En países democráticos, las mayorías son las que mandan, las que deciden lo que debe hacerse, las que deben valorar lo que más conviene, actuar con apego a la razón y a la ley.
Las minorías tienen que entender que ya no cuentan con los votos para imponer criterios y mucho menos pueden esperar que sus argumentos sean retomados al pie de la letra por la mayoría.
Acabo de ver dos actitudes en la Cámara de Diputados que exhiben tanto a la minoría como a la mayoría, a la hora de presentar el dictamen de la Comisión de Educación sobre las leyes secundarias.
La lectura la hizo la presidenta de la comisión Adela Piña Bernal. Hubo voces opositoras que se atrevieron a decir que el documento no representaba la voluntad de la comisión.
El dictamen, por supuesto que era la voluntad de la comisión, porque el voto de la mayoría en la comisión, así lo había decidido. El voto de la minoría no puede alcanzar esa representación, es imposible. Quizás la actitud, al menos de las diputadas que interrumpieron desde sus lugares la lectura del dictamen, se debía a que estaban acostumbradas a los tiempos en los que sus partidos eran gobierno y mayoría legislativa, ya no lo son. Querían que su palabra fuera atendida como cuando tenían el poder.
Debe ser difícil para quienes ostentaban el poder, ahora tener que aguantar, porque no les gusta, que una nueva mayoría determine e imponga su voluntad. Es regla en la democracia, la mayoría manda.
Sin embargo, el simple hecho de ser mayoría no concede el derecho de ignorar protocolos y normas, como se hacía en tiempos pasados. No era lo políticamente correcto y fue uno de los desaseos de los gobernantes que terminó por hartar al pueblo y llevarlo a la alternancia que hoy hay en México. La imposición no es bien vista por el pueblo.
Por eso, si quienes ahora tienen la mayoría en la Cámara de Diputados y en el Senado, repiten vicios que se pensaba serían superados con la nueva realidad política, van a ir deteriorando su imagen, cavando su tumba, como ocurrió con sus antecesores.
Avasallar, pisotear protocolos y reglas, desdora la democracia. No le ayuda a la nueva mayoría en la Cámara de Diputado pasar por alto el reglamento legislativo, desconocer tiempos y aprobar sus proyectos Lo hicieron con las leyes secundarias educativas y eso deja huella.
Las minorías no deben perder de vista que son minorías. Y la nueva mayoría, actuar como nueva mayoría, no como lo hacían anteriores mayorías.

Cerrar el palacio legislativo de San Lázaro se ha convertido en una práctica sencilla para profesores que pertenecen a la llamada Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).
Lo hacen a pesar de que tienen representación en el Congreso, al menos 19 diputados forman parte de esa organización y otro tanto son simpatizantes, para un total de 40, de acuerdo con cifras divulgadas por Iran Santiago Manuel, legislador y ex líder de la sección 22.
Un solo diputado bastaría para que defendiera sus puntos de vista e intereses en la tribuna de la Cámara, para que cabildeara con sus iguales y tratara de convencerlos de sus propuestas. Pero no es uno, sino 18 más que pertenecen a la coordinadora.
Entonces, ¿por qué o para qué se apoderan y cierran los accesos al recinto de San Lázaro?
¿Qué no lograrían más si sus compañeros diputados se ponen a trabajar e incluso hasta realizar una protesta al interior en caso de que no les hagan caso?
Con esa representación que tienen dentro del mismo poder legislativo, no tiene lógica que sigan los cierres. Hace suponer que existe otro motivo, el manejo político del movimiento magisterial, que tampoco debe ser gratuito, aparentemente contra el nuevo grupo en el poder, aunque en el fondo confunde, distrae y debilita a los que hoy son oposición.
Por eso la mayoría legislativa del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) no se espanta ni se angustia con esas acciones, por eso la tolerancia a que se lleven a cabo.
Quizás también por eso la diputada morenista Tatiana Clouthier, cuestionó la falta de experiencia de la nueva presidenta de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, Laura Rojas, quien no se vio ni serena ni firme ante el desconcierto provocado por el cierre de accesos. Era su primer sobresalto, la primera prueba. Finalmente la libró, seguro que aprendió que nada es casual y estará preparada para la siguiente.
Sin embargo, hay una parte de la población legislativa que es ignorada y que de manera recurrente sufre las consecuencias cuando los maestros o cualquier otro grupo bloquea las entradas. Son los trabajadores. Cientos de ellos tienen que aguantar no poder salir del recinto.
Me tocó ver la operación de los activistas de la CNTE en estos días septembrinos y la desesperación de trabajadores por no quedar atrapados; madres que tienen que ir por sus hijos a la escuela o a una cita médica; otros que salen a comer sus tortas o tacos, porque adentro la comida les sale más cara; muchos porque temen la prolongación del cierre, más allá del horario establecido, y visitantes que ven alterados sus planes del día.
Gente que siente vulnerada su derecho de libre tránsito, retenida de manera indebida y que a diputados parece no importarles.
Cuidan que no se toque y mucho menos reprima a manifestantes -aunque violen alguna ley- e ignoran a trabajadores atrapados.

