festividad con motivo del año nuevo, tiempos de cordialidad, reconciliación, buenos deseos y abrazos. La enseñanza de los monjes budistas, los valores que se deben seguir para tener una vida en paz, en armonía. Oportunidad de platicar con el abad Shi Yongxin, en su casa.
Ocho periodistas mexicanos con el jefe de los monjes, como antes y en otros años lo hicieron Nelson Mandela, la Reina Isabel, Henry Kissinger, Vladímir Putin, Juan Antonio Samaranch y tantos más, atraídos por el budismo chino, por un templo fundado en el año 495 y habitado por monjes que amalgaman sus creencias, su fe con el arte marcial.
No se trata de solo dar golpes o de aprender Kung Fu, va lo uno con lo otro. El objetivo es ser mejor en todos los sentidos. Tienen sus reglas, sus mandamientos, su ética.
-¿Qué recomienda para ser mejores?-pregunta una compañera.
Se había formado una herradura con los asientos, el abad en medio, observador, con una actitud serena, apacible, enternecedora. Nos convida un té, no se de qué sabor es, agradable, caliente; quita el frío, al menos en ese espacio espiritual y filosófico.
Todos oídos para escuchar al abad.abad2
Y empieza a dar su respuesta.
Cinco puntos, sintetizados, resumidos, de una cultura heredada por sus antepasados.
-Respetar la vida, no matar.
-Decir siempre la verdad, no mentir.
-Respetar lo que no es tuyo, no robar.
-Sin excesos o abusos en la vida sexual.
-Evitar el consumo de sustancias tóxicas.
Mandamientos simples, sencillos, entendibles, que la sociedad en el mundo no aprende o se resiste a cumplirlos.
Los monjes viven hasta la fecha y seguro que por muchas centurias más, con los principios ancestrales. Y no significa que vivan aislados con sus creencias o distanciados de los demás.
El abad Shi Yongxin nos regala su libro titulado “El Templo Shaolin en mi Corazón”; en el relata lo que ha sido su vida como monje, experiencias y lecciones aprendidas. En un principio, sus padres se opusieron a su vocación, no querían que siguiera de esa manera el budismo.
A mis compañeros como a mi, nos sorprende ver a cada monje que nos topamos en el camino con su móvil o celular en mano. El abad lo explica en su texto, son las herramientas de la modernidad. El internet lo utilizan desde su aparición, para estar conectados con el mundo y promover su cultura, su ética.
Lástima que muchos políticos y gobernantes no se han dado cuenta o no quieren aceptar lo que puede llevar al mundo a una vida mejor.

Beijing.- Era niño la primera vez que vi una foto de China, de sus calles, cientos de ciclistas vestidos en color caqui. Difícil circular en esa maraña de unidades de dos ruedas, sin luces para indicar si va a dar vuelta a la izquierda o a la derecha, tampoco para avisar que va a detenerse. Me quedé con esa imagen por mucho tiempo.
Nunca imaginé que tendría la oportunidad de estar aquí, como periodista, ver directamente la realidad. Visita producto del convenio que tiene firmado el Club Primera Plana, que es la organización de periodistas más antigua de México, y la Asociación de Periodistas de China, a la que están afiliados un millón de colegas chinos.
Claro que como estudiante había conocido la historia de este país y, después como profesional, enterado de sus avances a través de medios de comunicación. Es ahora una potencia, con la mira puesta para ocupar el primer lugar en la economía mundial, al tu por tu con los grandes.
Desde el aire, en al avión, vi su gigantesco aeropuerto. Pasar migración, sencillo, siempre y cuando tengas en orden tus documentos. Tienen hasta traductor electrónico que da indicaciones en español.
Y entramos a la China moderna de Xi Jinping, su presidente.
Están en todo, no desatienden nada. Se respira crecimiento. Tienen prisa por crecer y crecer.automóvil
La industria automotriz hace investigaciones para que los vehículos puedan circular sin conductor; prioridad la fabricación del transporte eléctrico. China fabrica los trolebuses que han empezado a circular en México.
invernadero 3En la construcción, para el lado que se mire, se levantan edificios hasta de 60 pisos, uno tras otro.
Las calles de esta capital, de más de 20 millones de habitantes, están limpias, sin basura ni chicles pegados al suelo. Tampoco me he encontrado a pedigüeños ni malandros. En ningún momento he sentido temor de perder la cartera o de que me la vayan a quitar.
Veo a la gente tranquila, como que sabe que si le va bien a su país, todos ganan. Están ocupados con su desarrollo, en su trabajo, para garantizar una vida digna, de calidad.
No hay que perder de vista que es una nación de más de mil trescientos millones de habitantes. Es el tamaño del reto que tiene el gobierno de Jinping. Los resultados son los que hablan.
La delegación de periodistas mexicanos ha visitado ya varios sitios que reflejan lo que es China.
Esa foto que vi de niño, de cientos, miles de ciclistas, el congestionamiento del transporte de dos ruedas, es historia, es pasado. Hay ciclistas y también quienes invernadero1manejan motonetas eléctricas, seguramente muchos más, pero ahora transitan en orden, en sus carriles exclusivos; comparten calles con automóviles, camiones y trolebuses. Autos de diferentes marcas, nuevos o de reciente modelo; la modernidad en pleno.
El centro de exposiciones Zhongguancun, el primer parque de alta tecnología en China, exhibe el avance de la nación asiática, nuevos materiales de construcción, ligeros y resistentes, ecológicos; drones, sensores de largo alcance para Internet, robots y filtros de agua.
Me quedé sin habla cuando vi su imagen y proyección de la tercera dimensión, sin necesidad de apagar luces como se hace en cines; una innovación para usar en la enseñanza, en la educación, para hacerle la vida escolar más divertida a los niños y niñas.
Los adelantos de la tecnología China.
Apenas es el comienzo del recorrido que haremos por el país.
No podía faltar la visita a una comunidad campesina, donde han vencido a la pobreza. Es una de las fórmulas aplicadas para este propósito. He escuchado más de una voz decir que el objetivo es ponerle punto final a la pobreza el año que viene.
La comunidad vive de un invernadero, que combina agricultura y acuacultura; el excremento de los peces es utilizado como fertilizante. Hay variedad de hortalizas. A un lado los estanques de peces, con aspiradores tubulares que llevan las heces marinas hacia las plantas.
Para dar idea de la ganancia que logran estos chinos, su poder adquisitivo les alcanza hasta para comprarse un auto nuevo, lo que explica el congestionamiento que encontramos al llegar a la zona rural.
La comunidad tiene hasta un pequeño hotel, con todos los servicios, rústico, pero cómodo y estético.
Es el avance de la China moderna, tan rápido como su veloz tren bala.

