Poder legislativo
A Manlio Fabio Beltrones le dolió, nunca antes, nadie le había ganado un debate y menos en televisión.
Lo hizo Ricardo Anaya en lo que era el canal de las estrellas, el mismo día de las elecciones de este año, cuando el PAN sorprendió al triunfar en 7 de las 12 gubernaturas que se disputaron.
Anaya llegó preparado al debate, Beltrones se confió en su experiencia, en su larga carrera política, reconocido como el personaje que más domina las materias de gobierno y Estado.
Ricardo tiene 37 años, Manlio 64. Más de dos décadas de diferencia, 27 años más, para ser precisos.
Seguro que el sonorense esperará que la vida le de una segunda oportunidad de volver a encontrarse con el joven queretano en un debate, porque para entonces, si sucede, irá por la revancha.
Por lo pronto, el triunfador de la faena política, el político del momento, se llama Ricardo Anaya Cortés.
Es inteligente, lo ha demostrado en los cargos que se ha desempeñado, como legislador local, como diputado federal, como líder estatal de su partido, ahora como dirigente nacional. Por su edad, impetuoso. Quizá tendrá que moderar y controlar excesos.
Sabe que tiene la ventaja, el triunfo en siete de 12 gubernaturas en este año y derrotar a Manlio en el citado debate, el mismo día de las elecciones; es un plus que si cuida e incrementa, lo puede llevar a recuperar para Acción Nacional la residencia oficial de Los Pinos.
Hasta ahora ha dicho que su principal responsabilidad es la dirigencia nacional, a la que está dedicada de tiempo completo. En el 2017 tiene el reto de las elecciones del estado de México. Si su partido llegara a ganar la entidad mexiquense, la joya que todavía le queda a los priístas, entonces que empiecen a enfriar las botellas de champán, para abrirlas como lo hizo Fox en el 2000.
Anaya, por donde se le quiera ver, es la principal carta de los panistas para competir en el 2018.
Nada es hasta que es, en la política no hay nada escrito; en su propio partido tiene adversarios, decididos a darle la batalla y ganarle la candidatura. La ambición no tiene límites.
Margarita es una de sus competidoras, con el mérito, el más sobresaliente de su carrera, de haber sido la Primera Dama en el sexenio anterior, la esposa de Felipe Calderón.
Cualquiera que revise su trayectoria, salvo que se quiera engañar, se dará cuenta, que ha sido más el apellido de familia panista lo que la ha llevado al poder legislativo y a la secretaría nacional de promoción política de la mujer en el PAN, que sus propios logros. También la distingue ser egresada de la Escuela Libre de Derecho.
El otro competidor es el gobernador de Puebla Rafael Moreno Valle, con calificaciones académicas apreciables, pero sin las raíces panistas que tienen Ricardo y Margarita.
En ese contexto, los vientos soplan a favor de Ricardo.
“Siendo las 19:00 horas, declaro inaugurado el congreso estatal cetemista”, había dicho el vetusto Fidel Velázquez Sánchez (QEPD), secretario general de la Confederación de Trabajadores de México (CTM). Al mismo tiempo, había clavado su mirada en su reloj, para que nadie tuviera duda de que era la hora correcta.
El acto en Culiacán, Sinaloa, con un horario distinto, con una hora menos que en el centro de la República.
No faltó la voz anónima de un obrero que desde galería se atrevió a corregir a su dirigente nacional.
-“¡Son las seis!”- gritó.
Un relampagueante silencio recorrió el auditorio, ni un murmullo ni nada, todos enmudecieron.
Don Fidel ni se inmutó, con la parsimonia y serenidad que lo caracterizaban, volvió a tomar el micrófono.
Los obreros expectantes, sin perder de vista sus movimientos y con los oídos abiertos para lo que fuera.
Quien había osado hacerle la precisión, cuentan los que estaban a su lado, empezó a ponerse nervioso.
La mayoría contenía su respiración.
Don Fidel volvió a mirar su reloj. Carraspeó su garganta y reafirmó lo dicho con un complemento que nadie esperaba:
“Siendo las 19:00 horas, hora de la CTM, declaro…”
Nadie se rió ni murmuró. Cero murmullos, absoluto respeto al dirigente.
Quedaba claro para todos que eran las 19:00 horas.
Fue la primera vez que vi a un político hacer su propio tiempo, esa era la autoridad que imponía Fidel en su gremio. Testigo del episodio fue Juan Millán, entonces líder estatal cetemista.
Después me tocó ver a los diputados federales hacer lo mismo, se les había agotado el tiempo para aprobar una de las reformas fiscales.