Hay que reconocer que el diputado Porfirio Muñoz Ledo tiene el nivel de estadista. Se ha ganado a pulso llegar a este estatus, aunque como no es monedita de oro y en ocasiones no se tolera la inteligencia, hay quienes lo rechazan y reprueban en automático.
Lo conozco desde hace más de 20 años. Con honestidad debo admitir que como periodista he disfrutado su sabiduría política, su capacidad para argumentar y defender sus puntos de vista en tribuna.
Me tocó vivir de cerca su etapa de senador. Todas las veces que intervenía en los debates, había que ponerle atención. Sus mismos adversarios no perdían detalle de sus palabras.
Lo dejaban ser en tribuna, hablar lo que quisiera.
Porfirio, solo, ponía en jaque a la mayoría priísta. Ganaba la discusión, con su oratoria, con su discurso, con su inteligencia. Lo que nunca pudo vencer fue el voto de la mayoría.
Seguramente, en ese tiempo, en esos episodios legislativos, cuando la oposición en el Senado se contaba con los dedos, la mayoría para sus adentros aceptaba que la razón estaba del lado de Muñoz Ledo, nada más que a la hora de votar, le negaba la victoria.
No recuerdo que alguna vez haya ganado la votación.
O sea que Porfirio tuvo que aguantar que siempre le aplicaran el voto de la mayoría. Terminaba por resignarse, pero jamás a expresar en tribuna sus razones, la claridad y verdad de su pensamiento.
A pesar del paso de los años, el natural desgaste físico de la vida que vuelve lento el desplazamiento, su energía mental sigue intacta.
Por supuesto que como todo humano tiene errores y hasta expresiones que recuerdan la celebración del 10 de mayo, pero al final de cualquier debate, prevalece su razonamiento.
Por es celebro que se haya comportado como estadista al renunciar a buscar prolongar su permanencia en la presidencia de la mesa directiva de la Cámara de Diputados.
La tentación del poder generalmente no tiene límite. No todos están hechos de la misma madera ni actúan igual.
Sin duda, Porfirio Muñoz Ledo pasara a la historia como estadista, reconocido por propios y extraños.
La decisión tomada, aleccionadora para quienes pierden la cabeza por un cargo, contribuye y merece que su trayectoria sea coronada con la entrega de la medalla Belisario Domínguez.