Hay quienes se desgarran las vestiduras de solo pensar que el país vecino, Estados Unidos de América, ayude a México. De inmediato argumentan la soberanía nacional, la autodeterminación de los pueblos y el riesgo de que el ofrecido se pueda quedar o controlar algo que no le corresponde.
En automático la respuesta es negativa, en el caso específico de ayudar a combatir la delincuencia, que evidentemente ha rebasado a las autoridades. Y no a partir del actual gobierno, desde hace tiempo, en diversos puntos de México. No es situación nueva. Ha empeorado; no hay señales de que pronto se vaya a poner orden y mucho menos garantizar la seguridad de los más de 100 millones de habitantes en los 32 estados.
Por eso, salir con la expresión de que México puede solo contra la delincuencia, no se la cree ni quien la pregona. Los hechos están a la vista, los malhechores operan en todas partes. Los tiene sin cuidado que los graben en video o la presencia de la llamada Guardia Nacional. También le han perdido el respeto a las milicias, a los marinos y soldados.
En estos tiempos, en un mundo globalizado, donde nadie puede vivir aislado, cuando es obvio que la delincuencia tiene ramificaciones internacionales, es imposible vencerla sin ayuda.
México necesita ayuda; ahí están las estadísticas oficiales, en los últimos gobiernos, el número de muertos por la violencia, no ha dejado de crecer. Además, prevalece la impunidad.
Así que nadie se espante ni se corte la venas si Estados Unidos ayuda a nuestro país en esa batalla. En ningún caso significa que se tenga que entregar la nación a los vecinos o cederles poder; mucho menos para que hagan y deshagan a su antojo. Ese no se sería el propósito y por ningún motivo aceptable.
La soberbia de que “yo puedo solo” no le sirve a México ni a ningún otro país en circunstancia similar. El que va a recibir la ayuda debe precisar en qué se le puede ayudar.
Hay que agradecer el ofrecimiento de ayuda y ver dónde puede ser efectiva, acotarla a las necesidades mexicanas. El tema específico es el combate a los malandros, nada más.
Por eso, acierta la gobernadora de Sonora, Claudia Pavlovich, al considerar el respaldo del FBI en la investigación en la que participan autoridades de su estado para aclarar y dar con los responsables de la masacre de la familia LeBarón. No es para menos la tragedia, masacraron a mujeres y niños.
En ningún momento ha dicho la gobernadora que los vecinos se van a quedar con la ganadería y agricultura de su estado o una parte de la entidad; lo único que se busca es sumar fuerzas ante una delincuencia que parece incontrolable.

Arturo Zárate Vite

 

 

Es licenciado en periodismo, egresado de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, con mención honorífica. Se ha desempeñado en diversos medios, entre ellos, La Opinión (Poza Rica, Veracruz) Radio Mil, Canal 13, El Nacional, La Afición y el Universal. Más de dos décadas de experiencia, especializado en la información y análisis político. Ejerce el periodismo desde los 16 años de edad.

Premio Nacional de Transparencia otorgado por la Secretaría de la Función Pública, IFE, Consejo de la Comunicación, Consejo Ciudadano por la Transparencia e Instituto Mexicano de la Radio. Su recurso para la protección de los derechos políticos electorales del ciudadano logra tesis relevante en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con el fin de conocer los sueldos de los dirigentes nacionales de los partidos.

Además, ha sido asesor de la Dirección General del Canal Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Coordinador General de Comunicación y Proyectos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Es autor del libro ¿Por qué se enredó la elección de 2006, editado por Miguel Ángel Porrúa.

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