Sin embargo, minutos antes de que las manecillas se juntaran para anunciar un nuevo día, desde la presidencia de la mesa directiva se determinó detener el reloj. Acabaron después de la medianoche, a las tres de la mañana, pero para los efectos oficiales, finalizaron antes de las cero horas, para que no quedara constancia de que se había violado la ley.
Es el uso del poder, por encima de lo que establezcan las costumbres y normas. Ha sido un ejercicio de quienes están al mando para cuando consideran que la ocasión lo amerita, lo mismo en el ejecutivo, que en el legislativo o judicial. Así ha sido en el caso de la Constitución.
La que entró en vigor en 1917, la federal, el próximo año celebrará su centenario. En la Ciudad de México, ya se gesta su propia Constitución, hay una ansiedad de sus políticos por tener su ley.
En cualquier caso, lo único que falta es que se cumpla, a cabalidad, por gobernantes y gobernados.
La señora había sido sorprendida con artículos bajo sus ropas, algunas cremas para la cara y un champú. No la vi asustada, sino segura, en un trance negociador con el supervisor de la tienda. El vigilante o policía estaba de testigo. Escuché cuando llamó a una patrulla. La señora devolvió los artículos.
Era una persona entre los 30 y 40 años de edad, tez clara, cabello lacio corto, con suéter azul metálico y pantalón de mezclilla; parecía embarazada por el volumen de su abdomen, pero no, el bulto se debía a lo que se quería llevar de manera gratuita. No lloraba ni gritaba, tampoco alegaba que lo había hecho por hambre. Una crema facial o cualquier otro producto de belleza, están muy lejos de ser alimentos.
Esperaba ver pronto a los patrulleros.
Nada de eso.
Regresó los artículos y se fue.
No alcancé a ver si le dio dinero a su interlocutor o de plano lo hipnotizó con su mirada o lo mareó con su rollo.
El caso es que se fue tranquila.
Robos o intentos de robo en tiendas departamentales y supermercados no son ninguna novedad. El monto anual promedio de lo que se llevan suma 12 mil millones de pesos. Cifra considerable, mucho dinero.
Por eso cada vez hay una mayor especialización de personas o aparatos para detectar y evitar el hurto de mercancías.
Acabo de recibir las novedades de lo que fue la exposición de la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD) en Guadalajara el pasado fin de semana, no solo en materia alimentaria sino también en la protección de nueva tecnología anti-hurto.
Es evidente que se han esmerado en perfeccionar sus equipos de video, alarmas electrónicas, cámara de alta calidad, detección de bolsas de aluminio, bloqueadores de señal y monitoreo.
Muy bien, no es correcto pretender quedarse con lo que no es tuyo. Enhorabuena para los empresarios que se ocupan de esa tarea, que cuidan sus pertenencias y ganancias.
A pesar de ello, no deja de llamar la atención el monto de lo robado, 12 mil millones de pesos anuales, por eso el interés de los dueños de las tiendas por hacerse del mejor equipo de seguridad.
Una acción que valdría la pena trasladarla al ámbito del servicio público.
¿Por qué no poner ese mismo empeño para cuidar el dinero de todos?
Alta tecnología para evitar el desvío de recursos, hacer que suene la alarma cuando empiecen a sustraer ilícitamente el patrimonio, cámaras de video de 360 grados que graben todos los rincones, documentos oficiales sensibles a las huellas, detector de mensajes o conversaciones confabuladoras.
De acuerdo con el Banco de México, en 2015 la corrupción le costó a México el 9 % del Producto Interno Bruto, es decir, un billón 602 mil 986 millones 130 mil pesos. Por supuesto que muchísimo más que el robo en tiendas departamentales y de autoservicio.
Por eso la urgencia de que los legisladores, diputados y senadores, aprueben el Sistema Anticorrupción.
Para la segunda etapa del actual gobierno, con miras a la sucesión en el 2018, hay tres cabezas de grupo de poder político real, con estructura e influencia en la competencia por la candidatura presidencial del PRI.
El primero, en orden alfabético por su apellido, tiene su centro de operaciones en Insurgentes Norte, el segundo en Bucareli (centro) y el tercero en Constituyentes (poniente).
Manlio Fabio Beltrones Rivera acaricia la idea de ser nominado desde el proceso anterior, cuando titubeó en participar y arrancó con retraso su campaña, muy atrás de Enrique Peña Nieto.
Es el político con más experiencia, con más trayectoria, más identificado con la militancia y que explica su arribo a la dirigencia de su partido. Tiene de su lado a la mayoría de los gobernadores.
Alumno (subsecretario) de don Fernando Gutiérrez Barrios (RIP), con el que trabajó y aprendió en la Secretaría de Gobernación. Diputado, senador y gobernador de Sonora. Amigo de Luis Donaldo Colosio y relacionado con el ex presidente Carlos Salinas.
