La decisión presidencial en la elección del candidato a la presidencia de la República es cierto que es unipersonal pero sin duda considera diversos factores y circunstancias. Nunca una será igual a otra aunque sea tomada por la misma persona. Tampoco los colaboradores del mandatario se pueden anticipar o dar por hecho que va en tal sentido.

Más de uno se ha equivocado en el pasado priísta. ¿Te acuerdas de Alfredo del Mazo que sentía que era suya la candidatura presidencial? ¿Y qué dices de Manuel Camacho Solís (QEPD) quien supuso que tenía la bendición de Los Pinos e hizo su berrinche cuando el favorecido resultó Luis Donaldo Colosio?. Años más atrás, Mario Moya Palencia (QEPD) se quedó vestido y alborotado; se fue con la finta, le fallaron sus servicios de inteligencia en la Secretaría de Gobernación. Ejemplos sobran. El punto claro es que la decisión solo la conoce el propio presidente y así seguramente será para definir la candidatura del 2018.

De las decisiones que hasta ahora ha tomado el presidente Enrique Peña Nieto hay dos que parecieran marcar un patrón. La de Eruviel Ávila Villegas en el estado de México y la de Manlio Fabio Beltrones para la dirigencia del PRI. En ambos casos optó por el consenso, por los más aceptados al interior de su partido y con mayor proyección hacia fuera. Lo hizo aun cuando ninguno de los dos estaba en el primer círculo de su equipo y afectos. Por lo tanto, hay quien pensaría que lo mismo hará en la búsqueda de su relevo.

No hay garantía de que procederá de la misma manera. Los tiempos serán otros, también las circunstancias. Roberto Casillas, quien fuera secretario particular de José López Portillo, escribió de este mismo tema en su libro La Decisión Presidencial, editado en 1983. Su información recabada en el poder, nada que le pudiera haber revelado de manera directa su jefe.

“El presidente se puede equivocar”, dice Casillas en su texto. No solo para el caso de la sucesión sino en otros asuntos. Razonable porque como todos, es humano, con aciertos y desaciertos. El mismo pontífice o Papa se equivoca o se ha equivocado. Nadie es perfecto.

Entonces, en este contexto, la decisión sobre la próxima candidatura presidencial priísta será única y exclusivamente de Enrique Peña Nieto. Los adivinadores sobre el “tapado” o “destapado” se volverán a equivocar.

Sin embargo, quien resulte favorecido, de ninguna forma podrá dar por hecho que ya tiene amarrada la silla presidencial. Los tiempos son distintos y la sociedad año con año sorprende con su voto.

Cada vez hay una mayor valoración a la hora de emitirse el voto. Se premia y se castiga. La alternancia ya no es excepcional. Ocurre para todos los cargos de elección en México.

La decisión presidencial es de una persona; la elección del próximo presidente corresponde a millones de mexicanos.

La idea de apoyar a un candidato independiente para el 2018 empieza a tomar forma en la sociedad, sobre todo después de ver el resultado de las elecciones en el estado de Nuevo León.

Temen los partidos rancios en México que surja una figura ajena a su militancia y les gane la presidencia.

Por eso, dalo por hecho, harán lo que esté a su alcance para tratar de evitar el crecimiento de un personaje con esas características. Quien asome la cabeza con aspiraciones de gobierno, va a tener que resistir las críticas para desacreditarlo y dejarlo fuera de la competencia.

El primero que levantó la mano, sin experiencia alguna en la política, sin militar en ningún partido político, ha sido el ingeniero Rodolfo Neri Vela, científico, astronauta, con doctorado en radiación electromagnética por la universidad británica de Birmingham. Se hizo popular a partir de que fue seleccionado y voló en una nave de la NASA, Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio de los Estados Unidos de América.

Son contados los medios que se refirieron a sus aspiraciones políticas y ha sido escaso el interés por conocer más de sus planes o porqué ha tomado esa decisión, cuando toda su vida la ha dedicado a la ciencia. En la actualidad da clases en la UNAM.

Hubo mofa para intentar anularlo de una buena vez o desanimarlo. Con tono burlón no faltó quien dijera que su cabeza está en la luna cuando está claro que hoy tiene los pies sobre la tierra y sabe lo que sufre el país. Los medios prefirieron ocuparse de Margarita Zavala porque supo ganarse sus simpatías desde la comodidad de la silla de primera dama y no es una aspirante con posibilidades para regresar a la residencia oficial de Los Pinos. Fue parte de un gobierno que desangró a la nación y empobreció a más mexicanos.

El riesgo que ven los partidos es que en el momento en que alguien cautive a la sociedad, desde ahora, después va a resultar mucho más difícil frenarlo. No vaya a ser que haga efectiva la frase del extinto Manuel “Maquío” Clouthier: “esto ya no lo para nadie”.