Mario Delgado, coordinador del Grupo Parlamentario Morena en la Cámara de Diputados, quiere la presidencia de su partido. Seguro ha recibido luz verde de ya saben quien. No se expondría a ser derrotado y regresar como perdedor al recinto de San Lázaro.
La mayoría de los diputados han decidido apoyarlo. Integraron un equipo para reforzar el Movimiento de Regeneración Nacional, mantener la supremacía legislativa en las elecciones intermedias y prepararse para la competencia presidencial del 2024. Lo de Mario no es una acción aislada, tiene estrategia de mediano y largo plazo de un equipo.
Sus competidores por la presidencia de Morena son Bertha Luján, Alejandro Rojas y Yeidckol Polevnsky.
Bertha, originaria de Chihuahua, fue titular de la Contraloría en el Distrito Federal durante la administración de Andrés Manuel López Obrador, especialista en temas laborales y diputada constituyente en la Ciudad de México. Es presidenta del Consejo Nacional de Morena. Madre de la secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde.
Alejandro Rojas tiene larga carrera política. Empezó en las filas juveniles del PRI y se significó por antisalinista. Ha sido diputado de la asamblea legislativa del Distrito Federal, fundador del Partido Centro Democrático con Manuel Camacho Solís y Marcelo Ebrard y secretario de turismo en el gobierno de Ebrard en la CDMX. Después, coordinador de asesores de Ricardo Monreal en el Senado. Trae pleito público con Yeidckol.
Yeidckol Polvenski, controvertida empresaria y política. Su nombre original es Citlali Ibáñez Camacho; por conflictos familiares su madre se lo cambió. Ha competido sin éxito por la gubernatura del estado de México. Ha sido senadora y trabajó como coordinadora de redes sociales en la pasada campaña presidencial. Abierta simpatizante de gobiernos socialistas. Justificó la prolongación del mandato de gobierno en Baja California. Como dirigente interina, no ha encontrado la forma de cohesionar a Morena.
Mario Delgado tiene maestría en Economía por la Universidad de Essex, Inglaterra. Ha ocupado diversos cargos en la Ciudad de México, desde secretario de Seguridad Pública hasta secretario de Finanzas. Ha sido senador. Identificado políticamente con Ebrard. Coordinador del grupo parlamentario Morena en la Cámara de Diputados.
¿Y quién se va a quedar en la coordinación legislativa en caso de concretarse el ascenso a la dirigencia de su partido?
Sería mano Tatiana Clouthier, pero por los mismos motivos que no quiso ser subsecretaria de Gobernación ni coordinadora de su grupo desde el comienzo de la actual legislatura, se sabe que ha vuelto a rechazar la propuesta.
Dolores Padierna ya intentó sin éxito ser coordinadora. Sigue interesada, nada más que no ha conseguido el consenso de sus compañeros.
Pablo Gómez tiene amplia carrera legislativa, ha sido varias veces diputado, senador, asambleísta. Uno de los líderes del movimiento estudiantil del 68. Dirigente del Partido Socialista Unificado de México. Dedicado a la asesoría, reconocido por su experiencia e inteligencia. Preside el Comité de Decanos de la Cámara de Diputados.
Porfirio Muñoz Ledo sería feliz si sigue como presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados. La coordinación, en estos tiempos, no está en sus planes.
Alfonso Ramírez Cuellar preside la comisión de Presupuesto y es una comisión que no se puede desatender ni cualquiera la puede llevar.
Sergio Gutiérrez Luna, abogado, ha crecido en Morena al lado de Horacio Duarte, quien ahora se desempeña como subsecretario de Empleo en la Secretaría del Trabajo. Coordinador de asesores en el Senado en la LVIII legislatura, representante electoral de Morena en el Estado de México, actual coordinador de los Trabajos para la Reforma del Estado y Electoral. Se ha convertido en serio prospecto para ocupar la coordinación.