Cuenta con aliados dentro y fuera de su partido. Es alto su grado de aceptación en los medios de comunicación. Tiene colaboradores leales en los poderes ejecutivo, legislativo y judicial. La frase “colmillo retorcido” lo describe, no hay otro igual en la política nacional.
Por algo, el mismo Andrés Manuel López Obrador ha dejado correr la versión de que le teme al sonorense, sobre todo por ser un personaje informado, con expedientes confidenciales.
Está en una posición ideal para buscar la candidatura presidencial, siempre y cuando pueda esquivar el fuego amigo o las patadas por arriba y debajo de la mesa, una vez que se aproxime el tiempo de la nominación.
Miguel Ángel Osorio Chong representa el grupo Hidalgo. Está en la secretaría que, por lo menos en el papel, tiene la mayor fuerza política. Empezó con la aureola de supersecretario. No la ha perdido del todo. Se ha mantenido a pesar de la fuga de Joaquín Guzmán Loera. Supo eludir el escándalo del subsecretario ecologista Arturo Escobar.
Ha sido diputado y gobernador de Hidalgo, encargado de la seguridad (Ayotzinapa, Tlatlaya) y la política nacional. Su principal éxito público fue la negociación con los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional. También contribuyó a restarle activismo al movimiento disidente de la coordinadora magisterial. En derechos humanos, los hechos contradicen su discurso.
Sus aspiraciones repuntarían y volvería a la cabeza de la competencia interna solo si Guzmán Loera “El Chapo” fuera recapturado.
De cualquier manera, es innegable que es un personaje influyente, con vínculos óptimos en Los Pinos.
Luis Videgaray Caso es el que tiene más grados académicos de la trilogía. Doctor en economía, con especialidad en finanzas públicas, por Massachusetts Institute of Technology. El más cercano de los tres a Enrique Peña Nieto. Forman parte de su equipo Aurelio Nuño y Antonio Meade, secretarios de Educación Pública y Desarrollo Social.
Su poder e inteligencia son reconocidos por propios y extraños. Dejó testimonio de su influencia en la elección de Norma Piña y Javier Laynez como nuevos ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Alumno de Pedro Aspe Armella, quien fuera secretario de Hacienda en el gobierno de Carlos Salinas.
¿Si es cierto que es muy inteligente, entonces por qué no saca al país de la crisis?, es la pregunta y crítica que le hacen.
También hay un sector que no ha dejado de reprocharle la forma en que adquirió su casa de Manilalco.
Estos son los tres aspirantes con poder real para competir en el PRI por la candidatura presidencial.
Esta vez la historia que te contaré tiene que ver con la elección del nuevo rector en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) sobre la solicitud de cuatro personas para garantizar su derecho a fumar marihuana y la decisión del Senado para que la medalla Belisario Domínguez sea entregada en este 2015 al empresario Alberto Baillères.
Hay en los dos primeros casos un ejercicio de autonomía y en el tercero de mayoría, que evidencian el funcionamiento de las instituciones aludidas y la actuación de sus integrantes.
En la UNAM el término que más se subrayó y repitió fue el de autonomía. Desde que se abrió el proceso interno. Lo mismo hicieron cada uno de los candidatos y con esa palabra se blindó la junta de gobierno de la universidad nacional. No fue electo el que arrancó como favorito, tampoco le funcionó ser el primero en divulgar sus aspiraciones, ni sus méritos, que los tiene, le alcanzaron para convertir en realidad su sueño como académico. Incluso, en la búsqueda de ese objetivo, no vaciló en renunciar al sueldo de subsecretario de gabinete.
Ni siquiera el que hubiera contado con las simpatías del doctor José Narro le garantizaron el triunfo y mucho menos la versión no confirmada de que tenía la bendición de Los Pinos. Por encima de cualquier supuesta presión o interés externo, se impuso la autonomía. La decisión deja sin argumentos a quien pretenda cuestionar el veredicto y sembrar la sospecha de que responde a factores o cuotas ajenas a la casa de estudios.
Enrique Luis Graue es el nuevo rector porque así lo resolvieron los miembros de la junta de gobierno, nadie más. Si acertaron o se equivocaron, se verá en el desempeño del médico. De lo que deben estar orgullosos los pumas es de que se trata de un producto de su autonomía.
La resolución de los ministros de la primera sala de la Corte que se pronunciaron a favor del reclamo y derecho de un cuarteto de ciudadanos a decidir si fuma o no marihuana (asegura que no es adicto), también corresponde a un ejercicio autónomo. Las advertencias de voces oficiales y conservadoras no causaron el impacto que esperaban en los juzgadores. Sin embargo, en este caso, el tema tiene dividida a la población, hay aristas que no están pulidas. El asunto es mucho más complejo, aunque exista una corriente que desde hoy pregone que tarde o temprano se va a legalizar la marihuana, todavía persiste la interrogante de si esto va a beneficiar o por el contrario, ahondar la descomposición social.