Por lo pronto, aunque no les guste a unos o a muchos, el doctor Neri (63 años) ya está apuntado en la lista de prospectos para buscar una candidatura independiente en el proceso electoral del 2018.

Jaime Rodríguez Calderón (57 años) “El Bronco”, aunque ya anticipó que está resuelto a concluir los seis años como gobernador de Nuevo León, si tuviera un magnífico desempeño, la sociedad podría disculparle la falta a ese compromiso y darle la estafeta para la presidencial. Han puesto en duda su independencia porque militó 33 años en el PRI, pero también se han puesto la misma camiseta el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y Andrés Manuel López Obrador.  “El Bronco” es ingeniero agrónomo.

Manuel Clouthier Carrillo (53 años), hijo del famoso “Maquío” quien compitió por el PAN a la presidencia de la República. El heredero del nombre y la fama lo intentó como independiente en el 2012, sin lograr el registro porque la ley electoral todavía no abría esta posibilidad. Ya fue diputado federal panista y el 7 de julio pasado consiguió su boleto de regreso a la Cámara de Diputados como candidato independiente. Es un personaje que sabe de medios, dirigió los periódicos Noroeste de Sinaloa.

Juan Ramón de la Fuente (63 años) nunca ha sido militante de partido político. Es médico psiquiatra. Fue secretario de Salud en el gobierno de Ernesto Zedillo. Rector de la UNAM de 1999 a 2007. Ha intentando ser candidato de todas las fuerzas políticas o por lo menos de las principales. Tiene una imagen respetable. Aficionado a la tauromaquia. Está a favor de la legalización de la mariguana.

José Woldenberg (en septiembre cumple 63 años), doctor en ciencias políticas por la UNAM. Como consecuencia de su lucha sindical, estuvo preso unos días en el  Reclusorio Norte. Político de izquierda. Militó en el Partido  Socialista Unificado de México, en el Mexicano Socialista y el Partido de la Revolución Democrática. Fue el presidente del IFE más distinguido. Actor y testigo del proceso de transición en el 2000, la salida del PRI y el ingreso del PAN o de Fox a Los Pinos. Personaje influyente y conciliador.

De los cinco, sólo el doctor Neri ha levantado la mano. Los otros cuatro no han dicho nada al respecto pero es indiscutible que tienen perfil para competir con la bandera independiente y preocupar al partidismo rancio.

Por supuesto que no es casual el repunte de un candidato independiente en el proceso electoral de Nuevo León, en la entidad donde viven la mayoría de los más ricos de México. Es un ensayo que debe verse con más detenimiento y con miras al 2018.

El desgaste de los partidos es innegable aunque a veces pareciera que los mismos partidos no quieren darse cuenta de esta situación, porque no se ve que hagan algo para remediarla, en nuestro país y en otras partes del mundo, el  problema no es exclusivo. Y si alguno está haciendo algo, por lo menos hasta ahora, no hay visos de que haya cambiado la percepción de una sociedad decepcionada por los resultados cuando son gobierno.

Si el experimento funciona, da por hecho que la candidatura independiente se volverá una opción en las próximas elecciones presidenciales. Todavía falta que Jaime Rodríguez, El Bronco, gane los comicios del siete de junio en la entidad del norte. Después, observar lo que hace para gobernar, conocer la integración de su equipo y la relación con los otros poderes, con el poder judicial y legislativo. Saber hasta donde llegan el entendimiento y los acuerdos.

A primera vista diría que los legisladores de partido le complicarían la vida al obstaculizar sus iniciativas, pero no es tan simple, un gobernador independiente, con autoridad moral, exhibiría a quienes no quieren servirle a la sociedad. No creo que partido alguno aguante la presión social o la exigencia de que apruebe lo que puede mejorar la calidad de vida de todos.

Esa autoridad moral también daría lugar a una relación de respeto con el poder judicial. La rivalidad no convendría a ninguna de las partes, las tareas para cada uno están definidas en la ley. E igual, los gobernados estarían atentos para evaluar su desempeño.

Suponer que El Bronco va solo en el ensayo de Nuevo León y que está condenado al fracaso, significaría subestimar la realidad. El hartazgo de la sociedad por la actuación de los partidos es un hecho; por eso hay expertos y gente que han decidido buscar alternativas.

Aclaro que no digo que los partidos entraron en un proceso de extinción, pero más les vale corregirse para frenar la caída, volverse a posicionar, recuperar confianza y credibilidad. Al final, es lo que pregonan, buscan el bienestar de la población en todos los sentidos.

Si funciona El Bronco, sigue el 2018. Las posibilidades de un candidato independiente, además de sus méritos propios, dependerán de lo que hagan y dejen de hacer los partidos.

De no rectificar, muchos mexicanos van a considerar votar por un candidato independiente.