He escuchado a consejeros electorales de distintos estados, integrantes de los llamados Organismos Públicos Locales Electorales (OPLEs) y llegó a la conclusión de que sería un error eliminar o desaparecer estos instrumentos destinados a organizar elecciones.
Están conscientes los consejeros en que deben ser más austeros y perfeccionar su operación; así se lo dijeron al morenista Sergio Gutiérrez Luna, quien en la Cámara de Diputados encabeza la operación legislativa para llevar a cabo una nueva reforma electoral.
Con esa misma claridad también el diputado Gutiérrez les habló de excesos en el gasto, en particular con las cuatro empresas proveedoras del material electoral, porque son las mismas que se ponen de acuerdo para ganar licitaciones y fijar precios ventajosos.
Hay consenso en que el presupuesto no puede ni debe ser igual para los 32 OPLEs, porque las entidades no son iguales, unas están más comunicadas que otras y varían en su tamaño. No es lo mismo Chihuahua o Durango que Tlaxcala, Puebla, Veracruz o Chiapas.
Cada entidad tiene una geografía distinta; lo que se debe tomar en cuenta a la hora de calcular el gasto. Bien lo decía la consejera de Durango, hay sitios en el estado a los que solo se puede llegar en avioneta. Inaccesibles hasta para animales de carga, porque no hay caminos.
Y si lo que preocupa es que gobernadores controlen el presupuesto de organismos electorales, entonces que los legisladores etiqueten los recursos, para que nadie les de uso partidista con fines manipuladores.
La representación de Guanajuato plantearía variar el número de consejeros, también dependiendo del estado y su tamaño; propuesta que los diputados miraron con acierto.
Coincidieron diputados y consejeros en cuidar los procesos electorales y no ponerlos en riesgo por ahorrarse uno pesos.
La idea del diputado Gutiérrez Luna de escuchar a todos los actores ha sido afortunada, para que se actúe con conocimiento, sin atentar contra lo que funciona o puede ser perfeccionado.
También es correcto aprovechar la experiencia del personal, gente que se ha especializado y merece seguir en la tarea electoral. Sería un desatino correr trabajadores con el argumento de la austeridad y sin hacer el diagnóstico obligado para estos casos.
Seguro que hay áreas que pueden ser comprimidas, como la que tiene que ver con los residentes en el extranjero y aquellas que duplican acciones que realiza el Instituto Nacional Electoral (INE) y que pueden aprovechar o simpificar, por ejemplo, las que tienen que ver con sistemas y tecnología.
No lo expresaron los consejeros, pero existen voces que hablan hasta de eliminar el presupuesto a los partidos locales y que dependan en lo económico únicamente de sus directivas nacionales; complicado en el caso de que el partido local no tenga alcance nacional.
En síntesis, sí hay forma de ser más austeros, sin que se eche a la basura lo que funciona y, los OPLEs han demostrado que funcionan.

En la política no hay casualidades. Lo saben políticos y políticas. El pasado 8 de junio, en Tijuana, el padre Alejandro Solalinde fue uno de los oradores en el acto que encabezó el presidente Andrés Manuel López Obrador sobre los resultados de las negociaciones de México con Estados Unidos, en materia comercial-migración.
Solalinde, al final de su intervención, soltó una expresión que quizás para muchos pasó desapercibida.
Los medios, en general, de plano, ignoraron lo dicho por el defensor de derechos humanos, católico y activista de sotana. Nadie lo registró al día siguiente en los diarios impresos, digitales, ni en la radio y mucho menos en la televisión. Pasó de largo ese mensaje, porque no era tema del momento. Sin embargo, no hay que perder de vista que Solalinde es uno de los personajes influyentes en la 4ª. Transformación y cercano al presidente.
Sus palabras finales del discurso en Tijuana fueron:
“Yo no estoy ventaneando a nadie, pero yo creo que estamos muy cerca de tener, quizá, la primera mujer presidenta, nacional. Ojalá que así sea”.
¿Será la voz de un profeta?
¿En quién o quiénes estaría o está pensando el padre Solalinde?
Tiene claro que la mayoría en México son mujeres y que ahora hay una reforma constitucional que les da la mitad de los cargos públicos, con el argumento de la paridad de género.Wendy Briceño
La diputada Wendy Briceño Zuloaga, presidenta de la Comisión de Igualdad de Género, originaria de Sonora, con maestría en estudios de género y procesos políticos, licenciada en Ciencias de la Comunicación, dio cuatro nombres de mujeres del Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) que en su opinión tienen el perfil para aspirar en el 2024 a la presidencia de la República. Cualquiera de las cuatro podría convertirse en candidata presidencial.
Se trata de:
1.-Claudia Sheinbaum Pardo, jefa de gobierno en la Ciudad de México.
2.-Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación.
3.-Tatiana Clouthier Carrillo, diputada federal.
4.-Martha Lucía Micher Camarena, senadora
Las citó en ese orden y a las cuatro les ve cualidades y méritos para competir por la candidatura presidencial. Habló de que hay muchas más, pero por nombre y apellido solo mencionó a ellas.
Hay quien dirá que todavía es demasiado temprano para tocar el tema, aunque otros y desde hace mucho pregonan que la carrera presidencial arranca el mismo día que empieza el sexenio.
Lo innegable es que el padre Solalinde ve “muy cerca” la llegada de una mujer a Palacio Nacional.
Y te cuento esto justo en el marco del primer año del triunfo de Morena.
Además, te doy el dato que la que tiene más seguidores en Twitter es Claudia con 646 mil; le sigue Tatiana con 622 mil; Olga, 279 mil; y Malú, 17 mil 400.