En el Senado, la mayoría ha determinado que la máxima condecoración que otorga este cuerpo legislativo, la medalla Belisario Domínguez, sea en este 2015 para Alberto Baillèlres.
Algunos han objetado la decisión porque Don Belisario fue un legislador que se distinguió por defender la libertad de expresión y no le ven cualidades similares al empresario.
Sin embargo, el decreto que en 1953 creó la condecoración señala: “se crea la Medalla de Honor “Belisario Domínguez del Senado de la República para premiar a los hombres y mujeres mexicanos que se hayan distinguido por su ciencia y su virtud en grado eminente, como servidores de nuestra patria o de la humanidad”.
Baillères no solo es dueño de la tienda Palacio de Hierro, de aseguradoras y empresas mineras, también hay que decir que dio vida a la Fundación Mexicana por la Salud y ha contribuido a darle prestigio a la educación superior a través del Instituto Tecnológico Autónomo de México.
Sobre su comportamiento como patrón, no conozco a nadie de sus empresas que se haya quejado de su condición laboral ni tampoco he leído ni escuchado que en alguna de ellas se hayan organizado los trabajadores para protestar o colocar la bandera rojinegra.
Es un personaje cauteloso y medido en sus declaraciones de prensa, no se ha caracterizado por dar entrevistas. Está de plácemes porque acaba de estrenar la ampliación de su Palacio de Hierro en Polanco de la ciudad de México. En la zona donde según sus palabras, conoció a su primera novia, cuando era niño (página 36 del no. 140 de La Gaceta de El Palacio de Hierro, correspondiente a la primera quincena de noviembre).
Su misma Gaceta lo califica de “visionario” (“que se adelanta a su tiempo o tiene visión de futuro”, es la definición de la Real Academia Española) y le hace una breve entrevista de la que entresaco tres frases:
1.-“…este país es llamado a la grandeza, y lograremos ser un país del primer mundo más pronto que tarde”.
2.- “Tenemos todos los recursos naturales y materiales para lograrlo (ser un país del primer mundo), así como un pueblo maravilloso”.
3.-“…la mejor decisión para lograr un sueño o un proyecto es la paciencia”.
Así que Baillères, por lo que ha hecho y piensa, es más que totalmente palacio.
El respeto humano se ha degradado, ya no se hace diferencia entre el bien y el mal, lo que importa es salirse con la suya; mentir, engañar o burlar la norma con tal de alcanzar sus propósitos. ¿El que no transa, no avanza? La moral y la ética se han vuelto maleables, elásticas, cada quien tiene la suya. La lógica está rebasada por la conducta de las personas, no se actúa con sensatez y mucho menos con sentido común, es de todos los días.
Te voy a contar esta historia motivado por la actitud de un conductor particular que ignoró la luz roja del semáforo. Observé su rostro; muy lejos de apenarse por su falta, derrochaba soberbia, con una expresión que me hizo recordar a la cantante Lucero cuando trató de explicar el uso de fuerza y agresividad de su guardaespaldas que le había mostrado la pistola a los periodistas. “¡Y….Y….!”, exclamaba ante el reproche de los reporteros.
El conductor no dijo nada pero altivo alzó su cara y le vi en su frente una “¡Y…!” imaginaria. Me quedaba claro que si le reclamaba estaría expuesto a una agresión verbal, por lo menos.
-¡Que Dios lo bendiga!- mi mensaje mental.
Ya lo “normal” no es detener el auto ante la luz roja, es mirar de un lado a otro y si no está a la vista una patrulla o agente de tránsito, seguir sin importar los riesgos de un accidente.
Así, muchas y cotidianas imágenes.
El microbusero especialista en competir con sus compañeros a ver quien llega primero a la base y seguro tiene el récord de no acatar las señales de tránsito. Automovilistas que ahora creen que los topes en las calles son para ver quien logra pasarlos más rápido. Automóviles que ya no están equipados con cenicero, sino con entrada para USB, GPS y, el conductor que con “normalidad” tira la ceniza de su cigarro y la colilla en calles, avenidas, ejes viales y segundos pisos. Televisora que impulsa campaña para tener ciudades limpias y ciudadanos que sin rubor depositan su basura en la vía pública.
El reflejo social de hoy. Ciclista que se cree con derecho a circular por la banqueta o en sentido contrario en las calles. El dueño de una mascota que echa en bolsa de plástico el excremento y, en la primera oportunidad, cuando supone que nadie lo ve, la tira en la banqueta. Los que no pueden comer sin el teléfono celular en la mano o en la mesa. El franelero que fija tarifa según la demanda y hasta 200 pesos si te quieres estacionar cerca del palacio legislativo de San Lázaro en días de sesión. El que se sube al transporte público y se abre paso a empujones, en vez de pedir permiso o solicitar por favor que lo dejen entrar o salir. Estacionarse en doble fila, dar vuelta prohibida o ir atrás de la ambulancia.