¿Quién podría ser ese candidato? ¿Hay o no prospectos?

Anote por lo pronto los nombres de Juan Ramón de la Fuente y José Woldenberg, aunque seguro no son los únicos con perfil para competir.

Cada quien tiene su propia foto de México, su personal descripción, hay quien la ve toda negra, otros velada, distorsionada y no falta quien observe un mundo maravilloso o en camino a la salvación.

 Todavía recuerdo la frase repetida por el vetusto líder obrero ya extinto, Fidel Velázquez, de “quien se mueve no sale en la foto”, en referencia y como advertencia para los compañeros de su partido que pretendieran anticiparse en la carrera por la sucesión presidencial.

Sin duda hay fotos memorables, tomadas de manera casual,  espontánea o preparadas. Así tenemos la que captó la explosión de la bomba atómica, la niña desnuda que corre en la carretera víctima de la guerra en Vietnam, el joven estudiante que se paró frente a una columna de tanques chinos, la del famoso Che Guevara, el marinero que besa a una mujer en Times Square en Nueva York, el primer vuelo aéreo y tantas otras que han captado momentos históricos.

Los que hacen encuestas, sobre todo de carácter político o electoral, para justificar sus errores, desatinos o resultados ajustados a los intereses de su cliente, también utilizan la palabra foto. Significa el registro de un periodo, de un espacio de tiempo, de una fecha, de una día, semana o mes, no hay garantía de que eso vaya a suceder en las elecciones. Tiene su parte de razón, pero en el fondo, en este caso, el encuestador trata de explicar y justificar su ganancia, el cobro por su consulta.

Ahora, la foto de México y del mundo, la que retrata la realidad social, la situación económica, conflictos armados, inseguridad, cambia de un día para otro. La foto que se toma hoy es muy probable que no coincida con la del día siguiente porque la sucesión de hechos es impresionante. Y la rapidez con que operan las nuevas herramientas de la comunicación, el Internet, las redes sociales, a veces hacen que la percepción se modifique en horas o en menos tiempo.

Para muchos es preferible ajustar la foto a sus propios intereses, ver lo que quieren ver, todo negro, todo blanco o todo rosa. La verdad es que en esa foto hay variables, matices. Aciertos y desaciertos, errores, desatinos, corrupción, delincuencia, impunidad, violencia, pobreza, riqueza, desarrollo, desaceleración, devaluación, descubrimientos científicos, éxitos deportivos y tecnológicos, volcanes en erupción, terremotos, bellezas naturales, inundaciones, animales en extinción. Hay de todo.

Mi abuela se divertía con Jacobo Zabludovsky cuando era el titular del noticiero del canal de las estrellas. Esperaba a que le diera la cotización del peso en relación con el dólar. Una vez obtenida la información del periodista de la televisión, bromeaba: “quiero comprar los dólares a Jacobo, porque los vende por debajo del precio de los bancos y casas de cambio”.

La verdad, hay que admitirla, ni todo está perdido ni todo está perfecto, ni todo es malo ni todo es bueno. Al final se supone que todos quieren una mejor vida para la sociedad, entonces porqué no jalar la carreta en esa dirección, hacer a un lado pleitos y autodestrucción, ocuparse en la construcción, en la reconciliación y en lo positivo, en lo que da paz y tranquilidad, en la aplicación de la justicia, en la armonía.

Trabajar por la foto sin retoques ni photoshop, en la que todos sonrían sin necesidad de pedir que digan “whisky”.

El proyecto de reelección de Raúl Plascencia Villanueva se torció cuando se volvió complaciente con las autoridades y le restó importancia al ejercicio de la ley, a la tarea obligada del Ombudsman, todo por su ambición desbordada de permanecer en el cargo.

Creyó que de esa manera amarraba sus aspiraciones, quedaba “bien” con las instituciones al ser medido con sus Recomendaciones, en vez de significarse por la defensa de la víctima.

Al llegar a la presidencia de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) su objetivo era posicionarse, ser conocido y popular como defensor de los derechos humanos en el país y en el mundo. Por varias semanas le pesó el activismo de su antecesor José Luis Soberanes y de Mauricio Farah, quien desde la Quinta Visitaduría General hizo un estudio sobre migrantes que todavía se comenta.

Hubo dos casos que repuntaron su trabajo, sus recomendaciones sobre el asesinato de los niños Martín y Bryan Almanza y de dos estudiantes del Tecnológico de Monterrey a los que les sembraron armas. En ambos los involucrados fueron elementos militares.

Temas delicados que se investigaron a fondo, se analizó en detalle su trascendencia, sus consecuencias legales y políticas. Más de una vez Plascencia se reunió con su primer equipo. Casi todos sus integrantes esperaban a que el Ombudsman marcara línea para de inmediato expresarle su apoyo. La primera Recomendación fue la de los menores de Tamaulipas, con la conclusión de que habían sido víctimas de quienes estaban en el retén.