Lo que te cuento en esta Semana Santa es una historia real, documentada, conocida de primera mano, episodio de crucifixión, de revictimización, lección de vida que obliga a reflexionar.

Como reportero de Radio Mil, cuando empezaba mi carrera periodística en el Distrito Federal, ahora Ciudad de México, hice cobertura en el Senado. Ahí tuve oportunidad de tratar al senador por Campeche, Renato Sales Gasque (QEPD). Gente respetuosa, seria, honorable. Sereno y ceremonioso, cuidadoso de las palabras. Una expresión muy suya, que le escuché en varias ocasiones: “hay tiempos para hablar y tiempos de guardar silencio”. Hablaba cuando era necesario y procuraba ser puntual. Buen orador. Claro, preciso, sin rollos, quizás porque su perfil era más de jurista que de político. Sobresalía la trayectoria en el Poder Judicial. Intentó ser gobernador de su estado pero no consiguió ni la candidatura de su partido. Evidente, no era político-político.

Sin embargo, sí una persona sensata, equilibrada, juiciosa. No le recuerdo ningún exabrupto, me consta en su etapa de legislador. En su paso por tribunales y procuradurías, tampoco dejó huella de escándalos, por el contrario, de gente respetuosa, que hacía su trabajo y cumplía. Estaba en la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal de Justicia cuando se cometió el asesinato del periodista Manuel Buendía. Supo coordinarse con el entonces procurador General de la República, Ignacio Morales Lechuga, para aclarar este caso.

Prudente, medido y estudioso. Evitó las precipitaciones. Tranquilo como la mayoría de los campechanos. En diversas ocasiones tuve oportunidad de platicar y entrevistar al senador. Sabía escuchar y responder con argumentos, sobre todo en materia jurídica, su especialidad.

Su hijo, Renato Sales Heredia es el Comisionado Nacional de Seguridad, relevó en el cargo a Monte Alejandro Rubido García, quien como es sabido ya está de vuelta en la Secretaría de Gobernación. Tuvo que dejar la CNS por la fuga de Joaquín Guzmán Loera del Altiplano. Antes de Rubido, trabajó en la comisión el doctor Manuel Mondragón y Kalb.

El doctor Mondragón aceptó la Recomendación 27/2013 de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) sobre un acto de tortura. Testimonio incontrovertible de que se cometió grave abuso de fuerza. Derivado de ese hecho, la víctima demandó a la CNS.