El periódico que da cuenta de la aclaración de las autoridades de que no hay “crimen organizado” en la ciudad de México. ¿Entonces es el “desorganizado” el que tiene insegura la zona metropolitana?. Dos columnistas que en el mismo diario tienen posiciones encontradas sobre un hecho sangriento en un pueblo de Michoacán. Un ex dirigente de partido que le parece folklórico llamar “pendejo” a su adversario. El máximo tribunal de justicia, con la obligación constitucional de ser expedito en sus actuaciones, decide tomarse una semana más para analizar si determina legal o no el consumo de marihuana, un debate que en el país y en el mundo, suma años. ¿Ya es “normal” que la justicia sea lenta?.
Una revista política que en otros tiempos presumía investigaciones periodísticas, ahora resulta que tiene entre sus fuentes a una revista de espectáculos, que tampoco revela ni precisa sus informantes.
Ya nadie se sorprende ni se espanta del político que dice mentiras o que cuando se equivoca nunca lo acepte. Es otra “normalidad”, otra “moral”, otra “ética”, otra “lógica” para entender la realidad.
Que las gasolineras vendan litros que no son litros, también ya es “normal”. Construir edificios sin respetar uso de suelo, igual, una “normalidad” más. La comisión o “moche” que pagan proveedores y prestadores de servicios, tema ancestral del dominio público. Hablar de “encharcamientos” en vez de inundaciones, “normal”. Calles y banquetas deterioradas, “normal”.
Economía enferma, distribución inequitativa con dinero en las mismas manos y cada vez más pobres. Por la tercera investigación y todavía sin saber qué pasó con 43 estudiantes. Partidos que perdieron su registro y que encuentran la forma de sobrevivir unos días más. La exigencia del nombramiento de ministros perfectos, vírgenes y puros, sin amigos o “cuates”, sobrehumano, cuando la clave es que entiendan el valor de la imparcialidad y que se les paga para cumplir la ley.
Dudar de todo lo que hace el de enfrente y hasta del comportamiento de la naturaleza, como si un huracán se pudiera fabricar en una casa presidencial o en una secretaría de gobierno o Estado. Creer que es acertado y exitoso hacer campaña para la elección del 2018 en una revista elitista. El conductor de televisión que tiene que repetir invitados para que hablen de sus tres películas favoritas (entonces ya serían seis o más) en un país de más de 100 millones de habitantes. Grabaciones telefónicas que supuestamente nadie sabe quien graba.
Demasiadas “normalidades”, que se da por hecho solo cometen otros, la paja en el ojo ajeno; descomposición social que parece irremediable.
¿Y si todos hacen lo correcto? ¿Y si se rescatan la moral y ética?
Lo más sencillo y fácil es acusar a los titulares de las instituciones de violar derechos humanos.
Es cierto que hay fallas, equivocaciones y actuaciones indebidas con graves y hasta fatales consecuencias, pero resulta desmesurado generalizar.
Como en otras ocasiones, con pruebas en mano, te platicaré de un episodio que involucra a las secretarías de Gobernación y de Hacienda, lo que de ninguna manera significa que Miguel Ángel Osorio Chong y Luis Videgaray Caso sean los responsables.
Sería indebido señalarlos cuando su preocupación, su discurso, su convicción es que se cumplan los derechos humanos. Es imposible que vigilen a cada uno de sus colaboradores o empleados de su dependencia.
Lo mismo se puede decir de los secretarios de la Defensa Nacional o de Marina o del propio presidente de la República. Lo que ellos quieren es que se respeten los derechos humanos.
Bien ha dicho el general secretario Salvador Cienfuegos Zepeda que los militares no decidieron por su cuenta salir a la calle. Hay que recordar que en el sexenio anterior Felipe Calderón, como jefe de las fuerzas armadas, ordenó una “guerra” que todavía no acaba.
Hay consenso en que era obligado reforzar la lucha contra la delincuencia, solo que más inteligencia, no con fuerza. Lo peor es que cuando Calderón tomó esa decisión, se carecía de una coordinada estrategia. No se pacificó ni el estado natal del ahora ex mandatario.
Si en el caso que te cuento no es correcto acusar a Osorio y Videgaray, una vez enterados, tampoco pueden ser omisos, porque la bola de nieve que rueda, no deja de crecer.