Antes de emitirla o darla a conocer, el Ombudsman todavía la comentó conmigo. Quería saber si estaba de acuerdo en que lo correcto era aplicar la ley. La respuesta fue inmediata y afirmativa. Aplicó el mismo criterio para el caso de los estudiantes del Tecnológico.

Por supuesto que la actuación de la comisión fue reconocida por la sociedad, por su imparcialidad, por su valentía, por su trabajo profesional, apegado al marco de la ley, a la verdad.

Plascencia había conseguido posicionarse, pero en vez de mantenerse en esa tesitura, empezó a esmerarse en el cuidado de su relación con los gobiernos federal y estatales. Se hizo amigo de gobernadores y otros funcionarios, se empeñó en mejorar su relación con las instituciones militares, lo que se vale. El punto es que se ablandaron sus Recomendaciones. Estaba convencido de que era el camino para su reelección.

En la última fase de su proyecto fallido, creyó que sería suficiente con el visto bueno de Los Pinos. Se equivocó.

Cosechó lo que sembró, le cobraron cuentas pendientes.

En mi caso, por esa misma ambición de reelegirse, prefirió que fuera víctima de una grave infamia, se asustó con el manejo mediático de quienes habían hecho la acusación. Se desentendió de la verdad, lo que le importaba era su reelección. Por su omisión y negligencia todavía padezco la injusticia.

¿Te acuerdas Plascencia que no dejaste que tu protegido Luis García López Guerrero fuera citado por el Órgano Interno de Control de la comisión, a pesar de que era clave para aclarar el infundio?

¿Te acuerdas que llegaste al extremo de permitir que tu protegido solicitara amparo con tal de no acudir en persona a un citatorio del juez?

¿Te acuerdas que firmaste una Recomendación en la que para ti es suficiente con darle atención psicológica al torturado y no indemnizarlo?

Sin duda, no actuaste como Ombudsman y por eso perdiste la reelección.

En la niñez nunca vi pelear al gato y el perro que había en casa. Ni un arañazo ni mordida entre ellos. Tampoco corretear el uno al otro como sucedía en las caricaturas o películas. Cada uno por su lado, con sus actividades propias, en sus respectivos terrenos. No jugaban juntos, no llegaba a tal punto la convivencia, pero jamás agresiones.

Por eso cuando escuchaba alguna conversación de adultos y uno de ellos utilizaba la expresión “viven como perros y gatos” o  “se la pasan como perros y gatos”, no me quedaba claro el motivo para referirse de esa manera a una situación vecinal, compañeros, amigos y políticos que tenían diferencias manifiestas en dimes y diretes y hasta en golpes.

Cada vez que el tema se repetía, buscaba con la mirada a mi perro y mi gato. Los dos en sus sitios acostumbrados, el gato desparramado sobre un cojín, en los dominios de Morfeo; el perro ocupado en morder el hueso que le había quedado en el plato. Nada de pleitos.

Confundido por la contradicción, le pregunté a mi padre la razón de la expresión “como perros y gatos” si nuestras mascotas se caracterizaban por el respeto. De inmediato no supo qué responder. Se tomó su tiempo. “Bueno, aquí les hemos enseñado a convivir, lo usual es que no se toleren, el perro cuando ve a un gato, lo corretea”.

No me convenció su contestación. Empecé a entenderla hasta que en esa etapa de la vida vi regresar en varias ocasiones a mi gato despavorido, a toda velocidad por uno de los huecos de reja de la casa, seguido de varios perros que le ladraban y enseñaban sus dientes con la intención de darle un mordisco. Por fortuna, nunca lo alcanzaron. Por mucho tiempo me sentí tranquilo con ese dicho de que “tienen siete vidas”. Descubrí que era una falacia cuando un carro atropelló un gato ajeno.

Ahora, en los tiempos de hoy, videos a través de You Tube o Facebook, confirman mi experiencia de la infancia. Los gatos y perros pueden aceptarse, respetarse, convivir en el mismo lugar y no hacerse daño. Entonces, la expresión de que los “humanos” se comportan como “perros y gatos”, ya no corresponde, no es exacta, está superada por el ejemplo de perros y gatos.

En México y en muchos países de nuestro planeta, los “humanos”, se han especializado en la agresión y en la destrucción. No se soporta el éxito o la felicidad del prójimo, no se reconocen errores, prevalecen la insensatez y la arrogancia. Se hace daño con la mentira. Se vuelve común desacreditar al de enfrente. Rectificar no es opción para muchos. Se cree que uno es perfecto cuando nadie es perfecto. Se equivoca el otro, la paja en el ojo ajeno.