Llevó el caso al Tribunal Federal de Justicia Administrativa (expediente 8990/15-17-02-1), donde la CNS ha intentando evadir su responsabilidad, primero al tratar de evitar pagar indemnización, segundo al querer desacreditar al afectado y tercero al practicar doble prueba pericial psicológica, sin importarle el daño a la víctima y a su familia.

En este caso han faltado la prudencia, la sensatez y la honestidad que caracterizaron al extinto Renato Sales Gasque para que, sin dilaciones, se le haga justicia a quien ha sido víctima de tortura y ahora revictimizado.

Cuando alguno de sus órganos falla, el pleno de la Cámara de Diputados o del Senado, empieza a mostrar mala cara, hace gestos y tiene dificultades para respirar, a la vista de muchos, de quienes asisten al recinto legislativo y de los que observan la transmisión por el Canal del Congreso.
El pleno cameral es el rostro y ahí se refleja cualquier desarmonía o disfunción interna. Lo que no debería suceder si se supone que los legisladores son gente que tiene experiencia política y cuentan con asesores especializados para atender y entender temas técnicos.
Valga la analogía con el cuerpo humano. La junta de coordinación política, donde están los coordinadores que representan a las diferentes bancadas, sería el corazón, parte medular de la operación legislativa. Los comisiones funcionarían como los pulmones.
Si las comisiones no hacen correctamente su trabajo, por supuesto que las consecuencias se van a reflejar en el rostro, en el pleno. Ocurre, en ambas cámaras, sobre todo cuando estrenan legisladores y peor si estos llegaron al Congreso no por sus conocimientos sino por otros intereses.
Porfirio Muñoz Ledo, presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, y Mario Delgado, coordinador de la fracción mayoritaria que representa a Morena, han sufrido protestas de maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). El trabajo en comisiones, en las comisiones de Educación y de Puntos Constitucionales, ha sido defectuoso. No han sabido conciliar la nueva reforma educativa.
Cuando un dictamen sale de comisiones, es de esperarse que ya esté “planchado”, con los acuerdos suficientes para que sin problema sea aprobado en el pleno cameral.
En el Senado Martí Batres, presidente de la Mesa Directiva, y Ricardo Monreal, coordinador de la bancada de Morena, pasaron apuros para que recibiera primera lectura el dictamen sobre la Estrategia Nacional de Seguridad. Y el problema no lo crearon ni Martí ni Ricardo.
Se armó discusión de mas de dos horas en el salón de sesiones porque el dictamen tenía inconsistencias; había sido aprobado en esos términos en la Comisión de Seguridad Pública e igual publicado en la gaceta legislativa. El error no era de Batres ni de Monreal, sino del desaseo de la presidencia de la citada comisión, por desatención o inexperiencia.
Ningún diputado ni senador debe perder de vista que lo mal hecho en comisiones, los hace caer en el ridículo o tragar sapos en el pleno, en perjuicio del trabajo legislativo y la imagen del Congreso.