Por lo que toca a la Segob, resulta que desde hace casi dos años existe una demanda de indemnización en el Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa. La dirección jurídica de la Comisión Nacional de Seguridad, que depende de dicha secretaría, se opone al pago, a pesar de que la Ley General de Víctimas establece que aplica la ley que más favorezca a la víctima. La tortura está comprobada y la autoridad responsable está confesa. El expediente tiene el número 8990/15-17-02-1. Po su importancia, el asunto fue turnado al pleno de magistrados del citado tribunal federal.
¿Te imaginas si el día de mañana los organismos internacionales defensores de los derechos humanos conocen a detalle este asunto? Es obvio que no van a culpar al funcionario medio por oponerse a pagar una indemnización por tortura.
En el caso de Hacienda, el Sistema de Administración Tributaria, a cargo de Aristóteles Núñez, ordenó el pago de una multa y, embargo, de no hacerse la liquidación correspondiente. La multa se pagó. El error es que la fundó en una sentencia que no existe.
Lo que llaman número de crédito es H-1650943 y el número de documento determinante: OF.259-II-CP-103/2012-II.
Por supuesto, reitero, ni Osorio ni Videgaray son responsables, tampoco Aristóteles, nada más que ellos son los que al final tienen que dar la cara cuando falla alguno de sus colaboradores.
La decisión presidencial en la elección del candidato a la presidencia de la República es cierto que es unipersonal pero sin duda considera diversos factores y circunstancias. Nunca una será igual a otra aunque sea tomada por la misma persona. Tampoco los colaboradores del mandatario se pueden anticipar o dar por hecho que va en tal sentido.
Más de uno se ha equivocado en el pasado priísta. ¿Te acuerdas de Alfredo del Mazo que sentía que era suya la candidatura presidencial? ¿Y qué dices de Manuel Camacho Solís (QEPD) quien supuso que tenía la bendición de Los Pinos e hizo su berrinche cuando el favorecido resultó Luis Donaldo Colosio?. Años más atrás, Mario Moya Palencia (QEPD) se quedó vestido y alborotado; se fue con la finta, le fallaron sus servicios de inteligencia en la Secretaría de Gobernación. Ejemplos sobran. El punto claro es que la decisión solo la conoce el propio presidente y así seguramente será para definir la candidatura del 2018.
De las decisiones que hasta ahora ha tomado el presidente Enrique Peña Nieto hay dos que parecieran marcar un patrón. La de Eruviel Ávila Villegas en el estado de México y la de Manlio Fabio Beltrones para la dirigencia del PRI. En ambos casos optó por el consenso, por los más aceptados al interior de su partido y con mayor proyección hacia fuera. Lo hizo aun cuando ninguno de los dos estaba en el primer círculo de su equipo y afectos. Por lo tanto, hay quien pensaría que lo mismo hará en la búsqueda de su relevo.
No hay garantía de que procederá de la misma manera. Los tiempos serán otros, también las circunstancias. Roberto Casillas, quien fuera secretario particular de José López Portillo, escribió de este mismo tema en su libro La Decisión Presidencial, editado en 1983. Su información recabada en el poder, nada que le pudiera haber revelado de manera directa su jefe.
“El presidente se puede equivocar”, dice Casillas en su texto. No solo para el caso de la sucesión sino en otros asuntos. Razonable porque como todos, es humano, con aciertos y desaciertos. El mismo pontífice o Papa se equivoca o se ha equivocado. Nadie es perfecto.
Entonces, en este contexto, la decisión sobre la próxima candidatura presidencial priísta será única y exclusivamente de Enrique Peña Nieto. Los adivinadores sobre el “tapado” o “destapado” se volverán a equivocar.
Sin embargo, quien resulte favorecido, de ninguna forma podrá dar por hecho que ya tiene amarrada la silla presidencial. Los tiempos son distintos y la sociedad año con año sorprende con su voto.
Cada vez hay una mayor valoración a la hora de emitirse el voto. Se premia y se castiga. La alternancia ya no es excepcional. Ocurre para todos los cargos de elección en México.
La decisión presidencial es de una persona; la elección del próximo presidente corresponde a millones de mexicanos.
La idea de apoyar a un candidato independiente para el 2018 empieza a tomar forma en la sociedad, sobre todo después de ver el resultado de las elecciones en el estado de Nuevo León.
Temen los partidos rancios en México que surja una figura ajena a su militancia y les gane la presidencia.
Por eso, dalo por hecho, harán lo que esté a su alcance para tratar de evitar el crecimiento de un personaje con esas características. Quien asome la cabeza con aspiraciones de gobierno, va a tener que resistir las críticas para desacreditarlo y dejarlo fuera de la competencia.