Sobran ejemplos en México. Por eso es que Alejandro González Iñárritu, Alfonso Cuarón  y Guiilermo del Toro han triunfado fuera del país, porque seguro que cuando lo intentaron aquí, el objetivo era que no lo consiguieran. Si se hace la reforma energética, hay que hacer algo para que se trunque. Si se planea una mejor educación, hay que hacer algo para que no se logre. Si se equivoca un medio de comunicación, lo menos que hará es aceptar el error y mucho menos la rectificación. El político incapaz de reconocer que fallo y el periodista tampoco, hay comunicadores que se han vuelto infalibles y actúan como jueces implacables y parciales. La injusticia sigue, la impunidad también. La pobreza en los mismos y la riqueza igual. Si Cuauhtémoc Blanco es propuesto candidato para presidente municipal, hay que decir que no está preparado; omitimos a los que han estudiado en las mejores universidades del mundo y se han caracterizado por su ineficiencia. Si Carmen Salinas va para diputada, hay que burlarse en vez de respetar su deseo de participar. Se destruye y se hace daño.

Lo digo con respeto para las dos partes: los humanos todavía no aprenden a convivir como perros y gatos.

Esta vez, por la gravedad de la infamia, en un carta dirigida al ministro Luis María Aguilar Morales, presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, relataré un episodio que no se le desea a nadie y que exhibe cómo he sido víctima de una patraña.

La carta dirigida al ministro presidente es la siguiente:

 

 

                                    México, D.F. a 9 de marzo de 2015

 

 

Ministro Luis María Aguilar Morales

Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación

Presente.

 

Soy periodista con más de 20 años de ejercer la profesión.

Le escribo esto desde las entrañas, con el dolor y coraje que despierta una injusticia que no termina, que sigue y sigue, que viene desde el 2011, cuando me desempeñaba como coordinador de comunicación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

Una mentira ha llevado a una descomunal infamia que no tiene precedente, con daños inestimables en lo moral, física y patrimonial.

Ante una acusación infundada, nunca se me concedió el derecho constitucional de audiencia, cuando se me detuvo fui “paseado” todo el día en la ciudad de México, víctima del uso de la fuerza por los captores, depositado por la noche en un penal de máxima seguridad como si fuera el peor criminal, torturado por custodios por haber trabajado en la defensa de los derechos humanos, un juez que no cumplió con el término constitucional de las 72 horas y un proceso que rebasó el tiempo previsto por la ley para su desahogo. Todo documentado en un expediente.

A lo largo de mi vida, quienes me conocen, saben que he sido gente de trabajo, respetable, de honor, con familia, con esposa e hijos. Respetuoso de las leyes y las instituciones, decidí que ante el infundio, me defendería en el espacio establecido para ello, para acreditar mi inocencia.

Así lo hice, con  testigos, una docena de hombres y mujeres que acudieron a decir lo que les consta, a los que siempre les estaré agradecido; fotografías, videos, peritajes, careos procesales, demostración de graves contradicciones de la parte acusadora. Más de 45 pruebas.

¿Y qué pasó?

Una sentencia basada sólo en los dichos de la parte acusadora. ¡Cuánta falta hacen los juicios orales!  En un proceso abierto y con testigos, obligado el juez a estar presente, jamás hubiera podido resolver sin tomar en cuenta lo expuesto y presentado en el proceso.

¿Qué sucedería si ese mismo juez sufriera una situación desastrosa como la mía, que fuera acusado de supuestos delitos de realización oculta y que otro juez lo condenara basado solo en los dichos de la parte acusadora? Que lo condenaran a pesar de que durante dos años presentó una docena de testigos, hombres y mujeres, que defienden su conducta intachable, graves contradicciones de las supuestas víctimas, fotografías, videos, peritajes. Eso es lo que ha hecho el juez conmigo. Acredité mi inocencia y resolvió como si no hubiera presentado ninguna prueba. Es por eso que digo que en un juicio oral no hubiera resuelto de esa forma.

Por supuesto que he apelado la sentencia del juez Eduardo Torres Carrillo (titular del juzgado Primero de Distrito de Proceso Penales Federales del DF) e iré hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación que usted preside y de requerirse a las mismas instancias internacionales, que sepan como una mentira puede cuadrarse para lastimar y dañar a una persona, a una familia.

Lamento que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos en la etapa de Raúl Plascencia Villanueva haya sido omisa y negligente, que haya dejado correr el infundio en mi contra, atribuido al mismo organismo, sin  atajarlo y hacer la aclaración correspondiente, por ese afán de proteger sus aspiraciones de reelección. Mi carta dirigida a Plascencia para hacerle ver esta situación, la dejó sin respuesta.

La CNDH nunca me encontró culpable de lo que me han imputado.