Semanas atrás el coordinador de la bancada del Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en el Senado, Ricardo Monreal, levantó polvo con su anuncio de que se legislaría para terminar con el abuso que existe en cobro de comisiones bancarias en México.santander
Provocó inquietud entre dueños de bancos y hasta temores por supuestos o reales movimientos en el mercado financiero. Monreal se vio obligado a bajarle a su ímpetu justiciero, porque hubo otras voces dentro de su mismo partido que encendieron focos rojos.
Quienes tienen alguna inversión o tarjetas de crédito o cualquier otro servicio bancario, saben, porque lo han padecido, el abuso que existe en instituciones de este tipo en México.
Cuando un cuentahabiente me enseñó su estado de cuenta de que le estaban cobrando “CUOTA DE NO USO” de su tarjeta de crédito, me parecía increíble, exagerado, abusivo.
Se trata del Banco Santander, de origen español. Siguiendo la pauta del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, con respecto a lo que sucedió hace 500 años en nuestro país, dicha institución, por lo que hace en estos tiempos, tendría que ofrecerle disculpa al cuentahabiente.
Ahora resulta que por no usar sus servicios, también tienes que pagar y, además, sumarle el 16 por ciento del Impuesto al Valor Agregado (IVA).
Es decir, que si tu tienes tarjetas de varios bancos y no usas la de Banco Santander, te va a castigar con una cuota.
La “cuota de no uso” de tarjeta de crédito en este banco, correspondiente al mes de marzo de 2019, es de 115.40 pesos. Más 18.40 por concepto de IVA. Total 133.40 pesos.
Quizás para muchos la cifra sea menor, pero el hecho es un evidente abuso. Seguramente en alguna parte de la normatividad aplicada por el banco, existe la excusa para ese cobro, lo que no le quitaría lo inmoral y desmedido. Es un abuso de los que habla el senador Monreal.
Es una prueba de que el anuncio del senador morenista no es equivocado ni disparatado. Hace falta revisión en esta materia y garantizar que las comisiones de los bancos sean justas.
¿Qué se puede esperar del caso que te platico?
Lo más probable es que el cuentahabiente pague los 133.40 pesos y cancele la tarjeta de crédito de banco Santander. Lo ideal es que el banco se disculpara y le devolviera su dinero al usuario.

2 Ramón y AbelEsta es la historia de un empleado de la Cámara de Diputados y un vendedor de masa. Abel Reyes Mantilla tiene más de 20 años de laborar en el poder legislativo. Ramón Olvera Cortés también tiene más de 20 años de trabajar pero en un molino de maíz.

Abel trae camiseta con el logo del cocodrilo del lado del corazón; todavía conserva su color obispo. Ramón luce camiseta con la marca Southpole en letras grandes, desgastada por el tiempo y las lavadas. Ninguno de los dos dudó en tomarse la foto. El primero con los labios apretados y el segundo mostrando su alineada dentadura y un bigote que deja descubierto algunos puntos de su piel.

Se conocen desde hace dos décadas.

El primero vive en la colonia Nápoles y el segundo trabaja en la misma colonia.

Abel, en sábado, salió de su casa por la masa y las tortillas. Hizo una escala porque se topó en el camino con el autor de este texto.

Estaba apurado, era la hora de la comida en su casa. Para no perder el encuentro ni la plática, sugirió le acompañara por la masa y las tortillas.

Accedí, aunque no entendía porqué las dos cosas, me parecía que era suficiente con una. Pronto aclaró que la masa era un gusto personal, “para el atolito y hacer tortillas en casa, sacarlas del comal y comerlas con un quesito de Zacatecas”.

Además, no era cualquier masa, sino del molino El Rojito, en diminutivo para que nadie vaya a creer que copió el nombre del parisino Le Moulin Rouge. La verdad, nada tiene que ver el viejo cabaré con la masa.

Ramón no descansa ni domingos ni días festivos. 20 años ininterrumpidos. Vende la masa a vecinos y restaurantes. Empieza desde las seis de la mañana; presume de su maíz bien lavado, de la calidad del producto.

Con el ruido del molino ni el saludo de Abel escuchó, sólo volteó y sonrió. Amasaba con sus dos manos, como si fuera una plastilina. Cortó un trozo y la llevó al mostrador para envolverla.

Su cachucha de color rojo por lo de “Rojito”.

Abel tuvo como primer jefe a Blas Chumacero (qepd), líder y legislador obrero, de la generación de Don Fidel Velázquez. Fue su asistente, lo recuerda con afecto y reconocimiento.

Hasta la fecha sigue trabajando en la Cámara de Diputados, en la bancada del sector obrero.

Así como se esmeró en presentarnos al molinero, también nos llevó al parque Esparza Oteo. Se quejó de que hace un año le cortaron el agua, a pesar de que era reciclada. Y que por eso se acabó el pasto, dejó de regarse. Nunca entendió esa decisión de la autoridad delegacional.

Se da cuenta que se ha tardado con el mandado, corta la plática, se despide y se va a paso veloz con su masa y sus tortillas.