El primero que levantó la mano, sin experiencia alguna en la política, sin militar en ningún partido político, ha sido el ingeniero Rodolfo Neri Vela, científico, astronauta, con doctorado en radiación electromagnética por la universidad británica de Birmingham. Se hizo popular a partir de que fue seleccionado y voló en una nave de la NASA, Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio de los Estados Unidos de América.
Son contados los medios que se refirieron a sus aspiraciones políticas y ha sido escaso el interés por conocer más de sus planes o porqué ha tomado esa decisión, cuando toda su vida la ha dedicado a la ciencia. En la actualidad da clases en la UNAM.
Hubo mofa para intentar anularlo de una buena vez o desanimarlo. Con tono burlón no faltó quien dijera que su cabeza está en la luna cuando está claro que hoy tiene los pies sobre la tierra y sabe lo que sufre el país. Los medios prefirieron ocuparse de Margarita Zavala porque supo ganarse sus simpatías desde la comodidad de la silla de primera dama y no es una aspirante con posibilidades para regresar a la residencia oficial de Los Pinos. Fue parte de un gobierno que desangró a la nación y empobreció a más mexicanos.
El riesgo que ven los partidos es que en el momento en que alguien cautive a la sociedad, desde ahora, después va a resultar mucho más difícil frenarlo. No vaya a ser que haga efectiva la frase del extinto Manuel “Maquío” Clouthier: “esto ya no lo para nadie”.
Por lo pronto, aunque no les guste a unos o a muchos, el doctor Neri (63 años) ya está apuntado en la lista de prospectos para buscar una candidatura independiente en el proceso electoral del 2018.
Jaime Rodríguez Calderón (57 años) “El Bronco”, aunque ya anticipó que está resuelto a concluir los seis años como gobernador de Nuevo León, si tuviera un magnífico desempeño, la sociedad podría disculparle la falta a ese compromiso y darle la estafeta para la presidencial. Han puesto en duda su independencia porque militó 33 años en el PRI, pero también se han puesto la misma camiseta el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y Andrés Manuel López Obrador. “El Bronco” es ingeniero agrónomo.
Manuel Clouthier Carrillo (53 años), hijo del famoso “Maquío” quien compitió por el PAN a la presidencia de la República. El heredero del nombre y la fama lo intentó como independiente en el 2012, sin lograr el registro porque la ley electoral todavía no abría esta posibilidad. Ya fue diputado federal panista y el 7 de julio pasado consiguió su boleto de regreso a la Cámara de Diputados como candidato independiente. Es un personaje que sabe de medios, dirigió los periódicos Noroeste de Sinaloa.
Juan Ramón de la Fuente (63 años) nunca ha sido militante de partido político. Es médico psiquiatra. Fue secretario de Salud en el gobierno de Ernesto Zedillo. Rector de la UNAM de 1999 a 2007. Ha intentando ser candidato de todas las fuerzas políticas o por lo menos de las principales. Tiene una imagen respetable. Aficionado a la tauromaquia. Está a favor de la legalización de la mariguana.
José Woldenberg (en septiembre cumple 63 años), doctor en ciencias políticas por la UNAM. Como consecuencia de su lucha sindical, estuvo preso unos días en el Reclusorio Norte. Político de izquierda. Militó en el Partido Socialista Unificado de México, en el Mexicano Socialista y el Partido de la Revolución Democrática. Fue el presidente del IFE más distinguido. Actor y testigo del proceso de transición en el 2000, la salida del PRI y el ingreso del PAN o de Fox a Los Pinos. Personaje influyente y conciliador.
De los cinco, sólo el doctor Neri ha levantado la mano. Los otros cuatro no han dicho nada al respecto pero es indiscutible que tienen perfil para competir con la bandera independiente y preocupar al partidismo rancio.
Por supuesto que no es casual el repunte de un candidato independiente en el proceso electoral de Nuevo León, en la entidad donde viven la mayoría de los más ricos de México. Es un ensayo que debe verse con más detenimiento y con miras al 2018.
El desgaste de los partidos es innegable aunque a veces pareciera que los mismos partidos no quieren darse cuenta de esta situación, porque no se ve que hagan algo para remediarla, en nuestro país y en otras partes del mundo, el problema no es exclusivo. Y si alguno está haciendo algo, por lo menos hasta ahora, no hay visos de que haya cambiado la percepción de una sociedad decepcionada por los resultados cuando son gobierno.
Si el experimento funciona, da por hecho que la candidatura independiente se volverá una opción en las próximas elecciones presidenciales. Todavía falta que Jaime Rodríguez, El Bronco, gane los comicios del siete de junio en la entidad del norte. Después, observar lo que hace para gobernar, conocer la integración de su equipo y la relación con los otros poderes, con el poder judicial y legislativo. Saber hasta donde llegan el entendimiento y los acuerdos.