También lamento que quien fuera primer visitador de la citada comisión, Luis García López Guerrero, no aclarara con oportunidad que nunca confesé haber cometido los supuestos delitos.

Extrañamente el señor López Guerrero no fue citado por el órgano interno de la comisión, a pesar de que se convirtió en el dicho más repetido de la parte acusadora. Llegó al extremo de solicitar un amparo para no acudir al citatorio del juzgado cuando se suponía que era un defensor de los derechos humanos, pero finalmente fue y quedó asentado en el expediente que jamás me auto culpé o confesé los supuestos delitos penales.

He sido periodista crítico y defensor de los derechos humanos. En diversas ocasiones escuché la advertencia de que me la “cobrarían” por haber tenido un desempeño que afectó intereses.

Ministro Aguilar Morales:

Subrayo mi absoluto  respeto a su investidura y la confianza de que al final, la verdad y la justicia  prevalecerán.

En su calidad de presidente de la Judicatura, ruego a usted sea revisado el expediente 103/2012 y su sentencia, así como la actuación del juzgador, que en la Recomendación 27/2013 de la CNDH es señalado por el incumplimiento constitucional de las 72 horas para resolver la situación jurídica del inculpado y de lo que se dio vista a la misma Judicatura por la comisión.

Creo en usted ministro, en su trayectoria, en su calidad de jurista y en su compromiso con la justicia.

Confío en la institución.

Con absoluto respeto,

Arturo Zárate Vite

La implementación de los juicios orales para renovar el Sistema de Justicia Penal en el México sigue en el atraso y no hay ninguna garantía de que se vaya a cumplir con el plazo fijado por el poder legislativo.

Junio de 2016 es la fecha. Hay hasta un reloj con cuenta regresiva, en días, horas, minutos y segundos en Internet de la “Secretaría Técnica del Consejo de Coordinación para la Implementación del Sistema de Justicia Penal” (SETEC), organismo desconcentrado de a Secretaría de Gobernación, para saber el tiempo que les falta a los involucrados en esta tarea.

En www.setec.gob.mx puedes ver ese reloj. A estas alturas, a un año tres meses de que venza el plazo, apenas una entidad, Chihuahua, ha conseguido llegar a la meta. Más de 20 estados están por abajo del 60 % del cumplimiento. Y se supone que se empezó a trabajar con ese propósito desde 2008.

La responsable de operar y asegurarse de que esto funcione es la SETEC que está a cargo de su secretaria técnica María de los Ángeles Fromow Rangel, pero es obvio que una tarea es esta magnitud no puede ni debe verse como una misión exclusiva de una persona.

Hay que decirlo ahora para que el día de mañana, una vez que el reloj llegue a ceros, todos asuman su responsabilidad y no se vaya querer solo señalar a una persona del incumplimiento.

Lo fundamental es hacer funcionar ese nuevo sistema, para acabar con prácticas rancias, caducas y opacas, con tufo de corrupción e injustica. La justicia no ha sido pronta y expedita como lo enuncia la Constitución. Hay procesos que se vuelven interminables. Humanamente es imposible que un juzgador que no ha seguido el desarrollo de un juicio, en dos o tres meses, cuatro o cinco, se lea cinco mil, 10 mil, 20 mil o más fojas y resuelva con la imparcialidad que debe significar un acto de esta naturaleza.

Como cuando ibas o vas a la escuela y quieres estudiar para el examen de un día para otro, aprender en 24 horas lo que no hiciste en todo un año. Por supuesto que no es el mejor camino. Repruebas o haces un examen irregular. Es lo que sucede cuando se desatiende lo que exige atención permanente. Pasa en la “impartición” de “justicia”.

Por eso la importancia de los juicios orales, para que haya más actores involucrados y testigos de lo que ocurre en el desarrollo de un proceso, para que el veredicto no quede en manos y en la oscuridad de un juzgador, para que se obligue al juzgador a estar en todas las deliberaciones.

Me parece que el nombre que se le dio a la SETEC, además de kilométrico es indigerible para el ciudadano común. Hay escasa idea en la opinión pública de la trascendencia de la medida.

Por lo menos, se supone, la tienen clara los responsables en llevarla a cabo, es materia  del secretario de Gobernación, gobernadores, funcionarios, académicos, jueces, magistrados, conciliadores, policías, peritos, ministerios públicos, defensores, mediadores y personal penitenciario.

Definitivo, el peso de la renovación del Sistema de Justicia Penal no es carga para una sola persona.

A Silvano Aureoles lo vi actuar como senador, no estaba en la primera fila de su grupo ni era protagonista de la tribuna. Tampoco se caracterizaba por hacer declaraciones o dar entrevistas. Dejaba que su coordinador Carlos Navarrete hiciera el trabajo de luces y estuvo a su lado cuando el grupo parlamentario se fracturó por diferencias en estrategia.