Tatiana Clouthier ha dado muestras de que es hija del “Maquío”, que camina en la política con la energía e ímpetu de su padre, que no le da vueltas a los temas y llama a las cosas por su nombre.
Como periodista, conocí a su padre. Lo vi y escuché en diversas actividades. Era echado para adelante. Lo recuerdo en su huelga de hambre, instalado en su tienda de campaña cerca del Ángel de la Independencia. Hombre de familia, numerosa. Gente de palabra.
Político de frases. Tatuó en la historia la expresión: “Esto ya no lo para nadie”, en relación con la inercia de su lucha a favor de la democracia. Lo único que a él lo detuvo fue el accidente carretero que le quitó la vida. También recuerdo la frase en uno de sus discursos sobre como sería su personalidad en caso de ganar las elecciones en 1988 y tomar posesión como presidente de la República: “nunca más volverá a ser un Dios”.
Evidentemente a él le parecía que quienes hasta entonces habían gobernado lo hacían como si fueran una imagen divina, sin contrapesos, con poderes irrebatibles e irrefrenables.
Tatiana tuvo seguramente al que considera su mejor maestro en la política: su padre. Por eso no debe sorprender que haya renunciado al PAN cuando observó que se había desviado de los ideales que le dieron origen. Tampoco que haya decidido sumarse a la campaña y candidatura de Andrés Manuel López Obrador. Mucho menos al aceptar ser la coordinadora de la campaña de la alianza de partidos que ganó la elección presidencial.
Hay que recordar que su padre, personaje de una pieza, no dudó en caminar del brazo del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas y de la misma Rosario Ibarra de Piedra, políticos de izquierda, cuando se trató de reclamar el comportamiento de la autoridad electoral en 1988.
Por eso tampoco debe sorprender la declaración de Tatiana que cuestionó el nombramiento de Manuel Bartlett en la dirección de la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Hija de tigre...
Ahora su decisión de renunciar a la invitación de López Obrador para ocupar la subsecretaría de Participación Ciudadana, Democracia Participativa y Organizaciones Civiles en la Secretaría de Gobernación. Está muy lejos de ser la fractura del próximo nuevo gobierno. Declinó porque para ella, en este momento, es de la mayor importancia estar cerca de su familia, de su esposo, e hijos en etapa de crecimiento. Y como subsecretaria de la Segob, no iba a tener tiempo ni de tomarse un respiro. No olviden que para su padre, también estaba por delante la familia.
Nació en Sinaloa, ha hecho su vida en Nuevo León. Laboralmente, se concretará a la diputación federal. Tomen en cuenta que el poder legislativo no sesiona todo el año. Tiene períodos específicos.
Sin embargo, para cuando se cumplan los tiempos políticos, Tatiana estará en la lista para competir por la candidatura a la gubernatura de Nuevo León. Así que, como ella misma ha dicho, no hay que hacer novelas de las decisiones tomadas.

Arturo Zárate Vite

 

 

Es licenciado en periodismo, egresado de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, con mención honorífica. Se ha desempeñado en diversos medios, entre ellos, La Opinión (Poza Rica, Veracruz) Radio Mil, Canal 13, El Nacional, La Afición y el Universal. Más de dos décadas de experiencia, especializado en la información y análisis político. Ejerce el periodismo desde los 16 años de edad.

Premio Nacional de Transparencia otorgado por la Secretaría de la Función Pública, IFE, Consejo de la Comunicación, Consejo Ciudadano por la Transparencia e Instituto Mexicano de la Radio. Su recurso para la protección de los derechos políticos electorales del ciudadano logra tesis relevante en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con el fin de conocer los sueldos de los dirigentes nacionales de los partidos.

Además, ha sido asesor de la Dirección General del Canal Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Coordinador General de Comunicación y Proyectos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Es autor del libro ¿Por qué se enredó la elección de 2006, editado por Miguel Ángel Porrúa.

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