A primera vista diría que los legisladores de partido le complicarían la vida al obstaculizar sus iniciativas, pero no es tan simple, un gobernador independiente, con autoridad moral, exhibiría a quienes no quieren servirle a la sociedad. No creo que partido alguno aguante la presión social o la exigencia de que apruebe lo que puede mejorar la calidad de vida de todos.
Esa autoridad moral también daría lugar a una relación de respeto con el poder judicial. La rivalidad no convendría a ninguna de las partes, las tareas para cada uno están definidas en la ley. E igual, los gobernados estarían atentos para evaluar su desempeño.
Suponer que El Bronco va solo en el ensayo de Nuevo León y que está condenado al fracaso, significaría subestimar la realidad. El hartazgo de la sociedad por la actuación de los partidos es un hecho; por eso hay expertos y gente que han decidido buscar alternativas.
Aclaro que no digo que los partidos entraron en un proceso de extinción, pero más les vale corregirse para frenar la caída, volverse a posicionar, recuperar confianza y credibilidad. Al final, es lo que pregonan, buscan el bienestar de la población en todos los sentidos.
Si funciona El Bronco, sigue el 2018. Las posibilidades de un candidato independiente, además de sus méritos propios, dependerán de lo que hagan y dejen de hacer los partidos.
De no rectificar, muchos mexicanos van a considerar votar por un candidato independiente.
¿Quién podría ser ese candidato? ¿Hay o no prospectos?
Anote por lo pronto los nombres de Juan Ramón de la Fuente y José Woldenberg, aunque seguro no son los únicos con perfil para competir.
Cada quien tiene su propia foto de México, su personal descripción, hay quien la ve toda negra, otros velada, distorsionada y no falta quien observe un mundo maravilloso o en camino a la salvación.
Todavía recuerdo la frase repetida por el vetusto líder obrero ya extinto, Fidel Velázquez, de “quien se mueve no sale en la foto”, en referencia y como advertencia para los compañeros de su partido que pretendieran anticiparse en la carrera por la sucesión presidencial.
Sin duda hay fotos memorables, tomadas de manera casual, espontánea o preparadas. Así tenemos la que captó la explosión de la bomba atómica, la niña desnuda que corre en la carretera víctima de la guerra en Vietnam, el joven estudiante que se paró frente a una columna de tanques chinos, la del famoso Che Guevara, el marinero que besa a una mujer en Times Square en Nueva York, el primer vuelo aéreo y tantas otras que han captado momentos históricos.
Los que hacen encuestas, sobre todo de carácter político o electoral, para justificar sus errores, desatinos o resultados ajustados a los intereses de su cliente, también utilizan la palabra foto. Significa el registro de un periodo, de un espacio de tiempo, de una fecha, de una día, semana o mes, no hay garantía de que eso vaya a suceder en las elecciones. Tiene su parte de razón, pero en el fondo, en este caso, el encuestador trata de explicar y justificar su ganancia, el cobro por su consulta.
Ahora, la foto de México y del mundo, la que retrata la realidad social, la situación económica, conflictos armados, inseguridad, cambia de un día para otro. La foto que se toma hoy es muy probable que no coincida con la del día siguiente porque la sucesión de hechos es impresionante. Y la rapidez con que operan las nuevas herramientas de la comunicación, el Internet, las redes sociales, a veces hacen que la percepción se modifique en horas o en menos tiempo.
Para muchos es preferible ajustar la foto a sus propios intereses, ver lo que quieren ver, todo negro, todo blanco o todo rosa. La verdad es que en esa foto hay variables, matices. Aciertos y desaciertos, errores, desatinos, corrupción, delincuencia, impunidad, violencia, pobreza, riqueza, desarrollo, desaceleración, devaluación, descubrimientos científicos, éxitos deportivos y tecnológicos, volcanes en erupción, terremotos, bellezas naturales, inundaciones, animales en extinción. Hay de todo.
Mi abuela se divertía con Jacobo Zabludovsky cuando era el titular del noticiero del canal de las estrellas. Esperaba a que le diera la cotización del peso en relación con el dólar. Una vez obtenida la información del periodista de la televisión, bromeaba: “quiero comprar los dólares a Jacobo, porque los vende por debajo del precio de los bancos y casas de cambio”.
La verdad, hay que admitirla, ni todo está perdido ni todo está perfecto, ni todo es malo ni todo es bueno. Al final se supone que todos quieren una mejor vida para la sociedad, entonces porqué no jalar la carreta en esa dirección, hacer a un lado pleitos y autodestrucción, ocuparse en la construcción, en la reconciliación y en lo positivo, en lo que da paz y tranquilidad, en la aplicación de la justicia, en la armonía.
Trabajar por la foto sin retoques ni photoshop, en la que todos sonrían sin necesidad de pedir que digan “whisky”.