Parecía uno más, de los que no aportan, de los que solo suben a la tribuna para la foto del recuerdo y cobran por una de las actividades más desacreditas en sociedades que todavía no ven la mejoría en su calidad de vida. Había otros como Pablo Gómez y Graco Ramírez con más experiencia. A Silvano lo miraba entre el montón, sin brillo ni futuro.

Por lo mismo nunca estuvo en mi lista de legisladores entrevistables, tampoco en la de otros colegas. Por curiosidad, en un espacio público me acerqué para escuchar lo que platicaba con uno de sus compañeros. Registré que era un tipo que tenía discurso, opiniones propias sobre problemas nacionales, nada más que los reflectores eran acaparados por gente con más trayectoria y nombre. Pero por algo Navarrete lo hizo vicecoordinador de su grupo.

En Michoacán tenía historia, había sido presidente municipal de Zitácuaro. Su trayectoria era local y eso lo llevó a convertirse en candidato a gobernador en una entidad que se significó por ser bastión cardenista, gobernada y controlada por la familia Cárdenas.

Cuando le tocó competir por la gubernatura, el cardenismo ya se había debilitado. El último beneficiario de dicha corriente fue Leonel Godoy. Silvano no pudo ligar un tercer gobierno perredista. El primero había sido Lázaro Cárdenas Batel, el hijo del ingeniero Cuauhtémoc y nieto del general Lázaro Cárdenas del Río.

Por supuesto que el general y su hijo el ingeniero también gobernaron Michoacán, aunque con las siglas del PRI. También con esa camiseta estuvo el hermano Dámaso Cárdenas del Río.

El PRI recuperó el gobierno de Michoacán con Fausto Vallejo y el PAN se convirtió en segunda fuerza con María Luisa Calderón, por el apoyo de su hermano Felipe desde la presidencia.

Silvano relegado al tercer lugar, regresó al Senado y después siguió su carrera parlamentaria como diputado. No se desanimó de sus aspiraciones locales. Se consolidó como legislador y negociador, aprendió a convivir con sus adversarios. Su tolerancia le permitió escalar a la presidencia de la mesa directiva de la Cámara de Diputados.

Su comportamiento, como se anticipó, ha sido institucional y ha acudido con esa vestidura a los actos del presidente Enrique Peña Nieto.

Ha sabido manejar sus tiempos, su imagen, su relación con perredistas, priístas, panistas, cardenistas y pejistas. Tiene más conocimiento de su estado y más aceptación de sus paisanos.

Va a volver a competir con “La Cocoa”, quien si no ganó con su hermano en la presidencia de la República, menos ahora. El PRI tiene como candidato a José Ascención Orihuela Bárcenas, con la desventaja de lo que hizo y no hizo su compañero y ex gobernador Fausto Vallejo.

El escenario, de acuerdo con esta valoración cualitativa, está hecho para Silvano, tiene el peso político que reclama Michoacán, pero todavía falta la valoración cuantitativa del próximo 7 de junio.

Cuando estudiaba en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García veía ocasionalmente su convoy circular por las calles de la colonia San Rafael en dirección a su oficina, sede de la Organización Editorial Mexicana (OEM). Sabía de su influencia en el deporte y en el política, empresario exitoso. Hábil para las relaciones públicas, le gustaba hacer amigos, sobre todo si estaban en la administración pública. La verdad, por muchos años, solo lo vi en declaraciones en televisión, en fotos y en sus entrevistas que publicaba en sus diarios. Ya no cuajó su aspiración de tener una cadena televisiva. El helicóptero y el avión privado se convirtieron en sus medios de transporte en su mejor etapa económica.

Le voy a contar un episodio del que fui testigo, pero que por años mantuve en reserva porque ese fue el acuerdo, de lo visto y escuchado no trascendería nada, mientras él viviera. Un pasaje que lo pinta como un hombre del medio periodístico con poder. Se los platico hoy para que se vea el peso de su palabra en la política nacional.

Esa vez Don Mario Vázquez Raña (QEPD) estaba de buen humor, cordial, afable, abría su refrigerador y sacaba una botella de tequila. Su comentario fue que era la novedad, tequila helado. El mismo, sonriente, sirvió las copas.

Paquita, su esposa, se asomó para saludar y despedirse de Don Mario. Ella se iba a comer con sus amigas.

Jimena Saldaña (hija de Jorge Saldaña, QEPD), su leal asistente, le avisó que ya estaba su llamada telefónica. Tomó el aparato inalámbrico y habló como si estuviera solo o acompañado de gente de su total confianza.

Captamos nada más lo que él decía.

-Senador,  ¿cómo estás?

-Ya está todo listo, nos vamos en el helicóptero.

-Te llamo para comentarte el caso de Marisela Morales.

-Ella es una gran amiga.

-Quiero que la apoyes, que sea ratificada por el Senado.

-Ella tiene toda mi confianza.

-Yo la avalo, yo respondo por ella, no te preocupes, cuenta con que tendrá una conducta institucional.

-Dalo por hecho, necesito que la apoyes, es una gran amiga.

-Vamos a reunirnos con Marisela.

-Estamos de acuerdo.

-Te mando un abrazo.

Don Mario colgó el teléfono.

Marisela Morales había sido propuesta por el presidente Felipe Calderón para ocupar el cargo de procuradora general de la República. No tenía las simpatías de todos los priístas.

Por ley, requería la ratificación del Senado. Don Mario hizo el cabildeo para ayudarle a limpiar el camino.

A la siguiente semana Marisela fue ratificada, sin sobresalto alguno.

Aurelio Nuño Mayer había mantenido hasta cierto punto una presencia discreta, pero a raíz del descubrimiento de la casa de Manilalco de Luis Videgaray, que todavía despierta suspicacias y dudas sobre la forma en que fue adquirida, pasó a la primera fila de los presidenciables.

Quien se desempeña como jefe de la oficina de la presidencia de al República, cumple este lunes 38 años de vida.

Su misión inicial era mantenerse a distancia de los reflectores. Como parte del equipo mexiquense, dejarle todo el campo mediático a Videgaray. Seguir de cerca los avances de su compañero y amigo, monitorear en medios el reflejo de las acciones de la Secretaría de Hacienda.

Decaía el ánimo en algunos cuando se observaba que la representación de los pastes (las famosas y deliciosas empanadas hidalguenses) lograba mejores y más espacios mediáticos.

A pesar de ello, la estrategia se mantenía invariable, cuidar a Videgaray, arroparlo, alentarlo para que no se despegara del puntero y, de ser posible, colocarse a la cabeza. La carrera por la sucesión arranca justo cuando empieza el nuevo sexenio, así que ya se corrió un poco más del primer tercio. Todo iba bien hasta que se descubrió la morada de Malinalco.

Hubo necesidad de llevar a la pista a otro de los personajes del primer círculo mexiquense, lo que de ninguna manera significa que se pretenda excluir o retirar de la competencia a Videgaray. Faltan todavía dos tercios y el titular de Hacienda pudiera recuperarse del golpe inmobiliario. También no hay que perder de vista que la cabeza del grupo Hidalgo entró en un terreno pantanoso a partir de los episodios de Michoacán, Ayotzinapa y Tlatlaya; se desdibujó el manejo político.

En caso de que Videgaray no pueda remontar el ruido que le ocasiona la adquisición de su casa, ahí estará Aurelio. Es lo que explica que haya sido el orador en diciembre pasado en la ceremonia conmemorativa de la muerte del general José María Morelos y que en la reunión privada con Barack Obama en Washington, solo él haya acompañado al presidente Enrique Peña Nieto.

Es cierto que el horno no está para bollos como decía mi abuela cuando la tranquilidad casera pendía de un hilo, pero tampoco es para encerrarse, deprimirse y ponerse a llorar. Además, no todos los días se cumple años. Y es el turno de Aurelio Nuño.

Es licenciado en ciencias políticas por la Universidad Iberoamericana y tiene la maestría de estudios latinoamericanos por la Universidad de Oxford. En la mayoría de los cargos públicos que ha ocupado su papel ha sido de estratega y asesor. No hay duda de su cercanía con el actual mandatario.

Seguro que no se hará una gran fiesta ni se lanzarán al aire juegos pirotécnicos por su cumpleaños; hay conciencia de la situación que vive el país, de los pendientes económicos, sociales y de justicia.

En ese contexto, de recato y moderación, el pastel con una vela en forma de pino no se le puede negar a Nuño.

Arturo Zárate Vite

 

 

Es licenciado en periodismo, egresado de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, con mención honorífica. Se ha desempeñado en diversos medios, entre ellos, La Opinión (Poza Rica, Veracruz) Radio Mil, Canal 13, El Nacional, La Afición y el Universal. Más de dos décadas de experiencia, especializado en la información y análisis político. Ejerce el periodismo desde los 16 años de edad.

Premio Nacional de Transparencia otorgado por la Secretaría de la Función Pública, IFE, Consejo de la Comunicación, Consejo Ciudadano por la Transparencia e Instituto Mexicano de la Radio. Su recurso para la protección de los derechos políticos electorales del ciudadano logra tesis relevante en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con el fin de conocer los sueldos de los dirigentes nacionales de los partidos.

Además, ha sido asesor de la Dirección General del Canal Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Coordinador General de Comunicación y Proyectos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Es autor del libro ¿Por qué se enredó la elección de 2006, editado por Miguel Ángel Porrúa.

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